Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Dom 29 Ene, 2017 3:25 am

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Don Juan Carlos le regaló un valioso diamante a Bárbara Rey.


CONVERSACIONES CON SABINO FERNÁNDEZ CAMPO
Un diamante de dos millones sirvió de prenda entre Bárbara Rey y Juan Carlos

Bárbara Rey le dejó en prenda a don Juan Carlos un diamante a cambio de que éste le dejara una fuerte cantidad de dinero. Posteriormente, y coincidiendo con la boda de la artista con Ángel Cristo, el entonces rey le devolvió el brillante acompañado de una tasación gemológica que lo valoraba en dos millones.

Pilar Urbano


Los 'Cuadernos Cerrados' son los blogs de notas de la periodista que recogen sus investigaciones durante muchos años. EL ESPAÑOL ha tenido acceso a las anotaciones de Pilar Urbano tras varios encuentros con Sabino Fernández Campo y que tuvieron a Bárbara Rey como tema principal de la conversación. En ellos, el ex jefe de la Casa Real le contó a la periodista, entre otras historias, la del diamante que la vedete le dejó al monarca en prenda a cambio de que le diera un millón de pesetas. Posteriormente, y coincidiendo con la boda de la artista con Ángel Cristo, don Juan Carlos le devolvió el brillante acompañado de una tasación gemológica que lo valoraba en dos millones.

    ***

    [Pilar Urbano (1940) es una de las grandes periodistas españolas del último medio siglo. Cronista de la Transición, ha escrito numerosos libros en los que ha profundizado en los episodios políticos más importantes y decisivos de estos años, como el golpe de Estado de 1981, así como sobre las actuaciones de los servicios secretos. Fundamentales han sido sus aportaciones sobre el reinado de Juan Carlos I y de Sofía. Gracias a libros como "La Reina", "La Reina de cerca", "El precio del trono" o, el último, "La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey no quiso recordar" hemos conocido episodios desconocidos de los monarcas.

    Pero no toda la información que recopiló está publicada. En su archivo figuran decenas de notas inéditas, dentro de lo que ella llama sus 'Cuadernos Cerrados'. EL ESPAÑOL ha tenido acceso a anotaciones relacionadas con la íntima amistad que el entonces rey, Juan Carlos I, mantuvo con la vedete Bárbara Rey, cuyo nombre de pila es María Margarita García García. Reproducimos la transcripción literal de varias conversaciones mantenidas con Sabino Fernández Campo, Jefe de la Casa del Rey, años después de dejar el cargo, así como con el padre Bartolomé Vicens Fiol, confesor y consejero espiritual de Juan Carlos I.]

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Conversación con Fernández Campo. Club Social del Centro Colón. 3 de junio de 2005.

El rey está preocupado por la extorsión que le hace Bárbara Rey (cuyo verdadero nombre es María Margarita García García), amenazándole con publicar fotos, vídeos, grabaciones en voz de conversaciones telefónicas con él.

Un día, el padre Bartolomé Vicens -un dominico que desde hace años es confidente, confesor y guía espiritual del rey- dijo a Sabino: "Mira, Sabino, tendrías que hablar con Bárbara Rey porque hay algún asunto importante para ti". Sabino la recibió, y ella le contó una serie de cosas en relación con el rey y le dijo que tenía fotos, grabaciones en vídeo, en casete, conversaciones por teléfono del rey a ella, etc. Que el Cesid arrambló con muchas cosas cuando registraron su casa. Ella atribuía el registro a una decisión de Manolo Prado. Dice que conserva copias, y basándose en ello ha ido sacando dinero y extorsionando al rey a través de los sucesivos gobiernos, desde el de Suárez hasta ahora, y con conocimiento por tanto de esas historias escabrosas por los ministros de Defensa y de Presidencia y por los directores y jefes operativos del Cesid, como mínimo.

[Este religioso, el padre Bartolomé Vicens, me dijo que había estado con Bárbara Rey y, después de dar muchas vueltas y de ir a donde ella vivía o donde decía tener esos documentos y vídeos comprometedores, "no había nada de nada", y que "poco amor debía sentir cuando pedía setenta millones de pesetas por callarse"].

Sabino me dice: "Hay varias cosas ciertas: el rey ha frecuentado a esta mujer; cuando ella amenazó con montar un escándalo si no le daban dinero, el Cesid hizo una entrada y registró su casa y al parecer arrambló con bastantes cosas, o con algunas, pero ella insiste en que tiene copia de todo".

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"Lo que me llamó la atención fue que Bárbara me contó un suceso que yo ya lo conocía por haberlo vivido junto al rey. Fue esto: un día me dijo el monarca: 'Esta tía me pide un millón de pesetas. Un hermano suyo de Totana, que tiene un negocio de electrodomésticos, anda en no sé qué problemas y le piden un millón de pesetas de fianza o porque se los debe a alguien. ¡Y ella me los reclama a mí!'. Yo, en ese clima de 'confidencia', le dije con cierta socarronería: 'Pues no es tanto dinero, señor. Por lo que oigo, esa señora está de muy buen ver, muy atractiva, es muy cotizada por su imagen, y por ahí se la rifan. Si Vuestra Majestad divide el millón entre las veces que ha estado con ella, a lo mejor hasta resulta que le ha salido muy barato".

"Pero el rey no quería. Es tacaño para soltar su dinero. Además, cree que las cosas y los regalos y los favores se le han de dar por ser él quien es. Le aconsejé que diera el millón. A los pocos días me comentó, con actitud un poco infantil de quien ha sido más listo que la persona que quería atraparle: '¿Sabes? Le di el millón. Pero he conseguido que ella me diera en prenda un diamante. Lo he hecho llevar al instituto gemológico, y me lo han tasado en dos millones de pesetas'.

Pasado el tiempo, Bárbara Rey anunció que se casaba con el domador de circo Ángel Cristo. El rey me lo comentó: 'Sabino, ésta me ha dicho que se casa. ¿Tendré que hacerle algún regalo?'. Le dije: 'Si le invita a la boda, como no va a ir, debería enviarle algo... Quedaría como un señor si le devolviera aquel brillante'. '¡Estás loco! ¿Un brillante de dos millones?'. 'Pero, señor, no podrá hacer un gran uso de ese brillante: ni regalárselo a la Reina, ni a ninguna de las Infantas... Es una pieza que compromete. Lo mejor sería desprenderse de esa piedra devolviéndola'.

El rey me hizo caso. Y yo me olvidé del asunto hasta que, años después, cuando Bárbara quiso verme por mediación del padre Bartolomé, me contó esta misma historia desde su punto de vista. Era idéntica. Faltaba un detalle: 'Me envió el diamante en un estuche -dijo ella- y, debajo de la bandejilla, muy doblado, un certificado de tasación del instituto gemológico. ¡El muy cretino!'.

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Imagen de la boda entre Bárbara Rey y Ángel Cristo.

El rey tiene una conciencia religiosa y necesita confesarse y que le perdonen cuando ha pecado, cuando ha hecho algo mal. Entonces acude al padre Bartolomé, que no le abruma, que le comprende y no es severo. Como en ocasiones le ocupa bastante tiempo, incluso por teléfono, y le encomienda misiones discretas peliagudas, el rey quiso arbitrar una fórmula para que este religioso, que no formaba parte de la plantilla oficial de Zarzuela, ni estaba adscrito a la capellanía de palacio, percibiese unos emolumentos, una gratificación...

Vía Mondéjar, escribieron una carta a la priora o abadesa del Monasterio de la Encarnación, que está próximo a Palacio y depende del Real Patronato, para que ella pidiera que el padre Bartolomé fuese nombrado capellán de sus monjas. De este modo tendría una asignación mensual. La priora contestó por escrito con una carta respetuosa pero tajante: estaba dispuesta a pedir lo que el rey quería; pero, en el momento en el que el padre Bartolomé se hiciera cargo de la capellanía, ella abandonaría ese monasterio. Así que no hubo arreglo. Y esa gratificación se le abona desde Zarzuela.

Conversación con Sabino Fernández Campo. Club Social del Centro Colón. 23 de junio de 2005.

Me dice Sabino sobre Bárbara Rey: "Yo no había oído nunca que ella pidiera esa cantidad, setenta millones de pesetas; no lo sabía" [es lo que me ha contado en un encuentro anterior el padre Bartolomé Vicens]. "Sí sé que el Cesid registró su domicilio y le requisó algunas cosas. Y, según ella, para tener un punto de defensa guarda copias y más material. Esto lo han ido sabiendo los sucesivos gobiernos, lo cual es un escándalo. Aznar, por ejemplo, conocía cosas del rey; cosas que se saben, se dicen a media voz, se apuntan, y no se pueden demostrar porque no se tienen datos. Pero Aznar sí podía saberlas y con datos. Eso hacía que no le tuviese respeto al rey. No es que le faltase al respeto debido, pero el rey no tenía para él credibilidad ni autoridad moral. Y así se generó una desconfianza recíproca. Pero aún más reciente, José Bono, ya como ministro de Defensa con Rodríguez Zapatero me preguntó: '¿A esta señora hay que continuar pagándole?'. Por tanto, a estas alturas de 2004 y 2005 esa mujer, Bárbara Rey, sigue extorsionando al Ministerio de Defensa, al Centro Nacional de Inteligencia, con la amenaza de que tiene material comprometedor para el Rey".

Conversación con Sabino Fernández Campo. Club Social del Centro Colón. 1 de septiembre de 2005.

Sabino está preocupado, me dice, porque "lo de Bárbara Rey sigue, y sube de tono, de intensidad: el otro día en la televisión, creo que en Telecinco, le dedicaron un programa entero. Y ahí todos los que salían y comentaban, daban a entender que ella sabía cosas comprometedoras para el rey, que le habían pagado en cierta ocasión 500 millones de pesetas para que estuviese callada, o que le habían dado un espacio en TVE… Aparecían Mario Conde y Manolo Prado, en imágenes de archivo, pero dando a entender al público que esa mujer sabía mucho y que tenía enganchado al rey".

