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Marcelo Mouhapé

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Mensajepor Marcelo Mouhapé » Dom 19 Feb, 2017 11:53 pm

El mejor libro del mundo es el que escribí yo: "Crónicas Humanas". Ya lo conseguiste Assia ???

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Assia
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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Lun 20 Feb, 2017 2:07 am

No lo encontre en ninguna libreria de la Calle Florida en Buenos Aires y eso que hay 2 grandes librerias de mucho lujo.En 1 de las librerias hasta hay 1 cafeteria donde tome 1 cafe porque estaba cansada de buscar tu libro hasta en librerias de libros usados. Mi consejo es que reedite otra vez tu GRAN AUTOBIOGRAFIA y me mandes 1 desde tu pueblo de las 3 Lagunas. Yo cumplo lo que promto y te prometo que te pagare el coste del libro mas los gastos de envio. Y si no te fias de mi palabra, te enviare el dinero por anticipado como siempre he hecho cuando he pedido 1 libro taurino a Espana.
Saludos, Assia.

Parece ser que esta semana o la proxima semana, se presentaran 2 libros en Espana: 1, la autobiografia de Concha Marquez Piquer y otro, 1 nuevo libro de Juan Pablo Escobar, hijo del Lord de la droga de Medellin. En este nuevo libro el hijo de Pablo Escobar, comenta que su padre trabajo para la CIA y que parte del dinero de ganancias del trafico de droga fue empleado para combatir el comunismo en Colombia. Este libro ha enfurecido al exsicario mano derecha de Pablo Escobar que despues de haber pasado muchisimos anos de carcel, esta en libertad. El tal ex- sicario de Pablo Escobar es conocido por ''POPEYE,'' ha declarado a la prensa que sacrificaria su libertad con tal de matar a Juan Pablo Escobar. Segun este exsicario de Pablo Escobar, Juan Pablo tenia 16 anos cuando la policia mato a su padre y segun ha contado POPEYE de nino bandido y de adulto bueno. Segun Popepeye, Juan Pablo Escobar vio como su padre torturaba y hasta reia el nino y hasta el nino ayudo a torturar echando agua fria sobre la persona torturada. Ya dije en este tema, (pagina anterior) que no se leyera la primera biografia escrita por el hijo de Pablo Ecobar. Hay muy buenas biografias (yo he leido 2 en ingles) escritas de Pablo Escobar sin necesidad de leer esa biografia mas que dudosa escrita por su hijo Juan Pablo Escobar. Tampoco estoy interesada en leer la biografia de Concha Marquez Piquer y su orgullo de haber sido ahijada de Evita Peron. Lo que lei en SEMANA, era muy dudoso que Evita que trabajaba en el Sindicato por muchas horas y comia muy poco y muy frugalmente, le enviara 1 coche grande para que que comiera con su madrina y que hasta Evita le dijo: Cuando los padres estan trabajando, somos las madrinas las que hacemos de madres.'' Disculpad si textualmente no recuerdo.
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LA LíNEA IMAGINARIA

Mensajepor Invitado » Lun 06 Mar, 2017 12:49 am

LA LíNEA IMAGINARIA

mgaussage


Circula por las calles, unos a pie, otros andando, peña de lo más variopinta y que hacen bueno lo de que hay gente pa’ to’. Sisenando García, pinchadiscos los veranos y ayudante de pastor los largos inviernos serranos, sufría mucho porque le sobraba una pierna, la izquierda, por más concretar, pero sólo de la rodilla para abajo. No es el caso de que Sisenando tuviera más piernas de lo normal, que aquí, y más o menos en todas partes, vienen siendo dos. Él tenía sus dos extremidades tan normales, como usted o yo, pero, según explicaba, le sobraba una. Estas cosas no se entienden mucho, la verdad, pero quién es uno para decirle a nadie cómo tiene que ser o sentirse; lo educado es escuchar con atención y respeto. Sisenando te lo explicaba con mucha expresividad, pasando el dedo por la línea imaginaria, que sólo el veía, que separaba el hasta aquí sí del más allá no, intentando hacerte entender lo que para él era evidente. Yo soy muy de la libertad y tal y si me dices que te sobra una pierna, que esa cosa que te cuelga de la cadera no es más que una indeseable excrecencia, pues mira, allá tú y tus cosas. Luisa, la de la peluquería, cuando se separó vendió en coche y se fue en bus a la ciudad a ponerse tetas, como las rubias de las revistas, y a todos nos pareció perfecto, digo por poner un ejemplo. Y lo de los judíos, que por lo que aquí se cuenta se cortan todos la punta del capullo, pues igual de bien. Si piensan que Dios dejó el muñeco de barro mal rematado y llevan a gala quitarle la rebaba qué nos vamos a meter nosotros. Aquí no hay ninguno, que se sepa, pero no creo que a nadie le importase que viniesen a pasearse así, con la minga podada, siempre que no se empeñaran en judaizar llevándola al aire. A Sisenando no había quien le hiciera razonar y le dio por recoger la pierna sobrante doblada contra el culo con unas correas y caminar con muletas, haciendo como si no existiese. A la larga los apaños nunca satisfacen, porque son apaños, y eso pronto dejó de servirle de alivio. Nada hay más importante que conocerse a sí mismo, decía el sabio, y si echas cuentas y ves que falta lo que tiene que haber o sobra mucho de lo que hay, pues toca poner remedio. En general todos queremos más, como Luisa, o el mismo Adolfo el de la ferretería, que se hizo un JesXtender mirando la foto de una revista y a poco se arranca la polla, pero eso quizá es que estamos atrapados en una sociedad consumista y nos extrañan los que quieren menos. A mi eso no me cuadra, la verdad, pero todo puede ser. Cuando Sisenando empezó a decir, dejándolo caer aquí o allí en conversaciones casuales, que se la iba a cortar con una motosierra o tumbándose al paso del tren, al principio lo tomamos a coña pero luego cundió la preocupación. Su madre hizo una novena a San Antonio y su padre le quemó las muletas y lo llevó, a hostias, a ver al médico. San Antonio la dejó correr, será que no lo tenía claro, y el médico no vio razones que aconsejaran intervención de ningún tipo y menos la amputación. Quiérese decir que, revisado por la autoridad sanitaria, Sisenando no tenía piernas supernumerarias, algo que estaba corrido como posible explicación. Más que como solución como temporal componenda, y a la espera de algo mejor, su padre y dos tíos empezaron a turnarse para que alguien estuviese siempre con él, no fuera a hacer la barbaridad prometida. También guardaron la motosierra bajo llave y escondieron la gasolina, abundando en la prudencia. Se postularon numerosas explicaciones en la barra del Mesón Angelito y en los corrillos al salir de la iglesia y según la freudiana Sisenando, de niño, anduvo salido por una coja, o algo así, y eso le dejó tan marcado que de ahí el ansia por la motosierra feroz. Qué tendrá que ver una cosa con la otra es, pienso yo, lo que llaman el misterio de la ciencia, en el que crees o no crees. Yo no creo. Un día, antes de alcanzar un consenso general sobre las causas y sus orígenes, en las fiestas de Febrero, los mozos convencieron a Sisenando de que por cien duros le cortaban la pierna. Cuando escapado de sus vigilantes apareció feliz a la cita, con un billete de quinientas nuevecito con la cara seriota de Rosalía, lo agarraron entre todos y lo echaron al río, al que poco le faltaba para congelarse, y de seguido marcharon a gastar la pasta en vino. Me creerán o no, allá cada cual, pero a Sisenando se le pasó la tontá por una temporada larga. Y a partir de ahí, cada vez que le venían las ansias y la pierna le empezaba a sobrar, al río que lo echaban. En los pueblos algunas cosas se arreglan con tratamientos tradicionales que, en ocasiones, tienen sólido fundamento científico.

