LA DERECHONA

Un lugar con buen talante y pluralidad democrática donde se debate lo más relevante de la política y la actualidad nacional e internacional.

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dedicado a Maria Dolores de Cospedal

Mensajepor Invitado » Vie 05 Jun, 2015 12:42 am

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Gran encuentro Cartista de 1848 en Kennington Common, Londres. Daguerrotipo: William Edward Kilburn. (Dominio público)


La trascendencia del movimiento obrero en la lucha por los derechos políticos

Pablo Simón


A lo largo del siglo XIX se produjeron transformaciones fundamentales que sentaron las bases de nuestros gobiernos representativos. Probablemente la más importante fue la irrupción de las clases obreras, que lograrían a lo largo de un siglo de luchas algunas de las conquistas políticas más importantes de las que disfrutamos hoy. De los muchos movimientos de matriz obrerista que hubo por entonces uno de los más relevantes fue el Cartismo, el cual impulsó una importante agitación política entre 1838 y 1848. Mientras que en Europa las revoluciones liberales de 1948 dejaban claro que el Antiguo Régimen era insostenible, en el Reino Unido los obreros peleaban por los puntos recogidos en la People´s Charter, un documento firmado a medias por seis diputados y seis líderes sindicales.

En este artículo propongo el ejercicio de tomar las demandas que planteó este movimiento hace dos siglos y volver a mirarlas con los ojos de presente. Es curioso ver como algunas de estas propuestas las damos por sentadas, otras las seguimos discutiendo y alguna hasta es contradictoria con demandas muy populares hoy día.


1. Sufragio universal (masculino)

Probablemente una de las contribuciones más importantes de los partidos obreros ha sido la extensión del sufragio. Como es conocido, la mayoría de los regímenes representativos de la época eran censitarios, lo que establecía requisitos de renta o de propiedades para poder votar y presentarse. Esto, además, incluía la restricción del voto a las mujeres o a los negros. En determinados lugares, como en Estados Unidos, hasta había exámenes de alfabetización, muy empleados en los estados del Sur. Ello permitía privar del voto tanto a la población negra como a los más pobres (que tenían mayores tasas de analfabetismo), con lo que se mataba dos pájaros de un tiro. Estas restricciones se fueron retirando hasta que el sufragio universal masculino estuvo en vigor en casi todos los países de Europa continental para inicios del XX. La lucha de las sufragistas (que daría para otra entrada) consiguió que a partir de la I Guerra Mundial este derecho también se extendiera a las mujeres. Los negros en Estados Unidos habrían de esperar a 1965.

Hoy día parece que el sufragio universal es un derecho plenamente consolidado. Es más, estamos en un punto en el que nadie discute que es condición necesaria, aunque no suficiente, para que un país sea democrático. Pese a esto todavía podemos avanzar más en esta línea. El primer asunto es el debate, que no voy a reabrir, sobre si votar es un derecho o un deber, así como las implicaciones que tiene en nuestras democracias. Pero también tenemos el debate sobre un derecho que parece limitado en el ejercicio: el voto rogado. Como ha sido discutido muchas veces, tras la reforma de 2011 el voto es muy complicado de ejercer para la creciente población emigrada. ¿Podemos considerar que un derecho que no puede ejercerse es un derecho pleno? No parece, así que en este tema hay mucha tela por cortar. Algo parecido ocurre a la inversa. ¿Está bien que los inmigrantes extracomunitarios no puedan votar si no hay convenios específicos? ¿Y que los de la Unión Europea no puedan hacerlo en las generales? Todo son debates que quedan pendientes.

El establecimiento de los derechos fundamentales, como es el voto, choca siempre con el debate de a quiénes consideramos parte de la comunidad política. Al principio los pobres, los negros o las mujeres no eran considerados como tales o, si caso, subordinados al propietario o al hombre. Lo que habría que preguntarse es si no queda algún paso más que dar en este sentido.


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2. El voto secreto

Los partidos de notables de la época, en los que conservadores y liberales legislaban en sus ratos libres, se basaban en redes clientelares. El notable local, fuera aristócrata o potentado, tenía perfectamente controlados y contados los votos. Al principio porque en el mismo colegio supervisaba qué nombre se depositaba en la urna. Más adelante, porque se estandarizó el modelo de papeletas y se repartía con adelanto para que sus trabajadores las depositaran. Esto implicaba que los partidos obreros lo tenían mucho más difícil porque había claras presiones en el colegio para que no se votara por sus candidatos, frecuentemente con intimidación o hasta violencia. Por eso mismo los cartistas insistieron mucho en que el voto fuera secreto. Progresivamente en los regímenes representativos se fueron recogiendo previsiones en este sentido, si bien no en todos los países con la misma fuerza.

Este derecho también se da por descontado de no ser porque en España ocasionalmente aparecen escándalos que señalan que algo no va del todo bien. ¿Podemos tener seguridad de que el voto es totalmente secreto en nuestro país? Aunque no sea algo masivo, hay buenas razones para revisar esta idea. Muchas veces los colegios no tienen suficientes cabinas o bien dentro de las cabinas no están todas las papeletas. Esto, mucho más exacerbado en ambientes rurales, hace complicado que tus vecinos no intuyan de qué lado de la mesa estás cogiendo papeletas. Además, mucha gente trae el voto preparada de casa. ¿Estamos seguros de que todo el mundo lo elige siempre de manera autónoma? Desde luego podemos hacerlo mejor. En países de América Latina son muchos más estrictos respecto al secreto del voto. Por ejemplo, en Argentina o Uruguay el voto solo se permite en el «cuarto oscuro”», normalmente una habitación, donde se toman las papeletas y elabora el voto. En otros directamente está prohibido traer el voto preparado desde casa.