"Lo cierto, lo que yo sé, es que ella lo grababa todo, conversaciones por teléfono, en imágenes cuando podía. Lo dijo también Ángel Cristo. Y, de lo que hablaba por teléfono con el rey, tenía grabado –me lo contó ella misma- una conversación del mismo día 23-F de 1981, en la que el rey le avisaba: 'Hoy, esta tarde, no se te ocurra salir de casa: no salgas porque he sabido que va a ocurrir algo muy serio, algo que puede ser peligroso'. Como varias de las cosas que me contó esta mujer yo ya las sabía y eran exactamente como ella me decía, no tengo por qué no creerla en lo del 23-F".

El aviso del monarca a Bárbara Rey sobre algo que iba a ocurrir el 23-F coincide también con el que le dieron al doctor Salgado –al que habitualmente el rey ignoraba y postergaba- para que el lunes 23 de febrero, de 1981, estuviese en su puesto en Zarzuela desde las 9 de la mañana.

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La periodista Pilar Urbano durante la presentación del libro "El precio del trono".

Vuelve a contarme que Bono, ya nombrado ministro de Defensa, le invitó a comer, y le preguntó sin rodeos por el riesgo que representaba Bárbara Rey, y si debían seguir pagándole o no. Al parecer, entonces –mediados de 2004- se le venía pasando una pensión mensual de dos o tres millones ("de pesetas supongo"), como situación establecida y que coleaba desde los tiempos de Suárez. "Y ocasionalmente, cuando ella dice que está en dificultades, que necesita dinero, y amenaza con 'largar' lo que sabe o soltar lo que tiene, se le da una cantidad de más entidad".

Aunque el Cesid entró en su casa y le hizo un registro y requisó algún material, ella insiste en que tiene copia de todo y más. Puede tener grabaciones de escenas o charlas de tipo insustancial o de relación íntima con el rey, y se conoce un vídeo en el que el rey aparece ligerito de ropa, casi desnudo, y con un delantal, haciendo una paella o una barbacoa al aire libre.

"Como escribía el otro día Carmen Rigalt, al final la monarquía no se la van a cargar los republicanos, ni los desaciertos políticos del rey, sino las revistas del corazón. Porque los escarceos y las frivolidades del rey las estamos pagando todos los españoles".

Recordó que Javier Calderón, cuando estaba al frente del Cesid, le había comentado, intentando tranquilizarle: "No te preocupes Sabino, porque a Bárbara Rey se le está pagando para que nos deje en paz; pero no lo paga el rey, eh, lo pagamos nosotros". Y Sabino le contestó: "Pues vaya una tranquilidad que me das: encima, lo pagamos nosotros con el dinero de los fondos reservados, ¡peor me lo pones, Javier!".

Alude también a los ocios caros, al nuevo barco de regatas, Bribón; a la cacería en África, "que nadie sabía dónde estaba y tardó dos días en regresar, desde que ocurrió el accidente de los helicópteros en Afganistán… y eso, además, reabre la polémica de los ecologistas, la otra cacería en Rumanía, etcétera" (se refiere a la escapada del Rey el 15 o 16 de agosto a África). "Ahora al rey ya no se le pide que haga heroicidades, solo que esté en su sitio, a su hora, y que sea ejemplar".

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La actriz y vedete María Margarita García García, más conocida como Bárbara Rey.

Conversación con Ricardo Mateos Sáinz de Medrano. Autor de varios libros de temas monárquicos. 25 de septiembre de 2005.

Según el libro/panfleto 'Un Rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón', que firma una desconocida Patricia Sverlo [creo que es el seudónimo de Pepe Rei], Bárbara Rey pedía 12.000 millones de pesetas por entregar el "material comprometedor". Le dieron 600 millones [la versión que yo tengo es la del Cesid, que recuperó ese material, birlándoselo, quitándoselo de su casa], y que luego ella dijo que tenía duplicados y más material en Suiza. Y ahora Ángel Cristo parece dispuesto a volver a las andadas de pedir dinero a cambio de parte de ese material.

De otra procedencia, posiblemente Mario Conde.

Se montó otra escandalera cuando empezó a circular que existían vídeos de intimidades de alcoba del rey y que estaban en poder de la actriz Bárbara Rey. La actriz había acudido a Mario Conde a pedirle "ayuda y protección" porque, dijo, "había recibido amenazas" o "se sentía amenazada". Se habló de citas furtivas en un chalé ad hoc del Cesid en la calle Sextante, y la especulación se disparó más aún cuando en el listado de grabaciones -cintateca y videoteca- de la AOME, los operativos del Cesid dirigidos por el coronel Perote, apareció la anotación "Vídeo Sextante". Después, se encomendó al propio Cesid la búsqueda, hallazgo y entrega del material gráfico o sonoro comprometedor que pudiera tener Bárbara Rey. El encargo se ejecutó.

Primera conversación con el padre Bartolomé Vicens Fiol. Calle Madre de Dios, 35. 8 de junio de 2005.

Dice que "el rey admira, admira pero no ama. Admiración es la autopista del amor; pero no es el amor. El rey ha trazado o ha tendido autopistas hacia muchas personas; pero se han utilizado para ir a él. Ellos han ido a él. No él a ellos".

He mencionado a Marta Gaya. Ha hecho gestos como de que sí, eso existe pero puede estar ya puesto en su sitio, o amortiguado o amortizado... Respecto a Bárbara Rey, no dice su nombre, se refiere a ella como "esa mujer", y la califica de "pendón". Afirma: "No amaba, no amaba: cuando se piden setenta millones es que no se ama".

De Manolo Prado me dice: "Prado, amigo del rey, amaba más al dinero que al rey".

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Sabino Fernández Campo junto al rey Juan Carlos I.

Voy a temas como que "al rey Juan Carlos se le conocen amoríos, negocios, amigos de moral extraviada, vida muelle, deportes caros y lujosos, cacerías lejanas, cruceros de placer, temporadas de indolencia, una vida bulliciosa de alterne con la jet más frívola y ociosa... un dolce far niente con demasiadas ausencias de su casa, de su jefatura del Estado, de sus conciudadanos". Su respuesta no es negar, asiente. Su comentario, por elevación o por "paternal comprensión" es:

"El rey nota cuando ha caído en un bache. Son baches en los que le meten otros, pero rectifica". Siempre me da la sensación de que exculpa al rey porque son otros los que le tienden trampas, otros los que ponen tentaciones a su paso, otros los que le incitan al mal... Al parecer él le ha hecho este comentario al Rey: "Dé gracias a Dios, si nota los baches. Eso es señal de que va por una buena carretera y no por un mal camino o por una trocha vecinal. Ahí los baches no se notan: todo es un bache".

Segunda conversación con el padre Bartolomé Vicens Fiol. Calle Madre de Dios 35. 15 de junio de 2005.

Sobre Bárbara Rey: "Se presentó aquí esa mujer. Dijo que quería hablarme, porque sabía muchas cosas. Empezó a contarme lo que ella decía saber y tener bien documentado con fotografías, vídeos, grabaciones de voz, etc. Con setenta millones de pesetas que le dieran, se callaría. Me dijo: 'Tengo documentos y tengo testigos', entonces yo fui por la directa: 'Pues vamos ahora mismo a verlo'. Y nos fuimos en mi coche con idea de buscar y ver todo eso que decía tener. Me llevó a diez o doce sitios. No a uno ni a dos. Y no había nada de nada. ¡Nada de nada!. Después de esto, el rey me dijo por teléfono: 'De lo de anteayer, ni una palabra más'. Bárbara Rey llamó por teléfono a Manolo Prado y le dijo: 'El padre Bartolomé lo ha jodido todo'".

[Esta es la versión del padre Bartolomé. La de Bárbara Rey a la prensa era que Manolo Prado le había amenazado, y que fue él quien instigó el registro de su casa... A mí los del Cesid me contaron cómo hicieron el registro -los diversos registros y requisas de material- aunque tampoco tengo que creer que con esa 'limpieza' hubiesen acabado con el peligro. De hecho, Sabino me ha repetido casi todas las veces que le he visto en 2005 su preocupación por la amenaza y la presión de esta mujer sobre los sucesivos Gobiernos, también sobre el de Zapatero; y que Bono -como ministro de Defensa, de quien depende el CNI- le preguntó si realmente había que seguir pagándole lo que pedía].

De Sabino Fernández Campo dice: "Es un auténtico señor, muy preparado, muy inteligente, muy erudito, muy bien formado. Es el mejor consejero que ha tenido el rey. Además, el mejor confidente de la reina. La reina hablaba con él horas y horas, contándole y preguntándole cosas suyas, de ella y del rey. Y alguien de los alrededores de Mario Conde quiso quitarle poder a Sabino y provocó su salida. Alguien que malmetió al rey y a la reina. Y fue en la comida en Horchers, por sorpresa, estando los tres solos a la mesa, cuando el rey dijo: 'Sofi, Sabino nos deja. Y se va por tu culpa'".

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Re: Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Assia » Dom 29 Ene, 2017 9:16 am

Yo no entiendo este 'lio'' de Barbara Rey y el Rey emerito. Es en Espaa 1 delito el chantaje.? Porque si en Espana el chantaje es 1 delito muy grave, tan grave como el crimen, Barbara Rey deberia de haber sido detenida. En muchos paises el chantaje se considera 1 delito peor que el crimen porque 1 chantaje puede ser la causa de 1 suicidio o la causa de que se asesine al chantajista. El rey emerito se ha acostado con muchas mujeres y al parecer nadie lo ha amenazado con hacerlo publico mas que esta Barbara Rey. Vamos,aque esta Barbara Rey era menor de edad.? Por lo que he leido Barbara Rey ha tenido muchos amantes y a ninguno le ha hecho chantaje mas que al rey emerito.? En este foro, gracias a la Administracion podemos opinar libremente. Es por eso por lo que a mi me viene fastidiando y por eso lo escribo que se nombre a 1 muerto como esta Sabino. Despues de muerto Sabino, desde el ''eminente pensador'' Trevijano a muchas personas mas, no han parado de basar sus ''historias'' conque ''Sabino me lo dijo'' Cuando Sabino no puede confirmarlo o negarlo. Si Sabino hubiera dicho tantas cosas, creo que hubiera dejado escrito 1 libro para ser publicado despues de muerto Sabino. Tomadlo como opinion personal. Pero cada vez me suena eso de ''Sabino me dijo'' a... ''ME LO DIJO ADELA.''
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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Lun 30 Ene, 2017 1:42 am

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PREGUNTAS. MIGUEL ÁNGEL MELLADO


    La triste historia de la cándida Sofía ¿y su marido desalmado?