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Dylan ha meado sobre el fuego sagrado

Mensajepor Invitado » Lun 06 Mar, 2017 1:00 am

Dylan ha meado sobre el fuego sagrado

Perroantonio


Me temo que no había prestado atención a uno de los porqués más obvios de la reacción hostil hacia el Premio Nobel a Bob Dylan. Nadie protesta demasiado cuando lo gana un autor desconocido e incomprensible (incluso si es «malo») siempre que haya seguido el «conducto reglamentario», a saber, haber publicado libros que hayan sido censados, reseñados, explicados y calificados dentro del canon cultural presuntamente vigente: el europeo. Sería aceptable un recopilador esquimal de relatos orales o algo tan «raro» y, desde el punto de vista de la sensibilidad occidental, inexplicable, como los haikus, siempre que hayan seguido la ruta correspondiente: presentación en sociedad, reseña crítica y aprobación y asunción por la élite cultural. Textos netamente oligofrénicos como los de muchas óperas podrían haber conseguido el pase sin que hubiera rechistado ni una mosca (salvo, acaso, las cojoneras). Pero en el caso de Bob Dylan no ha sido así, se han saltado todos los pasos intermedios, pasando directamente del lodazal de los Grammy al Olimpo del Nobel sin ni siquiera haber recalado en la chanson française, que a falta de Olimpo tiene el Olympia. Cuando intentamos explicar la importancia de Bob Dylan recurriendo al pasado de la literatura oral o a su estirpe juglaresca, nos equivocamos. Me temo que lo que ocurre es que Dylan representa el triunfo apoteósico de la cultura pop norteamericana que, ahora lo veo, es el único movimiento cultural realmente dominante, sobre los postreros reductos del movimiento romántico (tanto el reaccionario como el revolucionario). Las hordas pop han asaltado la Academia y se han ciscado en las obras completas de los poetas muertos. A nadie le interesan ya los retratos, medallones y lápidas que adornan la Academia, cuyos nombres hace tiempo resultan tan ignotos como los jeroglíficos. El Olimpo es sólo un viejo balneario de aguas termales donde ya no para el tren, que ahora se dirige por vía de alta velocidad hacia donde suena la música: The Hall Of Fame. Mira por la ventana: los que están muertos nos saludan.

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Assia
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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Vie 10 Mar, 2017 11:11 am

