El albañil de Alianza Popular que factura
750 millones en adjudicaciones públicas
https://www.eldiario.es/politica/albani ... 73788.html Manuel Taboada, un antiguo edil bien relacionado con el PP gallego, convirtió su pequeña firma en la constructora que más contrata con la Xunta
De hacer chapuzas en granjas su empresa pasó a construir autopistas y gestionar infraestructuras y renovables: en 18 años ha facturado 752 millones
Durante su amistad con Xosé Cuiña, hombre fuerte de los Gobiernos de Fraga ya fallecido, la constructora inició un despegue que llega hasta hoy

La biografía del constructor Manuel Taboada Gómez encaja bien en la leyenda del hombre hecho a sí mismo y del gran sueño americano. Su epopeya arrancó en 1988 cuando fundó una pequeña empresa con un millón de pesetas de capital (6.000 euros) que reunió junto a su esposa, Elisa Ramos. Ninguno de los dos tenía más que los estudios básicos y aquella sociedad buscaba ir un paso más y hacer crecer a la cuadrilla de obreros con la que Taboada había empezado realizando chapuzas en las granjas de la comarca del Deza -una zona eminentemente ganadera en el centro mismo de Galicia- y levantando el esqueleto de algunas viviendas unifamiliares.
Hoy Taboada y Ramos es un emporio con filiales en Perú que construye autopistas, gestiona depuradoras y servicios de recogida de basuras, además de explotar parques de energía eólica. Solo entre 1998 y 2016 -el último año que presentó cuentas- el grupo empresarial ha facturado 752 millones de euros y declaró beneficios por 65 millones. A eso habría que sumar las cuentas de su primera década que no son públicas. Según los datos del registro mercantil casi todos sus ingresos proceden de las administraciones públicas, fundamentalmente de las gobernadas por el Partido Popular. El último informe de la Federación Gallega de la Construcción señala que en 2017 fue el primer adjudicatario de obras del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, con 13 contratos y un montante de 9,6 millones. Como en los viejos tiempos.
La vida del albañil Manuel Taboada cambió de golpe en las elecciones municipales de 1987. Aquel año, tras ser parte de la candidatura de Alianza Popular en Silleda, un pequeño municipio pontevedrés, asumió la concejalía de Obras. Ahí trabó amistad con Xosé Cuiña Crespo, alcalde entonces del municipio de al lado, Lalín, y que luego se convertiría en capo de la política gallega durante décadas a la sombra de Manuel Fraga. Después de vencer en aquellos comicios locales, Cuiña compatibilizó el Ayuntamiento con la presidencia de la Diputación de Pontevedra, y en 1990, se convirtió en consejero de Obras Públicas del primer Gobierno de Fraga.
Taboada tampoco aguantó mucho en el Gobierno municipal. En 1988, con su amigo ya al frente de la Diputación, constituyó la sociedad junto a su mujer y su raquítica constructora empezó a recibir obras. Las más importantes llegaron de la propia Diputación y de los mismos alcaldes de la comarca a los que había tratado en las reuniones de partido. En 1989 decidió cambiar definitivamente la política local por los negocios. Renunció al acta de edil en Silleda e inició una espectacular expansión empresarial. Su cuadrilla, que hasta entonces edificaba chalés en la zona, entró de lleno en los grandes concursos de obra pública. Para ganarlos.
Nada más nacer Taboada y Ramos se sumó al club de los 500 millones de pesetas de facturación anual (tres millones de euros). Y al cumplir los cinco años, en 1993, ya ingresaba 858 millones de pesetas (5,1 millones de euros). Todo eso era posible con una plantilla fija de seis trabajadores. Le ayudaron a despegar la adjudicación de obras como el polígono industrial de Lalín (que realizó en tres fases distintas). Luego construyó también el de Silleda, el municipio donde había sido concejal.
Pero lo mejor estaba todavía por venir. Durante la década de los 90, con Fraga de vuelta en Galicia empeñado en vertebrar la comunidad a través de una ambiciosa red de infraestructuras que incluyó carreteras, autovías, polígonos de empresas y redes de saneamiento, llegaron los contratos millonarios. Manaba el dinero de los fondos europeos y en Galicia todo estaba por hacer.
La irrupción de Taboada y Ramos en el reparto de las obras levantó cierta polvareda en los escasos medios de comunicación críticos con el fraguismo. En 1995 El País preguntó a Cuiña por el crecimiento exponencial de la firma de su amigo y el consejero y número dos de la Xunta -que además era secretario general del PP- aseguró que el éxito se explicaba por las políticas expansivas del Gobierno gallego que servían para potenciar a las empresas locales. De paso, el consejero esgrimió una normativa interna por la cual los directores generales de Obras Públicas le eximían a él de cualquier responsabilidad en la adjudicación de