La guapísima Mariola ha hecho una fortuna inmobiliaria; Merry se ha casado con un millonario salvadoreño, Cristóbal pasó un mal rato por el accidente de un hijo... Así viven los Franco más anónimos en la semana en la que la Justicia ha vuelto a paralizar la exhumación de su abueloLOS FRANCO MÁS DESCONOCIDOSMARIOLA, CRISTÓBAL, ARANCHA Y MERRY..., ASÍ SON LOS NIETOS DE FRANCO MÁS ANÓNIMOS. Aunque no quieren figurar, LOC descubre qué ha sido de los nietos menos mediáticos de Franco. Pese a sus diferentes destinos económicos están unidos en su lucha por evitar la exhumación de su abueloMARÍA EUGENIA YAGÜECUATRO DE LOS SIETE NIETOS DE Francisco Franco y Carmen Polo, Mariola (66), Merry (62), Cristóbal (60) y Arancha Martínez-Bordiú (56), han conseguido sobrevivir a la notoriedad de su abuelo y del clan familiar con una discreción poco habitual en personajes tan mediáticos. Mientras Carmen (68) y su hermano Jaime (54) han sido protagonistas habituales de la prensa social –y en ocasiones de las páginas de sucesos–, el mayor de los varones, Francis Franco (64), apellidado como su abuelo para perpetuar tan histórico linaje, aparece puntualmente en las noticias por polémicas de distinta índole.
En plena tormenta política por la exhumación de los restos del dictador o el reparto de la herencia de Carmen Franco, los siete hijos cumplen a rajatabla el pacto acordado tras la muerte de su madre en 2017: No decir palabra sobre estos espinosos asuntos. Años antes, algunos de los cuatro nietos memos conocidos, conseguían empezar a vivir casi en el anonimato.
A María del Mar,
Merry, le costó tiempo y sobre todo disgustos escapar de su propia fama. Su matrimonio con Jimmy Giménez–Arnau en el Pazo de Meirás en 1977, dos años después de la muerte de su abuelo, ya no estaba blindado por la censura del franquismo. El novio negoció personalmente con la revista
¡Hola!, el reportaje exclusivo de la boda por un millón de pesetas, una cantidad enorme para la época, pero tanta notoriedad puso a la pareja a tiro de una prensa que le tenía ganas a los Franco después de tantos años de mordaza.
Giménez–Arnau también contribuyó a convertir su breve matrimonio en un escaparate de despropósitos, publicitados demasiado a menudo por los medios. Dos años después de la boda, sin ocupación concreta, instalados en un viejo caserón de los Franco sin calefacción y cada día más distanciados a pesar del nacimiento de su hija Leticia, Merry dejó a su marido y se fue lo más lejos posible, mientras Giménez–Arnau empezaba a desvelar públicamente intimidades de su matrimonio y de la familia Franco.
Madre e hija iniciaron su exilio, primero en Canarias, donde Merry empezó una relación con el entrenador personal Greg Tamler que duró varios años, y luego se fueron a las Islas Vírgenes y a Estados Unidos. Ahora vive en Miami, donde reside su hija, casada en 2008 con Marcos Sagrera Paloma, un millonario salvadoreño. La boda de Leticia también se celebró en Meirás, como la de su madre.
UN SUEGRO REPUBLICANOA pesar de su etiqueta de “la más
hippy de los Franco”, amante de la vida sana y los deportes, (hace unos años la vimos pedalear por el barrio Salamanca de Madrid, cuando no existía el carril-bici), Merry ha participado en negocios familiares como la empresa inmobiliaria MarletMakai S.L., junto a su hermana Arancha.
Desde su boda con el abogado Jaime Ardid Villoslada en 1974, la última a la que asistió Franco en El Pardo, la prensa ha tenido pocas ocasiones de hacerle una foto a María de la O Martínez-Bordiú,
Mariola, la más guapa de las nietas de Franco y hoy todavía estupenda a los 66 años.
Hay diferentes versiones, pero algunos opinan que al dictador no le gustaba el novio de Mariola. Rafael Ardid era nieto de un general republicano que había sido condenado a trabajos forzados en La Coruña, pero finalmente el empeño de la pareja superó todos los obstáculos.