El secreto del voto es fundamental para un voto en libertad. Una reforma que mejore el secreto de voto prohibiendo traer el voto de casa, obligando además a prepararlo en cabinas o cuartos, sería muy barata pero podría tener importantes efectos. Siquiera permitiría que nos ahorráramos insinuaciones que resuenan con demasiado estruendo y que conoce bien cualquiera que haya presidido una mesa electoral.


3. Sueldo anual para los diputados y abolición de la obligatoriedad de ser propietario para asistir al Parlamento

Una de las luchas más importantes que mantuvo el movimiento obrero para conseguir que los partidos de masas izquierdistas pudieran llevar a la clase trabajadora a los parlamentos fue obtener una remuneración por ser diputado. Obviamente esto no hacía falta cuando el sufragio estaba restringido a los rentistas —en sus modalidades censitarias—, pero a medida que se extendió a las clases obrera este argumento cobró sentido. Al fin y al cabo un trabajador no era libre para poder dedicarse a la política ya que necesitaban de ingresos para su subsistencia. Es verdad que tampoco es que de repente hubiera solo obreros en los parlamentos europeos (muchos eran abogados o periodistas) pero los partidos de masas, socialdemócratas en particular, obtuvieron por aquí una fuente más de financiación al margen de las contribuciones de sus militantes. En todo caso, lo que pedían los obreros era una cierta profesionalización de la política.

Sin embargo, decir que hoy día nuestros políticos deben ser profesionales o que deben cobrar (y a ser posible bien) es un tema disputado. Un argumento débil que se opone a esta idea sugiere que la política debería ser una actividad voluntaria, no remunerada, que nuestros políticos se dedicaran a hacer en sus ratos libres. Esta idea generaba cierta convergencia entre sectores de indignados y Maria Dolores de Cospedal, que quitó la remuneración a los diputados de Castilla-La Mancha. Sin duda querer abolir la política profesional es regresar al XVIII, cuando solo los rentistas se dedicaban a ella. La otra objeción, más fuerte, no habla sobre la remuneración sino de que se les debería bajar el sueldo. Lo que sabemos es que nuestros políticos cobran un poco menos que la media de nuestro entorno. Sin embargo, si uno descompone la fuentes reales de financiación (monetaria o en especie) verá que pese a que el salario es moderado hay importantes complementos salariales a través de dietas, presencia en consejos de administración, cargos solapados, etc. que hace que los políticos acumulen funciones, responsabilidades y sueldos. Esto, junto con otros escándalos sobre puertas giratorias —aunque sepamos que son escasos— ha llevado a hablar de reducir el salario de los políticos en España.

De todas formas es curioso lo desmemoriados que somos sobre la importancia de tener políticos profesionales para defender los intereses de quien no tienen tiempo ni recursos para poder dedicarse a la política. Por eso probablemente la reforma más importante que tenemos pendiente es ordenar y clarificar las remuneraciones para que sean transparentes, pero sin olvidar que la política también tiene un importante coste de oportunidad que merece ser bien retribuido. Siquiera por la dignidad de ser representante de la ciudadanía.


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4. Elecciones anuales al Parlamento

A los líderes del movimiento obrero también les preocupaba que las mismas élites se perpetuaran en el poder mediante prácticas deshonestas. Por un lado, consideraban que su continuidad en el poder les daba facilidad para el soborno por parte de los grandes empresarios. Les preocupaba que las elecciones estuvieran compradas. Para intentar solventar esto lo que proponían era que hubiera elecciones lo más recurrentes posibles. Argumentaban que eso podría erosionar sus redes clientelares porque, pese a que trajera inestabilidad, ninguna cartera podría comprar cada doce meses a todos los votantes de su distrito. Así confiaban en que su representante no se desviara de la voluntad popular como estaba ocurriendo por entonces.

Algún eco de esta demanda hemos escuchado. Por ejemplo, esta medida se parece lejanamente a los revocatorios —si bien esta última medida es más complicada incluso que las elecciones periódicas—. Diferentes partidos han propuesto que se pueda «revocar» el cargo de un político si se considera que no cumple con su mandato de manera apropiada. Ello, en todo caso, tiene un peaje. Los políticos dejarán de tener incentivos para aplicar políticas de medio plazo y diferir beneficios a futuro ya que pueden enfrentarse a una moción de confianza en cualquier momento. Además, son fácilmente instrumentalizables y difícil de hacer compatibles con sistemas que no sean presidenciales o mayoritarios como la de aquellos países de los que se importa en el contienen americano. Del mismo modo, tener ciclos electorales más cortos también puede conectarse con las demandas de votar más veces y más cosas, es decir, democracia directa. Sin embargo, hay un matiz importante: el movimiento obrero era consciente de la dimensión de la igualdad en la participación. Mientras que votar en una urna es muy igualitario, las asambleas y la participación directa suele ser para aquellos que tenían recursos, tiempo y ganas. Lo que querían los cartistas era menos corrupción con más rendición de cuentas de sus representantes.

Las demandas de elecciones más periódicas parecen haberse dejado de lado en favor de mayor estabilidad en los cargos, aunque las elecciones siguen siendo el mecanismo de rendición de cuentas por excelencia. Sin embargo, sí que es cierto que podemos avanzar bastante en términos de participación periódica en las decisiones públicas. ¿Más democracia directa? Puede ser una buena vía siempre que no nos olvidemos de que tan importante como participar es que todo el mundo tenga igualdad de acceso a las decisiones.


