HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

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Assia
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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Dom 24 Feb, 2019 11:06 pm

Pedrito Sanchez: mas vale que te hubieras quedado en la Moncloa que me temo que te quedaras muy pocos meses para disfrutarla. Don Antonio Machado, no necesitaba ningun homenaje con 1 coronita sobre su tumba con la bandera espanola. NO ES UN HOMENAJE, ES UN INSULTO A MACHADO Y A DON MANUEL AZANA. A AZANA HUBO QUE ENTERRARLO CUBRIENDO SU ATAUD CON 1 BANDERA MEXICANA QUE PRESTO LA EMBAJADA O CONSULADO DE MEXICO PORQUE LOS NAZIS YA ESTABAN EN FRANCIA.

Hasta donde yo se, nunca ha faltado 1 ramillete de flores sobre la tumba de Machado. Y, ya sabras lo que dicen algunos intelectuales: '' SI FRANCO NO SALE DEL VALLE DE LOS CAIDOS, QUE MACHADO SE QUEDE EN FRANCIA.' Ya Don Antonio lo dijo (Creo) que en 1 corto poema:

'' LA TIERRA DONDE SE MUERE ES TU TIERRA'' Discupad si no recuerdo bien pero si alguien se acuerda, que por favor me rectifique.

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Sab 09 Mar, 2019 9:13 am

En el hilo politico escribi sobre ''la pajarraca o pajara'' como la llamo la kotorra Sakadosmostos. Hoy en EL PAIS, viene 1 articulo de la ''paqjara'' escrito por Guillermo Altares. NO SE SUBIRLO.
Titular de la opinion de este periodista o escritor: '' LA MEMORIA DE SIMONE DE BEAUVOIR... LA LITERATURA DE LA ESCRITORA FRANCESA CONTIENE UNA LECCION IMPORTANTE: NO SE DEBE DE ADMITIR COMO INEVITABLE LO QUE NO ES CIERTO....''
Con los anos de muerta que lleva Simone de B. aun sus libros son recomerndados y al parecer traducidos todos y publicados en espanol. Si algun colega quiere subir el articulo, GRACIAS POR ANTICIPADO. Y que esta kotorra llamara a la filosofa francesa ''pajara o pajarraca y lesbiana'' es para cachondearse de sus estudios Universitarios y pisotear a esa ''pobre amiga que solo studio EGB''

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HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Invitado » Lun 01 Abr, 2019 3:02 am

Un hipster en la España vacía (1)

El diario de una nueva vida.

Daniel Gascón


18 de febrero

Qué bonito es despertar aquí. Un poco antes de las 6 se oye el canto del gallo. No mucho más tarde oyes los primeros sonidos del pueblo que se despierta: Tomás con la mula mecánica, Javier con la mula mecánica, Rogelio con el tractor, Paco con la mula mecánica.

Me quedo unos minutos leyendo La España vacía en la cama. Luego, cuando suenan las campanas de la iglesia, salgo preparado, con una energía que no tenía en mucho tiempo. La sensación de estar haciendo algo importante de verdad, de estar en armonía con la naturaleza, pero también conmigo mismo.

¿Será la sensación de propósito? ¿Saber que estoy aquí, lejos de la frivolidad y la velocidad vacua de la vida moderna, implicado en un proyecto realmente importante, una iniciativa generosa y transversal?

Le pedí a mi tía que tomáramos leche de oveja. Ella dice que no, parece que la toma en tetra brik porque hace unos años tuvo brucelosis. Pero a primera hora va al corral, ordeña a la oveja y cuando bajo a la cocina tengo la leche hervida (tres veces). Es maravillosa la gente sencilla.

Yanis salta, está contento, espera en el patio cuando salimos. Me encanta ver lo contento que está aquí.



19 de febrero

Día de inspección en el pueblo.

Es agradable ir a la tienda. Saludas, pasas ahí un rato por la mañana, las mujeres del pueblo van contando sus cosas. La gente sabe mucho del tiempo. Hay dos tiendas. A una la llaman el estanco, aunque no es un estanco propiamente. La otra tiene puesto el nombre de Dardo en la puerta, pero todo el mundo la llama la de Lucía, aunque la que lo lleva no se llama Lucía (creo que era su madre).

He estado un tiempo buscando la sección de productos orgánicos, pero no la he encontrado. Tampoco he visto Hola Coffee. Preguntaré mañana. La dependienta estaba hablando con una señora, parecía una conversación importante.

He hablado con la secretaria (alguacila, la llaman) del ayuntamiento para ver si puedo ver al alcalde y explicarle el proyecto. Parece que está muy ocupado en la serrería.

Las noticias llegan por la megafonía del ayuntamiento. La secretaria lee los pregones. Siempre vienen anunciados por una jota antes.

Hay dos bares, el de la carretera y el de Roberto. El de Roberto se llama Tropezón pero todo el mundo lo llama el de Roberto. Casi todos los hombres del pueblo están jubilados o no trabajan. Por las tardes, unos van primero al de la carretera y luego al de Roberto, y otros van primero al de Roberto y luego al de la carretera. Todavía no tengo claro en qué grupo integrarme. ¿Me pasará como en el círculo, donde defendí una tercera vía, y acabé quedándome en tierra de nadie?

Por la tarde bajo a dar un paseo. Los ancianos (varones) juegan a la petanca en una explanada que unos llaman Banco de los Abuelos y otros Cruz de los Caídos. Es increíble cómo la polarización y el clima hostil de las redes sociales llega a un sitio tan alejado y apacible.

El atardecer desde allí es precioso. He intentado hacer una foto con Yanis para subirla a Instagram pero no había cobertura. Mañana volveré a intentarlo.

Mentiría si dijera que no echo de menos los tejados de Madrid que veía cuando miraba por la ventana de la buhardilla de Lina. Pero el aire es puro, fresco y por la noche se ven todas las estrellas.



20 de febrero

En el bar. Camaradería. Humor rudo, entrañable. Uno de los trabajadores de la serrería extiende la palma de la mano (solo tiene dos dedos) y dice: Cinco cervezas para los de la serrería. Todos nos reímos, aunque me suena que hizo el mismo chiste ayer y antes de ayer. El alcalde, dueño de la serrería, estaba. He intentado hablar con él pero me ha dicho que no era el momento. Los exmineros jubilados son agradables. Se pasan la tarde bebiendo botellín tras botellín. Dos, Joaquín y Alfonso, me han contado anécdotas de caza y de sus perros, sobre todo de uno que lo llaman Santi, y que tiene muy mal genio. Cazan perdices, codornices, zorros. Lo que más le gusta es el jabalí. Yo les he dicho que no era partidario de la caza, que me parecía que debíamos respetar los animales y su condición de seres sintientes, aunque entendía que podía ser necesario regular las poblaciones puesto que la intervención humana había alterado el equilibrio de los ecosistemas.

Joaquín ha preguntado si soy un poco maricón. Lourdes, la camarera, le ha dicho: Qué bruto eres, y todo se ha resuelto amablemente.

He intentado publicar la foto en Instagram pero no he podido.



21 de febrero

En la granja con mi tío Juan. Una pequeña explotación. Me ha pedido que le eche una mano y así de paso me familiarizo. Yanis lo ha pasado bien, correteaba. Le asustaba un poco el perro de mi tío, pero se han acabado llevando bien.

Hemos estado trabajando un poco en el huerto. Luego, le he ayudado con los animales. Me sorprende la estructura heteropatriarcal del gallinero. Es realmente bárbaro cómo ha trastocado nuestra cultura la vida de los animales. (He pensado en Walter Benjamin.)

No sé si Juan me ha entendido bien cuando se lo he dicho. Pero en todo caso esto será algo que tendremos que cambiar cuando pongamos en marcha nuestro proyecto.

Le he dicho a Juan que prefería volver solo. La verdad es que creo que en el pueblo usan demasiado el coche. No me parece que sea respetuoso con el medio ambiente. Le he dicho que prefería volver caminando. Luego se ha hecho de noche y me he perdido. No ha sido grave. En poco más de tres horas he encontrado la carretera y al cabo de un rato he visto que venía un coche. Ha parado y era Lourdes, la camarera del bar de la carretera.

Me ha dicho que cerca del repetidor, en las eras, hay un sitio con buena cobertura. También me ha dado una crema para curarme las manos, estaban llenas de callos por la azada.

Juan se ha reído de mí cuando he llegado.



22 de febrero

No hay la nube de contaminación pero muchas tardes, cuando sopla viento del este, hay un olor fuerte. “Sopla el cerdal”, dice mi tía. Es el olor de las granjas de cerdos.



23 de febrero

Por fin me ha recibido el alcalde. Ha ido bien. Le he explicado nuestro proyecto, las líneas generales. La idea de hacer lo que, en lenguaje neoliberal, podría ser una start-up, pero cuya función sería potenciar la conexión orgánica y una relación profunda entre los seres vivientes y su entorno, basada en el respeto común entre los géneros y las especies, el desarrollo sostenible en una plataforma de horizontalidad colaborativa que permitiese la interrelación dinámica entre lo ancestral y lo moderno lejos de las pulsiones esclavizantes del capitalismo tardío, cuyos mecanismos de actuación resultan destructivos para el planeta y las personas.

-¿Y para qué tanto? -ha preguntado.

Le he explicado un poco más, él miraba con escepticismo.

-Algo de perras querréis, seguro.

Cuando le he dicho que no necesitábamos nada de eso, solo el beneplácito del ayuntamiento, se ha quedado más tranquilo. Al final cuando me marchaba he oído que decía a la secretaria.

-Este quiere algo.

Me ha parecido una señal de que cree en el proyecto.



24 de febrero

He soñado que veía Dersu Uzala en la Filmoteca.



25 de febrero

En el bar. Alfonso dice que los políticos son todos iguales y que solo quieren robar. Yo he intentado matizar, le he dicho que quizá estaba sacando conclusiones precipitadas, que era necesaria una visión más compleja. Me ha preguntado si lo tomaba por imbécil. Le he dicho que en absoluto, que le rogaba que no fuera tan susceptible. ¿Qué me ha dicho, que lo mato?, le ha preguntado a Joaquín, su hermano. Lourdes ha calmado un poco las cosas.

