DIEZ MENTIRAS EN LA HISTORIA DE ESPAÑA

Un lugar con buen talante y pluralidad democrática donde se debate lo más relevante de la política y la actualidad nacional e internacional.

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Mensajepor Invitado » Lun 09 Jun, 2014 3:17 pm

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El regimiento más antiguo de Europa empezó siendo un tercio español y combatió contra Napoleón

El actual Regimiento de Infantería Ligera Soria nº 9 luchó heroicamente en Rocroi (19 de mayo de 1643) contra las tropas francesas, y en la Guerra de Marruecos

Con más de medio milenio de historia a sus espaldas, el actual Regimiento de Infantería Ligera Soria número 9 puede vanagloriarse de ser el más antiguo de Europa. Esta unidad es, por lo tanto, un pedacito de historia viva cuyos miembros –hoy en día armados con fusiles de asalto-, combatieron hace cientos de años pica en ristre como un Tercio español, con primitivas armas de pólvora contra Napoleón e, incluso, a sablazo limpio en los cálidos páramos africanos durante la Guerra de Marruecos. Conocido como el «Regimiento Sangriento» por su actuación en la batalla de Rocroi, su bandera es venerada en la actualidad como una reliquia que atesora cientos de años de recuerdos en sus bordados.

Parte de la memoria de este regimiento se ha podido conocer gracias a la última exposición inaugurada el pasado mayo en el salón de actos del Instituto de Historia y Cultura Militar. En ella, se pueden apreciar más de 21 réplicas de las banderas, guiones y estandartes más representativas de la historia militar de España. Entre estas insignias –de enorme calidad- hay una que resalta la del Regimiento de Infantería Ligera Soria 9, la unidad que cuenta con uno de los pasados más sangrientos de nuestro país.


El Tercio de Nápoles
Para poner fecha al nacimiento del Regimiento Soria es necesario viajar hasta el SXVI, tiempo en el que Fernando V (el Católico) envió 5.000 hombres hacia Italia para ayudar al Papa a combatir contra los gabachos. «El Regimiento de Infantería Ligera Soria 9, desde su creación el año 1505, como Tercio de Zamudio -a los pocos años Tercio de Nápoles- ha participado en multitud de acciones relevantes», afirma, en declaraciones a ABC, el ilustrísimo señor Don Juan Carlos Royo Martínez, Coronel Jefe del Regimiento de Infantería Ligera Soria nº 9.

Años después, durante una época en la que un bisoño Carlos I (V para los alemanes) cogió las riendas de un inmenso imperio del que formaba parte España, esta unidad dio sus primeros pasos en la historia al adquirir nombres y apellidos. Y es que, obligado a defender sus territorios italianos recién adquiridos de los franceses, al monarca no le quedó más remedio que organizar la infantería hispana que había en estas regiones en los denominados «Tercios viejos». Fue en una de esas regiones donde se creó, con unos 3.000 soldados, el «Tercio de Nápoles», primer nombre oficial que recibió el actual Regimiento de Infantería Ligera. Por entonces el calendario marcaba 1537 (aunque la unidad ya portaba este apelativo desde 1513).

Entre sus primeros hechos de armas memorables, y antes de ser conocido como el «Tercio de Nápoles» -es decir, cuando vagaba por las tierras italianas como una mero contingente de combate- este regimiento participó en el asedio y la conquista de la ciudad de Bastia, la cual habían arrebatado los franceses al Papa. En esta contienda, el antiguo Soria se distinguió con creces. Posteriormente, esta unidad participó en varias batallas de vital importancia, aunque no siempre salió victorioso (claro ejemplo de ello es que fue incluido en el viaje de la Armada Invencible)

Rocroi, el combate que valió un apodo
Más de un siglo después, cuando en España todavía se combatía a base de arcabuz y pica, el «Tercio de Nápoles» se dio de mandobles por España en la batalla de Rocroi, acaecida en 1643 y en la que nuestro país se jugaba las judías contra los galos. «A pesar de las incontables victorias que el Regimiento ha ganado por España, paradójicamente la batalla más recordada y en cuya fecha se celebra todos los años el aniversario de creación del Regimiento es la Batalla de Rocroi, la primera derrota de los Tercios Españoles», añade el militar a ABC.

Allí, donde se sucedió la última gran derrota de los míticos tercios ante el infame duque de Enghien, este Regimiento luchó hasta la muerte mientras multitud de soldados italianos y alemanes huían despavoridos ante las continuas cargas de los militares galos. La unidad, que recibía las órdenes de Bernardino de Ayala, conde de Villalba, quedó absolutamente diezmada por las bajas tras el intenso combate.

«Durante la batalla, el Regimiento rechazó heroicamente, sin perder un palmo de terreno, los ataques del enemigo, hasta que, batidos en brecha por la artillería y completamente destrozados por la metralla, capitularon el puñado de héroes que sobrevivía. Al ser preguntado un oficial del Tercio por el ayudante del duque de Enghien sobre el número de hombres que había antes de comenzar la batalla, le respondió: “No tenéis más que contar los muertos”. En vista de tales hechos y de las honrosas heridas de aquellos valientes, después de la batalla se conoció a este Tercio con el nombre de Tercio de la Sangre, y por ello ostenta con orgullo en su escudo de armas el sobrenombre de “El Sangriento”», completa Arroyo.