5. Cambio y ampliación en los distritos

La lucha de los cartistas y el movimiento obrero por la reforma del sistema electoral es larga y noble. Entre las primeras demandas en el Reino Unido estuvo la de creación de circunscripciones que representaran al mismo número de electores. Es decir, le pelea por que el voto pesara lo mismo en todos los distritos. Desde aquí en adelante estos partidos fueron los que más batallaron por conseguir sistemas proporcionales desde que Thomas Hare lo propuso por primera vez en 1865 y el final del siglo XIX. En un lapso de apenas treinta años casi todas las democracias decidieron adoptar este sistema: Austria, Dinamarca, Noruega, Suecia, Países Bajos… Con las notables excepciones de Reino Unido y Estados Unidos.

Hay un largo debate sobre quién fue el que movió pieza primero. Algunos han dicho que fueron los partidos liberales y conservadores que, temerosos de la fuerza de la emergente clase obrera, reformaron los sistemas para que fueran proporcionales y seguir teniendo capacidad de influencia. Sin embargo, un repaso histórico más en profundidad muestra que en realidad los partidos socialistas llevaban el cambio en sus programas. Es decir, que primero consiguieron representación y pelearon por la reforma, no al revés. No hay duda de que en nuestro país hoy la reforma electoral es un tema que dará que hablar porque nuevos actores políticos la llevan en su programa, si bien tenemos tanto quien pide más conexión entre representante y representado y quien pide más igualdad de voto. La cuestión clave está en que para las izquierdas el ligamen con la proporcionalidad siempre ha sido muy fuerte, justamente la demanda en la que más inciden los nuevos jugadores —también porque suelen ser partidos más pequeños—. Frente a los conservadores, que siempre han mostrado su admiración personal por el sistema de distritos mayoritarios, para la izquierda la igualdad en el voto siempre ha sido un aspecto fundamental.

Es muy probable que se vaya a abrir un periodo nuevo de reformas tanto en comunidades autónomas como a nivel estatal. ¿Veremos cambios hacia segundas vueltas e instituciones mayoritarias? O por el contrario, ¿se abrirá más el sistema para mayor proporcionalidad? Veremos quién logra imponerse, pero bien cierto es que a nivel histórico allí donde más tiempo ha gobernado la izquierda ha tendido a haber sistemas electorales más proporcionales.


Un Estatuto para el pueblo

Este artículo quiere ser un pequeño y discreto homenaje a la lucha del movimiento obrero por los derechos políticos. Aunque con frecuencia reconocemos cómo la abolición del trabajo infantil, las jornadas de ocho horas o la lucha por condiciones dignas de trabajo fueron sus grandes éxitos, a veces nos olvidamos de toda esta parte. La ampliación del sufragio, la política como profesión, el voto secreto o la proporcionalidad en el voto son demandas que fueron canalizadas desde las luchas obreras y que cambiaron la forma de nuestros gobiernos representativos. La mayoría de estos logros los damos como naturales dentro de nuestros sistemas políticos, pero ni mucho menos brotaron de la nada. Ni sin resistencias por parte de aquellos que tenían el poder.

En España se abre un periodo nuevo a partir de ahora. Ni que decir tiene que la comparación entre la trascendencia de las peticiones del Cartismo y las demandas actuales no resisten el papel. Sin embargo, es verdad que en líneas tan claras y esenciales como las de la época podemos seguir progresando. Tenemos por delante un periodo apasionante. Por eso, más que nunca, conviene tener puestas las luces largas. Hacia adelante, porque nos jugamos la mejora de nuestras instituciones y la lucha será larga. Hacia atrás, para reconocer de dónde venimos y homenajear a los que dieron tanto por la democracia.

«Si votar sirviera de algo estaría prohibido», dicen los iluminados. Ay. Lo estaba y hubo que pelearlo.


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Mensajepor Invitado » Sab 11 Jul, 2015 4:27 am



Padre Calvo en La Ratonera 9 de julio 2015. Programa dirigido y presentado por Armando Robles para Alerta Digital TV

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Assia
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Mensajepor Assia » Sab 11 Jul, 2015 6:16 am

A ver si el profeta Canosa viene a esta ratonera a poner 1 ''cachito'' de queso para atrapar a estos 2 rantocillos facistas: al Padre Calvo y a su entrevistador.

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Mensajepor Invitado » Vie 21 Ago, 2015 9:48 pm



El Padre Calvo visita el plató de La Ratonera y hace entrega de un tricornio en nombre del Teniente Coronel de la Benemérita Don Antonio Tejero Molina al director del programa. El Padre Calvo revela detalles del 23-F.

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Padre Calvo

Mensajepor Invitado » Mié 06 Ene, 2016 2:53 pm

Padre Jesús Calvo: “Lamento que Franco no aprobara una ley del aborto que acabara con tanto hijo de madre”

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“Secundo lo dicho recientemente por el doctor Cabeza en 13 TV: Lamento que Franco no aprobara una ley del aborto que acabara con tanto hijo de madre”. Son palabras del sacerdote Jesús Calvo tras la ola de anticatolicismo que anega estos días muchos pueblos y ciudades españolas.

Cree el Padre Calvo que los católicos españoles deberían decir ‘basta’ y combatir “con la razón de la fuerza” las agresiones contra símbolos religiosos provenientes de elementos de la izquierda radical. “En la sociedad española se está desarrollando, no por casualidad, sino impulsada por ciertos actores de la vida pública, una oleada de anticatolicismo feroz, so capa de tolerancia y progreso. Es necesario que los católicos coherentes con su fe salgan a la calle para expresar su indignación en los términos más severos”, señala.

Para el párroco de Villamuñio (León), la actitud “panfilista y cobarde” de la jerarquía católica sólo contribuye a dar alas a los anticlericales y remata rotundo que “hoy, como hace 80 años, tenemos no sólo la fuerza de la razón sino también la razón de la fuerza para combatir a los enemigos de nuestra fe y nuestra civilización”.