Alfonso se ha empeñado en pagar.



No encuentro quinoa en la tienda de Lucía. Tampoco Hola Coffee. No está donde los otros cafés. A ver si consigo hablar con ella mañana. Estaba hablando con la misma señora del otro día, la conversación también parecía importante.



Pascual, en la plaza, me ha dicho: Si tu perro sigue rondando las perras al final lo caparán.

Habrá que comprar una correa.



No hay noticias del alcalde.



26 de febrero

He soñado que veía una película de Chris Marker.



27 de febrero

He soñado con Lina.



¿Quién quiere Dersu Uzala con estos cielos?



28 de febrero

Esta mañana, antes de que cantara el gallo, ya estaba despierto. Le he dicho a mi tía que ya no quiero que vaya a buscar la leche de oveja. Hay algo que me incomoda en ordeñar a la oveja. No deja de ser una forma de acoso sexual.

Mi tía se lo ha tomado bien. Al principio parecía a punto de llorar pero luego ha entendido mi posición. “Este chico”, ha dicho. Creo que en el fondo está orgullosa de mí.



1 de marzo

Jugando a las cartas hasta tarde en el bar y bebiendo con Alfonso y Joaquín.



Al salir le escribí un mensaje a Lina. Fui a las eras para mandárselo. Pero no había cobertura.



2 de marzo

El gallo me despertó. Fui a las eras. Había cobertura. Compré Hola Coffee en Amazon. Dudé mucho, pero no pude evitarlo.



Me alegro de no haberle mandado el mensaje a Lina.



3 de marzo

He decidido poner manos a la obra. No puedo esperar a que el alcalde diga una cosa u otra. He pensado que debo empezar por el principio y he montado un taller de nuevas masculinidades.

He ido a la secretaria y le he pedido que pregonen esto por la megafonía del ayuntamiento.



“Se hace saber que para todo el que lo desee se celebrará los martes un taller didáctico-vivencial con perspectiva de género sobre nuevas masculinidades.

Sus objetivos son:

-Comprometer a los hombres en contra de las diferentes violencias hacia las mujeres y las desigualdades de género que provocan.

-Conocer la construcción de la subjetividad masculina, teniendo en cuenta la cuestión del poder como estructurante de la masculinidad.

-Poner en evidencia los privilegios masculinos y los beneficios de la masculinidad, ambos invisibilizados y naturalizados.

-Desvelar las prácticas que favorecen la reproducción de subjetividades masculinas patriarcales en la vida cotidiana, en áreas como la salud, la relacional, la emocional, la sexualidad, lo doméstico y los cuidados.

-Ofrecer herramientas teóricas y prácticas para favorecer el cambio ético de los hombres en relación a la igualdad entre los sexos.



Todos los interesados pueden ir a las seis de la tarde a la cochera de la tía Piedad, la del Mesonero”.



Hacía tiempo que no me sentía tan bien.

Mañana puede ser un gran día.



[Continuará -quizá.]

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Mensajepor Invitado » Mar 02 Abr, 2019 3:36 am

La cultura, ese invento del Gobierno

Rafael Sanchez Ferlosio
22 NOV 1984





EL GOBIERNO socialista, tal vez por una obsesión mecánica y cegata de diferenciarse lo más posible de los nazis, parece haber adoptado la política cultural que, en la rudeza de su ineptitud, se le antoja la más opuesta a la definida por la célebre frase de Goebbels. En efecto, si éste dijo aquello de "Cada vez que oigo la palabra cultura amartillo la pistola", los socialistas actúan como si dijeran: "En cuanto oigo la palabra cultura extiendo un cheque en blanco al portador". Humanamente huelga decir que es preferible la actitud del Gobierno socialista, pero culturalmente no sé qué es peor.Aún agrava las cosas el hecho de que tales criterios se los imiten todos: la oposición, los Gobiernos autonómicos, las cajas de ahorro, los organismos paraestatales, etcétera. Confieso que tal vez esté yo esta mañana un poco fuera de mí para escribir con la serenidad debida, pero es que acabo de recibir la gota que colma el vaso: es una carta cuyo infeliz autor va a sufrir por mi parte la injusticia de pagar por todos, ya que, como botón de muestra de la miseria a la que me refiero, considero apropiado transcribirla. Es del jefe de un organismo paraestatal (y no sé si hago bien callando nombres), que sin conocerme de nada me tutea, y dice así: "Querido amigo: / Te escribo para invitarte a participar con un texto tuyo, (sic por la coma) en un catálogo de una exposición que deseamos sea un tanto distinta. Se trata de una muestra de pintores actuales, que en lugar de pintar lienzos lo harán sobre abanicos. Sin embargo, no es una exposición de "abanicos" (sic por las comillas), sino que el soporte no será un lienzo. Por tanto, los abanicos son de gran tamaño, y los pintores tienen libertad absoluta para pintarlos, romperlos, jugar y lo que se les ocurra. / Estos soportes los hemos conseguido de China, Japón, y algunos más pequeños, Valencia. / Para el catálogo, nos gustaría que nos mandaras si aceptas, (he renunciado ya antes a seguir poniendo sic) un texto de dos-tres folios, que se ha acordado retribuir con 50.000 pesetas. Hemos invitado a los principales prosistas y poetas, cuya aportación creemos que podría ser muy interesante, y entre los que encontrarás a muchos amigos. Nos gustaría tener el texto a principios del mes de febrero. / Siguiendo nuestra costumbre, queremos subrayar especialmente el acto inaugural, y esperamos que la presentación de la muestra, a principios de mayo, tenga un aire festivo y refrescante. / Un abrazo, NN".

Fíjense no más: si yo, que conozco a poca gente, habría de encontrar "muchos amigos" entre esos "principales prosistas y poetas" y todos ellos van a salir a 10.000 duros por barba, ¿cuánto no va a costar sólo el catálogo de tan descomunal parida? Añádanse a ello las probablemente superiores cantidades que van a cobrar los artistas por hacer el gilipollas con los soportes -embadurnándolos, rompiéndolos o jugando con ellos con absoluta libertad, como prevé el proyecto-, los costos de impresión del catálogo -a todo color, supongo-, gastos de organización, programación, franqueo, propaganda y qué sé yo qué más, precio de los soportes, con sus fletes e impuestos aduaneros nada menos que desde China y Japón, y, por fin, despilfarro de canapés y de borracherías para "el acto inaugural", que el ente en cuestión se complace en asegurar que, "siguiendo su (nuestra) costumbre, quiere (queremos) subrayar especialmente", y se tendrá a cuánto asciende la factura de la "festiva", "refrescante", indecente y repugnante monada cultural.

El autor de la carta se aprovecha de que los llamados intelectuales, teniendo precisamente por gaje del oficio el de no respetar nada ni nadie, no pueden sentir respeto alguno hacia sí mismos ni, por tanto, se van a dar jamás por insultados al verse destinatarios de una carta así, como se darían, en cambio, los miembros de cualquier otro gremio. No es esa, por consiguiente, la cuestión, sino la del insulto que el hábito generalizado de tales despilfarros es para el presupuesto y el contribuyente, así como el mal ejemplo y la degeneración que para cualquier idea de cultura supone la proliferación de mamarrachadas semejantes, de las que el actual Ministerio de Cultura -precedido tal vez por algunos ayuntamientos socialistas- es el primer y más entusiástico adalid. Pero, aunque los intelectuales estén excluidos del derecho a sentirse insultados por nada ni por nadie, sí pueden dolerse íntimamente por la constatación de su propia nulidad, y nada se la confirma tan palmariamente como la incondicionalidad ante la firma que caracteriza los actuales usos del tráfico cultural. Cuántas veces, en los últimos tiempos, he tenido que soportar que me dijeran: "Nada, dos o tres folios sobre cualquier cosa, lo que tú quieras, lo que se te ocurra... ¡Vamos, no me dirás que si tú te pones a la máquina ... !" Nadie te pide nunca nada específico, un desarrollo de algo particular que considere que has acertado a señalar en algún texto y, sobre todo, nadie te exige que lo que le envíes sea interesante y atinado; y así ves perfectamente reducido a cero cuanto antes hayas pensado y puesto por escrito y cuanto en adelante puedas pensar y escribir, para que solamente quede en pie la cruda y desnuda cotización pública de tu firma, sin que la más impresentable de las idioteces pueda menoscabar esa cotización; claramente percibes cómo, sea lo que fuere lo que pongas encima de tu firma, equivale absolutamente a nada.

Nunca nadie recurre a los llamados intelectuales tomándolos en serio, como sólo demostraría el que los reclamase, no para pasear sus meros nombres remuneradamente, sino para pedirles alguna prestación anónima y gratuita (¡y qué Gobierno podría haber soñado una mejor disposición hacia el colaboracionismo como el que este de ahora tenía ante sí en octubre de 1982!). Mas no se quiere, no se necesita su posible utilidad valga lo que valiere -ésta, acaso, hasta estorba-, sino la decorativa nulidad de sus famas y sus firmas. Es como para sospechar si no habrá alguna especie de instinto subliminal que incita a reducir a los intelectuales a la condición de borrachines de cóctel, borrachines honoríficos de consumición pagada, para dar lustre a los actos con el hueco sonido de sus nombres, a fin de que se cumpla enteramente la clarividente profecía del chotis: "En Chicote un agasajo postinero / con la crema de la intelectualidad". Tal confusión de lo espiritual con lo espirituoso hace que una auditoría realmente expresiva de la actual concepción de la cultura no sería cometido de un contable que detallase en pesetas los distintos capítulos del despilfarro cultural, sino más bien oficio de un hidráulico que midiese en hectolitros el aforo de los ríos de alcohol suministrado. Aunque a veces ni siquiera parece necesaria la asistencia fisica, sino que basta con que el nombre aparezca en el programa. Un intelectual orgánico de la Menéndez Pelayo, que tenía a su cargo un seminario sobre tauromaquia en Sevilla, se pasó un par de meses poniéndome conferencias (lo menos puso cinco) para que asistiese, y por mucho que yo le contestase que no sólo no pensaba ir, sino que además veía muy mal que la Meriéndez Pelayo no hallase cuestión más grave en que gastarse los dineros públicos (me imaginaba yo un etílico aquelarre aflamencado sobre las consabidas falacias y chorradas de lo lúdico, lo mítico, lo telúrico, lo vernáculo, lo carismático, lo ritual, lo ancestral, lo ceremonial, lo sacrificial y lo funeral... iiibastaaa!!!), seguía insistiendo con una actitud incluso de desprecio personal -pues éste sí era conocido mío-, al ignorar por completo mi explícito rechazo, como si no lo oyese, repitiéndome: "Sí, hombre, si tú vendrás; ya verás como vienes y te gusta", hasta que al fin, quieras que no, pese a mi negativa y a mi ausencia, terminó por poner mi nombre en el programa, pues, por lo visto, era el nombre lo único que realmente importaba, su presencia y su permanencia en el prospecto impreso, como en una orla de honor de fin de carrera, ya que la única función real de los actos culturales es la de que hayan llegado a celebrarse, y el prospecto es su testimonio perdurable.