La guerra contra el francés
En las siguientes décadas, el mítico «Tercio Sangriento» viajó desde España hasta los confines del mundo conocido (Flandes, África, Pensacola y Perú entre otros) para hacer frente a los enemigos de la patria. En todas las regiones y países, y usando diferentes denominaciones, demostró sus arrestos y decisión en el combate abierto hasta que, en 1715, recibió el nombre de «Regimiento de Soria». Ese mismo año, participó en la conquista de Mallorca por parte de los Borbones.

Sin embargo, fue durante la Guerra de la Independencia cuando demostró (otra vez más) su compromiso con España. En aquellos años Napoleón había invadido la Península, y sólo unos pocos valientes se atrevieron en un principio a batirse a tiros en contra de sus tropas imperiales. Precisamente una de las unidades que combatieron a sangre y fuego fue el «Sangriento», la cual era conocida por entonces como el Regimiento de Infantería Soria nº 8.

http://www.abc.es/historia-militar/2014 ... 61727.html

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Mensajepor Invitado » Lun 09 Jun, 2014 3:20 pm

Bueno, ahora tenemos el Tercio de la Roja.

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Mensajepor Invitado » Lun 03 Nov, 2014 11:37 pm



Debate de 2004 sobre la burbuja inmobiliaria: Nunca bajara la vivienda (Debate completo aqui)

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Mensajepor Invitado » Lun 02 Feb, 2015 1:54 am

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Si el padre era tonto, el hijo era peor

Alfonso Vila Francés


Que el pueblo no quisiera a Carlos IV era algo totalmente lógico. A fin de cuentas, ¿qué había hecho por ellos? Nada. Nada en absoluto. Los historiadores, cuando se ven obligados a resumir su reinado, lo despachan con una frase: «su política estuvo condicionada por la Revolución francesa». Y la verdad es que poco más se puede decir en su defensa. Como es sabido a los franceses les dio por montar una revolución y eso obligó a frenar todas las reformas ilustradas y a entrar en guerra con nuestros vecinos. Aunque en realidad las reformas eran más que necesarias y el único motivo para entrar en guerra era tratar de salvar la cabeza del rey de Francia, que para eso era primo del rey español. Los intereses dinásticos estaban por encima de los intereses nacionales, nada nuevo en el Antiguo Régimen.

A lo largo del siglo XVIII España se había metido en una serie de guerras, algunas más justificables que otras. En la guerra de los Siete Años perdimos la Florida pero los franceses nos cedieron la Luisiana. En la guerra de independencia de las trece colonias norteamericanas recuperamos Florida, además de Menorca. También nos vimos metidos en una guerra con Portugal que se solucionó con el canje de la colonia de Sacramento, en el Río de la Plata, por la llamada «banda oriental» del río Paraná, donde se encontraban las importantes reducciones jesuitas guaraníes, lo que provocó a su vez una rebelión indígena que condujo finalmente a la expulsión de los jesuitas. La peor y la más evitable de todas las guerras del siglo XVIII fue la guerra contra la Convención. Esa guerra fue un desastre y obligó a la Paz de Basilea de 1795. Perdimos la isla de Trinidad y Santo Domingo, pero podía haber sido mucho peor ya que las tropas francesas entraron por los Pirineos y se temió que los catalanes y vascos aprovecharan la situación para rebelarse contra la corona española, cosa que finalmente no pasó. Además tuvimos suerte y pudimos recuperar Santo Domingo.

De momento la integridad del territorio de los reinos hispánicos estaba a salvo. Pero tener que enfrentarnos a nuestro aliado tradicional, Francia, y tener que aceptar una alianza con los ingleses era muy arriesgado. Por eso, en cuanto la guillotina dejó de segar cabezas, los ministros españoles se alegraron de volver a reanudar las viejas alianzas con Francia. Mientras, los ingleses, a los que el Tratado de Utrecht les abrió una grieta en el monopolio español con el navío de permiso y el asiento de negros, estaban más intrigantes y pendencieros que nunca y volvieron a lo de siempre, el contrabando y la piratería, además del ataque directo cuando era posible, como ya habían demostrado con la ocupación de las Malvinas en 1740 y 1765.

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Mensajepor Invitado » Mié 11 Feb, 2015 4:02 am

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Mensajepor Invitado » Mié 08 Abr, 2015 3:41 am

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Jorge Juan, espía y científico que pudo dar la victoria a España en Trafalgar

El sabio español importó en secreto el sistema de construcción naval inglés, mejorándolo, y fue diplomático y agente para tres Monarcas. Pero cayó en desgracia por las intrigas


Cada vez que uno piensa en Jorge Juan y Santacilia (1713-1773) no sabe si debe preferir a uno de los grandes militares de nuestra historia, que hizo posible el milagro naval español con los primeros Borbones. Su poderoso proyecto de flota habría evitado seguramente la derrota de España en Trafalgar, si él no hubiera caído en desgracia por intrigas cortesanas. O puede uno decantarse por admirar al “sabio español” -tal y como se le conocía en toda Europa por ser uno de los científicos más reputados del siglo de las Luces- sin cuyas observaciones el sistema métrico decimal no sería como lo conocemos hoy ni tendríamos el exacto conocimiento de la forma de la tierra.