Siempre que no sé cómo titular un artículo o un reportaje se me viene a la cabeza el nombre sublime de uno de los libros mágicos de Gabriel García Márquez, La increíble y triste historia de la cándida Eréndida y de su abuela desalmada. Compuesto por siete cuentos y publicado como un tránsito entre Cien años de soledad y la prolija obra posterior del autor colombiano, está escrito “con un nuevo tipo de frase larga, envolvente, llena de ramificaciones…”, como lo presenta otro grande, Mario Vargas Llosa.

Cuentos, 100 años de soledad, largo y envolvente como una corona, lleno de ramificaciones, más el susodicho título… Me pregunto qué tiene que ver todo esto con la pregunta que quería hacer hoy: tras conocerse más detalles del escandaloso cuento erótico de Bárbara Rey con nuestro don Juan… Carlos, silenciado como se pudo con los fondos públicos; tras un reinado largo y lleno de ramificaciones y amigos tantas veces tan poco recomendables; con la reina de la soledad, Sofía, humillada ante toda España por su marido desalmado, el rey, ¿en qué situación se encontraría hoy la monarquía si Juan Carlos I no hubiera abdicado el 2 de junio de 2014 y siguiera siendo el Jefe del Estado? Esta era la pregunta dedicada, a modo de regalo, para Felipe VI, que mañana cumple 49 años sin ningún escándalo sobre la pechera; al menos por ahora.

Decían los griegos que nadie puede afirmar que ha sido feliz hasta el último suspiro. Y eso es, precisamente, lo que le está sucediendo al rey emérito, en gran medida debido a su mala bragueta y a su conciencia laxa, aderezada desde luego con grandes dosis de simpatía.

Y eso que estaba muy advertido, incluso por la misma reina Sofía. En más de una ocasión, ella le afeó su liberalidad en temas de dinero y, sobre todo, de sexo, recordándole que “el trono y la monarquía podrían irse a pique por los escándalos y la falta de ejemplaridad del monarca”. Con estas palabras me lo comentó una persona muy próxima a la entonces reina. Hace tantos años que todavía no se había producido el escándalo protagonizado por su hija Cristina e Iñaki, duque de la “Urdanza”.

Don Juan Carlos estaba advertido incluso hasta por escrito. En un documento privado, en manos de este periodista gracias a un antiguo colaborador de Palacio, se le prevenía ya el 27 de abril de 1983 de todo lo que debía hacer y, sobre todo, no hacer para que su reinado no fuera el suspiro final de una institución reinstaurada por Franco y, luego, apoyada por los españoles.

Aquel 1983 no fue un año cualquiera: acababa de llegar al poder el PSOE y el autor o autores del documento titulado “Somero estudio sobre la situación política presente y las previsiones de futuro de España” temían que los ladinos Felipe González y Alfonso Guerra buscaran la caída de la monarquía y la instauración de la república de la manera más sibilina imaginable: facilitándole la buena vida al rey, sin poner obstáculos a todo tipo de desmanes privados.

En la página 15 del referido documento se escribe: “Rebajada hasta cierto punto la figura del Monarca o, más exactamente, elevada y aislada hasta que pierda contacto directo con la vida política cotidiana, el Gobierno socialista procurará proporcionarle todas las facilidades posibles para hacer su vida agradable, cómoda y hasta frívola”.

Y prosigue el autor -¿acaso se trata de Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa del Rey, con la supervisión de Manuel Prado Colón y Carvajal, correveidile, administrador y confidente del monarca en los 80?-: “No pondrá inconveniente alguno en que el rey y su familia disfruten de cuantas vacaciones les apetezcan; en que utilicen aviones DC-8, Mysteres, helicópteros y los medios más confortables para sus traslados; en que aparezcan en la prensa practicando los más caros deportes y visitando con carácter turístico los lugares más selectos, donde se alterna frecuentemente con esa especial sociedad internacional que constituye siempre materia propicia para llenar las informaciones y las páginas de las revistas especializadas”.

Este párrafo preventivo resume la historia oficial no publicada de la monarquía no tan modélica de Juan Carlos y su familia. Uno de los ejemplos de disipación en palacio es el lío de Bárbara Rey, mal tapado a base de transferencias millonarias a la vedette procedentes e los servicios secretos y desde el Ministerio de Defensa, con dinero de todos los españoles. Se habla de entre dos y tres millones de pesetas mensuales, cuando pocos españoles ganaban más de 200.000 pesetas al mes a finales de los años 80, 90 y principios del 2000.

De aquellos lodos vienen ahora las actuales inundaciones sobre el reinado de Juan Carlos I, cuya historia final está aún por escribir, sobre todo en lo relacionado con actuaciones económicas privadas.

Que la reina Sofía esté rota por la infidelidad de su consorte, como publicamos en un reportaje firmado por Juan Luis Galiacho, no dejaría de ser un episodio común y similar al que sucede en tantas familias. En cierta ocasión, doña Sofía, desesperada por las ausencias de nuestro don Juan, le preguntó a Sabino Fernández Campo: “Dime la verdad, ¿es la misma o son varias?”. La leyenda del amante máquina –decía Ortega que una cosa es el amor y otra los amoríos- la acrecentó el periódico británico Daily Mail al publicar que el rey de España podría haber tenido más de 1.500 amantes. Sensacionalismo. ¡Qué más da! Los asuntos de la cama no cuentan mucho. Los de la caja, sí.

Felipe VI celebra mañana 49 años. Cuando su padre cumplió los mismos, en 1987, en España pasaron muchas cosas. Algunas terribles, como el atentado de Hipercor o el de la casa cuartel de Zaragoza, en el que entre los 11 muertos había cinco niñas. También aquel año Mario Conde fue elegido presidente de Banesto. Al poco tiempo se convirtió en el lazarillo del palacio de la Zarzuela, sin que esté claro quien mandaba más en la súbita asociación, si el señor o el súbdito.

Felipe VI siempre ha estado más próximo a su madre que a su padre y no parece tener similar obsesión por las mujeres, por el dinero y por el mucho gratis de su progenitor y antecesor. Hace unas semanas se compró un Lexus híbrido 450 y descartó un coche de gama más alta, como el Porsche, firma tan querida por su padre. El rey actual pagó el vehículo de su bolsillo.

Si Felipe VI quisiera, estoy dispuesto a regalarle de cumpleaños aquel documento de 1983, “Somero estudio sobre la situación política presente y las previsiones del futuro en España”, actual porque la ejemplaridad no tiene edad. A su padre le habría venido bien leerlo en vez de pasárselo por el forro del armiño.

El cuento del rey desalmado y desarmado con el paso de los años aún no ha terminado. Una pena, precisamente cuando el próximo mes de abril se cumplirán 40 años de la legalización del PCE, operación fundamental en la consagración de la democracia, en la que Juan Carlos I fue decisivo junto a Adolfo Suárez.

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Re: Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Assia » Lun 30 Ene, 2017 3:19 am

Se habla mucho de que el Rey emerito se acosto con muchas mujeres espanolas. Al parecer o por lo que vengo leyendo, ninguna de estas amantes o supuestas amantes espanolas, han insinuado nada. Ni siquiera lo han confirmado o desmentido, mas que al parecer Barbara Rey a medias palabras: que si peligra su vida... que si tiene pruebas de alguien muy importante.. y encima con esas medias amenazas chantajistas
se le paga todo lo que se supone que ha cobrado por miedo...? Pues luz verde a los chantajistas y a sacar pagne de las arcas publicas cuando al parecer ya no es 1 secreto y muchos estan hacienda cajas a costa de gritar ese ''secreto'' a voces.
Assia

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Maxi

Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Maxi » Lun 30 Ene, 2017 1:44 pm

Assia cualquier celebridad está expuesta a especulaciones sobre su vida privada. Juan Carlos también, incluso más por ser persona de la realeza y de sobra sabemos el río de tinta que ha hecho correr su fama de mujeriego. Esos mismos rumores le atribuyen a Sofía el papel de señora cornuda y resignada, apegada a sus hijos aunque a los hijos también los devoren otros incendios, como en el caso de Urdangarín. En fin, no creo que importen nada los asuntos de cama, que no dejan de ser asuntos estrictamente privados. Personalmente me da mucho repelús andar interesándome por lo que cada quién haga con sus aficiones amorosas. Más bien no soporto las habladurías y chismes en esa materia, me dan un poquito de repugnancia.

El problema de JC es la aparición de Corina y el descenso del crédito popular de este monarca, que va en picado desde que, además del de Corina, se le han descubierto otros deslices pero no de cama sino de dinero. Eso sí que son palabras mayores. La abdicación de Juan Carlos I quizá tenga otras causas, además del hecho de dejar paso a las nuevas generaciones, etc. Ya se verá.

En estas condiciones entiendo muy bien que Felipe VI y Letizia hagan lo posible para no aparecer con el Rey emérito sino en lo imprescindible, aunque hay sectores de la prensa, sobre todo la más ultramontana, que echan la culpa a Letizia de todo lo habido y por haber. Obviamente no estoy de acuerdo. Los nuevos Reyes hacen bien en procurarse una imagen desligada de todo lo que huela a corinas, a billetes, a Suiza y en general a todo lo que atufa a ciertos desmanes.