Cree el Padre Calvo que, frente al actual clima de feroz anticristianismo, “los católicos españoles tendrán que responder, de lo que hagan o dejen de hacer, ante Dios y no ante las leyes aprobadas por partidos de obediencia masónica” y culpa al sionismo de estar detrás de estas acciones con el objetivo, según dice, de debilitar “la musculatura moral de los españoles”.

Calvo hace suyas las palabras de Antonio Alonso, presidente de OADIR y cree que los ataques contra símbolos católicos no son casuales, sino el fruto de un proceso largo, con un responsable colectivo: “La culpa no es sólo de una persona, sino de un ambiente que se va retroalimentando. Empiezan a difundirse los bulos y las difamaciones a través de los medios y otros actores sociales como partidos políticos. Hay actos concretos que coadyuvan a este ambiente: así, La Sexta, Público, Podemos, Esquerra Republicana o el propio PSOE son en gran parte culpables porque están fomentando el odio a la fe, generando un ambiente de cristofobia, como se demuestra en el Informe de Antidifamación Religiosa», sostiene. «Rezamos porque esto no vaya a mayores», auspicia.

Añade que los ataques actuales son el resultado de un largo proceso que se resume en las siguientes etapas: “Se ridiculiza a la fe y a sus símbolos y no se tienen miramientos a la hora de mofarse de los sentimientos religiosos de los creyentes. Después se pasa al ataque verbal. Posteriormente comienzan los ataques físicos, primero a los edificios y bienes muebles e inmuebles de los cristianos. Por último, la violencia contra los cristianos se incrementa y afecta también a la integridad física de los creyentes, o se llega incluso a su asesinato”.

Tras calificar de “carnavalada” la cabalgata de “reyes magas” de Valencia, el párroco castellano-leonés recuerda por último que “los actos heroícos en defensa de la fe católica, aunque sean reprobados por los hombres, terminarán siendo recompensados por Dios con la vida eterna”.

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Martínez el facha

Mensajepor Invitado » Sab 30 Ene, 2016 2:25 pm


Martínez el facha
El socialismo, el buenismo y el mariconeo han convertido a España en el hazmerreír del mundo. Es hora de que nuestra gloriosa patria abrace de nuevo los valores que jamás debió abandonar. Yo te guiaré, buen español.

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Re: LA DERECHONA

Mensajepor Assia » Dom 31 Ene, 2016 12:59 am

Gracias por este video que sinceramennte creo que es 1 broma. Me he reido mucho escuchandolo y no creo que nada sea serio. La bromas de JUEVES como en la revistas me supongo.
Saludos Invitado,
Assia

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Mensajepor Invitado » Jue 24 Mar, 2016 3:58 am


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MÁR

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Mensajepor MÁR » Mié 27 Abr, 2016 2:33 pm


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Mensajepor Invitado » Mar 03 May, 2016 4:34 am

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La exprimera ministra británica Margaret Thatcher y el expresidente estadounidense Ronald Reagan, en una imagen de 1990.


Neoliberalismo: la raíz ideológica de todos nuestros problemas

Imagen Desde el colapso económico hasta el desastre ambiental, pasando por el ascenso de Donald Trump: el neoliberalismo ha desempeñado un papel en todos ellos. ¿Cómo es posible que la izquierda no haya planteado una alternativa?




Imaginen que los ciudadanos de la Unión Soviética no hubieran oído hablar del comunismo. Pues bien, la mayoría de la población desconoce el nombre de la ideología que domina nuestras vidas. Si la mencionan en una conversación, se ganarán un encogimiento de hombros; y, aunque su interlocutor haya oído el término con anterioridad, tendrá problemas para definirlo. ¿Saben qué es el neoliberalismo?

Su anonimato es causa y efecto de su poder. Ha sido protagonista en crisis de lo más variadas: el colapso financiero de los años 2007 y 2008, la externalización de dinero y poder a los paraísos fiscales (los "papeles de Panamá" son solo la punta del iceberg), la lenta destrucción de la educación y la sanidad públicas, el resurgimiento de la pobreza infantil, la epidemia de soledad, el colapso de los ecosistemas y hasta el ascenso de Donald Trump. Sin embargo, esas crisis nos parecen elementos aislados, que no guardan relación. No somos conscientes de que todas ellas son producto directo o indirecto del mismo factor: una filosofía que tiene un nombre; o, más bien, que lo tenía. ¿Y qué da más poder que actuar de incógnito?

El neoliberalismo es tan ubicuo que ni siquiera lo reconocemos como ideología. Aparentemente, hemos asumido el ideal de su fe milenaria como si fuera una fuerza natural; una especie de ley biológica, como la teoría de la evolución de Darwin. Pero nació con la intención deliberada de remodelar la vida humana y cambiar el centro del poder.

Para el neoliberalismo, la competencia es la característica fundamental de las relaciones sociales. Afirma que "el mercado" produce beneficios que no se podrían conseguir mediante la planificación, y convierte a los ciudadanos en consumidores cuyas opciones democráticas se reducen como mucho a comprar y vender, proceso que supuestamente premia el mérito y castiga la ineficacia. Todo lo que limite la competencia es, desde su punto de vista, contrario a la libertad. Hay que bajar los impuestos, reducir los controles y privatizar los servicios públicos. Las organizaciones obreras y la negociación colectiva no son más que distorsiones del mercado que dificultan la creación de una jerarquía natural de triunfadores y perdedores. La desigualdad es una virtud: una recompensa al esfuerzo y un generador de riqueza que beneficia a todos. La pretensión de crear una sociedad más equitativa es contraproducente y moralmente corrosiva. El mercado se asegura de que todos reciban lo que merecen.

