7 datos que deberías saber cuando saboreas un gin tonic
De tres o cuatro años hacia acá todos nos hemos hecho expertos en gin tonics. Y tiene mucho mérito porque nunca una bebida se puso tantísimo de moda en una sociedad, la española, que se lo bebe absolutamente todo. Hoy en día, hasta el más imberbe te puede explicar cuáles son las mejores ginebras de gama alta, la importancia de oxigenar el líquido y escurrir en metal la tónica cuando se echa y cuánto debe medir la circunferencia del vaso para que los aromas “exploten”, pero seguro que ni unos ni otros conocen algunos de estos detalles curiosos sobre la historia de la ginebra que os contamos en Comida’s Magazine.
El origen de la ginebra no es inglés, como todos pensamos, sino holandés. Se atribuye al médico alemán Franciscus Sylvius, más conocido como Franz de le Boe (1614–1672), establecido en los Países Bajos, que fue el primer elaborador de la bebida conocida como genever. De la genever nacerá la ginebra, y Holanda será su primer fabricante a nivel industrial.
Pero si los holandeses la inventaron, los ingleses la popularizaron.
A principios del siglo XIX, James Burrough creó una destilería en el pueblecito de Chelsea, la mundialmente famosa Beefeater. A él se debe la fórmula magistral de la ginebra seca (Dry Gin), que incluye en su elaboración el agua de Londres, por lo que ese tipo se conoce como London Dry, a la que se añaden distintos elementos botánicos sin conservantes ni colorantes.
Pero el gin tonic no nace tampoco en Inglaterra sino en la India: fue hacia finales del siglo XIX. Los colonos ingleses debían tomar quinina para combatir el paludismo que los mataba en cantidades industriales y lo hacían en forma de agua tónica con gas, una bebida medicinal y refrescante inventada por otro alemán, Jacob Schweppe (¿te suena ese apellido?), esta vez sí, afincado en Londres. El sabor de la tónica era muy amargo por lo que los soldados ingleses allí destinados empezaron a echarle ginebra para matizar el amargor.
¡¡Y por dios que lo matizaron!! El furor de la ginebra en Reino Unido fue tal que a mediados del S.XVIII tuvo lugar la London Gin Craze (locura londinense por la ginebra) donde las grandes borracheras colectivas y los múltiples disturbios callejeros que se produjeron por el cocimiento del personal provocó que el gobierno decretara los horarios restrictivos de venta de bebidas alcohólicas en pubs que siguen vigentes en la actualidad con el típico toque de campana en los establecimientos.
Y es que en ese mismo siglo XVIII los ingleses negociaban en muchas ocasiones una cierta cantidad de ginebra como parte del salario de sus trabajos. Además en aquella época fue tal el auge de la ginebra que era normal que muchas personas la destilasen de forma casera en sus domicilios debido a la facilidad del proceso. En algunos casos se le añadía aguarrás, y en otros se llegaba a incluir ácido sulfúrico durante la destilación, con el objetivo de pronunciar el aroma. Estas y otras variaciones terminaron dando lugar a miles de envenenamientos que contribuyeron a diezmar la población de las barriadas menos favorecidas de la capital inglesa.
ALGUNAS CURIOSIDADES
Otra cosa ¿Sabes que el gin tonic es fosforescente? Si pones bajo las luces de una discoteca este combinado desprende una luz azulada, y esto se debe a que la tónica es una estructura alcaloide de la quinina, concretamente un sulfato con fosforescencia natural.
Por último, la mayor parte de expertos sobre la ginebra recuerdan que es, ante todo, una bebida para mezclar con otras, lo que la convierte en componente esencial de muchos cócteles, contradiciendo así al escritor Scott Fitzgerald que estuvo los últimos 20 años de su vida bebiendo un litro de Ginebra a palo seco al día porque “le dejaba buen aliento en la boca”. Una encuesta realizada por Imbibe, una revista americana de bebidas, indica que la ginebra ocupa el octavo puesto entre las bebidas que se consumen solas, detrás del bourbon, el scotch, el ron, el tequila, el guisqui, el brandy y el vodka.