Como James Bond

Imagen¿Cuántas vidas caben dentro de una vida? Porque también resulta apasionante reconocer en Jorge Juan a un James Bond al servicio de Su Majestad Española, un hombre capaz de revelar importantes secretos del enemigo, espiar y minar sus astilleros provocando una fuga de cerebros y manos expertas y, por supuesto, un caballero que supo enaltecer -mezcladas, no agitadas- las armas y las letras de su Rey en las mejores Academias de Ciencias de Europa, la francesa, la Royal Society británica o la Academia berlinesa.

Todos ellos, y algunos más, son el verdadero Jorge Juan, un ilustrado que mañana, 5 de enero, cumpliría 300 años. El Museo Naval -donde se conservan su cuadrante y maquetas de sus construcciones- ha realizado estos días talleres infantiles sobre su figura con gran éxito. Jorge Juan nació en Novelda de la unión de dos familias ilustres: la de su padre, Bernardo Juan, que descendía de los condes de Peñalba, y la de su madre, Violante Santacilia, procedente de una hacendada familia ilicitana. Ambos se habían casado tras enviudar, en segundas nupcias.

A los 3 años, Jorge queda huérfano de padre, estudia con los jesuitas alicantinos y luego en Zaragoza. A los 12 años se le somete al meticuloso estudio de limpieza de sangre necesario para ingresar en la Orden de Malta, apoyado por su tío paterno Cipriano, caballero de esa orden. Profesa en Malta y recibe con 14 años su primer título: Comendador de Aliaga en Aragón. En Malta también debió “correr carabanas”, persiguiendo a los cárabos o galeotes moros, lo cual pudo ser el inicio de su vocación marinera. A los 16 regresa y pide el ingreso en la Real Compañía de Guardias Marinas.


Reserva de conocimiento

Y allí todo cambia. Felipe V había creado en esa escuela gaditana un verdadero centro de conocimiento, una reserva ilustrada donde se enseñaban los más modernos estudios de aquella hirviente época, sin descuidar las bellas artes. Un joven con el talento de Jorge Juan aprendió allí a amar la ciencia, cuando España era aún un país de grandes atrasos que desconfiaba del progreso, con el acecho siempre temible de la Inquisición, agitada por un infame casticismo que atacaba cualquier avance procedente del extranjero.

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Última Carta al Rey

Tan solo unos días antes de morir, Jorge Juan realizó uno de los servicios más difíciles a su Rey. Sometido a la agonía a la que le llevaron sus cólicos biliares, escribió a Carlos III una carta sorprendente, cuyo original se conserva en la Real Academia de la Historia. En ella, llegado el punto de rendir su vida, advierte al Monarca de las grandes desgracias que acechan en el horizonte, sobre todo por distraer los esfuerzos debidos a la Armada, sin la cual, lo que era España en aquel momento estaba condenado a cambiar, a sus ojos.

Venció el metodo de Gautier que vino a sustituir al suyo. Y si Jorge Juan detestaba la obra del francés, se dice que Gautier, de la mano de Julián de Arriaga, hizo todo lo que pudo para destruir la obra del sabio español. El perfeccionamiento de las naves a fines del XVIII vendría gracias a Romero y Fernandez de Landa y Retamosa. Sea como fuere se perdió un tiempo precioso y además de la técnica, faltó la visión política del marqués de la Ensenada sobre lo vital que una gran Armada iba a resultar en un futuro inmediato.[/table]
Jorge Juan se asomó al universo a través del novedoso prisma de Newton y las explicaciones científicas de la mecánica celeste. Se graduó con 21 años, después de navegar tres años y participar en las campañas de Orán y en la escuadra que acompañó al futuro Carlos III para asumir el Trono de Nápoles. Entre sus maestros en el arte de navegar tuvo al bravo Blas de Lezo, defensor de Cartagena de Indias en desigual combate contra una gran escuadra inglesa.


Empieza la acción
Entonces, en 1734, Felipe V recibe la solicitud de su primo Luis XV para que se permita a los inquietos académicos franceses viajar a Quito con el fin de medir un arco de Meridiano bajo el Ecuador y así obtener el valor de un grado terrestre. La empresa era vital por aquel entonces, puesto que, dominada la Latitud, fallaban los cálculos de Longitud, lo cual impedía una precisión científica tanto en la derrota de los barcos como en la cartografía. Jorge Juan iba a jugar un papel vital en la solución.