Cuanto me gustaria saber Concha Marquez Piquer si te has querrellado contra Alfonso Ussias. Porque seria mejor que te querellaras contra Manuel Roman que duda mucho de la biografia que tu escribiste de tu madre. Suerte que yo dude antes que este Sr.Roman,no solo de esa biografia de tu madre sino tmbien de tu propia autobiografia. Maldito Sr.Roman que buen investigador ha sido este Roman. GOOGLE CHIC dice asi el titular: ''EL CONFUSO CAPITULO DEL NACIMIENTO DE LA HIJA DE CONCHA PIQUER'' AY, si ese solo fuera 1 ''confuso capitulo'' Sr. Roman, no tendria importancia unas fechas olvidadillas y unos anitos olvidadillos y hasta la ciudad de nacimiento y el pais de nacimiento, pero es que crei muy poco de lo que escribio esta Concha Marquez Piquer en su autobiografia en SEMANA. Pero que traidora fue esa revistilla SEMANA que fue 1 reportero/a de SEMANA la que encontro al hermano de padre de Concha Marquez Piquer pidiendo limosna en Madrid y sin poder ir a ver a su padre porque Dona Concha no lo dejaba entrar. Total, para amenazar a Ussias con 1 querella, al fin y al cabo Ussias no dijo gran cosa de tu madre: ''SOBERBIA... TACANA..'' algunas cosillas mas que no recuerdo. Pero este Sr. si que ha investigado la fecha de tu nacimiento como y donde actuaba tu madre 1 mes antes del que tu dices que nacistes. Lo siento Conchin, adverti a mis colegas y lectores de este foro que si querian leer 1 folletin adelante, pero que yo no leeria nunca esa autobiografia tuya. Algo parecido canta Gracia Montes: '' Y QUEDO YA BIEN ''SERVIA'' LA QUE TU BIOGRAFIA LEYO. Tampoco creo Conchin que cuando supiste la muerte de tu hija Coral en USA, abriste 1 botella de champagne y brindaste a Dios diciendole: '' SI CREES QUE POR ESTO VOY A DEJAR DE CREER EN TI, ESTAS EQUIVOCADO...''Bastantes dias lo anuncio EL MUNDO con el titulo: '' LA EXTANA REACCION DE CONCHA MARQUEZ PIQUER....'' Pues..., nunca crei que te querellarias contra Ussias, como tambien crei que Ussias jamas pederia disculpas como le pedistes por lo que escribio de tu madre. Pero si tienes ganas de querellas, no dudes en presentar 1 querella contra este Sr. Manuel Roman y su articulo en CHIC.
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Mensajepor Invitado » Vie 10 Mar, 2017 8:43 pm

Mil gracias por traer a mgaussage, es un placer leerlo.

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En la era de la prosa cipotuda

Mensajepor Invitado » Vie 10 Mar, 2017 8:48 pm

Invitado escribió:Imagen
Arturo Pérez-Reverte, Manuel Jabois , Juan Tallón y Antonio Lucas, exponentes de la prosa cipotuda.


En la era de la prosa cipotuda

Íñigo F. Lomana




Articulistas parásitos
Arturo Pérez-Reverte PATENTE DE CORSO


En este mundo traidor donde nada es verdad ni es mentira, donde todo es según el color del cristal con que se mira –como dijo no recuerdo quién–, las redes sociales e Internet están dando cobertura, en los últimos tiempos, a una figura de articulista marcadamente siniestra. Y hoy me apetece contarles por qué opino eso.

El periodismo español tiene una respetable tradición de articulistas: Larra, Gómez de la Serna, González Ruano, García Serrano, Umbral, escribieron textos legendarios. El periodismo de opinión español, nómina ilustre, conserva todavía hoy, entre otros nombres de prestigio, los del maestro Manuel Alcántara, Raúl del Pozo, Arcadi Espada, Rosa Montero, Javier Marías o Ignacio Camacho –en mi opinión, el más riguroso y solvente columnista político actual–. Y en la última década, esa relación se ve reforzada y prolongada con la nueva generación que encabezan Antonio Lucas, Manuel Jabois, David Gistau y otros brillantes periodistas todavía jóvenes, a los que el tiempo y el oficio acabarán convirtiendo, como a sus predecesores, en maestros y en clásicos.

Hay, sin embargo, y se extiende de forma casposa e irritante, otro tipo de articulista parásito, tramposo, oportunista, a menudo joven también, caracterizado por la falta de talento propio, la ausencia de ideas, inteligencia y estilo; adobado todo, además, con una especie de complejo de Salieri: la biliosa envidia del mediocre, consciente de que nunca llegará a superar sus pobres límites. Esta variedad cutre del articulismo hispano, que se da en ambos sexos, encuentra terreno abonado en medios digitales frívolos en los que tan pródigo es Internet. El mecanismo de acción es muy sencillo. Muy fácil. El columnista parásito carece de ideas propias, pero lee a los que sí las tienen y expresan con talento. Y lo que hace es, simplemente, escribir sobre lo que otros ya han escrito. Si Javier Marías habla de esto, si Antonio Lucas habla de aquello, el casposo oportunista emboscado dedicará un artículo a comentar lo que él opina de lo que han opinado ellos. Sin apenas esfuerzo, sin despeinarse. Emitiendo veredicto censor desde la altura de su pequeñez intelectual y moral. Sabiendo que así no arriesga nada y gana siempre.

Porque ahí interviene un factor característico del negocio. Por su propia naturaleza, raro es que el articulista parásito tenga la formación, la cultura y el talento del parasitado. De lo contrario, no se vería forzado a parasitar a nadie. Sería original. Lo que hace esa sanguijuela de la tecla es aplicar sus propias limitaciones, sus carencias de comprensión lectora, sus complejos, envidias y mediocridades, y a veces también su sectarismo analfabeto, al texto ajeno. Con lo que el resultado no sólo es tan mediocre como el autor, sino que consiste en una burda manipulación del texto original. Eso da al parásito, claro, algunos beneficios notables: rellena su columna, comenta asuntos interesantes que él nunca habría podido plantear por su cuenta, y se codea con firmas de postín como de tú a tú, babeando de gozo. Además, factor decisivo, se beneficia de que, en las redes sociales, un nombre de prestigio puesto en titulares, en buscadores de Internet, es tuiteado y alcanza una difusión amplia; con lo que, gracias al nombre y texto ajenos, el parásito consigue lo que jamás habría alcanzado por su propio nombre y mérito. Todo eso, claro, fomentado por la cabecera del medio digital donde escribe; encantados sus propietarios de que ese pobre hombre o pobre mujer –seamos paritarios también en la infamia– les dé visibilidad a tan bajo coste.