Si en el origen de la pasión por los actos, culturales o no, de este afán que podríamos llamar actomanía está la motivación interna del meritoriaje burocrático -puesto que el número y el brillo de los actos celebrados es siempre un tanto de valor visible y sólido en la columna del haber para el currículo de cualquier burócrata-, aún agrava el fenómeno la influencia, a mi entender palmaria, del espíritu de la publicidad. Y a esa influencia se halla especialmente expuesto todo lo que llamamos cultural. No hay más que ver lo llanamente que se aviene a aceptdr una palabra congénitamente publicitaria como promoción: se habla de "actos patrióticos", pero suena chocante "promoción patriótica"; en cambio, corre como sobre ruedas "promoción cultural". Ya en la incondicionalidad ante la firma, que arriba he señalado, puede advertirse cómo los usos culturales imperantes imitan el sistema de valores de la publicidad, para la cual un Nombre es siempre un Nombre, como para los anunciantes de champaña catalán Gene Kelly, aunque salga embalsamado en salmuera de polvos de talco a dar dos o tres pasos de baile de semiparalítico (homologables a los dos o tres folios "sobre cualquier cosa" que se les piden a las firmas consagradas), será siempre incondicionalmente Geneee... iiiKelly!!!, del que se sabe que no cobra precisamente cuatro reales por decir "kahrtah nevahdah".

En cuanto a la actomanía, ha llegado, en lo cultural, a impregnarse hasta tal punto del espíritu de la publicidad, que hasta llega a adoptar las formas económicas de la gestión publicitaria: en unos festejos culturales de Navarra, en los que tomé parte este verano, descubrí, para mi estupefacción, que el entero tinglado de los actos, financiados por el Gobierno de Navarra y la institución Príncipe de Viana, había sido completamente encomendado a la gestión de una agencia profesional especializada en montajes culturales. La promoción cultural ya tiene, pues, ella también, agencias, como la promoción publicitaria. La extensión del ejemplo del actual Ministerio de Cultura -especialmente por lo que se refiere a la universidad de verano Menéndez Pelayo, su más deslumbrante y escaparatero "peer en botija para que retumbe"-, envidiado e imitado por los departamentos homólogos de los Gobiernos autonómicos, los municipios, los entes paraestatales, bancos, cajas de ahorro o cualesquiera otras instituciones que tengan presupuesto cultural, se dirige resueltamente a un horizonte en el que la cultura, y con ella su misma concepción y su sentido mismo, se vea totalmente sustituida por su propia campaña de promoción publicitaria. La cultura quedará cada vez más exclusivamente concentrada en la pura celebración del acto cultural, o sea, identificada con su estricta presentación propagandística, tal como con paladina ingenuidad declara expresamente el autor de la carta transcrita al comienzo de este artículo: "Siguiendo nuestra costumbre, queremos subrayar especialmente el acto inaugural".

La misma degenerativa y reductora concepción de la cultura está detrás del sonrojante eslogan La cultura es una fiesta, que ha hecho tanta fortuna, y al que Santiago Roldán, rector de la Menéndez Pelayo es, por lo visto, un adicto cordial y convencido. El prestigio de la fiesta y de lo festivo parece haberse vuelto hoy tan intocable, tan tabú, como el prestigio de el pueblo y lo popular. No se diría sino que una férrea ley del silencio prohíbe tratar de desvelar el lado negro, oscurantista, de las fiestas, lo que hay en ellas de represivo pacto inmemorial entre la desesperación y el conformismo, y que, a mi entender, podría dar razón del hecho de que en el síndrome festivo aparezca justamente la compulsión de la destrucción de bienes o el simple despilfarro. Si esta suposición es acertada, dejo al lector la opción de proseguir la reflexión sobre lo que, para el contenido interno del asunto, podría significar y aparejar esa total identificación entre cultura y fiesta; yo, por mi parte, seguiré aquí ciñéndome al aspecto más externo.

Así, por si no bastaba el mimetismo con la mentalidad publicitaria de las grandes marcas para hacer que en esta Cena de Trimalción de la cultura socialista el mero gasto en sí mismo y por sí mismo resulte ya, sin más, convalidado como atributo cierto del decoro y hasta ingrediente de la calidad, viene a sumársele en igual sentido, mediante la homologación de la cultura como fiesta, la compulsión hacia el despilfarro sin residuo, cimentada tal vez en los más torvos y oprimentes lastres del sospechoso espíritu festivo. Otro factor que, como un casi inevitable acompañante natural, suele traer consigo tal propensión festiva y hasta festivalera de las actividades culturales, es el del imperativo de popularidad de, la cultura. Félix de Azúa, en un espléndido artículo (La política cultural `socialvergente', EL PAÍS, 17 de febrero de 1984), referido al ambiente catalán, señalaba la práctica identidad de directrices entre la política cultural de Convergència i Unió y la del Partido Socialista de Cataluña. Entresaco unas frases del artículo: "La política cultural de los socialistas catalanes tiende a un populismo de la peor especie idealista. Se trata, según dicen, de 'eliminar el elitismo' (...) o de 'promover el arte popular'. Caminan ciegamente en dirección a Max Caliner y la política cultural de Convergencia. (... ) Hay en este planteamiento un par de equívocos. El primero y superior es el del término lo popular. ¿Qué pueblo? ( ...) El segundo equivoco es el de la neutralidad y el miedo al dirigismo cultural. Se trata de un puro engaño. Dirigismo cultural lo hay siempre que existe financiación. Pero la izquierda trata de disimular la mala conciencia con el cuento de la cultura popular. Promover un cine de halago a las zonas más brutales y acéfalas de la sociedad (como Locos, locos carrozas) o financiar espectáculos que rozan lo patológico (como la práctica totalidad del teatro que se exhibe en Barcelona), con la excusa de que son populares, oculta la impotencia de los funcionarios para poner en pie una producción inteligente. Tratan de evitar críticas de la izquierda mediante el fantasmón del pueblo o de la tradición popular catalana, mientras ofrecen cifras de asistencia ( ... ), cifras que podrían multiplicarse por diez si se decidieran a financiar una ejecución pública, el espectáculo más popular de todos los tiempos". (Hasta aquí, Félix de Azúa.)

Sintetizando, en fin, con un ejemplo: puesto que, por una parte, la cultura es una fiesta, y las fiestas están obligadas a ser caras, una escenografía teatral barata, como lo es la cámara de cortinas, hallará resistencias entre los promotores, por el temor típicamente hortera de que el espectáculo pueda ser tachado de pobretonería o hasta indecencia; y puesto que, por otra parte, la cultura no ha de ser elitista, sino popular, de nuevo el uso de la cámara de cortinas se verá rechazado por el grave defecto de su carácter elitista. De modo, pues, que la cámara de cortinas -el más espléndido invento formal de la antigua vanguardia-, por el doblado achaque de no ser ni popular ni cara, sino, por el contrario, barata y elitista, se verá repudiada por los actuales promotores culturales, como algo doblemente indeseable, constituyéndose incluso en paradigma de lo que según ellos no hay que hacer.

Pero estos gobernantes socialistas, que a veces gustan de proclamarse machadianos, o no han frecuentado mucho el aula de Mairena, o ya ni lo recuerdan. Cuando Mairena expuso su proyecto ideal de centro de enseñanza, contraponía claramente una posible Escuela Superior de Sabiduría Popular, como lo rechazable, frente a una posible Escuela Popular de Sabiduría Superior, como lo deseable. Así que lo que Mairena propugnaba podría, muy ajustadamente, designarse como elitismo barato, en el que, por afectar la baratura tan sólo a la actividad de la enseñanza, no al saber enseñado, la tal escuela podía permitirse concebir la aspiración de llegar algún día a hacer mayoritario ese saber. La política cultural de este Gobierno hace lo exactamente inverso al elitismo barato de Mairena: un populismo caro; mejor dicho, carísirno, ruinoso. Aunque, eso sí, "festivo y refrescante", sobre todo si en el concepto de refrescos entran también los vinos y licores.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de noviembre de 1984

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Mensajepor Invitado » Dom 07 Abr, 2019 3:19 am

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ADELANTO DE “LO QUE HAY QUE VER”, LAS MEMORIAS DE MIGUEL DURÁN, EX PRESIDENTE DE LA ONCE
LA “HISTORIA SUCIA” DEL CHANTAJE ENTRE BANQUEROS CON LAS FOTOS DE UNA MUJER SIN BRAGAS

“Lo nunca visto de Marta Chávarri”, tituló la revista ‘Interviú’ el Día de los Enamorados de 1989 después de que Alberto Cortina se negara a pagar el precio que le pedían porque no salieran publicadas las fotos donde se veía la entrepierna de su pareja. Intentaban disuadir a los célebres primos Albertos, entonces en crisis matrimoniales con las hermanas Koplowitz, para que desistieran en su operación de asalto a la fusión de los bancos Banesto y Central. “Fue la única vez en mi vida que aconsejé ceder ante un chantaje”, dice Durán. Explica su encuentro con Cortina, y asegura que éste estaba convencido de que “detrás de esto está Javier [de la Rosa] y seguro que también Mario [Conde]”


A principios de febrero de 1989, Miguel (Durán) recibió una llamada en su despacho de la Dirección General de la ONCE, en la madrileña calle Prado, cerca del Congreso de los Diputados y del Hotel Palace. Era Alberto Cortina, que se limitó a decirle con voz entrecortada: «Tengo que verte». En apenas unos minutos, Cortina estaba ya en la puerta del despacho de Durán. Miguel supo poco después que Alberto solo había tenido que recorrer unos metros caminando para llegar hasta allí, pues salía del Hotel Palace, donde acababa de asistir a un desayuno con Antonio Asensio. Durán relata:

Yo no le vi las lágrimas, pero su tono de voz indicaba que, o bien se le estaban cayendo, o bien estaba muy acongojado, además de cabreado. Los Albertos, los dos, estaban pasando una crisis en sus matrimonios con las Koplowitz, o, mejor dicho, se sabía que tenían nuevas parejas y que estaban al filo del divorcio.

