Fase 2: Generación, un nuevo comienzo de la NaciónEnrique de Diego.Andaba el que suscribe dedicado a tareas de activismo político, a la vista que la tormenta que se estaba cerniendo y de que nadie hacía nada, con el partido Regeneración, cuando don Antonio García Trevijano, con su claridad de ideas y rápida lucidez mental, me dijo “regeneración…se puede regenerar lo que existe, debe ser generación” porque la sociedad civil no ha existido nunca y la libertad política, su idea fuerza, está por conquistarse.
¡Cuánta razón llevaba el insigne don Antonio cuando decía que la idea proviene de la acción, del hecho! Por los vericuetos y meandros de la acción política desesperada con la Plataforma de las Clases Medias y del partido Regeneración, que se presentó a las elecciones municipales al Ayuntamiento de Madrid, he llegado a las mismas conclusiones, más tarde, aprendiendo de él, que don Antonio, el condenado pro el sistema al más brutal ostracismo, el que nunca cedió porque quería mantener la llama viva de la libertad política colectiva, de la libertad de todos y cada uno, de la salvación de la Patria y de todos sus hijos.
Generación, en efecto. La sociedad civil no existe; lo que existe es una ficción corrompida mediante subvenciones, una¡ auténtica trama tupida de organizaciones al servicio del Estado de partidos y que reciben su contrapartida en forma de regalías y componendas. Empezando por la patronal, sindicato del crimen para obtener beneficios prebendarios y concesiones administrativas a las empresas representadas. Después, los sindicatos, con esa figura del liberado, dedicados a la opresión del obrero, a cambio de suculentas subvenciones. Siguiendo por las organizaciones no gubernamentales, que no hacen honor a su hombre, porque son gubernamentales. De todo hace el Estado de partidos negocio, todo lo corrompe mediante la dilapidación del dinero público: asociaciones de consumidores sin asociados, asociaciones de vecinos, feministas de diverso pelaje, memorialistas del trinque y el pilla pilla presupuestario. Toda una selva de trincones y ladrones por donde se pierde el dinero del sufrido contribuyente. Dan ganas de gritar el viejo lema de la Plataforma de las Clases Medias: ¡Con mi dinero, no! Ya basta de los humanitarios con dinero público, con los ecologistas y los animalistas, los del cambio climático y los de la igualdad de género…Quien quiera resolver un problema, con su dinero, no a costa de los demás, porque nunca resolverá ninguno y creará otro nuevo, angustioso, el exterminio de las clases medias y la distopía de una sociedad de amos y esclavos.
Generación, en efecto. La sociedad española tiene que generar, mediante una auténtica revolución, la sociedad civil, sana, fuerte, con principios, con dignidad. Tiene que crear organizaciones propias que barran las existentes, que se incaute de sus bienes. No hay tradición para la República Constitucional; es una generación ex nihilo; es un nuevo comienzo que se dará con dolores de parto, como todo alumbramiento. Los medios de comunicación tendrán que ser generados. Atresmedia y Mediaset desaparecerán; tendrás que ser expropiados sin justiprecio, las licencias sacadas a pública subasta para ahorrar dinero al contribuyente, y las actuales empresas no se podrán presentar. Hay que abrir las mentes a los nuevos tiempos, a la alborada de la España democrática, con separación de poderes. Pensar a los grande, porque todo es posible a los audaces, a los que quieren ganar su supervivencia y conquistar su libertad, cueste lo que cueste, al precio que sea, por la senda dura del sacrificio y del ideal; quiero tu libertad, porque ansío la mía. Vamos, todos juntos, hacia el nuevo comienzo de la nación.
Tengo que daros muy buenas noticias. “República Constitucional”, síntesis, catecismo, cuaderno de bitácora del ideario de don Antonio, está a punto de estallar, de entrar decididamente en conseguir la masa crítica necesaria, que hará la República Constitucional imparable, con el sector laocrático ilustrado, preparado en las ideas para la acción, que derribará los muros podridos del Estado de partidos cuyos cimientos están basados en un lodazal de corrupción. Hay ya todo un fenómeno de recomendar el libro, de regalarlo a amigos y familiares, de difundirlo, de promocionarlo, que está constituyendo una fuerza irresistible que va romper los diques donde se acumula la ponzoña. Fuerza y honor.
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