Hay trucos sucios, además, que refuerzan la eficacia del columnista parásito. Que hacen más rentable su negocio. Por mala fe, o porque su intelecto no da para más, el sujeto en cuestión suele descontextualizar frases del texto parasitado; e incluso titula, no con lo que el texto original dice, sino con su interpretación sesgada o malintencionada. Y eso, en un lugar tan atrozmente falto de comprensión lectora como España, donde no suele opinarse sobre un texto original, sino sobre lo que alguien dice que otro ha dicho, los efectos adquieren dimensiones disparatadas. Si Vargas Llosa –por poner un ejemplo imaginario de autor muy respetable– escribiera un artículo diciendo que, además de las jóvenes cantantes, a las que le encanta escuchar, le gustan aquellas de vestido largo y voz ronca y sensual que cantaban en los 40, no faltarían parásitos que titularían su columna: «El Nobel no encuentra sensuales a las cantantes de ahora». Lo que, traducido a Twitter, acabaría siendo: «Intolerable machismo musical de Vargas Llosa».

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Vie 10 Mar, 2017 9:06 pm

El unico mgaussages eres tu. A mi me gusta la verdad en biografias o autobiografias por eso generalmente si puedo siempre leo mas de 1 biografia de la misma persona. No tienes que agradecreme nada porque este foro es para opinar libremente. Invitado desconocido tan desconocido como la oscuridad del nacimiento de cierta cantante que presumes de ser ahijada de Evita Peron y... mejor dejarlo sin acabar.
///VALGAME SAN RAFAEL/// TENER EL AGJUA TAN CERCA/// Y LA IGNORANCIA OS MATA DE SED///
Hasta mas tarde.
Assia

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LA LíNEA IMAGINARIA

Mensajepor Gente pa tó » Sab 11 Mar, 2017 12:28 am

Invitado escribió:LA LíNEA IMAGINARIA

mgaussage


Circula por las calles, unos a pie, otros andando, peña de lo más variopinta y que hacen bueno lo de que hay gente pa’ to’..


Reitero mi admiración por este señor que no se quien es pero que leí aquí en otra ocasión porque alguien lo trajo y me encanta.

P.S. Assia no eres más desagradable porque no entrenas chica :loker

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Re: HABLEMOS DE LECTURAS CUALES SON VUESTROS AUTORES/AS...

Mensajepor Assia » Sab 11 Mar, 2017 2:47 am

Si, como tu: '' GENTE PA TO'' Siempre escribiendo con diferentes seudonimos. El problema esta que ese '' GENTE PA TO'' lo dijo 1 de las grandes figuras del toreo cuando le explcaron quien era Ortega y Gasset y a ti, no te vas ese ''gente pa to'' porque tu solo entras en ese ''gente pa to'' en el grupo como el Falso Fariseo, el Bruto , Judas, todos traidores. Yo soy Assia en este foro y tu, eres 1 de esos 3 traidores que tambien son: ''gente pa to.'' Solo me limite anoche a hablar de 1 articulo en el que creo que es cierto lo que lei en ese articulo.
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Mensajepor Invitado » Dom 12 Mar, 2017 2:40 am

Monito y bailaora

DAVID GISTAU



TENGO ENTENDIDO que en el ámbito taurino quedan puristas que todavía no han perdonado la imposición de un peto al caballo del picador. A mí me ocurre algo parecido con la comunicación entre seres humanos. Aún no he podido formular mi enfado con las redes sociales porque sigo escandalizado con la invención de la imprenta. Nunca debimos ponernos a intercambiar ideas a un ritmo más expansivo que el tiempo requerido por un monje para transcribir una vulgata ornamentada con capitulares policromáticas. Y ello, suponiendo que no lo interrumpa un desembarco vikingo. No tenemos tantas cosas interesantes que decirnos como para disponer de cauces electrónicos con más cadencia de disparo que una ametralladora Gatling.

Ya he dedicado artículos a enojarme con los grupos de «wasap» y con la prosa barroca de las felicitaciones navideñas que hacen bip en el móvil e impiden seguir respetando a personas de las que jamás sospechaste que fueran tan ñoñas. Ahora quiero lanzar una petición a todos aquellos que puedan necesitar comunicarse conmigo, ya sea por razones personales, profesionales, por dar la tabarra o por cuestiones de índole más oscura entre las cuales no descarto la motivación sexual, teniendo como tengo mi puntito. Por favor, no me manden emoticonos, o emojis, o como leches se llamen.

No he llegado todavía al extremo de una amiga que se declara incapaz de continuar una relación sentimental con cualquier varón que le envíe al móvil la imagen de un corazón, de unos labios que hacen muac, de un monito con la boca tapada. Pero entre adultos a los que se les supone un dominio básico del lenguaje no deberían hacerse cosas como resumir una predisposición a la jarana con la divulgación de una bailaora. O remachar la invitación a ver un partido de fútbol en casa con el añadido de varios balones sucesivos que parecen suplantar los puntos suspensivos con los que a veces dejamos abierto el desenlace de una oración. O con una manita que hace el gesto de OK. Tengo 46 años y cierto nivel de comprensión lectora. No se compadezcan de mí por una supuesta idiocia profunda que sin duda me atribuyen cuando, al enviarme un mensaje en el que me proponen cerrar una cita en un establecimiento con el propósito de compartir una conversación degustando al mismo tiempo alguna bebida con carga alcohólica -«Conversarnos una botella», como dice Alcántara-, me envían, para asegurarse de que lo comprendo, las imágenes de unas botellas de champán metidas en cubiteras.