Aficionada al golf y al paddle, como su hermana Arancha, jugaban a menudo en el Club Puerta de Hierro, Mariola sólo ha aparecido en la prensa en ocasiones puntuales; como en el funeral por su madre. O cuando su hijo Jaime sufrió un grave accidente de tráfico en 2010. Y, naturalmente, como madrina de boda de sus tres hijos Francisco, Jaime y Javier. La última de estas ceremonias se celebró este 2019 en una iglesia de Oaxaca, en México, donde Jaime Ardid se casaba con Fernanda Estevez.
Hace dos semanas, la nieta más desconocida de Franco asistió a la inauguración del hotel Bless en Madrid, propiedad de la familia de su marido. Pasó desapercibida para las cámaras. Su hermana Arancha pedía que no le hiciéramos fotos: “Mariola y yo nunca hemos querido figurar en nada“.
Mariola es la única de las mujeres Franco que no se ha divorciado y la única con una carrera universitaria, Arquitectura. No ejerció la profesión, pero desde su entrada en la familia Ardid, magnates inmobiliarios, Mariola formó parte de esos negocios. Además de consejera de la empresa agrícola Arroyo de La Moraleja junto a sus hermanos José Cristóbal y Francis, forma parte de otras entidades dedicadas a este sector y también a la hostelería, por parte de su marido.
La sociedad hostelera de la familia Ardid Villoslada, es el Grupo Didra, promotor también de urbanizaciones de lujo como Montepríncipe y El Encinar. Jaime Ardid Martínez-Bordiú es el hijo de Mariola más activo en la empresa.
Del que menos se sabe ahora y del nieto de Franco que menos se habla es de José Cristóbal. Y eso que estuvo casado con la famosa modelo y presentadora, José Toledo. La atractiva canaria ha querido siempre separar su imagen pública de su vida privada y Cristóbal, por su parte, estar a su lado sin llamar la atención, dejando a su esposa todo el protagonismo. Su separación en 2017 después de 33 años de casados, sorprendió a todos, pero la discreción habitual de la pareja fue respetada por la prensa y evitó especulaciones innecesarias.
UNA FAMILIA NUMEROSA Carmen Franco quiso suplir la carencia de hermanos que vivió ella durante su infancia con una familia numerosa. Junto a Cristóbal Martínez–Bordiú tuvo siete hijos. Arriba, una imagen del nacimiento de de Arancha, el 16 de septiembre de 1962. Dos años después nacería Jaime, el último hijo. TERRIBLE ACCIDENTEEl quinto nieto de Franco empezó una carrera militar, siguiendo la tradición de su abuelo que hubiera querido un heredero con uniforme, pero abandonó el Ejército y se dedicó a negocios editoriales. Le gusta escribir, la fotografía, viaja mucho fuera de España y ha formado parte de Joran Producciones, una empresa de estudios de mercado y publicidad. Como algunos de sus hermanos, Cristóbal también participa en el negocio inmobiliario.
Después de su boda, Cristóbal y José Toledo se instalaron en Valdefuentes, la finca de recreo y caza de los Franco, de 800 hectáreas, en Arroyomolinos, al sur de Madrid, la joya más valiosa del enorme patrimonio de la familia y cita de importantes acontecimientos de los Franco. En Valdefuentes celebró su puesta de largo Carmen Martínez–Bordiú en 1969, con Manuel Benítez,
El Cordobés, entre los invitados. Y en la finca se casó en octubre de 2018, Francisco Franco III, hijo de Francis Franco y María Suelves, con la joven empresaria estadounidense Lian Lay Fornier. La boda reunió a toda la saga y también asistió José Toledo, que ya estaba separada de Cristóbal.
Franco compró Valdefuentes en los años 40 al conde de Romanones por tres millones de pesetas, 18.000 euros de entonces. El dictador soñaba con hacerla productiva, con ganado y cultivos, y poco a poco lo consiguió. Mientras Alberto Ruiz Gallardón era presidente de la Comunidad de Madrid, los Franco consiguieron que se cambiara la recalificación de rústico a edificable, lo que supuso construir en una esquina de la finca y unos impresionantes beneficios.