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Vie 17 Mar, 2017 1:04 am

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Marta Gayá y Corinna, dos ases de corazones para el Rey Juan Carlos

Marta Bolonio




El 13 de abril de 2012 es la fecha que pasará a la historia como la fisura de la Corona. Ese día el Rey Juan Carlos se rompió la cadera en un accidente mientras cazaba en Botsuana, pero sus huesos no fueron lo único que se quebró. La confianza de los españoles hacia su monarca también se hacía pedazos y ese escudo que había protegido durante años la privacidad del don Juan Carlos se convertía en papel de hojalata. La compañía del soberano en aquel viaje por África fue lo primero que traspasó ese débil escudo que todavía le protegía. Una princesa alemana de nombre Corinna zu Sayn Wittgenstein era la persona que acompañaba al Rey durante su desafortunada caída y también la que le arropó en las dolorosas horas posteriores al accidente. Su nombre ya se escribía negro sobre blanco esos días de forma continuada en la prensa de toda España. No hubo censura. El secreto de Su Majestad ya no era tal.

Sin embargo, la irrupción de Corinna en la vida de don Juan Carlos data mucho antes de ese fatídico 13 de abril de hace cinco años. El monarca la conoció en 2004 durante una cacería celebrada en Ciudad Real y desde entonces se quedó prendado de esa rubia de ojos azules, de aspecto imponente y grandes habilidades sociales. Su relación comenzaría muy poco después y perdudaría hasta finales de 2014. La presión mediática y una gestión nada discreta del romance por parte de la alemana dieron al traste con una relación que el Rey consideraba el amor de su vida. Un término que, precisamente, ya había usado con otra mujer: Marta Gayá.

El idilio de don Juan Carlos y la guapa balear comenzó en 1990 y debió durar hasta que Corinna se cruzó en la vida del soberano. No hubo ruptura como tal con Gayá. La suya no era una relación al uso y nunca lo sería, así que simplemente el fin de su historia de amor llegó más pronto de lo previsto. Al menos para ella.

Muchas semejanzas unen a las dos mujeres que han devuelto la ilusión a Su Majestad en las últimas décadas. Se cruzaron en el tiempo y compartieron su talante, su atractivo físico, su templanza para encajar qué papel jugaban en la vida del Rey de España y también la discreción que requería tal papel. Una discreción que, sin embargo, Marta ha mantenido hasta nuestros días rechazando suculentas cantidades de dinero para hablar del Rey, pero que Corinna mancilló cuando posó para ‘¡Hola!’, para ‘El Mundo’ y también para la revista francesa ‘Paris Match’. “Hablo ahora porque tengo que defenderme, ya que mi silencio se estaba malinterpretando”, se excusó la mujer que se definió a sí misma como la amiga entrañable del Rey.

Ese mismo gesto en Marta Gayá resulta hoy impensable a pesar de que el paso del tiempo y la nueva condición de rey emérito de Don Juan Carlos le dan cierta vía libre. Ella siempre desechó el calificativo de entrañable y lo cambió por el de secreta. Su manera de afrontar la relación con el monarca y el recelo que la prensa aún mantenía en los noventa para salvaguardar la privacidad del soberano le allanaron el camino. Sin embargo, 37 años después su nombre suena en una grabación que pone de manifiesto cuan importante fue para el Rey de España: “Nunca he sido tan feliz”, se le oye decir a don Juan Carlos.

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Vie 17 Mar, 2017 1:06 am

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Marta Gayá durante la pasarela Cibeles Madrid Fashion Week 2008.


Marta Gayá: La mujer que enamoró al Rey Juan Carlos

Paloma García-Pelayo




Un íntimo amigo del Rey Juan Carlos fue el que una mañana de sol los presentó en Palma. -‘Señor, Marta Gayá’-. Así fue, según una fuente cercana, cómo aquella mañana de 1987 comenzó todo. Fue un auténtico flechazo y enseguida comenzaron a verse. “Ella estaba loca de amor pero él, también”. La mujer que enamoró al entonces Rey se había casado muy joven pero su matrimonio “duró muy poco”. Tomada la decisión de divorciarse, comenzó una relación sentimental con el monarca que acabaría 15 años después y que le marcaría el resto de su vida. .

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Poco se ha sabido hasta ahora de Marta Gayá. Su máxima prioridad ha sido siempre la discreción. El perdón público del Rey Juan Carlos, en abril de 2012, tras el episodio de Botsuana, Corinna y los elefantes, marcó el final de una etapa. Fueron años en los que un pacto no escrito le protegía ante cualquier noticia o comentario que pudiera perjudicarle. De la Serenísima – como comenzaron a llamarla en Palma – por supuesto, no se hablaba; no se escribía; no se sabía. Pero, ¿quién es realmente Marta Gayá?

Todos los que la conocen destacan sobretodo su discreción y elegancia. Hija de una familia acomodada de Mallorca, sus padres fueron propietarios del entonces emblemático hotel Villamil de Calviá. Se comprometió muy joven con un ingeniero malagueño llamado Juan Mena al que conoció en la ciudad andaluza. Se casaron enseguida y él se trasladó a Palma donde comenzó a trabajar en la empresa de cementos que dirigía su suegro. Tres años después, empezaron los problemas y decidieron divorciarse. Hay quien asegura que conoció a don Juan Carlos antes de su separación, sin embargo, otros amigos lo niegan. Sea como fuere, su ex marido, ya fallecido, se volvió casar con una ginecóloga con la que formó una feliz familia. Marta y Juan nunca tuvieron hijos.

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MARTA GAYÁ DURANTE EL FUNERAL DE JOSE LUIS DE VILALLONGA

Por el hotel de su familia pasaron muchos nombres y apellidos conocidos lo que le permitió entablar relaciones con un amplio grupo de gente de Madrid que escogían Palma como refugio de vacaciones. Pero también el que decidiera trabajar como relaciones públicas, cuando se separó de su marido, en la discoteca del Club Náutico de Palma, meeting point de la flor y nata mallorquina, donde también se citaba el todo Madrid que veraneaba en Palma. Habla inglés y algo de francés.


Y entonces llegó él

Cuando conoció a don Juan Carlos, su vida cambió en muchos aspectos. Vivía en Palma, como siempre, pero comenzó a viajar a Francia y a Suiza. Al principio, su familia, sus padres, su hermana y su hermano, no sabían nada, pero a medida que la relación fue afianzándose -todo lo que las particulares circunstancias permitían- se acostumbraron a vivir con el secreto de su hija y hermana. Enamorada de su isla, siempre le ha gustado el mar y también navegar.

En aquella época en la que se veía con el monarca, reunía a menudo a sus amigos en su barco. “Era el mejor plan de todos. Era precioso, de unos 18 metros de eslora”, según cuenta un amigo de hace años. Ella también navegó en el Fortuna. El Rey la invitó sin saber, o quizá sabiendo, que hubo quienes los vieron juntos a bordo del magnífico yate en el que cada verano se fotografiaba a la Familia Real.

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EL EMPRESARIO RAMON MENDOZA Y MARTA GAYA PASEANDO POR LAS CALLES DE MADRID.

Buena conversadora y de una calma infinita en su manera de ser, cuentan que es mujer de carácter y muy independiente. Siempre que viajaba a Madrid, cuenta una conocida de entonces, iba con su grupo de amigos a Pachá y subían a la zona reservada El Cielo.“Ella era consciente de con quién estaba y cómo era el hombre del que se había enamorado. Nunca quiso más, nunca pidió más. Su relación fue de verdad, seria; de muchos años y nunca quiso hijos. La maternidad no estaba entre sus prioridades, ni siquiera en su proyecto de vida”, según detalla a Look una fuente que prefiere mantener el anonimato.

En Palma se veían en casa de amigos, no salían pero en París, sí. Allí era más fácil. Solían quedarse en casa de José Luis y Sylliane de Vilallonga donde siempre tenían su habitación preparada. Gstaad ( Suiza) era otro de los lugares para encontrarse. “Si Marta fue feliz de verdad, solo lo puede confirmar ella. Desde luego lo parecía”. Ahora, bien, si hay algo en lo que los amigos coinciden es que Gayá nunca hablaba de él “Era una cuestión de respeto que entendíamos perfectamente. Hay cosas que nunca se deben preguntar”.

Aunque pareciera lo contrario, continua esta persona que la conoce bien, “todo era mucho más normal de lo que se pueda pensar”. El monarca mantenía buena relación con los hermanos de Marta. Su cuñado es, además, un urólogo eminente en Palma y atendió personalmente a don Juan Carlos. Hay quien señala también la buena relación de la Serenísima con algunos hijos de doña Pilar de Borbón: “Sí, se llevaban bien y los vimos juntos alguna vez en Palma. Pero de esto hace ya mucho tiempo”.


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El final de una relación

La historia se acabó como empezó la suya cuando él la conoció. Don Juan Carlos se interesó por otra mujer que no era la suya, y según un testimonio que no duda un ápice en confirmarlo, “no fue por Corinna”. Ella llegó después. Primero fue con la mujer de un buen amigo. La serenísima perdió su calma y todo acabó, pero, tras el disgusto inicial, ha mantenido una buena amistad con el Rey. Se respetan y se quieren

Hoy, Marta Gayá es una señora de 73 años. Sigue llevando una vida tranquila. Pasa los meses de invierno en Gstaad y el resto en Palma. Se cuida mucho, sigue navegando y sobretodo disfruta lo que puede de la compañía de sus amigos. El Rey Juan Carlos es uno de ellos.