En mi más tierna infancia, y no sin esfuerzo, algunos profesores dedicaron tiempo a enseñarme a descifrar ese misterio de las letras combinadas con una intención. Empecé con poco, la pe con la a, la eme con la o, pero, pasado el tiempo, me descubrí capaz de desentrañar el significado de frases más complejas. ¿Por qué entonces me tratan ustedes como a un ser disfuncional y me mandan dibujitos ridículos con los que ustedes mismos terminan pareciendo los disfuncionales? Que sea la última vez.

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Michi Panero regresa a Brideshead

Mensajepor Invitado » Mié 29 Mar, 2017 4:27 pm

Y qué adulto! Panero era una fuente de historias inigualables para un adolescente con interés por la literatura. No sólo salían por ahí sus hermanos Leopoldo, el insondable, y Juan Luis, un poco pesado pero, en el fondo buen tipo. También estaban las malicias sobre los viejos amigos. Javier Marías, por ejemplo, aparece en El desconcierto como ese colega muy querido pero demasiado aprensivo como para no perderlo. «Las drogas, la homosexualidad, los travestis, el alcohol, todo le espeluznaba». :grin:

http://www.elmundo.es/cultura/2017/03/1 ... b45df.html

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Mensajepor Invitado » Dom 02 Abr, 2017 2:04 am

Arte: odiarás a tu mejor amigo

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Francis Bacon y Lucian Freud, recíprocamente retratados.

William Smee cuenta en 'El arte de la rivalidad' el significado íntimo de las grandes enemistades entre pintores: Bacon y Freud, Picasso y Matisse, Manet y Degas...

LUIS ALEMANY Madrid 21/03/2017


Mil veces están recopiladas las disputas entre artistas: intercambios de pullas bellamente escritas en diarios, memorias y manifiestos. Un poco de teatro, un poco de esgrima verbal, un poco de hacernos los locos «porque es lo que se espera de nosotros los artistas...». Bueno, los malos sentimientos ajenos siempre son una lectura divertida aunque, al final, dejan al lector el mal sabor de boca de los chistes contados demasiadas veces. El arte de la rivalidad (Taurus), ensayo del crítico de arte australiano Sebastian Smee, parece, a simple vista, más de los mismo, una recopilación de nobles odios. Lo parece pero no lo es.

«Sí que hay un componente teatral en estas rivalidades, pero diría que esa escenificación tiene más que ver con las terceras personas que asisten al enfrentamiento», explica Smee desde Australia. «Por ahí aparecen los coleccionistas de arte, los críticos o, simplemente, el público que quiere un espectáculo con el que divertirse, una especie de partido de fútbol o de ópera italiana. En cambio, los artistas no lo viven así. Ellos lo viven más como una danza íntima. Hay una tensión en todo esto:los artistas no quisieran que sus enfrentamientos se convirtieran en un espectáculo pero, por otra parte, son competitivos, quieren que el mundo reconozca lo grandes que son». Y, entonces, la enemistad tiene que convertirse en una puesta en escena.

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De Kooning y Jackson Pollock.

El arte de la rivalidad cuenta ocho vidas trenzadas en cuatro relaciones de amor-odio: Francis Bacon y Lucian Freud; Édouard Manet y Edgar Degas; Pablo Picasso y Henri Mattisse; y Jackson Pollock y Willem de Kooning. Todos pintores, todos varones, todos protagonistas del arte que abrió sus puertas al campo durante los siglos XIX y XX...

Sin embargo, si El arte de la rivalidad cayera en las manos de un lector indiferente al arte moderno, el libro seguiría siendo interesante como un conjunto de relatos psicológicos. ¿El tema? La amistad entre hombres y sus zonas oscuras. ¿Es verdad que los hombres, a menudo, guardamos un secreto sentido de la competitividad en el interior de nuestros mejores afectos? ¿Un cachito de odio? ¿Que nuestros mejores amigos son, secretamente, la medida de nuestros éxitos y fracasos?

«Estoy completamente de acuerdo», responde Smee. «Cuando escribía el libro, pensé mucho en mí mismo y en los amigos hombres que tengo. Algunos de ellos son escritores y admiro su trabajo más de lo que sabría expresar. A menudo, encuentro sus libros mucho mejores que los míos. Pero, la verdad, cuando los leo necesito pensar en lo que hay de distinto en mí, hacerme una idea de mí mismo.Hay algo de pelea... Sé que también las mujeres pelean, piense en Lila y Lenú en los libros de Elena Ferrante. Pero, la manera en que los hombres estamos configurados y condicionados... Hay algo que nos predispone a la competitividad».

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Picasso y Matisse.

Las cuatro relaciones que aparecen descritas en el libro de Smee se parecen. Primero está la admiración, porque siempre hay alguien en la pareja que es el aspirante y alguien que es el campeón ya coronado.Después, el afecto crece porque cada amigo recibe del otro algo que lo mejora.Pero, entonces, el aspirante adelanta al campeón y la amistad se vuelve desconfianza. Llega el desdén, después el olvido y al final la muerte y la supervivencia.Y, tras la muerte, la tristeza del que queda vivo, un poco huérfano.