Asumimos y reproducimos su credo. Los ricos se convencen de que son ricos por méritos propios, sin que sus privilegios (educativos, patrimoniales, de clase) hayan tenido nada que ver. Los pobres se culpan de su fracaso, aunque no puedan hacer gran cosa por cambiar las circunstancias que determinan su existencia. ¿Desempleo estructural? Si usted no tiene empleo, es porque carece de iniciativa. ¿Viviendas de precios desorbitados? Si su cuenta está en números rojos, es por su incompetencia y falta de previsión. ¿Qué es eso de que el colegio de sus hijos ya no tiene instalaciones de educación física? Si engordan, es culpa suya. En un mundo gobernado por la competencia, los que caen pasan a ser perdedores ante la sociedad y ante sí mismos.

La epidemia de autolesiones, desórdenes alimentarios, depresión, incomunicación, ansiedad y fobia social es una de las consecuencias de ese proceso, que Paul Verhaeghe documenta en su libro What About Me?. No es sorprendente que Gran Bretaña, el país donde la ideología neoliberal se ha aplicado con más rigor, sea la capital europea de la soledad. Ahora, todos somos neoliberales.


No es sorprendente que Gran Bretaña, el país donde la ideología neoliberal se ha aplicado con más rigor, sea la capital europea de la soledad.



El término neoliberalismo se acuñó en París, en una reunión celebrada en 1938. Su definición ideológica es hija de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, dos exiliados austríacos que rechazaban la democracia social (representada por el New Deal de Franklin Roosevelt y el desarrollo gradual del Estado del bienestar británico) porque la consideraban una expresión colectivista a la altura del comunismo y del movimiento nazi.

En Camino de servidumbre (1944), Hayek afirma que la planificación estatal aplasta el individualismo y conduce inevitablemente al totalitarismo. Su libro, que tuvo tanto éxito como La burocracia de Mises, llegó a ojos de determinados ricos que vieron en su ideología una oportunidad de librarse de los impuestos y las regulaciones. En 1947, cuando Hayek fundó la primera organización encargada de extender su doctrina (la Mont Perelin Society), obtuvo apoyo económico de muchos millonarios y de sus fundaciones.

Gracias a ellos, Hayek empezó a crear lo que Daniel Stedman Jones describe en Amos del universo como "una especie de Internacional Neoliberal", una red interatlántica de académicos, empresarios, periodistas y activistas. Además, sus ricos promotores financiaron una serie de comités de expertos cuya labor consistía en perfeccionar y promover el credo; entre ellas, el American Enterprise Institute, la Heritage Foundation, el Cato Institute, el Institute of Economic Affairs, el Centre for Policy Studies y el Adam Smith Institute. También financiaron departamentos y puestos académicos en muchas universidades, sobre todo de Chicago y Virginia.

Cuanto más crecía el neoliberalismo, más estridente era. La idea de Hayek de que los Gobiernos debían regular la competencia para impedir monopolios dio paso entre sus apóstoles estadounidenses −como Milton Friedman− a la idea de que los monopolios venían a ser un premio a la eficacia. Pero aquella evolución tuvo otra consecuencia: que el movimiento perdió el nombre. En 1951, Friedman se definía neoliberal sin tapujo alguno. Poco después, el término empezó a desaparecer. Y por si eso no fuera suficientemente extraño en una ideología cada vez más tajante y en un movimiento cada vez más coherente, no buscaron sustituto para el nombre perdido.


Ideología en la sombra

A pesar de su dadivosa financiación, el neoliberalismo permaneció al principio en la sombra. El consenso de posguerra era prácticamente universal: las recetas económicas de John Maynard Keynes se aplicaban en muchos lugares del planeta; el pleno empleo y la reducción de la pobreza eran objetivos comunes de los Estados Unidos y de casi toda Europa occidental; los impuestos al capital eran altos y los Gobiernos no se avergonzaban de buscar objetivos sociales mediante servicios públicos nuevos y nuevas redes de apoyo.

Pero, en la década de 1970, cuando la crisis económica sacudió las dos orillas del Atlántico y el keynesianismo se empezó a derrumbar, los principios neoliberales se empezaron a abrir paso en la cultura dominante. En palabras de Friedman, "se necesitaba un cambio (...) y ya había una alternativa preparada". Con ayuda de periodistas y consejeros políticos adeptos a la causa, consiguieron que los Gobiernos de Jimmy Carter y Jim Callaghan aplicaran elementos del neoliberalismo (sobre todo en materia de política monetaria) en los Estados Unidos y Gran Bretaña, respectivamente.

El resto del paquete llegó enseguida, tras los triunfos electorales de Margaret Thatcher y Ronald Reagan: reducciones masivas de los impuestos de los ricos, destrucción del sindicalismo, desregulación, privatización y tercerización y subcontratación de los servicios públicos. La doctrina neoliberal se impuso en casi todo el mundo −y, frecuentemente, sin consenso democrático de ninguna clase− a través del FMI, el Banco Mundial, el Tratado de Maastricht y la Organización Mundial del Comercio. Hasta partidos que habían pertenecido a la izquierda adoptaron sus principios; por ejemplo, el Laborista y el Demócrata. Como afirma Stedman Jones, "cuesta encontrar otra utopía que se haya hecho realidad de un modo tan absoluto".