Felipe V quiere facilitar la misión científica francesa pero siempre que las luces del siglo iluminasen también a la ciencia española. Por ello ordenó el 20 de agosto que dos de sus más hábiles oficiales acompañasen a los académicos franceses. Quería dos personas “en quienes concurrieran no sólo las condiciones de buena educación, indispensables para conservar amistosa y recíproca correspondencia con los académicos franceses, sino la instrucción necesaria para poder ejecutar todas las observaciones”. El Monarca animaba a competir para que estos enviados realizasen sus propios cálculos “con entera independencia de los que hicieran los extranjeros”.
Dicho y hecho. Pero en lugar de elegir a dos oficiales, la Marina puso al servicio de esta empresa a dos pimpollos, dos guardiamarinas, de 19 (Antonio de Ulloa) y 21 años (Jorge Juan). Ambos protagonizaron aquel viaje que cambiaría sus vidas y les uniría con una amistad indestructible.


Las misiones secretas para Felipe V
No tenían graduación militar así que hubo que ascenderles a tenientes de navío. Jorge Juan se encargaría de la astronomía y la matemática, mientras que Ulloa sería el naturalista. Y además del objetivo científico del Meridiano, Su Majestad les encargó algunas otras misiones (históricas, descriptivas, cartográficas, botánicas y mineralógicas). Sin embargo, los dos cometidos más importantes eran secretos.

Lo que Felipe V quería era conocer de primera mano el estado real de sus pueblos de ultramar, la situación política y social que administraban sus enviados. Por otro lado quería tener bien vigilados a los académicos franceses para impedir que llevasen a París informaciones vitales que no debían caer en manos del Gobierno de París. En ambas cosas, Ulloa y Juan se emplearon a fondo con una liberalidad y madurez sorprendentes.


La dureza de la misión

La misión partió de Cádiz en 1735, y en ella viajaba, además, el marqués de Villagarcía, nuevo virrey del Perú. Les esperaban 9 años durísimos. Viajaron a Quito para realizar triangulaciones kilométricas que extendieron hasta Cuenca, la ciudad situada a casi 400 kilómetros al sur, y cuyos vértices frecuentemente se situaban en la cima de montañas que alcanzan los 5.000 metros.

Es difícil imaginar la complicación que el clima, la orografía y diversas vicisitudes supusieron para aquellos hombres. Divididos en dos grupos y conocidos por “los caballeros del punto fijo”, tuvieron incluso que abandonar sus trabajos en tres ocasiones y desplazarse a Guayaquil para solucionar cuestiones urgentes relativas a la defensa y fortificación de las costas y plazas del virreinato, entonces hostigado de continuo por el almirante inglés Anson.


Héroe contra la Inquisición y la tiranía

Es una maravilla asomarse hoy a los libros que escribieron. En el de Astronomía, Jorge Juan tuvo que enfrentarse al desagrado inquisitorial que desconfiaba de Copérnico y Galileo -no digamos de Newton- a esas alturas. Y lo hace con mucha inteligencia, demostrando que los avances científicos han permitido, entre otras cosas, la navegación y por tanto la evangelización de América, y que en Roma los prelados más cultivados -cita ejemplos con autoridad- han aceptado por entonces lo que la matemática demuestra y los necios inquisidores tildan aún de contrario a las Escrituras.

ImagenHubo más libros, pero el más llamativo es el informe secreto sobre la administración americana. Emparentando con la visión de Bartolomé de las Casas, Jorge Juan constata sin piedad los abusos de encomenderos, corregidores, curas corruptos y gobernantes que hacen la vista gorda: “La tiranía que padecen los Indios nace de la insaciable hambre de riquezas que llevan a las Indias a los que van á gobernarlos”, dice Jorge Juan en una de sus frases más templadas.


El espía competente[/hr]¿Cómo logró tanta información? Supo escuchar y presionar a las personas adecuadas con datos, relacionarlos entre sí para extraer conclusiones rápidas y certeras, tanto sobre los abusos como sobre las violaciones de las leyes y el contrabando, aportando vías de solución. Con su informe, el Rey iba a tener buena cuenta de los desmanes en las extensas y lejanas provincias donde apenas llegaba comunicación oficial alguna que permitiera poner coto a los tributos injustos y cumplir la observancia de la ley, mientras las potencias extranjeras pugnaban por romper el monopolio comercial. Tiempo después los espías ingleses publicarán estos escritos en la pérfida Albión (también en español, para la propaganda), no como ejemplo de severa autocrítica sino como confirmación de la leyenda negra que han agitado interesadamente durante toda nuestra historia.

A su regreso, Jorge Juan constata que, muerto Felipe V, a nadie le interesan sus misiones, mediciones o publicaciones. De hecho, los avispados académicos franceses apenas mencionaron la aportación española que fue vital para la instauración del valor del metro y el sistema métrico, que no podría haber nacido sin la ayuda de esa misión compartida (la "grandeur" se llevó una vez más toda la gloria). Además también aclaró con exactitud cuál era el meridiano que cimentaba el Tratado de Tordesillas que tantos conflictos había traído entre Portugal y España por la imprecisión de los cálculos.