A Picasso, por ejemplo, esto le pasó con Matisse pero también con Le Corbusier y con quién sabe cuántos artistas más. ¿Qué significa esta predisposición al amor odio? «Creo que refleja la ambigüedad de estas amistades competitivas», explica Smee. «Imaginemos que somos personas de mucho talento y que encontramos a alguien igualmente talentoso. Probablemente sintamos atracción y, a la vez, repulsión. De nuevo, me acuerdo de los personajes de Ferrante. Lenú dice que la vida es más intensa y tiene más significado cuando está con Lila. Pero también sabe que, cuando pasan demasiado tiempo juntas, deja de ser ella misma. Si eso se puede decir de cualquier amistad intensa... imagínese lo que puede ocurrir cuando los amigos son personas creativas que tienen que enfrentarse al reto de ser originales».

¿Ah, sí? Entonces, ¿qué le dice a Smee la famosa historia del día en el que James Joyce conoció a Marcel Proust? Aquello de que coincidieron en una cena, los presentaron, se dijeron «hola, encantado» y se fueron cada uno por su lado sin mostrar el menor interés... «Sí, puede que sea un buen contraejemplo de mi libro. Creo que he leído siete versiones distintas de lo que pasó esa noche pero hay un matiz: cuando Joyce y Proust se conocieron, ya estaban consagrados, ya estaban construidos. Era imposible que dejaran una huella profunda el uno en el otro. En El arte de la rivalidad me interesa seguir a los artistas durante su proceso de formación».

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'El señor y la señora Manet', retratados por Degas.

Vamos a tomar otro ejemplo, el de Lucian Freud y Francis Bacon, el más desgarrado de los cuatro casos que narra Smee. Viajamos a Londres, a los años 50. Bacon, aquí, era el maestro, seguro de sí mismo; Freud, el muchacho que tanteaba un lugar en el mundo. Los dos llevaban vidas caóticas que tendían a encontrarse en las mismas fiestas, en los mismos pubs. Sus métodos al pintar eran opuestos: Bacon era impulsivo; Freud paciente. Bacon dibujaba mal pero tenía lo que hay que tener. Freud dibujaba demasiado bien, era víctima de su buena mano. Con Bacon, Freud se fue liberando como artista. ¿Y Freud? ¿Qué recibía? ¿Compañía para beber?

Cuando su amistad se perdió, Bacon dijo que la culpa había sido de la afición de Freud al juego.Y Freud dijo que no, que el problema era el alcoholismo de Bacon. En el fondo, tenían los dos razón: los dos pintores parecían competir como artistas y como suicidas. Lo gracioso es que Bacon llegó a viejo, en contra de todos los pronósticos (82 años), y Freud, más aún (88 años).

Por cierto: nunca se acostaron juntos, a pesar de que Bacon era homosexual y de que Freud, tan exitoso con las mujeres, no se había negado a celebrar alguna «ofrenda de varón», como diría Lezama Lima. «No me atrevo a decir si en el amor de Freud por Bacon había un componente sexual. Lo que sí es seguro es que Bacon sólo se sentía atraído por hombres mayores, así que Freud ni siquiera contaba», explica Smee.

Queda una pregunta.¿Por qué en el casting de Smee no hay artistas del mundo antiguo? ¿Por qué no ha querido escribir, por ejemplo, sobre Miguel Ángel y Bramante?

«La grandeza artística, en tiempos de Miguel Ángel, consistía en crear una escuela.Estabva todo muy claro. Eso cambió a partir de 1860, cuando la originalidad se volvió la medida más radical del valor del arte. A partir de ese punto, se volvió más difícil estar de acuerdo en la grandeza de una obra de arte. Todavía vivimos las consecuencias de esa revolución... Para los artistas también fue difícil vivir en ese terreno pantanoso. Emprendían algo nuevo como el fauvismo (Matisse) o el drip painting (Pollock) sin saber si estaban inventando algo genial o una estupidez. Y ahí, la amistad de otro artista de talento era fundamental para tener un mínimo de seguridad en el trabajo propio.Otra cosa es que, después, todo se complicara...».

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Mensajepor Invitado » Mar 04 Abr, 2017 4:42 pm

Karmelo C. Iribarren, el poeta que ponía copas

El escritor donostiarra publica su nueva obra, ‘El amor, ese viejo neón’

Borja Hermoso San Sebastián 14 MAR 2017

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El poeta Karmelo Iribarren, en el muelle de San Sebastián. Laura Miner



Teniendo en cuenta que esta conversación con el poeta en el muy refinado salón-cafetería del donostiarra Hotel de Londres transcurría en sábado, nos la tomaremos como lo que es: una efímera ilusión de hora y media.

Karmelo C. Iribarren (San Sebastián, 1959) fue fontanero, vendedor de enciclopedias y camarero en una residencia de ancianos. Pero sobre todo fue el tabernero sombrío del Akerbeltz, según se mira al fondo de la Parte Vieja de Donosti, a la izquierda, un antro inolvidable de cuando entonces, tiempos duros, sexo, droga, terrorismo de ETA y rock and roll (“yo no era un barero simpático, no tenía ganas de hablar con la gente”). Allí, tras la barra, en los tiempos muertos, Iribarren escribía. Eran los versos libres paridos por un verso libre de la noche. Se hizo alcohólico, lo cual ya pasó, y un enorme poeta, lo cual permanece. La ‘C’ a secas es por el buen concepto que guarda de la familia paterna, que lo dejó metido en un orfelinato donde las monjitas le partían platos en la cabeza con siete años. Su biografía, la de un tipo marcado desde niño, incluidas las visitas a la cárcel de Martutene para ver a sus hermanos. “Hay mucho pesimismo en mi poesía pero también celebración, hay mucho humor y mucha ironía. Yo no tuve una infancia maravillosa. Lo lógico es tenerla. No fue mi caso. Y eso a mí me marcó, igual viene de ahí esa mirada que le echo yo al mundo. Pero al mismo tiempo yo soy un poeta que no deja de hablar de la vida: aquí estoy, sigo andando, aunque no vaya riéndome”.