Me siento más cerca de una dictadura neoliberal que de un gobierno democrático sin liberalismo", dijo Hayek en una visita al Chile de Pinochet



Puede parecer extraño que un credo que prometía libertad y capacidad de decisión se promoviera con este lema: "No hay alternativa". Pero, como dijo Hayek durante una visita al Chile de Pinochet (uno de los primeros países que aplicaron el programa de forma exhaustiva), "me siento más cerca de una dictadura neoliberal que de un gobierno democrático sin liberalismo".

La libertad de los neoliberales, que suena tan bien cuando se expresa en términos generales, es libertad para el pez grande, no para el pequeño. Liberarse de los sindicatos y la negociación colectiva significa libertad para reducir los salarios. Liberarse de las regulaciones estatales significa libertad para contaminar los ríos, poner en peligro a los trabajadores, imponer tipos de interés inicuos y diseñar exóticos instrumentos financieros. Liberarse de los impuestos significa liberarse de las políticas redistributivas que sacan a la gente de la pobreza.

La autora canadiense Naomi Klein explica que los neoliberales propugnan el uso de las crisis para imponer políticas impopulares, como se hizo tras el golpe de Pinochet, la guerra de Irak y el huracán Katrina.


En La doctrina del shock, Naomi Klein demuestra que los teóricos neoliberales propugnan el uso de las crisis para imponer políticas impopulares, aprovechando el desconcierto de la gente; por ejemplo, tras el golpe de Pinochet, la guerra de Irak y el huracán Katrina, que Friedman describió como "una oportunidad para reformar radicalmente el sistema educativo" de Nueva Orleans. Cuando no pueden imponer sus principios en un país, los imponen a través de tratados de carácter internacional que incluyen "instrumentos de arbitraje entre inversores y Estados", es decir, tribunales externos donde las corporaciones pueden presionar para que se eliminen las protecciones sociales y medioambientales. Cada vez que un Parlamento vota a favor de congelar el precio de la luz, de impedir que las farmacéuticas estafen al Estado, de proteger acuíferos en peligro por culpa de explotaciones mineras o de restringir la venta de tabaco, las corporaciones lo denuncian y, con frecuencia, ganan. Así, la democracia queda reducida a teatro.

La afirmación de que la competencia universal depende de un proceso de cuantificación y comparación universales es otra de las paradojas del neoliberalismo. Provoca que los trabajadores, las personas que buscan empleo y los propios servicios públicos se vean sometidos a un régimen opresivo de evaluación y seguimiento, pensado para identificar a los triunfadores y castigar a los perdedores. Según Von Mises, su doctrina nos iba a liberar de la pesadilla burocrática de la planificación central; y, en lugar de liberarnos de una pesadilla, creó otra.


Menos sindicalismo y más privatizaciones

Los padres del neoliberalismo no lo concibieron como chanchullo de unos pocos, pero se convirtió rápidamente en eso. El crecimiento económico de la era neoliberal (desde 1980 en GB y EEUU) es notablemente más bajo que el de las décadas anteriores; salvo en lo tocante a los más ricos. Las desigualdades de riqueza e ingresos, que se habían reducido a lo largo de 60 años, se dispararon gracias a la demolición del sindicalismo, las reducciones de impuestos, el aumento de los precios de vivienda y alquiler, las privatizaciones y las desregularizaciones.

La privatización total o parcial de los servicios públicos de energía, agua, trenes, salud, educación, carreteras y prisiones permitió que las grandes empresas establecieran peajes en recursos básicos y cobraran rentas por su uso a los ciudadanos o a los Gobiernos. El término renta también se refiere a los ingresos que no son fruto del trabajo. Cuando alguien paga un precio exagerado por un billete de tren, sólo una parte de dicho precio se destina a compensar a los operadores por el dinero gastado en combustible, salarios y materiales, entre otras partidas; el resto es la constatación de que las corporaciones tienen a los ciudadanos contra la pared.

Los dueños y directivos de los servicios públicos privatizados o semiprivatizados de Gran Bretaña ganan fortunas gigantescas mediante el procedimiento de invertir poco y cobrar mucho. En Rusia y la India, los oligarcas adquieren bienes estatales en liquidaciones por incendios. En México, Carlos Slim obtuvo el control de casi toda la red de telefonía fija y móvil y se convirtió en el hombre más rico del mundo.


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Carlos Slim se convirtió en el hombre más rico del mundo tras hacerse con el control de casi toda la red de telefonía de México.


Andrew Sayer afirma en Why We Can't Afford the Rich que la financiarización ha tenido consecuencias parecidas: "Como sucede con la renta, los intereses son (...) un ingreso acumulativo que no exige de esfuerzo alguno". Cuanto más se empobrecen los pobres y más se enriquecen los ricos, más control tienen los segundos sobre otro bien crucial: el dinero. Los intereses son, sobre todo, una transferencia de dinero de los pobres a los ricos. Los precios de las propiedades y la negativa de los Estados a ofrecer financiación condenan a la gente a cargarse de deudas (piensen en lo que pasó en Gran Bretaña cuando se cambiaron las becas escolares por créditos escolares), y los bancos y sus ejecutivos hacen el agosto.

Sayer sostiene que las cuatro últimas décadas se han caracterizado por una transferencia de riqueza que no es sólo de pobres a ricos, sino también de unos ricos a otros: de los que ganan dinero produciendo bienes o servicios a los que ganan dinero controlando los activos existentes y recogiendo beneficios de renta, intereses o capital. Los ingresos fruto del trabajo se han visto sustituidos por ingresos que no dependen de este.

El hundimiento de los mercados ha puesto al neoliberalismo en una situación difícil. Por si no fuera suficiente con los bancos demasiado grandes para dejarlos caer, las corporaciones se ven ahora en la tesitura de ofrecer servicios públicos. Como observó Tony Judt en Ill Fares the Land, Hayek olvidó que no se puede permitir que los servicios nacionales de carácter esencial se hundan, lo cual implica que la competencia queda anulada. Las empresas se llevan los beneficios y el Estado corre con los gastos.