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Sab 18 Mar, 2017 1:59 am

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    LA VIDA DE LOS OTROS
    EMILIA LANDALUCE

LA SEMANA EN LA QUE NARCÍS SERRA HA VUELTO A SER PROTAGONISTA



José Ignacio Wert ha vuelto a España. Lo hizo durante unas horas para descubrir su retrato (obra de Rafael González Cidoncha) que ya adorna las paredes del Ministerio de Cultura. El cuadro, dicen, ha costado 20.000 euros. ¿Demasiado? No si nos remontamos a tiempos más infelices. En marzo de 2012, mientras el Gobierno de Rajoy recortaba 27.300 millones, accedía a pagar 82.600 euros por un retrato de Bono (con el transplante capilar ya afianzado) de Bernardo Torrens que en su día ya había recibido el encargo de pintar a Félix Pons.

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Los políticos suelen elegir a sus retratistas. Algunos como Pilar del Castillo o Juan Fernando López Aguilar se autorretrataron sin coste alguno para el erario. En el otro extremo, la mayoría recuerda aún el cuadro de Francisco Álvarez Cascos que el Ministerio de Fomento encargó a Antonio López (194.000 euros). Entonces se dijo que el cuadro se le había adjudicado al artista manchego por su vinculación con la Galería Malborough, en donde entonces trabajaba María Porto, mujer del ex ministro.

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Hernán Cortés es el pintor de corte más solicitado. Pintó los 34 retratos de la galería del Senado por 417.000 euros y cobró 80.000 por el cuadro de Luisa Fernanda Rudi para el Congreso y otros tantos por el de Bono como titular de Defensa. Las comparaciones son odiosas. En EEUU, los congresistas pagan los retratos con su dinero y en Alemania el único que tiene derecho a cuadro es el presidente del Parlamento.

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Precisamente, Cortés fue el responsable de retratar a Rodrigo Rato (otros 80.000 euros). Resulta curioso estos días comprobar la escasa relevancia (en comparación con todos los artículos que se le han dedicado a Rato) que se le ha dado a la imputación de Narcís Serra por el agujero de 720 millones en Catalunya Caixa. Sobre todo si consideramos el paso de Serra, como Rato, por la Vicepresidencia del Gobierno.

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Puede que Serra tenga más razones para ser protagonista de la semana. El vicepresidente de González (su primer escándalo fue comprar un piano a costa del Ministerio de Defensa) tuvo que dimitir por el llamado escándalo de las escuchas telefónicas que destapó precisamente este periódico. En resumen: el Cesid había pinchado los teléfonos de una serie de personas relevantes del país, entre ellos el Rey Juan Carlos. Los responsables de los servicios de inteligencia siempre negaron que las cintas existieran...

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Pero claro que existían, como ha probado OK Diario. El diario está repasando algunos de los grandes éxitos de Su Majestad. Tiene gracia que en un momento determinado de la grabación, Don Juan Carlos desvela la identidad de su interlocutor... Le dejaremos preservar el secreto. Hay que ir más a Flanigan. O a Aspen.

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Lo que es evidente es que la grabación es un nuevo capítulo de la ponzoña que ha acumulado el Estado en los últimos años. Este fin de semana, en Sanxenxo, Don Juan Carlos no parecía excesivamente preocupado. En algunos momentos, el Bribón navegó a puntas de 20 nudos. No se trató de una victoria fácil. Su rival más enconado fue el AlibabáII. Vaya nombre...

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La pregunta es evidente. ¿Qué será lo próximo? En El sermón del bufón, Boadella cuenta uno de sus encuentros con el monarca emérito, “un Rey de verdad”. Lo más cómico es que Boadella imita a la perfección la forma de hablar del soberano. ¿De qué hablaron? De Cataluña. Y volviendo a los cuadros. Estos días declaraba Macià Alavedra, viudo de Doris Malfeito, pintora de referencia del establishment catalán. En el auge de CiU, se pagaban 16.000 por cuadrito. Luego, tras la caída de Alavedra, no había quién se los quitara de encima por 100. No se indignen. Algunos acuerdos editoriales (piensen en el millón que le pagaron a Bono por sus memorias) son tan sustanciosos como un consejo. Las puertas giran de muchas formas.


EL MUNDO / LA OTRA CRÓNICA / SÁBADO 18 MARZO 2017

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Sab 18 Mar, 2017 2:00 am




MARTA GAYÁ
CLAVES DE SU AMISTAD CON EL REY, QUE CONTINÚA

Mallorquina, hija de un hostelero y divorciada, ha sido una de las mujeres más importantes en la vida de Don Juan Carlos. Hoy reside en Suiza y pasa los veranos en Palma, donde conserva casa y barco. Fue administradora de varias empresas mientras duró su relación con el Rey.

MARCOS TORÍO / COTE VILLAR


"AL PRINCIPIO, LA SOCIEDAD de Mallorca era muy reacia a tratarla. Pero es una mujer inteligente y poco a poco se fue ganando a todo el mundo. Hoy en día es una más y la gente le tiene mucho cariño. Yo he visto a los sobrinos de Don Juan Carlos tratarla como a una tía”, describe una fuente cercana a Marta Gayá (68), la mujer que hizo pasar al Rey emérito (79) los días “más felices” de su vida, a juzgar por una grabación hecha pública esta semana en Ok Diario. “Pasa los inviernos en Suiza y los veranos en Palma, donde tiene un yate y sale a navegar asiduamente. ¿Decoradora? No sé de dónde se han sacado eso, Marta se dedica a... a... a vivir bien”.

De todas las parejas atribuidas a Juan Carlos de Borbón fuera de su matrimonio, Gayá es probablemente la más importante (con permiso de Corinna) y la más discreta, a pesar de que en los años 90 esta amistad envolvió de tal forma al Rey que no le importó romper la relación hasta entonces idílica que mantenía con los medios (que le pusieron nombre y apellidos a la dama) y con el Gobierno de Felipe González, quejoso de las continuas ausencias de Juan Carlos.

Todas las fuentes consultadas afirman que Gayá y el padre de Felipe VI siguen manteniendo una buena relación a día de hoy. Desde Suiza, la señora espera que “con el tiempo” todo se calme. Su lealtad ha pasado ya todas las pruebas, sólo se le conoce un desliz durante una fiesta, cuando en una conversación con sus amigos se refirió al Rey como Juancho, lo que desvelaba el grado de intimidad que había entre ellos. Ninguna más.

Don Juan Carlos y Gayá comenzaron su relación en 1990, en Palma de Mallorca. Ella era hija del hostelero Fernando Gayá, propietario del Hotel Villamil, en la zona turística de Peguera. En los 70 se casó con el ingeniero malagueño Juan Mena, pero el matrimonio duró muy poco y nunca más volvería a pasar por el altar. Entre su círculo de amistades se encontraban Marieta Salas y Zourab Tchokotua, amigos a su vez del Rey Juan Carlos, que organizaban unas fastuosas fiestas en su casa de verano de Sa Mola. Fue en ese entorno donde se estrechó la amistad entre ambos.

La importancia de la señora Gayá en la vida del monarca fue capital durante años, “nada que ver con un amor de verano”. En la temporada invernal, la seguridad de Casa Real la recogía en el aeropuerto de Barcelona y la trasladaba hasta las pistas de Baqueira. Contaba con un entrenador de esquí a su disposición y habitación propia en un lujoso hotel, aunque no dormía en ella. La confianza era tal entre ambos que una noche en Palma, al avistar el Rey a los padres de Gayá en una fiesta, dejó a todo el mundo patidifuso al comentar sonriente y despreocupado a quienes le acompañaban: “Voy a saludar a mis suegros”. También hay fotos de Marta departiendo con el conde de Barcelona en la noche mallorquina.

La influencia de Marta creció hasta el punto de conseguir que en 1991 su amigo José Luis de Villalonga se convirtiera en el biógrafo del Rey, a pesar de que el mallorquín Baltasar Porcel ya había sido escogido para escribir el libro y se había entrevistado varias veces con el soberano.


“RELAJADA Y DIVERTIDA”

Don Juan Carlos estaba exultante con su relación, en una época en la que los medios eran especialmente protectores con él. “En Mallorca, ella llegaba a un acto en el que coincidía con el Rey y los fotógrafos bajaban la cabeza, buscaban bolígrafos, se daban la vuelta y nadie la fotografiaba. Nadie osaba sacarle una foto”, recuerda hoy una fuente. Una tarde, en la playa de El Toro, donde solía fondear el antiguo Fortuna, un reportero lo encontró con su amiga. El Rey, sin inmutarse, sólo le dijo señalándola a ella: “Lo que quieras, pero de ésta nada”.

Gayá, mientras, parecía vivir de las rentas. En los años de su relación con el monarca emérito aparece como administradora única de tres empresas que a día de hoy siguen existiendo: Avenidas 23, constituida en 1990 y cuyo objeto es la promoción inmobiliaria, contaba con un capital de 57.500.000 de las antiguas pesetas; Calvinest, que también se dedicaba a la promoción inmobiliaria, gozaba también de una excelente salud financiera, con un capital suscrito de 115.500.000 de pesetas según el Registro Mercantil; por último, Gayá también administró durante un tiempo Nautica Wearever.

Cuando la relación con el monarca pasó a otro plano, Gayá también desapareció de estas tres empresas. De todas cesa en 2003 y desde entonces no se le conoce más actividad profesional. En Palma de Mallorca posee un apartamento de 190 metros cuadrados muy cerca del paseo marítimo y dos plazas de aparcamiento. Hace años vendió un chalé en Es Capdellà, de herencia familiar. También vendió el barco a motor que tenía cuando acabó su relación con el monarca.

Nunca ha bajado su ritmo de vida. “Es una mujer relajada, divertida y que sabe moverse a la perfección”, describen. En los buenos tiempos contaba con tres teléfonos móviles para gestionar sus clases de inglés, de yoga y sus visitas a Llongueras, su peluquería de referencia. “Nunca habla del Rey, aunque me consta que siguen siendo amigos. Tampoco lo hará ahora”.

Aunque, varias décadas después, se haya abierto la veda.



El CNI grabó al Rey confesando desde un móvil su amor por Marta Gayá: "Nunca he sido tan feliz"


LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 18 DE MARZO DE 2017

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Dom 19 Mar, 2017 2:11 am

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Ilustración con las principales mujeres que han marcado la vida de Juan Carlos I. De ziquierda a derecha: la reina Sofía, Gabriela de Saboya, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Marta Gayà, Bárbara Rey y Olghina de Robilant.


