La deuda pública real de España llega a los dos billones y empuja al país al rescateAunque se cumplieran las previsiones más optimistas de los analistas, lo cierto es que la deuda pública española es insostenible. El interés de la última colocación del Tesoro realizada este martes ha sido el más elevado desde 2012, año en el que España solicitó el rescate financiero.
Los datos no mienten. Los pasivos reales de las Administraciones Públicas (AAPP) españolas rondan los dos billones de euros, lo cual equivale a casi el 170% del Producto Interior Bruto (PIB). Esta cifra permanece oculta en las tablas y cuadros del Banco de España y es desconocida para la mayoría de los ciudadanos.
500.000 millones bajo la alfombraEl dato que aparece en notas de prensa y comunicados oficiales es el de la deuda pública según el Protocolo de Déficit Excesivo (PDE), que es la que usan las autoridades comunitarias para determinar el grado de cumplimiento de las reglas fiscales (congeladas hasta 2024). Estos pasivos se sitúan en los 1,5 billones de euros en el caso de España, descontando el dinero que se deben las AAPP entre sí. Este truco estadístico –legal– permite ocultar bajo la alfombra 500.000 millones de euros de deuda soberana.
«Hombre de negro» en 2024Fuentes comunitarias señalan que lo relevante de este nuevo mecanismo es que obliga al país receptor a pedir expresamente el rescate y, sobre todo, sanear las cuentas públicas perdiendo la soberanía fiscal en favor de los «hombres de negro» del Consejo de Gobierno del BCE. Será entonces cuando vuelva a ponerse sobre la mesa la reducción del sueldo de los empleados públicos, nuevos recortes en las pensiones, venta de activos públicos y el resto de recetas que tradicionalmente se imponen a los países que piden ayuda financiera.
A los problemas de la deuda pública que deberá afrontar seguramente el próximo Ejecutivo –sea del color político que sea– se suma otra verdad incómoda: el aumento de la deuda de los hogares como consecuencia de la pérdida de poder adquisitivo derivada de la inflación y, sobre todo, del aumento de los costes de financiación, sobre todo los hipotecarios.