Alberto Cortina se encontró en aquel desayuno del Palace con Antonio Asensio [entonces presidente del Grupo Z], que le explicó que tenía unas fotos y que le tenía que pedir un favor a cambio de no publicarlas. Esto es historia, pero historia sucia, de la que yo fui un modesto espectador. Después supe que las fotos de las que hablaba eran aquellas famosas instantáneas en las que se veía el pubis de Marta Chávarri, y el favor, que abandonasen la operación de asalto a la fusión del Banesto y del Banco Central. [La fusión estaba promovida por Alberto Cortina y Alberto Alcocer, maridos de las poderosas hermanas Kiplowitz y en trámites de separación. Los primos habían mostrado a la ONCE, que acababa de hacerse banquera al adquirir el 1% del banco Bilbao Vizcaya (BBV), su interés de que la millonaria organización de ciegos entrara también en el accionariado del nuevo banco, oferta que su presidente, Miguel Durán, había aceptado].

La revista Interviú, del Grupo Zeta, publicó, el 14 de febrero de 1989, Día de los Enamorados, unas imágenes en las que se veía a Marta Chávarri sentada con una copa en la mano y expresión de Gioconda enmarcada en rubio, y ajena a que, de cintura para abajo, saltaba a la vista que aquel día llevaba puestas las medias transparentes, pero no las bragas. El titular, «Lo nunca visto de Marta Chávarri», iba acompañado de un antetítulo que rezaba: «Las sorprendentes fotos de la mujer de moda en España». Marta Chávarri era entonces asidua en las portadas de las revistas del corazón por ser la reciente pareja del todavía marido de Alicia Koplowitz, lo cual suscitaba mucho morbo. Todo aquel que quiso satisfacer su curiosidad o morbo, o todo aquel que quiso ver las fotos de Marta Chávarri, vio las instantáneas. Obviamente, Miguel Durán no pudo hacerlo, pero sí supo de su existencia mucho antes de su publicación. Y él les dio una lectura muy distinta:

Le dije a Alberto Cortina: «¿Pero tú has visto las fotos?». Y no recuerdo si me dijo exactamente si las había visto o no, pero me respondió que todo aquello era horrible. Después le di un consejo:

—De verdad, macho, tienes dinero a espuertas, estás metido en un verdadero avispero, y esto es un putadón catedralicio. ¿No te va a dar pena que machaquen a tu chica con la que estás construyendo una pareja? ¿Tan importante es la presidencia del banco? Por supuesto, por nosotros [en alusión a la ONCE] no peleéis, porque no tenéis ningún tipo de compromiso. Mi consejo es que mandes un mensaje, que antes te asesores bien jurídicamente y que, si tú le haces el favor a Antonio Asensio y él no cumple su palabra, lo fundas.

Incluso le ofrecí vernos los tres:

—Si quieres un testigo de lo que hay, ¡ese soy yo! Pero sal de todo esto… ¡Que se queden el puto banco!

Cortina, además de jodido, estaba indignado:

—No, es que detrás de esto está Javier [de la Rosa], y seguro que también Mario [Conde].

Yo intentaba ser práctico, además de escucharlo:

—Tienes razón, seguro que hay gente que te la ha jugado, pero date cuenta de que yo también he metido los deditos en el enchufe con todo esto, y me está llegando algo de corriente…

Más allá de lo que le dije, la verdad es que yo ya tenía en el saco la conquista principal, que era la libertad inversora que nos había otorgado el Gobierno [En esos momentos la ONCE, presidida por Miguel Durán, estaba a punto de entrar en el accionariado de un nuevo banco que saldría de la fusión de Banesto y el Banco Central, lo que supondría «la conquista de nuestra libertad económica y quitarnos el tutelaje asfixiante del Gobierno»]. Pero lo central de la charla fue mi consejo de que le hicieran llegar un mensaje de tranquilidad a Mario Conde, que deshicieran tranquilamente Cartera Central, pues tendrían trabajo para rato en otras cosas, y que impidiera que se publicasen aquellas fotos. Creo que aquella fue la única vez en mi vida que aconsejé ceder ante un chantaje, a una presión tan indigna. No sé si tenían un compromiso muy fuerte o no con Boyer, pero aquel fue mi consejo de todos modos. Miguel asegura desconocer qué otros movimientos pudieron hacer Cortina y sus aliados hasta que se publicaron las famosas fotos de Marta Chávarri y su dichosa entrepierna. Por su parte, Durán habló con Alberto Alcocer y con Romualdo García Ambrosio para decirles que, en su opinión, debían dar marcha atrás si no querían provocar mucho sufrimiento. «Y que conste —subraya Miguel— que no sabía que se trataba del coño, perdón por la expresión, de Marta Chávarri, pues Alberto Cortina solo me habló de “una foto muy íntima”».

El 8 de febrero, Miguel Durán y Enrique Servando tenían una cita con Mario Conde. La habían solicitado en nombre de la ONCE con anterioridad a la irrupción y el desahogo de Cortina en el despacho del primero. Pretendían explicarle, según asegura Durán, que la organización no tenía nada contra él.

Conde nos recibió fumando un purito y de una forma tan desabrida que yo pensé: «Si le abro mi corazón a este tío, no sé qué utilización puede hacer de la información; no me fío». Así que le dijimos que no teníamos ningún interés en ir contra él, que éramos ciegos pero no cobardes y que, si la fusión no salía y no teníamos que sindicar las acciones, las pondríamos a su disposición, o bien para que las comprara, o bien para que nos tuviera como unos buenos socios. Yo estuve más tibio, pero Enrique, viendo la actitud desabrida, ofendida y displicente de Conde, se calentó más. Y estuvo francamente bien, porque Mario necesitaba que se le plantara cara. Enrique ocupó la posición de responsable financiero de la ONCE y aclaró que no teníamos que pedir permiso a nadie para invertir el dinero de la institución allá donde creyéramos más conveniente.

El 14 de febrero de 1989, tras la publicación de las fotos de la célebre entrepierna de Marta Chávarri, quedó descartada tácitamente la operación de fusión del Banesto y el Banco Central. Sin embargo, en la ONCE, con Miguel Durán al frente, seguían con su fiebre inversora. Habían decidido mantener su política de tener su patrimonio invertido en empresas y no en letras del Tesoro para evitar, así, que el Gobierno metiera la mano en sus ahorros con facilidad. Si anteriormente habían acordado la integración de otros colectivos de discapacitados en la plantilla de los vendedores de la ONCE, durante aquellos años habían puesto en marcha otra negociación relacionada con sus empleados y sus pensiones. Los directivos de la organización estaban preparando el desembarco de su plantilla en la Seguridad Social, una operación que culminó el 15 de marzo de 1991. Desde la cúpula de la ONCE se detectó, pese a su poderío económico, un serio problema de cara al futuro, pues todos los trabajadores contratados por la organización antes de 1984 (alrededor de 15.000 personas) estaban en un fondo de previsión social que se arrastraba desde los tiempos de Franco, cuando el régimen general de la Seguridad Social no era universal. En la misma fórmula de previsión social estaban Telefónica, el sector eclesiástico, los trabajadores de Metro y varios otros.

Aquel fondo diferenciado suponía una losa para la ONCE, ya que cada potencial jubilado de aquellos 15.000 más los que ya se habían jubilado hasta entonces eran perceptores de pensiones (o potenciales pensionistas) cuyo pago asumía íntegramente la organización. Para más inri, los trabajadores de la ONCE que se hallaban en dicho régimen ni siquiera cotizaban. Ellos cobraban un salario sin pagar seguridad social y, cuando se jubilaban, tenían una pensión que abonaba íntegramente la ONCE hasta el fin de sus días. En aquel momento no había problema con los ya jubilados, pues había un superávit más que suficiente para pagar aquello, pero desde los tiempos de Antonio Vicente Mosquete habían visto que, a la larga, aquel lastre acabaría siendo la rueda de molino colgada en el pescuezo de la ONCE en medio del océano de su patrimonio. Miguel explica:

Todos teníamos claro que lo mejor era que se integrase en la Seguridad Social el resto del personal que aún no lo estaba. Pero, por más que nosotros quisiéramos imponer unas cotizaciones parecidas a las de la Seguridad Social, la gente no lo iba a consentir. Y, siendo honestos, ni siquiera aquello alcanzaría para poder cubrir, en régimen de igualdad, las pensiones de la Seguridad Social con las de la caja de previsión, lo cual nos abocaba a pensiones de dos velocidades.

Del resto de colectivos que se encontraban en situación similar con su plantilla, unos salieron mejor parados (los curas y las monjas, ya que a la Iglesia le salió casi gratis la convergencia gracias a la firma del Concordato, o los trabajadores de Metro, porque la empresa pública no tenía un duro y hubiera sido un esfuerzo en vano tratar de sacarles lo que no tenían) y otros, peor (finalmente, Telefónica tuvo que pagar también una elevada cifra, bastante superior a la desembolsada por la ONCE). Por ello, en las negociaciones con el Gobierno, los ciegos señalaban la «bula» que tenía la Iglesia mientras acusaban al Ejecutivo (que pedía 128.000 millones de pesetas a la ONCE por asumir a sus trabajadores en el sistema público de pensiones) de tratarlos de forma desigual y abusiva a ellos. Gobierno y ONCE negociaron hasta la extenuación o, mejor dicho, hasta que se alcanzó la cifra que la organización estaba dispuesta a pagar: 64.000 millones de pesetas, exactamente la mitad de lo que le pedía el Gobierno con base a unos cálculos actuariales que decía tener, aunque nunca se los enseñó.