El momento clave de una vida

En el trayecto de vuelta de este viaje se produce tal vez el momento de mayor lucidez de Jorge Juan. El acecho con peligro real de los corsarios a los barcos franceses y el apresamiento de la nave que traía a Ulloa, la “Deliverance”, hizo pensar y mucho al joven marino. Había visto una sociedad en descomposición en América, había reflexionado sobre la necesidad de fortalecer el imperio de la ley. Había visto la debilidad de los buques de factura francesa frente a los ingleses, más maniobrables y veloces. Había sufrido los ataques de Anson en las lejanas costas. Vio claramente que los dominios en América serían insostenibles con una creciente supremacía naval inglesa. ¿Qué hacer?

A su llegada a España -antes le nombraron en París miembro correspondiente de la “Academie”-, la muerte de Felipe V le hundió en un mar de dudas. Pero el destino le tenía guardado el encuentro más relevante de su vida. Con el marqués de la Ensenada, alguien con las mismas preocupaciones y con quien daría un vuelco a la política naval.


Espía a Londres, en misión imposible

No todos los campos de batalla de la Historia de España fueron a cañonazos ni cuerpo a cuerpo. En 1748 una batalla decisiva, quizá la más importante, era de inteligencia. A través del marqués de la Ensenada, Jorge Juan hace llegar sus informes secretos al Rey, y Fernando VI los estudia con interés. Ensenada comprende todas las carencias de los viajes de Juan y Ulloa (que fue liberado con honores, como miembro de la Royal Society, tras demostrar el valor científico de su misión) y decide publicar todas sus obras.

Pero a Jorge Juan le reserva una misión imposible. Le envía a Londres, camuflado con el nombre de Mr. Josues, para importar los avances de construcción naval de los astilleros del Támesis y lograr expertos que quisieran hacer escuela en España. También le pide un montón de informaciones prácticas y tecnológicas que el embajador de entonces, poco hábil en asuntos secretos, llevaba años tratando de recabar. A Jorge Juan le bastó una semana para asomarse a los Astilleros y relatar lo que estaban construyendo. Allí, por cierto, conoce caballerosamente y comparte mesa y mantel con el almirante Anson y el ministro Redford, que poco tiempo después mandará a la policía darle caza por espía.
Sus envíos de información en cartas cifradas fueron tan numerosos, eficientes y enjundiosos que convencieron aún más a Ensenada de la necesidad de cambiar de política y centrar el esfuerzo en construir una flota poderosa y moderna. Jorge Juan intuyó, como él, que tarde o temprano se dirimiría contra la flota inglesa la supremacía de los mares y que sin un cambio en la Armada no habría América. Por ello se centró en recabar la más exacta información sobre la construcción naval, la división moderna de trabajo cualificado de los astilleros, copias pieza a pieza de diseños de barcos, investigaciones sobre el lacre, las primeras aplicaciones de máquinas de vapor para limpiar puertos y otros usos preindustriales. También informó de planes concretos de los ingleses para atacar América.


A punto de ser atrapado

Ensenada y Juan sabían que el sistema de construcción de los barcos españoles, el de Gaztañeta, estaba obsoleto. El gasto de madera era enorme, contra el eficiente sistema inglés y la calidad y resistencia de jarcias, velas y otros componentes no resistía comparación. Jorge Juan realizaría sus propias mejoras al sistema. Pero lo realmente novelesco fue su accidentada salida de la ciudad del Támesis, pues estuvo a punto de ser atrapado.

La policía pisaba los talones a los “espías españoles”, y alguno de sus contactos allí fue detenido. La operación la dirigía el propio ministro Bedford. Antes de escapar aún tuvo que vivir mil peripecias y planificar el viaje de decenas de importantes ingenieros navales y obreros cualificados a España con sus familias para trabajar para la Corona. Les convenció de que aquello no iba a poner en peligro la floreciente industria naval británica.


Los astilleros cambian

En junio de 1750 logra cruzar el Canal de incógnito en un barco, el Santa Ana de Santoña, y llega a París. A su vuelta, comprueba que en España trabajan ya cuatro de los mejores constructores ingleses, medio centenar de técnicos y decenas de obreros cualificados. Ensenada pone sobre sus hombros una montaña de responsabilidades para cambiar los Astilleros españoles y ganar por la mano a los ingleses. A todas les da cumplimiento con brillantez y audacia. Su carrera es imparable. Pero tantos honores levantaron las envidias de la corte y no faltó quien criticó esta política.

En 1752, el Rey le nombra director de la Academia de Guardias Marinas de Cádiz. Allí terminará de experimentar todas sus teorías sobre la construcción naval sustentadas matemáticamente. Los resultados incluso impresionaron a los ingleses. Inspeccionaba desde la tala de árboles hasta la modernización de arsenales y astilleros, empezando por Cartagena.

Las intrigas triunfaron en el verano de 1754 y provocaron la caída y destierro del marques de la Ensenada, gracias al empeño del sagaz embajador británico en Madrid, Benjamin Keene, que tenía claro que debía hacer lo posible por acabar con el responsable de una política que solo podía perjudicar a su país. Lo triste es que lo lograra. El resto es conocido y desemboca en la creciente subordinación al francés, la Armada combinada y la derrota en Trafalgar, cuya convulsa consecuencia en América no tardariá en llegar.

