La carta
Ojalá lo peor de España fuera un señor pensando que las mujeres deben parir y obedecer a sus maridos
Rosa Belmonte
Un hombre no viola, viola un violador. In himbri ni viila, viili in viilidir. Anda, tira para la casa. ¿Y qué es un violador? Un hombre. Menuda sorpresa que en los barcos mercantes las pocas mujeres sufran acosos sexuales o violaciones. Leo en 'El País' que, tras décadas de silencio, las víctimas han acudido a los tribunales. Por qué se meten en sitios llenos de tíos es un misterio. Me da igual que sea un barco civil que uno militar, un cuartel o la plaza Tahrir. Debe de ser por ese principio no formulado del derecho al descampado. Que sí, que tienes derecho a ir por un descampado, pero tú verás. Que no puede ser que las mujeres tengan que vivir con inseguridad. Puede ser, ha sido y será. Dice la presidenta del PP de Extremadura que es una mujer muy libre. Suertuda.
Cada uno merece lo que tolera, pero a veces hay que tolerar mucho. Miren Hulka (personaje femenino de Marvel, la hembra abogada de Hulk). En la serie que se acaba de estrenar, su primo y maestro le dice que necesita aprender a controlar la ira. Y ella: «Pues resulta que eso se me da de fábula. Lo hago constantemente cuando me piropean por la calle, cuando un hombre incompetente intenta explicarme mi propio trabajo. Lo hago a diario. Si no, dirán que soy difícil». Vaya escándalo, un personaje acorde al mundo en que vive. ¿Una exageración? Claro. Pero hay gente que se cree esa victimización. ¿Ira por un piropo? Pero qué demonios. Hay que aprender de Selina Meyer en 'Veep' cuando en un debate se dirige a una senadora negra y le dice que deje de quejarse por ser mujer, que ella tuvo que aguantar de joven abogada que le pellizcaran el culo. «Sé un hombre». Y recibía un gran aplauso. «Dios bendiga a América, que odia a las mujeres tanto como yo».
El sábado se publicó en el ABC de Sevilla una carta al director sobre la caída de la natalidad. Pasa porque las mujeres «sólo viven preocupadas en hacer deporte, tatuarse y cuidar perros». En lugar de vivir «entregadas a la honrosísima tarea de obedecer a su marido y cuidar de su casa y de sus hijos». Es tan ridícula la carta que podría parecer publicada adrede para joder a los de dentro o provocar a los de fuera. Pero la ironía no se entiende en ABC, que han puesto verde a Peláez por su 'Sentido homenaje al varón español veraneante'.
Siendo punki, esa carta la publicaría para, una vez escandalizado el personal, comparar la mente del firmante con la de los abducidos por la religión queer. A ver quién me da más miedo. Que es transfóbico (casi delictivo) dudar de que un hombre con pene pueda ser una mujer lesbiana por mucho que él (ella) se considere así.
El respeto se ha vuelto obligatorio para lo más idiota y la verdad es el dogma impuesto por unos iluminados. Pero hay mujeres (y hombres) que se creen libres caminando por un descampado de sinrazón. Dicho esto, me voy a achuchar perros.