La operación de desembarco de la ONCE en la Seguridad Social concluyó finalmente en 1991. Pagó de entrada 25.000 millones de pesetas y contrajo una deuda por los 39.000 millones, por liquidar en años sucesivos a cambio del pago de un interés del 4% (cuando los tipos de interés de la época estaban entre el 14 y el 16%).

Probablemente, si la ONCE hubiese tenido más liquidez, el pago hubiese sido mayor, como ocurrió en el caso de Telefónica. De ahí que los ciegos anduviesen como locos por invertir sus «ahorrillos»: siempre era más fácil dar un zarpazo a los títulos de deuda pública que tratar de liquidar una empresa o hacerse con sus participaciones para cobrarse un acuerdo con la Seguridad Social.


«Lo que hay que ver» (Península),
de Miguel Durán y Esther Jaén,
a la venta este martes

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Mensajepor Invitado » Mar 23 Abr, 2019 8:07 pm

PREMIO CERVANTES
Ida Vitale


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Mensajepor Invitado » Mar 23 Abr, 2019 8:13 pm

perdón ... :pale: :pale: :pale: es el premio sofía de poesía iberoamericana. (como el tema iba de cervantes me enrrelié)

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Mensajepor Invitado » Mar 23 Abr, 2019 8:18 pm

:cry: :cry: :cry: creo que era el premio cervantes ..... como está la maria ajajajajajajjjjaaj bueno, premio al final de cuenta.

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Assia
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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Mié 24 Abr, 2019 1:06 am

No se si sera cierto pero dicen de esta escritora (no he leido ninguno de sus libros) fue alumna de Jose Bergamin cuando Bergamin estuvo exiliado en Urugay.
Estoy esperando que se cumpla la promesa que me han hecho de prestarme 1 libro de la Infanta Eulalia creo que titulado:'' LA VIDA EN LA CORTE'' La Infanta Eulalia era la hermana mas pequena del Rey Alfonso XII que cuando murio la primera esposa de Alfonso XII, su prima Mercedes, casi quien llevaba la rienda en palacio era la infanta Isabel que trataba de controlar la rebeldia de su hermana pequena la Infanta Eulalia.

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HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Invitado » Mié 24 Abr, 2019 3:40 am

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Gistau: “Pablo Iglesias se siente cómodo gritando 'visca Catalunya lliure' por culpa de Stalin”

“Odio pensar que cuando te dedicas a escribir haya que autodestruirse con el alcohol y la noche”/ “Hay un odio bélico. En España se vuelve a odiar. Se odia a conciencia, profundamente.” / “Ciudadanos es el único partido que detesta a sus votantes: los ve derechistas”.

Juan Diego Madueño


Gistau es un hombre gigante que regresa ya del articulismo anunciando que en aquellas tierras no hay nada especial, haciendo así con los brazos, como si hubiéramos fallado el touchdown de nuestras vidas. La ciudad perdida prometida por los columnistas, donde los escritores del folio apostaban lo que eran al párrafo, simplemente, no existe. No hay mujeres desnudas, ni resacas literarias, ni vidas disolutas interesantes, ni divorcios exóticos, ni siquiera Silvia Plath entrando alcoholizada a una fiesta o camareros furiosos echando a golpes a Kerouac de los bares. Tampoco Ruano escribiendo en el Gijón, nuestra Españita de café, adjetivos y monarquía. En las cafeterías sólo se ponía el punto final a los textos. Una ruina para quien pensara que escribir equivalía a follar mientras se telefoneaba a un redactor jornalero para corregir la errata del último artículo.

Los rockstars madrugan, qué decepcionante. Escribir es, más bien, una rutina silenciosa y solitaria que ha convertido a Gistau en el columnista viejo de la nueva generación, aunque no sea tan nueva ni él tan viejo. Suelen confundirlo con los recién llegados. Quizá tenga culpa la barba de Malasaña en un tipo imantado por los bajos fondos, el glamour del noir, los chavales de Vallecas. Quizá el nubarrón de lugares comunes que le acompaña por donde va, hay que hablar siempre de la harley, Hemingway o el Real Madrid, así le apunta sus rifles el periodismo playero. O ese amigo flaneur, lanzado, trepidante, irremediable, que le ha inspirado un cuento. Gistau, definitivamente, no “es pan de leche”. Muerto el personaje, bien enterrado, la culpa de esa distorsión la tiene el talento, que, demoledor, está siempre vigente.

A los columnistas que salen de excursión a la literatura, sus lectores de siempre los persiguen como fugitivos. Olisquean las librerías, tratando de confirmar algunas sospechas. Obtener lectores es una tarea tan endiabladamente difícil como deshacerse de ellos. En Gente que se fue (Círculo de Tiza), la colección de cuentos que acaba de publicar, hay algo de ese vértigo por no romper el jarrón chino de las columnas acumuladas durante dos décadas. Frente a los galgos de Richelieu, Gistau se quita la chaqueta motera y contrasta con el paisaje del bar como Joey, el pavo real del relato de Carver, en aquel comedor. En el juego de las ambiciones que se alcanzan y se aparcan, Gistau está siempre a punto de dar el siguiente paso. Repite que es un diletante de la escritura larga para distraer, que no se le tenga en cuenta. Supongo que pretende aparecer por sorpresa. Esperé la resurrección hasta el último momento, pero pidió café.

    ¿No pide un negroni?

    A esta hora no, tío. Aquí vengo mucho por Luis. ¿Conoces a Luis, no? Negroni está inspirado en Luis. A este bar no he venido nunca. Vengo cuando he quedado con él o voy a su casa. Este bar lo conocí porque venía un amigo de mi padre. Cuando murió, me invitó a comer alguna vez aquí y ya no volví nunca. Me encanta el personaje que se sienta aquí como una ampliación de su casa. De un chiste que hicimos Luis y yo, que no sabe conducir, sale parte de la historia. El personaje valdría para novela, que sería como una Gran belleza madrileña. Al final no me animé. Con este libro me ha pasado lo de tener ideas que valieran para una novela pero al final me daban pereza, porque no veía que aguantaran 300 páginas; pero sí había un cuento detrás.

    Esa sensación está en el libro. Como si se hubiera precipitado al publicar algunos cuentos que podrían haber tenido más recorrido. ¿Cree que ‘Gente que se fue’ podría haber sido una novela?

    Es una cagada, eso. Hay dos o tres relatos, Negroni y Beatus Ille, que son novelas que quería escribir pero que no me aguantaba el argumento. El de Beatus Ille cuenta historia en Argentina, que igual podría tener un libro, llevaba años rondándome como novela. El primer relato sí iba a ser una novela. Me la jodió Pérez Reverte, macho.

    ¿Por qué?

    Es un amigo muy cojonudo y muy generoso. Se interesa siempre por lo que estamos haciendo. Una vez le dije que había empezado una novela. Llevaba 30 páginas o así, y me dijo ‘mándamela’. Se la mando y me llama: ‘David, está bien pero no es una novela’. Y digo ‘¿por qué?’. ‘Porque no hay trama. ¿Una historia de un tipo que va y viene? Ahí no hay una trama’. Bueno, es que a lo mejor no hace falta. En La gran belleza no hay. Un tío que va y viene, esa es la historia, que recuerda cosas. ‘No veo la trama’, me dijo. ‘Haz un cuento’. ¡A la orden! Y entonces ahora me doy cuenta de que no tenía que haber seguido su consejo.

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    Los cuentos de Carver son así. A lo mejor no hacía falta seguir.

    Mencionas a Carver, joder, y los dos autores que estaba leyendo mientras escribía los cuentos eran Carver (todo el mundo piensa en Cortázar y no) y el otro un español llamado Medardo Fraile, al que no conoce ni el tato. Me lo recomendó Garci, macho. Es un cuentista esplendoroso.

    ¿Quién es Medardo Fraile?

    Es que yo tampoco sabía quién era, a mí me lo recomendó Garci. Es un tipo que sólo practicó el cuento. Murió no hace mucho. Vivía en Glasgow, creo que era profesor de universidad. Hacía cuentos como de posguerra y otros más criminales. Me gustaron mucho.

    ¿Dónde ha quedado el mito del columnista, escritor o periodista maldito, pendenciero, con una vida disoluta?

    Pero el mito es un cliché. Yo odio la impostura. Lo aplico también al arte. Odio que cualquier estatus cultural consista en la elevación del personaje con servidumbres impuestas por el cliché. Odio pensar que cuando te dedicas a escribir hay que autodestruirse con el alcohol y la noche. Nos ha perseguido ese cliché a los que hacíamos periodismo en Madrid. No sé si éramos los herederos de una consideración existencial basada en la profesión que nos está convirtiendo en gilipollas. Yo, desde luego, creo que es ridículo a cierta edad. Quiero que la gente comprenda que soy padre de familia. Los columnistas somos tipos de redacción, como otros cualquiera, a los que se les encomienda una columna como se encomienda un reportaje.

    La propia profesión genera ese tipo de conciencias elevadas. Al final sólo cuentas cosas. No eres nada más.

    Por eso digo. Además, es un trabajo muy normalito. Ni siquiera es demasiado importante. A pesar de aquello de salvar la democracia y todo eso. A mí me hace mucha gracia la gente que dice ‘echo de menos las redacciones en las que había whisky en el cajón de la mesita’. Sí, las redacciones en las que cerrabas primera edición borracho, no volvías a casa porque seguías borracho y acababas con cirrosis y divorciado. Pues yo no lo echo nada de menos. Disculpadme, prefiero llegar fresco a trabajar y pasar el resto de la tarde con mis hijos o en el cine, pero no suicidándome de a poquito.

    De hecho, Umbral defendía la constancia. “Ser profesional” con el folio.

    Sí, Umbral creía en la constancia y la mecánica de trabajo. Eso es otra tontería, lo de esperar a las musas. Umbral tenía un complejo con el que no estoy muy de acuerdo. Tenía el complejo del maletilla que triunfa en Madrid. En la época en la que coincidimos, yo viajaba mucho. Pasaba temporadas largas fuera de España. Él no lo entendía. Umbral decía que para ser periodista había que trabajar, tener un periódico detrás y conquistar un espacio y defenderlo de todo el mundo.