Con el tiempo, sus ideas, y las de Jorge Juan, fueron desechadas. Se optó por el tipo de construcción naval francesa, sus ingenieros y sus sistemas, mucho más atrasados, pero defendidos con denuedo por los nuevos ministros y sobre todo por Julián de Arriaga, secretario de Marina.


Embajador y espía en Marruecos

Es imposible resumir todas las vertientes de una biografía como la de Jorge Juan. Su prestigio sobrevivió a su salida de la primera línea de la vida pública. Y de hecho Carlos III, el Rey que vino de Nápoles y tanto tuvo que ver con el florecimiento de las artes en España, le encargó una de las misiones más difíciles de su vida. La embajada a Marruecos, en plena madurez, que sentaría las bases de una relación complicada entre los dos reinos, gracias a que logró firmar un primer tratado de 19 artículos que no ignoraba ninguna de las ambiciones importantes de la Corona. Allí también recabó información secreta y relevante para el Monarca. Fue la última aventura de Jorge Juan, un hombre imprescindible durante aquellos tres reinados.

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    Mediciones del Meridiano cerca de Quito

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fernandolunares

Mensajepor fernandolunares » Mar 02 Jun, 2015 4:24 pm

En cuanto al Colòn, lo h leìdo esto. Creo que es verdad.

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Mensajepor Invitado » Lun 28 Sep, 2015 9:06 pm

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Imprescindible leer para entender la historia de España en este siglo y especialmento el régimen de la Transición.

Joan E. Garcés
Soberanos e intervenidos
Estrategias globales, americanos y españoles

En este brillante y documentado ensayo, Joan E. Garcés se sitúa en el intento de desvelar las estrategias políticas, econ- ómicas y militares de las grandes potencias a lo largo de la segunda mitad del siglo XX que han acabado sometiendo o, como mínimo, interviniendo en estados independientes medi- ante mecanismos que se podrían definir suavemente como globalizadores. La política mundial ya no es un asunto de «buenos y malos», sino de intereses concretos que se ponen en práctica y que determinan una serie de consecuencias de extrema importancia. Ahora que la globalización es un asunto cotidiano, ahora que la aceptación de este fenómeno econ- ómico y político alcanza cotas insospechadas, sería un error omitir la lectura de este alegato a favor de la soberanía y la autonomía de los pueblos para decidir su destino, y del de- sarrollo de la cultura política como el arma suprema que poseen las comunidades para alcanzar sus objetivos.

ver o descargar PDF

http://pdfsr.com/pdf/soberanos-e-interv ... -e.-garces

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Mensajepor Invitado » Mié 28 Oct, 2015 2:22 pm

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La búsqueda de los restos del poeta »
“Los familiares no necesitamos saber cuántos tiros le dieron a Federico”

Laura García Lorca considera "morbosa" la campaña para buscar los restos del poeta

Ian Gibson y la alcaldesa de Alfacar se muestran favorables a una tercera excavación


Si entre los restos que pudieran hallarse en la fosa de Alfacar se encontraran los huesos de un varón con 1,68 de altura, un defecto en los pies y un cráneo más grande de lo normal, se trataría de Federico García Lorca. Así lo afirma Javier Navarro, arqueólogo jefe del equipo que aguarda una decisión de la Junta de Andalucía para emprender la tercera búsqueda del cadáver del poeta y los que junto a él fueron fusilados en ese paraje de Granada. La familia García Lorca, a través de Laura, sobrina del escritor, asegura que, si recibieran una llamada comunicándoles que se han hallado los restos del poeta, sabrían qué hacer: "Pedir que lo dejaran allí. Es lo más lógico".

Si se diera con los restos de Lorca y de Dióscoro Galindo, el maestro cojo de Publiana, o de los banderilleros anarquistas Juan Arcoya y Francisco Galadí, fusilados con ellos, comenzaría un engorroso trámite. Una cosa es hallar restos y otra su exhumación. Para eso debe dar consentimiento la familia. "Las exhumaciones deben promoverse por los familiares directos —padres, hijos o hermanos—, así como por las propias autoridades o las asociaciones memorialísticas, que pueden actuar por iniciativa propia", señalan fuentes del Gobierno andaluz.

Imagen La rama existente de los García Lorca llega hasta los sobrinos del poeta, que siguen negándose en bloque a la búsqueda. Laura García Lorca, directora de la fundación que cuida el legado del escritor, se muestra rotunda: "Respetamos el deseo de todo el mundo de buscar los restos de sus familiares, pero nosotros no vamos a emprender ninguna iniciativa por los nuestros. El hecho de que los de Federico García Lorca estén mezclados con otros es simbólicamente mucho más fuerte. Lo mataron como lo mataron. Esta es la historia; quedó en una fosa común, justo en ese lugar y no se debe distinguir de los demás".

La fama y el carácter de leyenda que le sigue, según su sobrina, recorre el mundo. "Diferenciarlo ahí, justamente, nos parece una falta de respeto al resto de las víctimas. Si un día se erige un monumento, su nombre debe figurar por orden alfabético", añade. Y critica la actitud de quienes se empeñan en la búsqueda: "Morbo, fetichismo y oportunismo es lo que mueve todas esas acciones. Lo que se pueda averiguar no justifica remover los restos de las personas que junto a él se encuentran. Los familiares no necesitamos saber detalles, cuántos tiros le dieron a Federico. Para nosotros no hay dudas, ni es una información que nos afecte".