Y no, no va. Su escritura, que acaba de encender otra antorcha con el poemario El amor, ese viejo neón (Aguilar), no es precisamente el Himno a la Alegría, aunque mentirá quien sostenga que Iribarren se recrea en el pesimismo. Tan solo constata. Él considera —al parecer no es el único sobre la faz de la tierra— que la gente las pasa canutas, así en general. Es sencillo. No parece serlo tanto huir de la floritura y el adorno como del demonio (por cierto, Akerbeltz significa en euskara el gran cabrón, la bestia). Es el sello de este poeta que va directo al grano y posee una virtud escasa e impagable: sabe de lo que habla. “Mi poesía recoge todo tipo de personajes de la ciudad a la deriva… yo hablo de los mendigos, de esa mujer sola a la que se le ha torcido la vida, de las pvtas, de esta gente sin… sin suerte. Y del amor”. Vidas en el último escalón, las llama él. “Y no digo que todos sean unos santos, ¿eh?”.

La dialéctica entre la nada y el algo, y entre la realidad y el poema es crucial en la poética de Karmelo C. Iribarren. Así lo dejó escrito Luis García Montero en el prólogo a la antología Pequeños incidentes (Visor): “Lo contrario de su negación al virtuosismo no es un Todo sucio y grandilocuente, sino un Algo modesto que permita hacer real la emoción, fuera de cualquier patetismo”. Se podrá decir más alto pero no más claro. Es el de K. C. I. un camino como el de quien va por el monte desbrozando ortigas. Solo que para el autor de Haciendo planes, Serie B o El diario de K. (todos ellos editados por Renacimiento, su sello de siempre) las ortigas son las solemnidades y las rimbombancias. “Yo hago una utilización de la lengua tan poco retórica, tan cercana a lo coloquial y con tan poca utilización de la metáfora y tal… que parece que en lo que hago no hay literatura, pero sí lo es, y a mí me cuesta. El trabajo es sobre todo quitar, porque yo trato de dejar el poema en el hueso. Aunque a veces creo que de tanto quitar me lo cargo. Pero funciono así”, explica.

Los tiempos negros le dejaron un poso de escepticismo, realismo más bien. No es un ingenuo Karmelo C. Iribarren cuando afronta la realidad de los hechos: ser un poeta venerado en las redes sociales y con seguidores fieles a cada golpe de poemario, pero mal conocido por el gran público… y demasiado bien por la crítica, sostiene él: “A mí me interesan la idea y la emoción más que el ropaje. Esto provoca ciertos reparos en alguna gente, sobre todo en el aparato crítico. Pero me parece bien, a estas alturas no me preocupa mucho lo que pueda decir la gente de mi poesía”.

"La poesía tiene que salir de las catacumbas", dejó dicho Octavio Paz. Karmelo C. Iribarren recogió hace tiempo el guante con unos versos sin trampa ni cartón que hablan de lo que le puede pasar a la gente cada mañana, "una literatura de los días laborables", como la llama él. Quizá por eso tuvo su recompensa en forma de un público fiel que, además de comprar sus libros, escribe sin parar sobre él y sus versos en las redes sociales. Por cierto, el domingo, el propio Iribarren escribía en su cuenta de Twitter: "Toda mi poesía está siempre a un paso de despeñarse hacia la anécdota. Me gusta asumir riesgos".



Del libro nuevo, 'El amor, ese viejo neón' (Editorial Aguilar)

'El don de la ignorancia'

Los enamorados

no saben

que lo que tienen entre manos

es también esa vieja bomba

que aparece muchos años después

bajo la arena

de la playa

con el detonador intacto.

No lo saben.

Ni que la guerra

no se acaba nunca.

Por eso se enamoran.

'El amor'

El amor,

ese viejo neón

al que aún

se le encienden

las letras.

'Aforismo XVI'

Me amó con locura y ya ni siquiera

me odia un poco

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Mensajepor Invitado » Sab 15 Abr, 2017 6:44 pm

Cuando Arthur Conan Doyle inventó a Sherlock Holmes

Imagen
Holmes y Watson, ilustrados por Sidney Paget.


Un ensayo de Michael Sims desvela el caldo de cultivo en el que nació el detective de Baker St.

CARLOS FRESNEDA Corresponsal Londres 03/04/2017 04:37



«Querido Arthur, quiero que me permitas felicitarte por tus muy ingeniosas y muy interesantes aventuras de Sherlock Holmes. Este es el tipo de literatura que me gusta cuando tengo dolor de muelas. De hecho, estaba disfrutando de una pleuritis cuando llegó a mis manos el libro. Te interesará saber, como médico que eres, que la cura fue muy efectiva... Sólo hay una cosa que me inquieta: ¿No es acaso Sherlock nuestro viejo amigo, el profesor Joe Bell?».

La carta la escribe de puño y letra Robert Louis Stevenson a su ex compañero en la Universidad de Edimburgo Arthur Conan Doyle. Uno estudiaba para ingeniero y el otro para médico. Los dos jóvenes soñaban en realidad con ser escritores, cada cual a su estilo. Y los dos cayeron bajo el hechizo del doctor Bell, que, además de forense, tenía la fama de vidente gracias a su pasmoso dominio del arte de la deducción.

Como si le hubieran descubierto de pronto el truco, Conan Doyle reconoció el parentesco entre el viejo profesor y el sagaz detective, con quien compartía además la nariz aguileña y su predilección por las gorras de tweed. En la respuesta a Stevenson, confiesa abiertamente: «Holmes es un bastardo entre Joe Bell y el Monsieur Dupin de Poe (aunque bastante diluido)».

