Sobre vinos y mujeres
No es tan descabellado identificar cada variedad de uva con una mujer... ¿Acaso hay algo más sensual que una mujer con una copa de vino?
Desde que tengo uso de razón, he identificado cada variedad de uva con una mujer. Siempre es una mujer. Y es así (creo) porque para mí conocer un vino -catarlo- es un proceso de aprendizaje ante lo desconocido, un combate en el ring que son mis sentidos y mi memoria, un juego de seducción. Y es que cada nuevo vino es una desconocida y cada cata una cena en la que saber todo sobre ella: su pasado, sus razones y su piel.
Catar un vino es ver, oler, saborear y tocar (son las 4 fases básicas de la cata) y una única misión: conocerla. Y tus únicas armas tus sentidos, tu memoria y tu imaginación. Pero a veces -solo a veces- en ese juego de complicidades y desnudos un vino llega mucho más allá, hablo de “esa emoción que te hace saltar los fusibles, que te impide racionalizar lo que estás degustando, sólo sientes. El cerebro se desconecta, es asaltado por los sentidos, como si fuera un golpe de estado sensorial. Donde ellos toman el mando, nos ponen la carne de gallina, se nos erizan los vellos de la columna. Y todo parece más bello a nuestro alrededor”. Amor, lo llaman.
Hablemos de mujeres:
- Sensual.
Pinot Noir. Variedad originaria de Borgoña y exportada inútilmente a casi todo el planeta. El sueño de todo aficionado a los caldos, el Everest del viticultor. La cepa más difícil, más inadaptable, más caprichosa y más sensual. Ninguna variedad puede competir con ella, con su majestad Pinot Noir. Porque es dulce y auténtica y compleja y sutil. Por tantas cosas...
Apasionada.
Syrah. Ay, Syrah. Variedad autóctona del Ródano. Siempre envuelta en misterio y dudas sobre su origen, ha nacido para el mediterráneo porque gusta del calor y los atardeceres soleados, esos que a veces olvidamos. Enfrentarse a Syrah es hacerlo a la vida. A la vida sin filtros, sin engaños, excusas ni falsas promesas. Syrah no deja indiferente, es de verdad.
Excesiva.
Cavernet Sauvignon es la variedad tinta más extendida en el mundo. Su patria espiritual es Burdeos, en Francia. Y desde allí conquistó California, Australia y, también, la piel de toro. Aromas intensos y vegetales. Responsable de vinos míticos y también de grandes decepciones. Es el hoy del vino, la cepa de moda, la de portada, aplauso y figura.
Nostálgica.
Tempranillo es la variedad española por excelencia. No sólo tiene aromas a frutos rojas maduras y regaliz. También a nosotros mismos, a nuestro ayeres, a historias de vendimias, olvido y manos gastadas. Hablar de tempranillo es hablar de nuestras propias raíces. Del pasado. Del más es más y el peso del tiempo. Ese que no vuelve.
Extranjera.
Chardonnay es una de las variedad foráneas más cultivadas en España y la reina de las variedades blancas. Su casa es Borgoña, como la Pinot Noir o eso que llamamos la tipicidad en los vinos. Pocas varietales reflejan como ella el terroir, el respeto a tí mismo, a tu origen y tus raíces.
La chica fácil.
Merlot. Fácil, con Merlot todo es fácil porque es agradecida. Es un varietal ágil y adaptable, escucha al clima y entiende el suelo y siempre, de alguna manera, llega hasta la copa. Hasta sus labios. En tauromaquia, en la forma de citar está la verdad o la mentira. En la viña, como en la vida, todo es saber colocarse, y Merlot siempre está. A veces denostada (Entre Copas), a veces soñada (Petrus), Merlot mira al tendido y sonríe, soñando pañuelos nevados.
Dulzura.
Pedro Ximénez es la Variedad de uva blanca más típica de Andalucía. Necesita del sol como nosotros el ruido y gracias a él produce excelentes caldos generosos secos y dulces. Majestuoso ámbar, tostados, caobas, barnices y el sabor de las cosas sin prisa. Del vivir lento. ¿Merece la pena otro?
Mediterránea.
Monastrell. Variedad de origen mediterráneo, nacida en Camp de Morvedre. Aromas a fruta y confitura y además culpable del más prestigioso de los vinos valencianos, el Fondillón. Vino rancio dulce catalogado por la Unión Europea como uno de los vinos de lujo europeos. Y como tantas otras cosas, ignorado en pos de otros nombres, esos con lo que llenarse la boca destinados a ser carne de nota de prensa en guía culinaria.
Tantas variedades, tantas mujeres... continuaremos en otro capítulo de ‘Sobre vinos y mujeres’ con la mencía, moscatel, bobal, malvasía o garnacha. Viajaremos a Oporto, León, Australia, Sudáfrica y California. Sin ni siquiera salir de la copa.