El Gobierno central respetaría sus deseos. José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura, así lo confirma: "Respetaríamos su voluntad, tanto si desean dejar los restos donde están como si quieren enterrarlos en una ceremonia privada, o como si nos solicitaran llevarlos al panteón de hombres ilustres. El Estado tiene una obligación para quienes en su día fueron víctimas de un caso semejante".

Sentimientos encontrados

En el lugar regado por la Fuente Grande de Aynadamar, entre los ásperos riscos dulcificados con olivos que unen en un sinuoso paseo las localidades de Víznar y Alfacar, los ciudadanos esperan otra nueva excavación, aunque con sentimientos encontrados. No llevan con gusto ser la sangrienta morada del poeta y de otros tantos cientos de víctimas que perecieron entre los ecos de sus montes al principio de la Guerra Civil.

Fátima Gómez, alcaldesa de Alfacar, del PSOE, así lo reconoce: "En Fuentevaqueros tuvieron la gloria de verle nacer, y aquí la desgracia de que lo asesinaran". Muy involucrada en las cuestiones de la reparación a las víctimas, miembro de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria, lo único que pide es rigor: "En este pueblo no vamos a permitir a cualquiera que se presente a buscar la fosa de Lorca que lo haga. Tenemos que mirar con lupa las acciones. Si se hacen con criterios científicos fiables, no hay inconveniente". Entiende el interés que despierta esa búsqueda. Respeta todas las posiciones y apoya a aquellos que quieran desenterrar a sus muertos: "Yo he tenido la suerte de no vivir esa desgracia, pero si un familiar mío estuviera en una fosa, no pararía hasta encontrarlo".

La polémica sobre semejante símbolo siempre ha despertado notables encontronazos. Emocionales y políticos, pero también académicos. El hispanista Ian Gibson ha perseverado en la búsqueda de Lorca desde hace 50 años. Esta nueva incursión se realiza lejos de sus teorías pero, aun así, la apoya: "Sigo pensando que está alrededor del olivo que hay a la entrada del parque, pero no he venido a este mundo a tener razón. Ojalá lo encuentren; incluso estoy dispuesto a colaborar con los fondos por medio de crowdfunding. Lo importante es que les dejen terminar la búsqueda".


Laura García-Lorca: «No somos partidarios de remover la tierra, pero sí de conocer y recordar la historia» - jotdown.es

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Mensajepor Invitado » Mié 28 Oct, 2015 6:09 pm

El hipotético entierro de Lorca en Uruguay, un enigma salpicado de polémica

Montevideo, (EFE).- El esperado lanzamiento en Uruguay del libro que plantea que los restos de García Lorca yacen en ese país ha levantado ampollas entre los intelectuales locales y causado molestia a la familia del escritor Enrique Amorim, señalado en la obra como el amor secreto del poeta granadino.

El hipotético entierro de Lorca en Uruguay, un enigma salpicado de polémica

El peruano Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) ha promocionado personalmente esta semana en Montevideo "El amante uruguayo. Una historia real", un material por encargo que le llevó dos años de investigación y que él mismo esperaba que fuera controvertido.

"Soy un sicario de los libros, la gente que tiene historias reales sabe que estoy dispuesto a meterme en líos", afirmó en una entrevista con Efe en la capital uruguaya.

Se trata de un relato libre con trasfondo histórico sobre los lazos de Amorim (1900-1960) con ilustres contemporáneos como Borges, Picasso o Neruda para justificar su supuesta relación amorosa con Lorca (1898-1936), fruto de un viaje del andaluz a Uruguay en 1934.

Fascinado por el poeta, dos décadas después Amorim habría recuperado en España sus restos mortales y los habría trasladado a su ciudad natal, Salto, sostiene el autor, ganador del Premio Alfaguara en 2006 por "Abril Rojo".

En esa localidad fronteriza con Argentina supuestamente los enterró en 1953 al inaugurar el primer monumento en memoria de Lorca en el mundo durante un acto al que asistió la actriz catalana exiliada en Uruguay Margarita Xirgu, musa del dramaturgo andaluz.

Ese día Amorim leyó un "sospechoso" discurso alegórico y en el monumento se inscribieron unos versos de Machado en memoria del granadino, narra el libro, antes de subrayar que el escritor uruguayo ya había logrado años antes el traslado a Salto de las cenizas de su colega y coterráneo Horacio Quiroga (1878-1937).

Asimismo presenta una fotografía del "entierro" de Lorca donde se ve una misteriosa caja blanca que según Roncagliolo contenía el osario del autor del "Romancero Gitano" y fue sepultada en el lugar.

Manuel Olarreaga, un eminente salteño que fue coordinador de la secretaría del Mercosur, asegura haber asistido de joven a aquella ceremonia y no recuerda aquel episodio.