    La obsesión de perder el sitio.

    Sí, le pasa también a Raúl [del Pozo]. Es muy de esa generación. La gente que tiene una sensación de conquista de Madrid. Un poco La noche que llegué al Gijón, de Umbral. Además, tienes que matar en la cuna a cualquier joven cachorro talentoso que llegue a la ciudad. Cuando Jabois llegó a Madrid, Raúl decía, medio broma medio en serio, ‘otro joven pistolero que viene a matarme’. Es una mentalidad que Umbral también tenía muy arraigada.

    ¿Cómo conoció a Umbral?

    Umbral empezó a interesarse por lo que hacía en La Razón. Luego, curiosamente, coincidimos en una época tardía suya. Quiero decir con esto que a Umbral no lo conocí en la noche: lo visitaba en su casa. A principios de los 2000. Fue una relación bonita. En seguida dejó de ser una relación entre un escritor y un admirador. Era como visitar a un familiar. Una vez se me olvidó que habíamos quedado y me llamaron de la redacción diciéndome que Umbral estaba enfadadísimo, que sólo me perdonaba si me había secuestrado Bin Laden. Era un Umbral distinto, mayor. Quería vivir por delegación las cosas que yo vivía. No le dejaban beber. Y me obligaba a beber whisky, que a mí no me gusta. O a contarle cosas que pasaban en la calle, historias de las novias... Como diciendo, dame vida, que la mía está ya muy atemperada.

    ¿Le dio algún consejo?

    Técnicamente, ninguno. Él tenía bastante desprecio por la novela. Porque no le gustaba o porque no sabía hacerlas. Creía en dos cosas: la escritura periodístico-política y la memorialística. Él consideraba que el escritor debía estar acogido a sagrado en un periódico. No puede estar a la intemperie. Debes tener un gran periódico detrás, que te publique, te promocione, te proteja, te consiga premios, grandes cosas. La relación que tenía él con El Mundo y con Pedro J. Y tenía un sentido tribal, le gustaba formar parte de pandillas literarias. Con un concepto muy jerárquico, casi mafioso. Hablábamos de literatura.

    Él decía que Madrid era un género literario. ¿Cree que está pendiente la novela de Madrid de esta generación?

    Sí que lo creo porque considero que está avejentada la perspectiva literaria de Madrid. La transformación sociológica no está reflejada en las novelas.

    Seguimos en el costumbrismo de rastro.

    Seguimos pensando en Lhardy, seguimos pensando en el Madrid de Gómez de la Serna. Hay un Madrid mucho más mestizo que sí están contando los columnistas y los reporteros pero no las novelas. Al hablar de Madrid como género literario la cabeza se nos va al café Gijón. No me va a corresponder a mí actualizarlo, no tengo esa potencia como escritor.

No supero la prueba de ingreso como cipotudo: soy un tipo aburrido”


    En los relatos existe un rumor de fondo de pérdida. ¿Es imposible superar la muerte del padre?

    El personaje de Gente que se fue está marcado por eso. Quería reflejar la ansiedad de un chaval que arrastra la muerte trágica de un padre y que, a las ambiciones propias de cada ser humano, añade tener que vengar ante el destino esa muerte.

    Lo que ha llamado el partido de vuelta.

    Soy el partido de vuelta de mi padre contra la vida, le dije una vez a un amigo. Somos los de la remontada. Quería incorporar ese elemento sicológico. Un chaval a las puertas de sus ambiciones, que arrastra sus propias esperanzas, además de las que no pudo cumplir su padre. Es muy raro un niño al que se la ha muerto el padre, afortunadamente. De repente te das cuenta que, a cierta edad, eres el tipo al que se le ha muerto el padre. Vive con ello. Eres el tipo de un muerto y es difícil despojarse del contexto que se genera alrededor. Aunque el relato no sea un espejo fiel de mi propia vida, yo también he estado marcado por ello. Y mi familia. Me sorprende haber tardado tanto en sacarlo. Mi padre murió hace treintaytantos años, y no había hablado con nadie. Con nadie. Ni con mi madre, ni con mis hermanas, ni con un amigo, ni con un sicólogo, ni con un cura: con nadie.

    Los cuentos publicados en ‘XL Semanal’ también aparecen entre los relatos. ¿Por qué ha elegido precisamente esos?

    Eso fue un error. Luego, ha habido confusión sobre si era material original o no. Ha sido un error. Ya que hice un libro de cuentos, había algunos del XL que me habían gustado y quise recuperarlos. Lo más honrado era haberlos reescrito. Queda raro que en un libro así no todo el material sea original. Avería un poco el resultado del libro. Fue una mala decisión.

    ¿Se ha sobrevalorado la idea en el columnismo?

    Lo que está sobrevalorado es el estilo, en mi opinión. Es una cuestión de madurez. Cuando pienso en columnas ajenas no quiero que me hagan explotar dos o tres petardos de estilo, prefiero que me alimenten la inteligencia. Los alardes de estilo no los soporto si hay sólo eso. A lo mejor es un resultado de la madurez. En la jerarquía de cosas que esperas de una columna la idea ha pasado a ser la primera. Es lo que espero como lector.

    Y como escritor también, ¿no?

    Sí, pero no siempre puedes. Con la escritura frecuente no siempre das con la idea o el tono o el estilo. Pero al menos como lector. Entre un tipo que me da una reflexión sin juegos de estilo o una columna que sólo contiene juegos de estilo, me quedo con la primera. De joven no, pero ahora sí. El error del columnismo español es que ha creído ser una escaramuza del estilo, como dice Reverte. Detrás debe haber fundamento.

    Vaya, que la actualidad mata la idea.

    Y la baja estofa de la actualidad. A nadie al que le apetezca escribir concebiría dedicarle un rato de escritura a Pedro Sánchez, Santiago Abascal... Con perdón. La vida no iba a ser eso. Cuando soñamos con ser Scott Fitzgerald no nos veíamos siguiendo lo último que ha dicho Díaz Ayuso o Casado. Dedicamos muchas horas a personas que no tienen material literario.

    Pero como columnista o periodista hay que sacarle el mínimo jugo que tengan.

    Como periodista estás obligado. Es la actualidad. Esa es la diferencia. Pero cuando sentiste que estabas templando un arma, la escritura, y soñabas con dedicarte a las novelas, nunca creías que tu día empezaría ocupándote de lo que dijo Pablo Iglesias. El periodista está obligado, es su trabajo. Quien, en algún momento, pretendió hacer otra cosa con el instinto literario con el que está dotado... Te digo esto y no quiero que parezca que no me gusta el periodismo: a mí me encanta. Lo que más me gusta no es ni siquiera la columna. Me gusta andar por ahí, hacer crónicas, hablar con la gente.

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    Se puede hacer columnas andando por ahí.

    Pero la columna tiende a cerrarnos. Esa cosa de citar al otro en la habitación de tu casa no me parece tan periodístico como el día que estuve en Guadalajara con Abascal o en Londres, viendo un combate de boxeo. Es que eso mola mucho, andar por ahí con la libretilla.

    En el estilo puede estar la idea. Que alguien presente el mundo de la misma forma siempre al lector puede ser su tesis.

    Bueno, la concepción estética puede convertirse en una mirada. Pero aguanta un folio, no 300. Con juegos de manos barrocos no puedes construir nada. En la tradición española hay gente que quiere eso. Es insuficiente. Tiene que aparecer pensamiento, aunque sea demasiado grandilocuente para lo que hacemos.

    ¿Se considera cipotudo?

    No, de hecho no me metieron en la lista. Era un artículo muy divertido y, además, lo de cipotudo hizo fortuna y creo que justamente se metían con articulistas que iban de noctámbulos, bebedores, vagos, ¿no? Soy muy aburrido en ese sentido.

    Creo que a Tallón le afectó mucho que lo consideraran cipotudo.

    ¿Por qué? Si es una cosa divertida. La palabra estaba muy bien encontrada. Era una cosa graciosa. Pero no sé, si para ser cipotudo hay que andar por ahí intercambiando novias, follando un montón, me encantaría, pero no supero la prueba de ingreso.

    ¿Entiende que faltan mujeres columnistas?

    Si surgen y son buenas... Mira, Emilia Landaluce es estupenda. Rosa Montero también es estupenda.

    ¿Rosa Montero o Rosa Belmonte?

    ¿He dicho Montero? ¿He dicho Belmonte, no? No, Rosa Montero no. Rosa Belmonte es estupenda. Cayetana es una analista política tremenda y lo ha dejado por meterse en política, lo que considero un error.

    ¿Por qué?

    Se lo dije a ella. No entiendo cómo alguien puede dejar el periodismo para empezar en la política. Es mucho más divertido el periodismo. Mucho más bonito leer los artículos que escribe que tenerla dando un mitin. Hay tías muy buenas. Que de acuerdo con los preceptos de la ingeniería social no son suficientes, no me hagas perder el tiempo con tonterías. Leo con el mismo gozo a ambos y no me paro a pensar si un periódico viene con más peso hacia un lado u otro.


La 'gauche divine' dio la espalda al fútbol: no le gustaba el olor a sobaco”


    El juego de ambiciones a las puertas está en su propia biografía. De escritor de relatos eróticos a periodista, luego columnista y por último la frontera de novelista.

    A lo largo de la vida he hecho muchas cosas. He trabajado de mensajero en moto, y eso era estar lejos de cumplir un sueño. Cuando era niño quería ser cineasta. Y el periodismo se convirtió en un plan B a la espera de que llegara otra cosa. Luego, me gustó mucho. No me he consagrado como novelista, no soy un novelista profesional que vive de esto, soy un diletante, un amateur. Antes, esa aceptación me hubiera causado frustración. Pero evidentemente en la medida en que hubo un viaje evolutivo el destino final era ser novelista profesional. Pero no lo voy a ser, si no ha pasado ya, no lo voy a ser. Lo que soy ahora lo seré siempre. No pasa nada, no soy dramático. Los libros no me tienen que rescatar de una vida que no me gusta. Al contrario. Me gustan muchos los periódicos. Es una parte vocacional satisfecha. Sí, ha sido buena, exitosa, es reconfortante. No necesito que me rescate el libro.