Y así quedó esclarecida de una vez y para siempre la doble paternidad de Sherlock Holmes, sobre la que se ha escrito largo y tendido desde hace más de un siglo. Pero, no satisfecho, el ensayista norteamericano Michael Sims, reabre el caso e investiga otras pistas en un libro -Arthur & Sherlock- que explora como nunca antes la intimísima relación del autor y su personaje a las puertas imaginarias del 221B de Baker Street.

A estas alturas, Sims descubre trazas del detective más famoso de todos los tiempos en el profeta Daniel, en el filósofo Zadig de Voltaire, en el espadachín D'Artagnan de Dumas, en el zoólogo Georges Cuvier, en el precuror de la novela negra Émile Gaboriau, en el señor Bucket de Dickens en La casa desolada, en La piedra lunar de Wilkie Collins y hasta en el estrambótico Príncipe Florizel de Bohemia de Las nuevas mil y una noches de Stevenson (que pudo haberse inspirado también en el inefable profesor Joe Bell de Edimburgo).

«Todo escritor imita al principio», escribió Conan Doyle en sus memorias. «Creo que ésta es una regla absoluta, aunque a veces hay autores que se desmarcan con un modelo del que resulta difícil seguir las huellas». «Nigún escritor es del todo original», dijo en otra ocasión el autor de Sherlock Holmes. «Todos acabamos uniéndonos en algún punto en el viejo árbol del cual brotan todas las ramas»...

Todos los caminos de la novela negra llevan inevitablemente hasta Edgar Allan Poe y Los crímenes de la calle Morgue, el relato publicado en 1841 y protagonizado por Mr. Dupin. Arthur Conan Doyle nació 18 años después, en Edimburgo, y entre sus lecturas predilectas estuvieron siempre los relatos de Poe junto a las traducciones de Émile Gaboriau, el periodista y novelista de detectives, padre de Monsieur Lecoq.

Aunque fuera para desprestigiarlos después: en Estudio en escarlata (1887), Holmes opina sobre su colega parisino... «Lecoq era un miserable chapucero. Sus libros deberían ser un manual de todo lo que debería evitar un detective».

Bastante más respetuoso se muestra Sherlock con Poe, en respuesta a una elemental observación que le hace Watson: «Usted me recuerda al Dupin de Edgar Allan Poe»... «En mi opinión, Dupin era un tipo bastante inferior», replica Holmes echando humo por la pipa. «Tenía un cierto genio analítico, no cabe duda, pero no era ni mucho menos el fenómeno que Poe pareció haber imaginado».

¿Y el profesor Joe Bell? Muchos de sus alumnos lo consideraban un superman pese a su escasa estatura (Sherlock, que en principio se iba a llamar Sherrinford, dio un notable e imaginario estirón en su salto a la ficción). Algunos también pensaban que toda la capacidad del profesor Bell estaba concentrada en su nariz aquilina y en los ojos que parecían querer salir de sus órbitas y cobrar vida propia. El caso es que los estudiantes alucinaban los viernes, en el anfiteatro de la facultad de Medicina.

El profesor Bell despachaba allí a los pacientes y era capaz de diagnosticarlos de un vistazo y sin necesidad de que abrieran la boca, como el famoso caso del militar con elefantiasis contraída por las picaduras de los mosquitos en las Barbados... «Las deducciones, caballeros", han ser confirmadas por la más absoluta y concreta de las evidencias», terciaba Bell, a quien muy bien puede considerarse como el autor de tantas citas de Holmes: «Cuando has eliminado lo imposible, todo lo que queda, aunque improbable, puede ser la verdad».

Conan Doyle se llevó estas y otras lecciones a su consulta de oftalmólogo en Portsmouth, donde no entraba casi ningún paciente. El tiempo libre lo pasaba jugando al cricket o al golf, o ejerciendo como portero de fútbol en el equipo local y dejando volar su imaginación en historias que nadie quería publicar o que acababan perdiéndose misteriosamente en el correo, como sucedió con su primera novela.

La suerte empezó a cambiarle cuando se adentró, a los 26 años, en el incipiente género detectivesco con la ayuda insospechada de Bell, a quien llegó a escribirle una carta de agradecimiento: «Es ciertamente a usted a quien debo la creación de Sherlock Holmes, poniendo en el centro la deducción, la inferencia y la observación que he visto inculcar en sus clases, y que yo mismo he intentado desarrollar de adulto».

«El doctor Conan Doyle ha hecho mucho de muy poquito, gracias a los cálidos recuerdos de uno de sus viejos profesores que han servido para dar color a sus historias», escribió después Bell. «Su genio y su imaginación son la base de sus historias, que han servido de un nuevo punto de partida... Me debe menos de lo que piensa».

Y sin embargo Conan Doyle, en el momento de escribir sus memorias, insiste una y otra vez en que los «métodos científicos» de su profesor fueron la clave. Ante cualquiera de los casos a los que se enfrentó Holmes en sus cuatro novelas y sus 56 relatos su pregunta era siempre la misma: «¿Cómo lo haría Bell si fuera detective?».

En Arthur & Sherlock, Michael Sims no sólo ahonda en los orígenes de Sherlock, sino en las razones profundas de su eterna vida, resucitado por demanda popular (y contra la voluntad de su autor, que le confesó a su madre las ganas que tenía de quitárselo de encima) y convertido con el tiempo en el personaje literario más cinematográfico y televisivo del mundo, superado sólo por el conde Drácula.




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