"Yo no vi ninguna caja ni nadie habló de ninguna caja", afirmó a Efe el lunes, tras asistir a la tensa presentación del libro por parte de Roncagliolo en una librería montevideana.

Olarreaga recuerda además que uno de los principales estudiosos de Lorca, Ian Gibson, ya dijo que la teoría del peruano "es impensable" pues "una operación de tal envergadura habría sido imposible de silenciar".

En respuesta el autor confiesa que "no hay ningún testimonio" que apoye directamente su tesis y admite que "las posibilidades de que en el monumento no haya nada son altísimas", pero sugiere a las autoridades uruguayas excavar el lugar para despejar la incógnita.

Otro de los asistentes a la presentación de su obra es Pelayo Amorim, sobrino del escritor y albacea de la mujer de este último, Esther Haedo.

Los Amorim son una pudiente familia ganadera en la que Enrique sobresalió por su irrefrenable actividad artística, que le llevó a escribir varias novelas, libros de cuentos, poemarios, obras teatrales y hasta guiones de cine, y a edificar en Salto "Las Nubes", una casa diseñada bajo el estilo de Le Corbusier.

Su sobrino considera "impensable que sacara de la España franquista los restos de Lorca" y recuerda que por sus convicciones políticas -era comunista- ya había sido "expulsado de Francia y Argentina".

Además, sugiere que "si finalmente algún español se los vendió pudo haberlo engañado" y se pregunta por qué Xirgu mantuvo en secreto todo aquello, si es que realmente sucedió y fue informada.

Lo que más le duele, sin embargo, es que cuando Roncagliolo lo entrevistó para el libro no se imaginaba que la obra iba a presentar así a su protagonista, definido por el peruano como "un genio de la simulación" por su condición de "comunista y millonario, casado y homosexual, y uruguayo y argentino".

Roncagliolo asegura estar "blindado" ante posibles demandas y manifiesta en su defensa que para su investigación consultó "varios miles" de documentos en tres idiomas (español, francés e inglés) y en cinco países (España, Uruguay, Argentina, Chile y Francia).

Además, acusa a sus detractores de "pura homofobia" porque no aceptan la condición homosexual del personaje, un extremo que de ser cierto se hubiera sabido hace tiempo en Salto, como "pueblo chico" que es, le rebate Olarreaga, mientras Pelayo quita hierro al asunto.

Para Eduardo Roland, coautor de un libro sobre la visita de Lorca a Uruguay, Roncagliolo demuestra con su última novela "que sabe surfear sobre las mejores olas de ese maremagnum posmoderno que su compatriota Vargas Llosa bautizó como la cultura del espectáculo".

Raúl Cortés.

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Mensajepor Invitado » Mié 28 Oct, 2015 6:23 pm

El monumento de Salto, ajeno a la polémica y misterio sobre la tumba de García Lorca, ha permanecido intacto durante más de medio siglo. “Detrás del muro hay una especie de corral lleno de tierra, donde fue enterrada la caja. Pero nadie se ha tomado la molestia de mirar qué hay dentro.

http://www.elindependientedegranada.es/ ... k=mdpOonwq

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Mensajepor Invitado » Mié 28 Oct, 2015 7:04 pm

Asimismo presenta una fotografía del "entierro" de Lorca donde se ve una misteriosa caja blanca que según Roncagliolo contenía el osario del autor del "Romancero Gitano" y fue sepultada en el lugar.

Manuel Olarreaga, un eminente salteño que fue coordinador de la secretaría del Mercosur, asegura haber asistido de joven a aquella ceremonia y no recuerda aquel episodio.

"Yo no vi ninguna caja ni nadie habló de ninguna caja", afirmó a Efe el lunes, tras asistir a la tensa presentación del libro por parte de Roncagliolo en una librería montevideana.

http://www.elindependientedegranada.es/ ... k=FVqxkjOY

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pero si Lorca era de derechas MASMARRASHOS

Mensajepor Invitado » Mié 28 Oct, 2015 7:14 pm



Luis Rosales: Lorca era partidario de una dictadura militar
Luis Rosales reveló a Ian Gibson en una entrevista inédita que "Lorca era partidario de una dictadura militar",. El audio de la entrevista realizada en 1966 aparece en el documental realizado por Ruiz Barrachina sobre el poeta 'Rosales, así he vivido yo', que revela aspectos como que García Lorca, durante su refugio previo al asesinato en la casa de los Rosales, se manifestó a favor de la llegada de una dictadura militar que pusiera fin a la violencia desatada aquel mes de agosto de 1936. Además, en la conversación Luis Rosales confirma la relación de amistad entre García Lorca y el fundador y dirigente de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera.

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Mensajepor Invitado » Mié 28 Oct, 2015 7:24 pm


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Mensajepor Invitado » Mié 28 Oct, 2015 7:34 pm

lorca era poeta ... tarao.
y este es el primer homenaje de su pueblo (salto) ya que fue tan grande que es de todos los pueblos del mundo.

http://www.elindependientedegranada.es/ ... k=mdpOonwq

y a saber si no está enterrado a orillas del río uruguay




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