    Si su ideal era ser cineasta, ¿la amistad con Garci tiene algo freudiano?

    La amistad con Garci es lo más cerca que he estado de formar parte de ese mundo. Es uno de mis mejores amigos. Garci es un tipo que fantasea con el Hollywood de antes. Me inoculó la fantasía del guionista americano. Tiene su vida muy armada para parecerse al guionista de los años 50 de Hollywood, que vive en Malibú, escribiendo junto a la piscina, y que, cuando termina, se va a dar una copa de premio. Alguna vez, Jose y yo, coqueteamos con la posibilidad de escribir juntos un guión. Me volvió a despertar la fantasía cinematográfica, no como cineasta, porque no me veía moviendo la cámara. Sí como guionista, con esa referencia de Faulkner o Chandler, los galpones de las producciones en serie de escritura cinematográfica, cuando fichaban a todo el mundo. Qué bonito sería. Conocí unos años antes a Peter Viertel, guionista americano que vivía en Marbella. De repente me asomé por un rendija a un mundo muy tentador. La amistad se debe a razones personales, a uno de esos flechazos de amistad, ves a alguien y dices vamos a ser amigos toda la vida, y es maravillosa, pero él me ha hecho formar parte del proceso de sus películas. He hecho figuración. Lo he visto trabajando.

    Era la pregunta que venía ahora. Pero ya veo que sí, que se ha planteado la posibilidad de escribir un guión para Garci.

    No pude por la familia. Garci tiene una casa en Estepona. Es lo más parecido a una casa de un guionista en Malibú, tiene la montaña detrás como California y todo eso. En un momento dado Garci quería que nos fuéramos a escribir algo tres o cuatro meses juntos. Joder, no podía, le dije, tengo cuatro hijos, mi mujer me mata. Pero me encantaría. Si esto me lo proponen con 35 años... En el momento preciso, nos hubiéramos ido cuatro meses a escribir por la mañana y a tomar vermuts por la tarde, o cócteles de los que él hace. Me habría encantado.

    Qué intercambio hay entre vosotros.

    El intercambio es sobre todo en una sola dirección. Me ha descubierto muchísimas cosas. En cine y libros. Tiene una voluntad muy formativa. Cada vez que voy a casa de Garci me llevo un par de películas y de libros que no conocía. Él es mucho más generoso conmigo. Yo le descubro algunas cosas argentinas que no conocía. Existe esa relación. Darse cosas para leer, comprar dos ejemplares pensando en el otro. Eso es bonito. Salgo mucho más beneficiado que él. Garci, siendo quien es, es un tipo maravilloso porque todavía mantiene la curiosidad, y pregunta, no te explica lo que por edad no entiende.


¿Igualar en derechos la vida del ser humano y el animal? Nos hemos ido a la mierda


    Sois apasionados del fútbol. Algunos intelectuales se han puesto en frente del fútbol. Escribiendo sobre fútbol o con la naturalidad de Garci, se ha normalizado hablar de fútbol entre gente que antes no lo hacía.

    Y del boxeo. Eso sólo ha pasado en España. Conozco bien América y los escritores argentinos no rompieron nunca con el fútbol. En España, la escritura, no sé si por compromiso político o porque deciden que el fútbol es una herramienta de adoctrinamiento de masas, o relacionado con la dictadura, se aparta. De los toros no tanto, del fútbol sí y mata al boxeo. A la recuperación ha contribuido el periodismo, como cuando Vázquez Montalbán escribía del Barsa. No sé qué verían ahí los intelectuales del compromiso marxista. En América nunca ocurrió. A Osvaldo Soriano, Fontanarrosa... No dejó de gustarles. Afortunadamente, se ha reparado. A mí me parece algo provechoso porque el prejuicio es incomprensible. Siempre ha habido un desdén por los gustos populares.

    Eso es idiota.

    Eso es una pedantería. Existió esa pedantería. El rollo gauche divine. Se creían más guapos. El olor a sobaco no les gustaba. No sé si con los toros pasó igual, el fenómeno es distinto, tiene que ver más con el animalismo. No entiendo cuando un escritor no se interesa por lo popular. ¿Qué va a hacer, estar con los cuatro amigos en el bar, mirándose el ombligo, esa va a ser su fuente de inspiración? Hay que estar donde está la gente. Luego está el boxeo, que lo mató la ingeniería social de la Transición.

    ¿Como una cosa que había que dejar caer?

    El boxeo era el segundo deporte más popular de España en los 70. Eran famosos los boxeadores, salían en el Hola. Y de repente en el tránsito ese, la ingeniería social socialdemócrata decide que el boxeo no podía acompañar al nuevo hombre democrático. Es terrible. El boxeo no es de ricos, es de los barrios. Viene de los andamios. A toda esa gente es la que aplastaron, a la gente de Vallecas, eh, en nombre de una exquisitez intelectual.

    Con los toros fue diferente. La movida los recuperó del franquismo como diciendo esto también es nuestro. Después no han vuelto. Y ahora es al revés. Escuché que dijo que los toros no gustan porque la gente ha cambiado culturalmente.

    Lo digo sabiendo que ese mundo lo conozco superficialmente. Hay una visión social que no favorece al mundo de los toros. A este paso, vamos a dejar de comer filetes. Hay una concepción animalista que ha estallado. La prohibición de Cataluña fue política. Pero veo ciertos valores en los que se educan a los chavales de ahora y ninguno lleva a los toros. Hay una reivindicación general. Vox ha levantado esa causa. Se ha pasado de un momento en el que los políticos temían la penalización social de acercarse a los toros, a reñir por quedárselos. Tengo mucha curiosidad por ver cómo va a ser la plaza de toros en Madrid este mayo. Otra cosa es que haya un aficionado de espíritu progresista al que le choque: le gusta que vuelvan a estar en primera fila, pero con la sensación de que se los han llevado los malos.

    Pero es que hubo un abandono lamentable de la izquierda.

    ¡Claro! Si la izquierda deserta de esa causa, no te quejes de que la ocupen otros. Pasa igual con la idea de España. Si usted cree que España es un concepto posfascista, haber creado un sentido de pertenencia de izquierdas.

    La izquierda, además, está al lado de los nacionalistas, que es lo más reaccionario.

    Eso es lo más raro del mundo. O que la bandera republicana se conciba como antiespañola. La izquierda internacionalista es coartada nacionalista, terruñera, como decía Umbral, carlista. Hay una base de desconocimiento histórico que favorece esa manipulación.

    ¿Y por qué cree que está en esa posición?

    Porque la izquierda actual, y me refiero sobre todo a la podemita, tiene una incapacidad de sentirse parte de España que viene del año 37, cuando Stalin dio el golpe comunista interior, se quedó con el bando republicano y obligó a Franco a decir ‘España somos nosotros, el resto son extranjeros’. A partir de ese momento, la izquierda que pierde la guerra y que siente vigente haber perdido la guerra, interioriza la idea de que ellos eran otra cosa y que el bando nacional era la única España que existía en España. No han conseguido superarlo. Azaña amaba España. Pablo Iglesias viene de aquello. Se siente más cómodo gritando ‘Visca Catalunya lliure’ que con la idea de España.

    Imagen

    Están en un punto de no retorno. Sus votantes comparten esas posiciones.

    Bueno, no todos. Hay un votante de Podemos al que le jode el matiz antiespañol. Una cosa que se ha descubierto con el golpe catalán es que España no estaba tan mal. Si te sientes más tranquilo, llámalo España constitucional. No es la de Franco. Hemos creado otra cosa: una hermosa democracia europea del siglo XXI que merece la pena defender del carlismo catalán. Por el hecho de sentirte parte de esta España no te estás yendo a la corte franquista de Salamanca. Esto es una democracia evolucionada, europea.

    Les interesa mantener ese discurso, parece. ¿Qué razón hay detrás?

    La izquierda de Podemos usa el independentismo de una forma instrumental para conseguir lo que quiere: joder el régimen del 78. Cualquier cosa que lo rompa, le vale. Luego ya veremos como reconstruimos todo atribuyéndonos la patente de obra.

    Pedro Sánchez galopa sobre todo eso.

    Claro. Es que Pedro Sánchez cree que puede lograr algo: apoyarse en esta gente para gobernar y controlarla para que no lleguen a sus últimos objetivos. Es una insensatez. El mito de Frankenstein: tu creas el monstruo y el monstruo te devora. Te la estás jugando, macho. Estás jugando con los cables del explosivo. Te puede explotar en la cara. La relación de la izquierda con España se repite mucho a escala cultural. Lo de los toros es un ejemplo palmario. Hay algo nuevo en todo esto, además. La cantidad de gente que se dedica a odiar a los toreros, que todavía mantienen prestigio social, es algo nuevo. Pueden no gustarte los toros, pero no le desees la muerte al torero. Es una pulsión social nueva terrible.

    Y no sólo peligrosa para los toros.

    La discusión nacional vuelve a estar repleta de odio, en general. Hay un odio bélico. En España se vuelve a odiar. Se odia a conciencia, profundamente. Pero, ¿el animalismo? ¿Esta gente de dónde sale? No existían hace 15 años. Todos podemos tener una sensibilidad animalista en un momento dado, no somos Drácula, coño, pero igualar en derechos la vida del ser humano y el animal... Nos hemos ido a la mierda. La cultura urbanita se ha pasado.

    Abascal irrumpe reaccionando a todo esto.

    Tuvo instinto. Es un instinto que también tuvo Trump, ahí se parecen mucho, al encontrar las minorías que nadie atiende. El PP no hizo nada, no hizo un carajo. Encima, esas minorías, están identificadas con la España eterna. Le viene muy bien para articular el mensaje de que viene a salvar España culturalmente.

    Sacando de punto al PP. Pablo Casado sobreactúa y es ridículo.

    Joder, a mí me contaron lo de la búsqueda del torero. ‘Traéme un torero, el que sea’. Llegan tarde, efectivamente. Vox ha sido astuto, pero culturalmente sería una pena que la idea de los toros quedara asociada a la derecha.