A mayor fracaso de una ideología, mayor extremismo en su aplicación. Los Gobiernos utilizan las crisis neoliberales como excusa y oportunidad para reducir impuestos, privatizar los servicios públicos que aún no se habían privatizado, abrir agujeros en la red de protección social, desregularizar a las corporaciones y volver a regular a los ciudadanos. El Estado que se odia a sí mismo se dedica a hundir sus dientes en todos los órganos del sector público.


De la crisis económica a la crisis política

Es posible que la consecuencia más peligrosa del neoliberalismo no sea la crisis económica que ha causado, sino la crisis política. A medida que se reduce el poder del Estado, también se reduce nuestra capacidad para cambiar las cosas mediante el voto. Según la teoría neoliberal, la gente ejerce su libertad a través del gasto; pero algunos pueden gastar más que otros y, en la gran democracia de consumidores o accionistas, los votos no se distribuyen de forma equitativa. El resultado es una pérdida de poder de las clases baja y media. Y, como los partidos de la derecha y de la antigua izquierda adoptan políticas neoliberales parecidas, la pérdida de poder se transforma en pérdida de derechos. Cada vez hay más gente que se ve expulsada de la política.

Chris Hedges puntualiza que "los movimientos fascistas no encontraron su base en las personas políticamente activas, sino en las inactivas; en los 'perdedores' que tenían la sensación, frecuentemente correcta, de que carecían de voz y espacio en el sistema político". Cuando la política deja de dirigirse a los ciudadanos, hay gente que la cambia por consignas, símbolos y sentimientos. Por poner un ejemplo, los admiradores de Trump parecen creer que los hechos y los argumentos son irrelevantes.

Judt explicó que, si la tupida malla de interacciones entre el Estado y los ciudadanos queda reducida a poco más que autoridad y obediencia, sólo quedará una fuerza que nos una: el poder del propio Estado. Normalmente, el totalitarismo que temía Hayek surge cuando los gobiernos pierden la autoridad ética derivada de la prestación de servicios públicos y se limitan a "engatusar, amenazar y, finalmente, a coaccionar a la gente para que obedezca".


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Los admiradores de Trump parecen creer que los hechos y los argumentos son irrelevantes.


El neoliberalismo es un dios que fracasó, como el socialismo real; pero, a diferencia de este, su doctrina se ha convertido en un zombie que sigue adelante, tambaleándose. Y uno de los motivos es su anonimato. O, más exactamente, un racimo de anonimatos.

La doctrina invisible de la mano invisible tiene promotores invisibles. Poco a poco, lentamente, hemos empezado a descubrir los nombres de algunos. Supimos que el Institute of Economic Affairs, que se manifestó rotundamente en los medios contra el aumento de las regulaciones de la industria del tabaco, recibía fondos de British American Tobacco desde 1963. Supimos que Charles y David Koch, dos de los hombres más ricos del mundo, fundaron el instituto del que surgió el Tea Party. Supimos lo que dijo Charles Kock al crear uno de sus laboratorios de ideas: "para evitar críticas indeseables, debemos abstenernos de hacer demasiada publicidad del funcionamiento y sistema directivo de nuestra organización".

Las palabras que usa el neoliberalismo tienden más a ocultar que a esclarecer. "El mercado" suena a sistema natural que se nos impone de forma igualitaria, como la gravedad o la presión atmosférica, pero está cargado de relaciones de poder. "Lo que el mercado quiere" suele ser lo que las corporaciones y sus dueños quieren. La palabra inversión significa dos cosas muy diferentes, como observa Sayer: una es la financiación de actividades productivas y socialmente útiles; otra, la compra de servicios existentes para exprimirlos y obtener rentas, intereses, dividendos y plusvalías. Usar la misma palabra para dos actividades tan distintas sirve para "camuflar las fuentes de riqueza" y empujarnos a confundir su extracción con su creación.


Franquicias, paraísos fiscales y desgravaciones

Hace un siglo, los ricos que habían heredado sus fortunas despreciaban a los nouveau riche; hasta el punto de que los empresarios buscaban aceptación social mediante el procedimiento de hacerse pasar por rentistas. En la actualidad, la relación se ha invertido: los rentistas y herederos se hacen pasar por emprendedores y afirman que sus riquezas son fruto del trabajo.

El anonimato y las confusiones del neoliberalismo se mezclan con la ausencia de nombre y la deslocalización del capitalismo moderno: Modelos de franquicias que aseguran que los trabajadores no sepan para quién trabajan; empresas registradas en redes de paraísos fiscales tan complejas y secretas que ni la policía puede encontrar a sus propietarios; sistemas de desgravación fiscal que confunden a los propios Gobiernos y productos financieros que no entiende nadie.

El neoliberalismo guarda celosamente su anonimato. Los seguidores de Hayek, Mises y Friedman tienden a rechazar el término con el argumento, no exento de razón, de que en la actualidad sólo se usa de forma peyorativa. Algunos se describen como liberales clásicos o incluso libertarios, pero son descripciones tan engañosas como curiosamente modestas, porque implican que no hay nada innovador en Camino de servidumbre, La burocracia o Capitalismo y libertad, el clásico de Friedman.


Cuando las políticas económicas de laissez-faire llevaron a la catástrofe de 1929, Keynes desarrolló una teoría económica completa para sustituirlas. En el año 2008, cuando el neoliberalismo fracasó, no había nada.



