Aznar, como un cencerro
Marcello
Si en el PP se empeñan en no frenar el espectáculo de su propia crisis, en las próximas elecciones que se avecinan, en Galicia, País Vasco o europeas, el autobús de los populares llevará el lema, de corte agnóstico, de: "Rajoy no existe". Siguiendo el estilo y la polémica de los autobuses que pugnan en distintas capitales europeas sobre la existencia o no existencia de Dios. En Palestina, desde luego, Dios -o Alá- no existe, o se ha ausentado. Pero en el PP el único que existe al día de hoy es Aznar, que se va de una boutade a otra sin descanso, y que ha pasado de calificar de "exotismo" el triunfo de Obama en las elecciones americanas, a amenazar con querellas o demandas a quien se atreva a interpretar "mal" -dice, el artista- sus palabras sobre el nuevo presidente americano.
O sea, que Aznar amenaza con llevar a los tribunales a quien haga uso de su libertad de expresión y de opinión a propósito de uno de sus disparates, en este caso sobre el presidente electo Barack Obama. Y todo apunta a que lo que el presidente de FAES busca es amenazar a Pepiño Blanco, que estará muerto de risa, porque el líder del PSOE interpretó como un comentario de corte racista lo del "exotismo" de Obama dicho por Aznar, algo que puede ser exagerado pero que en todo caso constituye una legítima opinión del dirigente del PSOE, al que además de su inmunidad parlamentaria le asiste el derecho de la libertad de expresión.
Lo que prueba que Aznar, además de inoportuno y lenguaraz, está como un cencerro y no cesa de crear problemas a su partido, al tiempo que tapa una y otra vez al pobre de Rajoy, a quien le crecen los enanos por doquier y que viaja en el autobús de "Rajoy no existe" por el precipicio de los comicios gallegos, vascos y europeos hacia el que podría ser su despeñadero final. El punto final de su fracasado liderazgo al frente del PP si, finalmente, decide marcharse -que es lo que debió hacer tras la derrota electoral de marzo del 2008-, en cuyo caso, y por la cuota parte de responsabilidad que tiene en la nominación de Rajoy, el propio Aznar, presidente de FAES, también deberá abandonar la fundación para no entrometerse más en la vida de su partido, donde no deja de hurgar y de malmeter.
Naturalmente, la última chulería de Aznar, propia del proceloso mundo de los protagonistas de la televisión basura -"te mando a mis abogados"-, en un terreno estrictamente político y de opinión pública, seguramente tenía un objetivo mayor que el de amedrantar a Pepiño y otros opinadores. Aznar, que sabe que ha metido la pata, lo que quiere hacer es mandarle un mensaje al presidente Obama para que lo disculpe y no interprete mal sus palabras. Pero Obama, que no sabemos si conoce bien a Zapatero, a quien desde luego conoce demasiado bien es a Aznar. De manera que, al final, este pro norteamericano furioso que es Aznar ha descalificado ni más ni manos que al nuevo presidente de Estados Unidos, porque eso del "exotismo" no tiene más interpretación racional que la de una crítica o peyorativa, por lo que Aznar lo que debería hacer es pedir disculpas en vez de amenazar y, de paso, callar.
En realidad Aznar nunca debió presidir FAES si es que quería cumplir su promesa de dejar la política. Pero se bunquerizó en la Fundación que paga el partido para actuar desde allí contra la dirección del partido, o imponer sus criterios políticos e ideológicos y utilizando FAES en su claro beneficio personal, en lugar de ponerla al servicio de su partido y de su dirección. Así se vio en el congreso valenciano del partido, donde Aznar llegó, agredió y se marchó.