    No sólo con los toros. También ha pasado con el campo y las actividades que se desarrollan en él, como la caza.

    Lo han comprendido: las minorías agraviadas. Son los chalecos amarillos en Francia, el votante de Trump. Trump le dice, ‘me ocupo de ti’. No esperes nada de los mandarines que están en Washington ocupados con sus lobbies, no saben ni que existes. Eso es lo que ha repetido Abascal con el campo. ¿Has visto alguna vez a un político del PSOE a caballo, en una cacería de conejos, soltando galgos? Él lo ha hecho y ha levantado un personaje que coincide con la conciencia de la España vacía.

Rivera se ha convertido en un tipo no muy de fiar


    El momento perfecto para hacerlo.

    Pero nadie hacía ni puto caso. La política española era cenacular, urbanita, endogámica.

    Entonces, Podemos llevaba razón cuando hablaba de la casta.

    Claro que llevaba razón. Podemos es un ejemplo de partido urbanita. No tiene ninguna presencia. Intentaron llegar al campo a través del SAT, estos andaluces chalados que roban supermercados. Por lo demás, es un producto muy madrileño, muy barcelonés, no desbordan. No se lo ha currado nunca. Igual que Casado, que ahora de repente se sube a tractores y no sabe ni de qué lado ponerse.

    Rivera ni siquiera lo intenta.

    Es que Rivera tiene un partido que se llama Ciudadanos: ciudad pura. Es la ciudad jacobina. Se ha convertido en un tipo poco de fiar. En este contexto, la gente quiere verdades absolutas y emociones. Que es lo que te da Vox, cuatro o cinco verdades absolutas y las emociones de la cabalgada, de la militancia, todos juntos a cambiar el mundo. Rivera no te da ni una cosa ni la otra. El centro no es muy emocionante.

    Igual viene bien ahora que reina la histeria.

    Vendrá bien cuando se rebalse. Pero la gente está en lo más alto de la emotividad. Está librando la guerra civil otra vez. La gente está matando a Franco. O reconstruyendo España. Está en la reconquista. Aparece Rivera... Pues no, usted es muy aburrido porque la gente quiere emociones.

    Aunque lo haya negado tantas veces, ¿cree que su estrategia ideal sería pactar con el PSOE para evitar el gobierno con los independentistas?

    Es lo que le va a proponer todo el mundo. No sé qué pasará. Al soe le encantaría quitarse de encima a los ultras de izquierda y los nacionalistas. Y Ciudadanos, a poco que pueda alegar la salvación de la patria, también lo haría. Está deseando. Porque además Ciudadanos tiene una querencia socialdemócrata tremenda. Ese mundo le gusta. Es el único partido que detesta a sus votantes en la medida que una parte de sus votantes son huidos del PP. Los ve derechistas. Creen mucho en la superioridad moral socialdemócrata, y de repente se ven con Vox en una plaza de Madrid y, claro, piensan, ‘qué hago aquí con el vampiro este facha’. Es que tus votantes son así. Convertirse en el moderador del soe les encantaría.


A nadie al que le apetezca escribir concebiría dedicarle un rato de escritura a Pedro Sánchez o a Abascal


    ¿Cuáles son los últimos autores que ha leído?

    Pues ahora estoy leyendo Costa azul, de Giuseppe Scaraffia. Es muy divertido. Estuve leyendo a Salter. Ahora algún ensayo histórico. Tengo ese rollo con Roma. La última biografía de Adriano. Siempre digo lo mismo, que no cito historia en las columnas para darme pisto, es que me gusta mucho, de verdad.

    ¿Y autoras?

    Joder, hace poco leí un libro que me gustó mucho. Déjame pensar. La última autora que he leído es Deirdre Bair, su biografía sobre Al Capone [Al Capone, biografía, legado y leyenda, Anagrama]. Es buenísima. Me gustó muchísimo. Ah, y un libro muy bonito, La edad de la penumbra [editorial Taurus], de una historiadora [Catherine Nixey]. Es un ensayo sobre cómo el cristianismo aniquiló el mundo clásico, a veces literalmente, como hizo el Isis con algunas ruinas.

    Vivimos en el mundo de lo políticamente correcto. ¿Es una mierda, no?

    Son mecanismos de control en los que la gente repara menos que si fueran más groseros, como las leyes de alguna dictadura. Sin embargo, existe un gran control social, un puritanismo, que está introduciendo en la gente que escribe un gran pavor, que lleva a la autocensura y es demoledor. Si tu ya te sientas a escribir un artículo o libro pensando constantemente en el tuit que te van a hacer, estás muerto: deja de escribir, que estás muerto.

    De hecho, abandonaste Twitter.

    Me parece muy negativo estar en Twitter. Primero por esto, por ser muy consciente de las patrullas puritanas. Y luego en Twitter me descubrí dos defectos: que escribía para los amigotes, a la pandillita. No hay que trabajar para los lectores. Y me di cuenta de que estábamos confundiendo a Twitter con la realidad. Se había convertido en una fuente de prospección periodística falaz.

    ¿Qué le parece el libro de David Jiménez?

    Personalmente, no lo entiendo. En lo que a mí me concierne, un asterisquito de la historia, le ha dado la vuelta para autoglorificarse. La carga negativa no sé a qué viene. No creo que lo merezcan los compañeros. No me gusta esa idea de que una persona se autoglorifique, mediante la manipulación de los hechos que tiene por objeto demostrar que él era un mesías, un salvador puro del oficio, que fue absorbido por poderes oscuros. Tampoco entiendo que una persona crea que con él empiezan a suceder cosas que son normales desde que el oficio tiene memoria. Por ejemplo, que a un director le llaman. Claro. Al director le corresponde gestionar la presión. Me extraña que haya llegado a director una persona que no lo sabía. Eso es muy raro.

    Que quieran influir en tu periódico es un piropo.

    Llegó creyendo que con él empezaba el periodismo. El hombre lleno de masters americanos, que va a meter al periodismo en el siglo XXI. El se creyó eso. Me reprocha la columna sobre el artículo fundacional suyo. Venía a decir que tuvo que venir porque nos dormimos en la garita. Eres director porque al que lo fue antes que tú le costó la carrera no dormirse en la garita. Si a Pedro J. no se lo hubieran follado por estar despierto en la garita, tu no habrías sido director. Ha habido gente currando muchos años en la puñetera garita. Luego, ya te digo, si todo tiene la misma veracidad que nuestro episodio menor, yo ya sé que todo es mentira. Un tipo que me llama para intentar contratarme. Después cuenta que le voy abordando, suplicándole que me saque de ABC. Y eso no fue así. Mas allá de que insinúa que me quedé en ABC porque me pagaban más... La persona de ABC que tenía que saberlo sabe que no es verdad.

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Dom 05 May, 2019 10:05 am

Lo voy a poner en este Tema. Si La Administracion lo cree conveniente que lo mueva al Hilo Loko. Le dije a Marcelo que estaba acabando (ya la acabe) de leer la biogrfia de Graham Greene, 1 de mis autores favoritos. No creia lo que dice su biografo de que Greene trabajo para la siniestra MI6.Acabo de hablar con mi hijo por telefono y me ha dicho que SI que Greene trabajo para la MI6 durante la II Guerra Mundial, aunque por ese tiempo, no se llamaba la MI6, muchos ingleses trabajaron para la MI6 contra los Nazis, pese a que como Greene muchos britanicos eran de familia muy rica, hicieron trabajo para los de MI6. Graham Greene tenia 1 conflicto interno: era comunista-catolico. Lo quiero aclarar en este Tema porque su biografo tiene razon, pese a que su biografo dice que Graham Greene siempre nego haber hecho trabajo para la MI6. Se que para gustos colores, pero para mi, Graham Greene es 1 (quizas no el mejor) de los grandes autores britanicos.

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Lun 06 May, 2019 2:00 am

Buscando en GOOGLE he encontrado algun comentario de la hija de Graham Greene y de 1 sobrino del autor britanico. Tanto la hija como el sobrino de Greene, rechazan parte de esa biografia y solo dicen que los lectores que quieran saber como fue su padre (la hija de Greene) solo tienen que leer sus libros y no ninguna biografia de su padre.

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Mié 08 May, 2019 6:17 am

Aunque acabo de escribir 1 mensaje en el TEMA: '' LA VOZ DE CESAR VIDAL,'' nombre 1 novela ficcion-real y me equivoque en el titulo porque hace tiempo que la lei. Segun GOOGLE el titulo de la novela se llama: ''SOLO'' y no como yo escribi: ''EL PIANISTA'' El autor de esa novela es el mismo que yo escribi en ''LA VOZ DE CESAR VIDAL''

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Mié 08 May, 2019 7:28 am

Perdon, yo busque el titulo en GOOGLE y me salio en ingles: '' SOLO'' Lo acabo de buscar por si estaba traducido al espanol y si esta traducido con el titulo: '' EL SOLISTA'' Como hace anos que lo lei, puse en el Tema '' LA VOZ DE CESAR VIDAL'' que el pianista queria vengar a su tio o 1 familiar asesinado por los militares griegos. Me equivoque, el pianista a quien quiso vengar fue a su abuelo que lo asesinaron los militares griegos. Hara unos meses lei que Javier Maria dijo algo asi: '' NO COMPRO NINGUN LIBRO NUEVO, ESTOY VOLVIENDO A LEER LOS LIBROS CLASICOS QUE TENGO EN MI BIBLIOTECA'' Creo que voy a seguir el ejemplo de Javier Maria porque merece la pena volver a leer buenos libros que solo recuerdo algunos episodios,

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Mié 22 May, 2019 10:12 pm

Al pinchar '' CULTURA'' en El Pais, Lorca no ha subido su cronica taurina. Pero hay 1 entrevista (no la he leido) a Siri Husvedt, ganadora del Premio de la Princesa de Asturias y titula su entrevista: '' EL FEMENISMO ES UNA FORMA DE HUMANISMO'' Algo que sin buscar me llamo la atencion de esa entrevista…? Es esto: '' TRUMP ES UN PSICOPATA, EN TERMINOS MEDICO. EL PROBLEMA ES QUE MILLONES DE GENTE..?" LO VOTAN''




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