A pesar de todo, el proyecto neoliberal tuvo algo admirable; al menos, en su primera época: fue un conjunto de ideas novedosas promovido por una red coherente de pensadores y activistas con una estrategia clara. Fue paciente y persistente. El Camino de servidumbre se convirtió en camino al poder.

El triunfo del neoliberalismo también es un reflejo del fracaso de la izquierda. Cuando las políticas económicas de laissez-faire llevaron a la catástrofe de 1929, Keynes desarrolló una teoría económica completa para sustituirlas. Cuando el keynesianismo encalló en la década de 1970, ya había una alternativa preparada. Pero, en el año 2008, cuando el neoliberalismo fracasó, no había nada. Ese es el motivo de que el zombie siga adelante. La izquierda no ha producido ningún marco económico nuevo de carácter general desde hace ochenta años.

Toda apelación a lord Keynes es un reconocimiento implícito de fracaso. Proponer soluciones keynesianas para crisis del siglo XXI es hacer caso omiso de tres problemas obvios: que movilizar a la gente con ideas viejas es muy difícil; que los defectos que salieron a la luz en la década de 1970 no han desaparecido y, sobre todo, que no tienen nada que decir sobre el peor de nuestros aprietos, la crisis ecológica. El keynesianismo funciona estimulando el consumo y promoviendo el crecimiento económico, pero el consumo y el crecimiento económico son los motores de la destrucción ambiental.

La historia del keynesianismo y el neoliberalismo demuestra que no basta con oponerse a un sistema roto. Hay que proponer una alternativa congruente. Los laboristas, los demócratas y el conjunto de la izquierda se deberían concentrar en el desarrollo de un programa económico Apollo; un intento consciente de diseñar un sistema nuevo, a medida de las exigencias del siglo XXI.

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Re: LA DERECHONA

Mensajepor Assia » Sab 23 Jul, 2016 1:20 am

No se si ponerlo aqui porque todavia no esta muy claro que grupo ha asesinado en Alemanisa de 7 a 8 personas.Se cree que 1 de los presents escucharon 1 grito de 1 de los terroristas diciendo: '' INMIGRANTES DE MIERDA FUERA.'' Lo que si esta claro es que la Caciller alemana no descarta que pueda ser 1 grupo islamista o los nazis. Puede que muchos de mis colegas no esten de acuerdo conmigo pero yo concorde con el Jefe de la policia alemana cuando dijo algo asi: '' TENIAMOS CONTROLADOS A LOS LIDERES NAZIS MAS VIOLENTOS EN MANIFESTACIONES CONTRA LA INMIGRACION, AHORA CON PROHIBIR LA MANIFESTACION NAZIS NO SABEMOS NI PODEMOS CONTROLARLOS.''
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Mensajepor Invitado » Sab 14 Ene, 2017 2:10 pm



Tertsch: "Hay que perder el miedo a que te llamen facha"
Entrevista en profundidad con el periodista y escritor Hermann Tertsch.

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Mensajepor Invitado » Dom 15 Ene, 2017 6:57 pm

Hermann Tertsch. facha o nazi ???????

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Mensajepor Invitado » Lun 30 Ene, 2017 2:37 am

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El ex líder del eurófobo Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage cerca de Westminster (Londres).


Farage asegura que el Reino Unido debería copiar las medidas anti-inmigración de Trump


Nigel Farage, ex líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), ha declarado que el Reino Unido debería "seguir el liderazgo de Donald Trump" y copiar las medidas de "escrutinio extremo" de la inmigración.

'Mr. Brexit', como afectuosamente le llama Trump, asegura que la prohibición que afecta a los ciudadanos de siete países musulmanes en EEUU servirá "para evitar que los yihadistas potenciales entren en el país".

En declaraciones a la BBC, Farage ensalzó las medidas de Trump, en contraste con las políticas de inmigración de Angela Merkel en Alemania: "La canciller ha dejado entrar virtualmente a todo el mundo, y eso nos ha llevado la situación que todos sabemos".

Según Farage, que provocó el furor durante la campaña del Brexit con sus pósters anti-inmigración, el Reino Unido debería seguir el ejemplo de Trump para no acabar "como en Francia o en Alemania".

"El presidente Trump fue elegido para tomar medidas duras", recordó el ex líder del Ukip. "La gente espera que haga todo cuanto esté en su poder para evitar la infiltración de terroristas del Estado Islámico".

Lejos de sumarse al clamor internacional contra Trump, Farage aseguró que la orden ejecutiva de inmigración del presidente es una respuesta directa a "la locura de Merkel" y a la política de "puertas abiertas" que ha llevado a Europa a una situación límite.

La alianza entre el Ukip y el presidente norteamericano sigue inquebrantable. Paul Nuttall, actual líder del partido nacionalista y candidato a diputado en Stoke, se desmarcó durante el fin de semana con otras declaraciones a favor del uso de la tortura, haciendo eco a Trump.

La 'premier' Theresa May se ha desmarcado entre tanto de la orden ejecutiva de Trump, después de negarse a hacerlo en tres ocasiones tras su visita a la Casa Blanca. El titular del Foreign Office, Boris Johnson, ha criticado directamente al presidente norteramericano por "una medida divisiva que busca estigmatizar a los ciudadanos según su nacionalidad".

Jonhson se ha comprometido a "defender los derechos y las libertades de los británicos" ante medidas como la auspiciada por Trump, que impide la entrada en Estados Unidos de gente como el medallista olímpico (de origen somalí) Mo Farah: "La Reina me invistió como "sir", y Trump me hace ahora "ilegal"".

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Re: LA DERECHONA

Mensajepor Assia » Lun 30 Ene, 2017 2:49 am

Los facistas de todo el mundo estan en movilizaciones con la subida al ''trono'' de TRUMP.
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