Cristóbal, su esposa y sus dos hijos, Daniel y Diego, vivieron en Valdefuentes durante su matrimonio y organizaron una escuela de equitación. En 2009, su hijo Daniel sufrió un terrible accidente de moto practicando trial en la finca, pero consiguió recuperarse.
Y precisamente fue Daniel, graduado en Dirección de Empresas, con quien Carmen Franco pasó los últimos años de su vida. El joven se instaló en el piso de Hermanos Bécquer para hacerle compañía a su abuela, encantada de tenerle cerca.
Arancha Martínez-Bordiú, tímida y discreta y la menor de las Franco, aparecía a menudo en las fiestas de Madrid de los años 80 junto a su hermano Jaime hasta que se casó con Claudio Quiroga Ferro, de buena familia coruñesa, hijo del presidente del club de golf A Zapateira, donde jugaba Franco, también director general de Unión Fenosa.
Claudio Quiroga tuvo un negocio de exportación e importación con China y es aficionado a los caballos, mientras Arancha se dedicó hace unos años a la encuadernación y a restaurar muebles. Ha sido apoderada de la empresa Marletmakai SL junto con su hermana Merry, pero su gran afición ha sido el paddle, que compartía con Silvia Villar Mir, la esposa de Javier López Madrid, el colega de yoga de Letizia.
Pazo de Meirás
edificio de Hermanos Bécquer
La Piniella, la finca asturiana de Carmen Polo
ADEMÁS DE LAS CASAS, VENDEN ANTIGÜEDADES
Los siete nietos de Carmen Polo se intentan deshacer cuanto antes del patrimonio familiar. Lo primero que pusieron en venta fue el Pazo de Meirás. La propiedad, que perteneció a la familia de Emilia Pardo Bazán y luego llegó a Franco por suscripción pública, sigue a la venta en la web de Mikeli, que la comercializa por ocho millones de euros. La inmobiliaria tiene muy buena relación con los Franco, especialmente con Carmen Martínez-Bordiú, quien se puso en sus manos para vender las dos casas que adquirió en Cantabria durante su matrimonio con José Campos. Ellos también venden La Piniella, la residencia que Carmen Polo heredó de sus padres, una de las mejores familias de Oviedo. Los nietos de Franco apenas han ido un par de veces a verla, sin embargo, la obsesión de su madre fue mantenerla en el estado de conservación que la tenía el general y su madre. A esa casa viajaban para que el dictador pescara salmones.
Además de esas dos casas, la propiedad que más interés tiene la familia en vender es el edificio madrileño que han heredado de su madre. Situado en el número 8 de la calle Hermanos Becquer, es la casa en la que murió Carmen Franco y en la que crecieron sus vástagos. Tal y como recordó Francis en un libro, su abuela compró inicialmente uno de los pisos por 40.000 pesetas a medias con la marquesa de Huétor de Santillán. Carmen Franco se mudó a ese piso a los pocos años de casarse con Cristóbal Martínez-Bordiú. Poco a poco, la mujer de Franco adiquirió el resto de viviendas y los locales.
La duquesa de Franco vivió, entre otras cosas, de las rentas que percibía por esta vivienda. Los pisos los alquilaban por 7.000 euros al mes y contaban abajo con dos locales comerciales. La finca tiene 5.814 metros cuadrados y los siete hijos de Carmen Polo la venden entera. Sólo ponen dos condiciones: piden 65 millones de euros y exigen que el comprador mantenga el alquiler de los locales comerciales de los bajos. “Han tenido varias llamadas, pero de momento no se ha materializado en ninguna oferta concreta”, cuentan desde el entorno. Los Martínez – Bordiú Franco parecen estar deseando deshacerse del patrimonio común. Prueba de ello es que uno de los nietos está ofreciendo objetos personales de Franco a los anticuarios del madrileño Barrio Salamanca. “Hace unos años me ofrecieron un Rolex de Franco”, desvela un profesional que tiene varias tiendas de antigüedades. Además, hace unos días en el Centro de Anticuarios Lagasca exponían un trofeo con forma de jarra de cerveza de plata que perteneció a los Franco y que vendían por 12.000 euros.
LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 8 DE JUNIO DE 2019