Las seis mujeres que perdieron la cabeza por Juan Carlos I

De nuevo, doña Sofía está desolada, como sucedió semanas atrás cuando volvió a hablarse con detalle de la relación del rey emérito con la actriz Bárbara Rey. Ahora ha reaparecido el fantasma de Marta Gayà. En total, seis mujeres han marcado la vida de Juan Carlos I, como sucedió con el monarca inglés.

Juan Luis Galiacho


Las conversaciones grabadas por los servicios secretos españoles en las décadas de los 80 y 90 a relevantes personajes de la vida pública y económica española, entre ellos el propio rey Juan Carlos, han vuelto a reabrir viejas heridas en la casa real española y sacan de nuevo a la luz las relaciones sentimentales que mantuvo el monarca español durante los muchos años de su ya longeva vida. Otro tsunami que acecha a la reina doña Sofía, que lo pasó realmente mal cuando en enero resurgió el escándalo de los amoríos de don Juan Carlos con la vedette murciana Bárbara Rey. También estaba implicado el servicio de espionaje español, que en este caso buscaba tapar el affaire.

El pasado lunes la reina emérita asistió con don Juan Carlos al acto de la imposición de la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio a Francisco Luzón López. Se la vio, como siempre, impecable en las formas. Casi todo el tiempo estuvo seria, pero incluso en algún momento dedicó algún gesto de complicidad a su marido.

Sus más allegados dicen que de nuevo está desolada, aguantando estoicamente un nuevo golpe. Y son ya muchos. La mala suerte o el azar llevaron a que el cénit del escándalo del caso Bárbara Rey la cogiera en España, con recepciones privadas y otros actos públicos previstos como el que le obligó a acudir con Don Juan Carlos y sus majestades Felipe VI y doña Letizia a la entrega de los Premios Nacionales del Deporte (23 de enero de 2017). Dicen sus allegados que a la reina, más que los afectos, le duele mucho en lo personal que en el recuerdo de sus casi 39 años de reinado junto a Juan Carlos I quede al final un legado lleno de amantes y escándalos. Algo que ha pasado con muchos monarcas a lo largo de la Historia.

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Históricamente, Enrique VIII no tiene parangón. Pocos reyes han sido más famosos en Inglaterra y en toda Europa que él por sus amoríos e infidelidades. Testarudo y temperamental, consiguió muchos logros para una entonces pequeña Inglaterra que seguía lamiéndose las heridas de lo perdido en Francia y de una guerra civil que había asolado el país en décadas anteriores. Nadie duda que creó las bases de lo que sería un imperio, pero todo ello quedó eclipsado por sus relaciones amorosas y la ruptura con Roma, en este caso bajo la influencia de una de sus amantes, Ana Bolena. Esposas engañadas, repudiadas o ejecutadas.

También el propio monarca fue víctima a menudo de intrigas, de las malas artes de sus esposas, de consejeros poco competentes o de la mala fortuna. Diferente peso, intensidad y consecuencias para la Historia tuvieron las relaciones que mantuvo Enrique VIII con todas ellas: Catalina de Aragón, Ana Bolena, Juana Seymour, Ana de Cléveris, Catalina Howard y Catalina Parr. Mujeres que marcaron su vida.

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Por orden de aparición, las esposas de Enrique VIII (en el centro): Catalina de Aragón, Ana Bolena, Juana Seymour, Ana de Cléveris, Catalina Howard y Catalina Parr.

Han pasado 470 años desde que Enrique VIII reinase. Ahora es en otra Corte, la de España, donde el escándalo se repite. Ambos monarcas tienen paralelismos, pero también diferencias (Juan Carlos I solo se casó con una mujer, mientras que Enrique VIII se casó con seis). Seis también han sido, al menos, las féminas que han marcado la vida del hoy rey emérito de España: Doña Sofía, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, Marta Gayà, Bárbara Rey, Olghina de Robilant y Gabriela de Saboya. Mujeres que perdieron la cabeza por el monarca.


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Sofía de Grecia, la sufridora profesional

Su mujer, su única esposa. Sofía de Grecia y Dinamarca conoció a don Juan Carlos en el verano de 1954 a bordo del yate Agamenón, un crucero que organizó su madre, la reina Federica de Grecia. La futura reina de España tenía 15 años, y Juan Carlos, 16. Los Reyes no congeniaron en aquella ocasión, ya que ella estaba enamorada del entonces príncipe Harald de Noruega y él mantenía una relación con María Gabriela de Saboya.

Tres años más tarde volvieron a encontrarse en la boda de uno de los hijos del Conde de París y poco después, en el enlace de un pariente lejano de don Juan Carlos, Antonio de Borbón Dos Sicilias. Allí fue donde surgió la chispa. El siguiente gran encuentro fue el 8 de junio de 1961, cuando asistió en York a la boda de los duques de Kent. Por entonces, la relación ya estaba consolidada. Desde ese momento se precipitaron los acontecimientos. La petición de mano se produjo el 13 de septiembre de 1961 en Lausana y la boda tuvo lugar en Atenas, el 14 de mayo de 1962.

A pesar de lo que se vendió en aquellas fechas, don Juan Carlos y doña Sofía siempre mantuvieron una relación de cariño mutuo y afecto real que perduró hasta la llegada de la democracia a España. Lo que ningún experto en Casa Real pone en duda es que Juan Carlos I sí sacó un buen partido de esta boda, pues se trataba de una princesa real. Podemos decir que es como la Catalina de Aragón de Enrique VIII para Juan Carlos I. Primogénita de una casa real reinante, hija de Pablo I de Grecia y la reina Federica, renunció a todos sus derechos al convertirse al catolicismo tras su boda.

Doña Sofía nació el 2 de noviembre de 1938 en el Palacio Real de Tatoi de Atenas. La Segunda Guerra Mundial la obligó a pasar sus primeros años de la infancia en Egipto, Sudáfrica y Londres, para regresar a Grecia en 1946. Allí su padre fue coronado rey un año más tarde, tras la muerte de su tío Jorge II. Vivió su juventud entre constantes fiestas y encuentros reales, gracias a lo cual se fraguó su relación con Juan Carlos I.

Durante los primeros años de casados, los reyes de España convivieron como lo haría cualquier matrimonio al uso, bajo el férreo control de la dictadura de Francisco Franco. Fueron los años más sobrios para el matrimonio real, pues el dictador, que tenía al príncipe sometido a un estricto control, no permitía ningún devaneo. Dicen los expertos consultados que si hubiera habido alguno, habría tenido lugar en algún viaje de don Juan Carlos fuera de España. Pero la reina ni la opinión pública conocieron por entonces ninguno. Según ha contado doña Sofía a sus más próximos, fueron los días más felices que ha vivido en su matrimonio, a pesar de las privaciones económicas y del control.

Tras la muerte de Franco en 1975 y la llegada de Adolfo Suárez, comienza el punto de inflexión en el matrimonio real. La libertad de acción que empezó a reinar en el pueblo español permitió a don Juan Carlos comenzar ciertos devaneos, recordando quizá el código moral de los Borbones.

La primera gran quiebra de la pareja se produjo en enero de 1976. Según se ha contado, la reina se desplazó con sus tres hijos a una finca en Toledo para dar una sorpresa a don Juan Carlos, que estaba cazando. Pero la sorpresa se la llevó ella. Doña Sofía, aparentemente enterada de esta sonada infidelidad, se marchó a la India llevándose con ella a sus tres hijos sin aparente permiso explícito del Gobierno.

Aquello dio lugar a una gran rumorología, y se cubrió bajo la pantalla de un viaje de la reina y de sus hijos a la ciudad de Madrás para visitar allí a su madre, la reina Federica de Grecia. Parece que aquella marcha de la reina se debió a una relación del rey con una folclórica, que podría haber sido Sara Montiel. Fue un punto y aparte. Su madre, su suegra y la abuela de su marido la convencieron para que volviese. “Los españoles son muy malos maridos, y los Borbones ni te cuento”, afirman que le dijo la reina Victoria Eugenia. Doña Sofía decidió regresar. Pero cada uno comenzó a hacer su vida, a dormir en dormitorios separados.

Desde ese día, han sido cuatro décadas en la que ha asumido su papel como reina. “La reina doña Sofía es una gran profesional”, ha dicho siempre don Juan Carlos sobre ella. Ante los escándalos y supuestas infidelidades del monarca, muchos han intentado buscar algún desliz de doña Sofía, pero no ha habido éxito. Se llegó a especular que tenía una casa en Londres, donde mantenía sus aventuras. Además, se la relacionó con un médico radicado en la capital británica, también con un empresario con gustos afines por el arte, así con uno de sus guardaespaldas. Pero nunca se demostró con pruebas. La reina se refugióen sus hijos y nietos.

Los últimos escándalos de la cacería de Botsuana y el caso Urdangarin, que alejó a su hija Cristina y a sus nietos fuera de España, han pesado como una losa y han derrumbado parte del muro de naipes que fue construyendo para protegerse. Todo ello provocó el fin del disimulo realizado durante décadas.

Del mismo modo, Catalina de Aragón pasó sus últimos días en soledad, apartada y lejos de la Corte. Sofía sin esa soledad estricta, y aun participando en algún acto institucional, se ha refugiado en su círculo familiar más cercano: su prima Tatiana, sus hermanos Constantino e Irene. Y también con sus nietos: Felipe Juan Froilán, Victoria Federica, Juan, Pablo, Miguel, Irene, Sofía y la futura reina de España, Leonor de Borbón y Ortiz .


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Corinna zu Sayn-Wittgenstein, reina en la sombra

Enrique VIII tuvo como cuarta esposa a una princesa alemana, Ana de Cléveris. Don Juan Carlos tuvo a la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein (53 años) como una “amiga entrañable”. La alemana (de soltera, Corinna Larsen) y él se conocieron en una cacería en Ciudad Real, en 2004. Ella, aunque aún no se había divorciado de su segundo marido (el príncipe Johann Casimir zu Sayn-Wittgenstein), hacía ya vida separada. Desde entonces mantendría una larga relación con el rey emérito no exenta de altibajos hasta hace poco. Don Juan Carlos la introdujo en los círculos de la buena sociedad madrileña, presentándola en cenas, acudiendo a monterías e incluso formando parte de la comitiva real en viajes de Estado.

Corinna ha sido una escaladora social toda su vida. Tras estudiar Relaciones Internacionales en Ginebra, se fue a trabajar a París con 21 años. Tres años después, contrajo matrimonio con Philips Adkins, padre de su primera hija (Anastasia) y persona que mantuvo una relación de confianza con Juan Carlos I hasta hace unos años. De hecho, estaba en la cacería de Botsuana junto al monarca y Corinna. En 2000, Corinna se convirtió en princesa consorte al contraer matrimonio con el príncipe zu Sayn-Wittgenstein, con el que tuvo un hijo, Alexander.

El acuerdo de divorcio permitió a la aristócrata utilizar de manera vitalicia el título de princesa y el apellido de la familia de su ex. El campo de acción de Zu Sayn-Wittgenstein siempre ha estado en el Golfo Pérsico y en los países de la extinta Unión Soviética. Hay que recordar que la princesa era una de las organizadoras de cacerías para estos magnates a través de la influyente armería británica Boss, de la que era directora general.

La relación fue como una montaña rusa. Al menos dos veces Corinna quiso romper con don Juan Carlos por no tolerar supuestamente las infidelidades del monarca. Tras ello, en 2009, Juan Carlos I vivió la época más intensa con la princesa alemana. Mantuvo contactos periódicos con ella hasta 2012, en un dúplex del complejo de lujo Domaine Rochegrise en los Alpes, que después vendió Corinna en 2013.

El dúplex era un lugar de mucha más privacidad que la casita del recinto real en el monte del Pardo habilitada para Corinna zu Sayn-Wittgenstein y su hijo. Esa casita, situada a menos de dos kilómetros del palacio de La Zarzuela, conoció una ingente actividad social: desde el director del CNI, Félix Sanz Roldán, hasta el exministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo. El dúplex en Suiza, sin embargo, era su refugio más íntimo. Don Juan Carlos pasó allí casi una semana en febrero de 2012, coincidiendo con el décimo cumpleaños del hijo pequeño de Corinna. Fue entonces cuando se comprometió con el niño a llevarlo a su primera cacería en África, en Botsuana. Y así lo hizo en abril de 2012, cuando todo se torció. La madrugada del 14 de abril de 2012, un avión trasladó de Botsuana a España al rey: tenía la cadera rota y había que ingresarlo en el hospital San José de Madrid. Ese día estalló todo.

Corinna abandonó su residencia de El Pardo, pero no se fue muy lejos del rey, tan solo a 10 kilómetros de Zarzuela. Allí, al parecer, adquirió un chalé en una exclusiva zona residencial de Somosaguas, con 500 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, y 2.915 de terreno destinado a zonas ajardinadas y aparcamiento. Pero los acontecimientos se desbordaron.

La opinión pública se abalanzó sobre el monarca, que tuvo que entonar el mea culpa. Nos relatan conocidos miembros de la nobleza que don Juan Carlos se “volvió loco y que no le importaba ya nada”. Tras décadas de intento de un aparente disimulo, conocido por muchos, el monarca quiso acabar de golpe con esa pantomima, divorciarse de doña Sofía y casarse con Corinna. Pero esto no se produjo por dos razones. Por un lado, la propia Corinna no quiso, según fuentes próximas a ella. Prefería ser “reina en la sombra” antes que exponerse directamente a la opinión pública. Por otro lado, fue determinante el papel de uno de los amigos más fieles del rey, el General del CNI Félix Sanz Roldán. El jefe de los servicios secretos españoles visitó a la princesa consorte en Londres en junio del 2012, en el hotel Connaugth, para pedirle que, por el bien de España, terminara con la relación con rey y se apartara definitivamente de él.

En estos últimos años, Corinna ha seguido con un papel estelar: más discreto pero influyente. Retornó a su base de operaciones en Mónaco, donde es una persona cercana al príncipe Alberto e, incluso, enseñó “buenas formas” a su mujer, Charlène de Mónaco. Su contacto con don Juan Carlos se ha reducido de forma importante en los últimos años, aunque su poder sigue indemne.

Enrique VIII compensó a su cuarta esposa, la princesa alemana Ana de Cléveris, con diversas propiedades a pesar de que solo reinó durante siete meses. Ana de Cleveris nunca dejó de acudir a la Corte y tener la gratitud del monarca. Enrique VIII decretó que se le diera preferencia por delante de todas las mujeres de Inglaterra, solo estaban por delante su esposa e hijas.


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Marta Gayà: el gran amor

Como han desvelado las conversaciones grabadas por el CNI, Marta Gayà fue el gran amor del rey emérito, como lo fue Juana Seymour para Enrique VIII. Sin embargo, la relación de Juan Carlos I con Marta Gayà fue larga, mientras que la de Enrique VIII con Juana Seymour se truncó por la muerte prematura de la misma.

La mallorquina formaba parte del núcleo duro de amistades que rodeaban a don Juan Carlos en la isla. Durante años disfrutaron de una relación que era un secreto a voces. El rey, recién entrado en la cincuentena, empezó a perder la cabeza rápidamente por ella: pasaban muchos fines de semana juntos y otros períodos no vacacionales. Ese amor le llevó a descuidar las obligaciones familiares e, incluso, las oficiales. En un principio, sus encuentros eran protegidos con gran cautela, pero no duró mucho.

La reina Sofía fue una las primeras personas en enterarse. En una cena con unos 200 comensales, en honor al multimillonario Aga Khan, llegaron el rey, la reina y sus invitados ilustres. Sin embargo, todavía había una mesa vacía. Ya casi en los postres, se presentaron el escritor José Luis de Villalonga y Marta Gayà, así como el príncipe Tchokotua junto a su mujer, Marieta Salas. Y en lugar de enfadarse, el rey se levantó de la silla y fue a saludarles efusivamente, gesto que denigró a la reina. Fue una presentación relativamente pública de la relación de Juan Carlos I con Marta Gayà, pero también un golpe muy duro para la reina Sofía.

La relación sentimental fue más seria de lo habitual. Una relación que por entonces hizo temblar seriamente la estabilidad del matrimonio real. Marta llevó aquello muy discretamente a pesar de que era vóz pópuli. De hecho, siempre intentó no dañar a doña Sofía. Los encuentros tenían lugar preferentemente en Mallorca, en Gstaad (Suiza) o en París, donde ella se instalaba en casa de José Luis de Vilallonga a la espera de ser llamada por el rey. Pero para don Juan Carlos no había, de nuevo, mesura alguna. En un momento muy duro para la vida de Marta Gayà, el rey no dudó en dejar sus obligaciones como monarca y acudir junto a ella a Suiza, donde Marta se había recluido con un estado de gran ansiedad en la finca del príncipe georgiano Zourab Tchokotua, el gran confidente de don Juan Carlos durante esos años. El rey quería animar a la decoradora, que había sufrido un shock tras vivir in situ la muerte accidental del propietario de la compañía Spantax, Rudy Bay, y de su compañera, Marta Girod (amigos de ambos).

Todo ello provocó una pequeña crisis política, ya que el rey, que no tenía ningún viaje previsto en la agenda oficial, dejó incluso de sancionar algunas leyes publicadas en el BOE. El entonces jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, que siempre intentó aplacar las decisiones muchas veces impetuosas del monarca, recomendó a don Juan Carlos que volviera rápidamente a España.

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Don Juan Carlos regresó el sábado 20 de junio por la mañana, despachó a Felipe González antes del mediodía y comió en privado con el presidente de Sudáfrica, Fredierik De Klerk, que estaba en Madrid de visita oficial. Por la noche ya estaba de nuevo en Suiza. Dejó plantada a doña Sofía, entre lloros, en la celebración familiar del último aniversario de don Juan Carlos, que cumplía 69 años, y que se celebró en el Club Financiero de la calle Génova de Madrid. La reina, al día siguiente, sustituyó al monarca en la apertura de la Cumbre Iberoamericana. La desaparición del rey desde el 15 al 23 de junio levantó por primera vez en España todo tipo de especulaciones sobre una supuesta relación extramatrimonial.

El escándalo continuó, primero con informaciones de medios extranjeros y después con publicaciones en medios españoles como El Mundo o Época. La confirmación pública de esta supuesta amistad provocó un terrible abatimiento en la reina Sofía, como ha ocurrido ahora los artículos sobre las grabaciones del CNI, en las que reconocía su gran y verdadero amor.

Los servicios secretos españoles acusaron al exbanquero Mario Conde de la filtración. También en el caso de Bárbara Rey estuvo, supuestamente, involucrado, aunque queda claro que el propio CESID (hoy CNI) hacía un seguimiento y grababa conversaciones sobre las relaciones de don Juan Carlos.

Además de doña Sofía, el chivo expiatorio de la relación con Marta Gayà fue Sabino Fernández Campo, que acabó siendo sustituido como jefe de la Casa Real por Fernando Almansa, acólito de Mario Conde. Después de ese verano tumultuoso, Marta Gayà dejó de aparecer en las primeras planas de la prensa. Ella vive actualmente a medio camino entre su piso madrileño, su apartamento en Palma y sus viajes por América y las Islas Griegas. Le gusta mucho el mar, como a don Juan Carlos, con el que nunca ha perdido la amistad. Amistad que sí perdió Enrique VIII con la muerte prematura de Juana Seymour, a quien siempre llevó en el recuerdo hasta en el día de su muerte. Fue enterrado junto a un estandarte con el nombre de su verdadero amor.


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Bárbara Rey: depositaria de intimidades

La vedette murciana Bárbara Rey es la que más se parece a la Ana Bolena de Enrique VIII. La relación más tórrida, sí, aunque por suerte la actriz no ha acabado sin cabeza.

Bárbara Rey no vive hoy sus mejores momentos. La relación con Juan Carlos I comenzó a principios de la Transición. Se hicieron amigos por medio de Adolfo Suárez, otro amigo de la entonces vedette en una etapa en la que ella apoyaba al líder de UCD. La relación, iniciada a comienzo de los 80, continuó de manera intermitente a lo largo de muchos años. Hasta que un buen día, en junio de 1994, don Juan Carlos de manera sutil le hizo saber que la historia había acabado. Pero la presentadora de televisión disponía de todo un arsenal de grabaciones y fotografías obtenidas en varios encuentros. Por alguna razón desconocida, la vedette siempre había tenido la afición de dejar constancia de las conversaciones privadas con sus parejas.

La discreción nunca ha sido nunca uno de los mejores atributos de Juan Carlos de Borbón, y con su supuesta amante hablaba sin tapujos de todos sus problemas, incluyendo aspectos íntimos sobre la reina y el golpe militar del 23-F. Durante esos años, parece que Bárbara Rey recibía de los fondos reservados del Ministerio del Interior unas atribuciones de entre uno y dos millones de pesetas, pero según algunas fuentes podrían ser más. Más tarde, los agentes del CNI le abrieron una cuenta bancaria en el Kredietbank de Luxemburgo, donde ingresaron 26'3 millones de pesetas, según publicó Ok Diario. Sin embargo, los ingresos se cortaron cuando la relación se interrumpió. Fue cuando ella intentó llegar a un acuerdo indicando que tenía material gráfico y audiovisual que podía comprometer al rey.

Esta fue una relación discontinua, de más de una década de duración, en la que la pasión se impuso por encima de otros sentimientos y de la que muchos han intentado sacar provecho. Como la que mantuvieron Ana Bolena y Enrique VIII. Fue tan tórrida que llevó al rey a romper con la Iglesia católica para poder casarse con ella. Eso sí, cuando Enrique VIII descubrió sus infidelidades no dudó en pedir su cabeza.


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Olghina de Robilant: "No puedo casarme contigo"

“Surgió un flechazo entre compañeros de mesa. Me enamoré como una colegiala. Era una relación alegre, simpática, sin pretensiones, sin compromisos”. Así definió la condesa Olghina Nicolis de Robilant su sonadísimo romance que, con una fuerte carga sexual, tuvo durante cuatro años. Fue la Catalina Howard de don Juan Carlos: esplendorosa, vivaz, risueña, con un largo historial de relaciones. Fue una relación de locura la vivida con don Juan Carlos durante los años 50 y 60, a medio camino entre Italia y Estóril (Portugal).

Aquella relación, que para todos los círculos reales españoles no era la adecuada, tuvo otra historia paralela. La oficial. La de las relaciones entre el heredero al trono español y la hija de María Gabriela de Saboya, hija del exiliado Rey de Italia Humberto II. “Sabes que estoy enamorado de ti como de ninguna otra chica hasta hoy. Pero sabes también que, por desgracia, no puedo casarme contigo. Debiendo, por tanto, escoger, creo que Gabriela es la más conveniente”, llegó a declarar por carta don Juan Carlos a Olghina. Unas misivas que la propia Olghina vendió en 1984 al editor del grupo Zeta, el ya fallecido Antonio Asensio. El editor catalán paró su publicación durante algunos años tras una audiencia con el Rey en el Palacio de la Zarzuela. Sin embargo, al menos, parte de ellas salieron a la luz en Interviú en 1988.

Con 25 años, Olghina se convertía en madre soltera para escándalo de la familia y, especialmente, de su madre, que no paró hasta conseguir la custodia de su nieta Paola. Nunca ha revelado el nombre del padre, aunque en 1989 el semanario Oggi publicó declaraciones suyas asegurando que el progenitor era el Rey de España. Olghina lo desmintió tajantemente. Casi cinco siglos después, esta italiana de la dolce vita, también adelantada en su tiempo, gozó de una existencia parecida a la de Catalina Howard. Sin embargo, la condesa Olghina hubiera acabado en algún cadalso u hoguera inquisitoria de haberse relacionado con Enrique VIII.


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Gabriela de Saboya: el primer destello

Se asemeja a la última mujer de un ya enfermo Enrique VIII, Catalina Parr, ya que fue el amor más bucólico, la relación más discreta de don Juan Carlos, al igual que la de Enrique VIII. Una relación muy semejante en momentos de su vida muy diferentes. La relación que mantuvo el rey de España con Gabriela de Saboya también se produjo años previos a su matrimonio con doña Sofía. Fue un periodo de efervescencia amorosa de don Juan Carlos.

"Juan Carlos era muy simpático. Yo lo quería mucho. Íbamos al cine y al casino los domingos. Él no pasaba mucho tiempo en Portugal porque estudiaba en el Palacio de Miramar (San Sebastián), pero nos escribíamos muchas cartas", llegó a declarar Gabriela de Saboya.

El entonces príncipe bebía los vientos por aquella princesa, su gran amor de juventud para muchos, aunque ella le hacía sufrir por momentos eligiendo otras parejas para los bailes. De hecho, Gabriella de Saboya, ya había flirteado con varios jóvenes sin llegar nunca a comprometerse a fondo con ninguno.

Entre don Juan Carlos y Gabriela se fue forjando un noviazgo de juventud, él tenía fotos de ella en su cuarto de la Academia General Militar de Zaragoza. Esta relación fue, con toda probabilidad, la de carácter más platónico del monarca español. “Yo no tenía ningunas ganas de casarme, ni vocación para ser reina”, afirmó Gabriela. Lo que sí está claro para todos los especialistas reales es que Gabriela de Saboya era la candidata con más bendiciones de don Juan de Borbón para un posible matrimonio de su hijo, aunque encaraba toda la oposición del General Franco. El amor platónico de Gabriela de Saboya fue sustituido paralelamente por el de Olghina Nicolis de Robilant.

Pero al margen, según la rumolorogía, hay otras intensas relaciones amorosas. Muchas que se atribuyen al monarca español que van más allá de estas seis mujeres que han marcado su vida. En la rumolorogía hay todo tipo de historias y vivencias. Desde la vedette Sara Montiel o la alemana Julia Steinbusch, pasando por la actriz Sanda Mozarowsky o la cantante Paloma San Basilio, hasta la propia Diana de Gales. Hoy nadie se aventura a poner cifras ni a separar lo que es rumor de lo que es realidad, pero lo que queda claro es que la vida amorosa de Juan Carlos I ha marcado finalmente su reinado.

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Mié 22 Mar, 2017 12:47 am


El CESID también grabó una cita íntima del rey Juan Carlos en un chalet de Aravaca


El CNI también grabó en su chalé la cita íntima del Rey Juan Carlos y una amiga con la que sólo hablaba en inglés




Un nuevo capítulo cuestiona la imagen intachable mostrada por la Casa Real hasta que estalló el ‘caso Nóos’. El CESID, los servicios de inteligencia antecesores del CNI, espiaron también al rey Juan Carlos en un encuentro íntimo con una mujer en un chalet alquilado por el propio CESID con fondos reservados, publica este lunes OK Diario. En la grabación publicada por el periódico se puede oír al monarca en una situación distendida, aunque la conversación es en muchas ocasiones ininteligible.

La cita se produjo entre los años 1991 y 1994 en una vivienda ubicada en el número 6 de la calle Sextante, en el barrio madrileño de Aravaca, aunque fuentes del CNI la sitúan probablemente en 1993, momento en que se colocaron micrófonos en el armario del dormitorio principal. Estas escuchas se suman a las realizadas en el Palacio de La Zarzuela y mediante el teléfono móvil del Rey.

Un grupo de miembros del CESID díscolos habría sido el autor del espionaje en este último caso, sin el conocimiento de su director, Emilio Alonso Manglano. Sin embargo, según OK Diario, que sugiere que podría haber también imágenes de estos encuentros, uno de ellos habría decidido finalmente entregar los documentos a sus superiores.

En la grabación publicada este lunes, de una media hora de duración, se oye a Juan Carlos I charlando y riéndose con una mujer no identificada, aunque el diario deja claro que ha recortado los momentos más “comprometidos y explícitos” del encuentro para salvaguardar la intimidad del monarca.

En la conversación, interrumpida en varias ocasiones por llamadas telefónicas, los dos interlocutores hablan sobre la solicitud de un crédito y ella le menciona que hable con “Emilio”, nombre que fuentes del CNI atribuyen a un banquero ya fallecido.

El chalet de la calle Sextante fue alquilado por el CESID como presunto centro de operaciones, pero en realidad, afirma OK Diario, fue utilizado para asuntos secretos del rey Juan Carlos. La primera persona que apuntó a esta posibilidad fue la actriz Bárbara Rey, que desveló en enero encuentros secretos que la sociedad española había dado por seguros durante mucho tiempo pero que nadie se había atrevido a mencionar en alto.

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitada » Mié 22 Mar, 2017 11:50 am

Pues jolines que pasa solo el tiene esos amorios , ningun ministro , presidente .... , todos fieles y honrados :juas:

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitado » Mié 22 Mar, 2017 1:25 pm

Estoy contigo Invitada. Ultimamente es una peste lo de los amoríos de JC, parece que es el único que se echa novias por ahí.

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitada » Jue 23 Mar, 2017 10:02 am

Aparte Juan Carlos , los españoles son todos, todos sin excepcion fieles , sean conocidos o desconocidos :x :x :x

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Juan Carlos y Sofía. Retrato de un matrimonio

Mensajepor Invitada » Jue 23 Mar, 2017 10:09 am

Y la Reina Sofia , el unico ejemplo, la unica mujer sea española , europea , digamos .... mundial , engañada !




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