Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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Chez Corinna

Mensajepor Invitado » Mar 01 Mar, 2016 4:31 am

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Corinna nos enseña su casa londinense

Carlos García-Calvo


Con ese don singular que tiene para reaparecer concediendo entrevistas y protagonizando reportajes en los momentos más incómodos, la princesa (consorte y divorciada) Corinna zu Sayn-Wittgenstein nos enseña esta semana su flamante casa londinense en 'Point de vue'.

La "asesora en estrategia internacional" (sic) lo hace muy rejuvenecida. Ignoramos si esto se debe a una "refrescadinha" plástica o a Santa Photoshop, pero la verdad es que su carita sonrosada de "clown" luce más pimpante que nunca en los dos retratos que contiene esta reportaje de seis páginas.

El semanario parisiense nos relata cómo Corinna buscaba hace tiempo un 'pied-à-terre' que también le sirviese de oficina en Londres, ya que ella reside habitualmente en Mónaco y que por fin lo encontró en el barrio mega chic de Belgravia.

Se trata de una planta baja de 240 m2 que el interiorista Jonathan Reed, el favorito de los reyes Abdalá y Rania de Jordania, tardó dos años en acondicionar. El resultado son una serie de habitaciones decoradas como la suite algo masculina de un hotel de super lujo en tonos muy sombríos escogidos para resaltar la colección de arte moderno que ha reunidos con la ayuda de los galeristas Tim Jeffries y Vito Schnabel. Por cierto, hay algo muy parecido a una escultura de Martin Chirino en la entrada.

Está claro que más que un hogar para ella y su hijo Alejandro de 13 años que estudia en un internado británico, es un escaparate para impresionar a sus clientes, ya que los pocos libros que hay en la biblioteca son puramente decorativos y sirven de soporte para los bibelots que compra o le regalan a la princesa.

Esta, por suerte, se ciñe solamente al tema de su casa y no hace confidencias sobre "amigos entrañables", aunque la entrevistadora hace alusión a su gran amistad con el Príncipe Alberto de Mónaco y el duque de Edimburgo.


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La araña Corinna

Mensajepor Invitado » Jue 21 Abr, 2016 1:12 am

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La araña Corinna

Carlos García-Calvo


Corinna zu Sayn-Wittgenstein


Queriendo averiguar en internet si Corinna zu Sayn-Wittgenstein forma parte de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco que esta semana desembarca en Madrid para regocijo de la frivolidad madrileña, me encuentro con esto:

"Corinna es un género de arañas araneomorfas de la familia Corinnidae. Se encuentra en América, África subsahariana, sur de Asia y Nueva Guinea".

En otras palabras Corinna está en todas partes y según 'The World Spider Catalogue', bajo distintas guisas. La hay, por ejemplo, "aberrans", "buccosa", "bulbosa", "cruenta", "ferox", "ignota", "mandibulata" y "sanguínea". Incluso una "modesta", cosa que no me alcanzo a creer, tratándose de un arácnido ponzoñoso catalogado por Carl Ludwig Koch en 1841.

Las Corinnas que más me han gustado son las "buccosa" y "bulbosa" por esos labios hinchados que le dan a la cara de payaso de la examiga entrañable del Rey Emérito, un aspecto de pato.

Corinna, la verdadera, reaparece esta semana en los dichosos papeles de Panamá. Es normal, ya que, como su araña tocaya, está en todas partes. Sobre todo en Mónaco donde es "consejera personal de Alberto II y asesora de imagen de su esposa Charlène (Wikipedia dixit). Está claro que Corinna tiene predilección por los jefes de Estado. Es más, creo haber leído en algún lado que fue ella quien ayudó a montar esa fundación que tan revuelta tiene a las madrileñas. No paran de llamar para preguntarme cual es la toilette indicada para la cena de presentación que se celebra pasado mañana en el Palacete de la Quinta en El Pardo, a una distancia de vuelo de pájaro de la casa donde vivió Corinna durante varios años.

Comentábamos el otro día que es una pena que la princesa-consorte-divorciada sea una de esas favoritas con mal gusto, habiéndolas con muy bueno como Diane de Poitiers o madame de Pompadour que tanto hicieron por las artes. Las casas de Corinna suelen parecer suites de lujo de hoteles para nuevos ricos. Yo siempre he dicho que me recuerda más a Lola Montes que fue la causante de la caída de Ludwig I de Baviera.

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PROTAGONISTA AUSENTE EN PALACIO

Mensajepor Invitado » Sab 23 Abr, 2016 4:42 am

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PRINCESA CORINNA
PROTAGONISTA AUSENTE EN PALACIO

Alberto de Mónaco celebró ayer una cena en la Quinta de El Pardo. El monarca venía con su fundación, que maneja bajo el consejo de la “amiga entrañable” de Don Juan Carlos. Corinna no pisó España, pero estuvo presente

CONSUELO FONT


LLa noche de ayer, viernes, tuvo lugar en el palacio de la Quinta de El Pardo en Madrid una glamurosa cena, servida por El Mentidero de la Villa y tan restringida, que los VIPs citados para el evento a las 9 menos cuarto "en punto", tenían que acudir con su carnet de identidad entre los dientes. Entre los convocados, numerosas celebrities, entre las que destacaba la pareja de moda, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. La organizaba Carol Portabella, hija del político y cineasta catalán, y flamante presidenta de la fundación príncipe Alberto II de Mónaco en España.

Centrada en la protección medioambiental, por la mañana se había presentado en sociedad en la sede de la fundación Areces de Madrid con una conferencia sobre el "Mediterráneo 2050" presidida por el soberano monegasco, que viajó sin su esposa Charlene. La esperada presencia del príncipe en la velada de la noche vino precedida de su audiencia con el monarca español, Felipe VI, que le recibió por la tarde en el palacio de la Zarzuela, su residencia y también de los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, cuya entrada se sitúa enfrente del palacio de La Quinta por la carretera de El Pardo. Curiosamente, también en El Pardo, muy cerca de La Quinta, se ubica la finca La Angorrilla, cuyo huésped fue la princesa Corinna Zu Sayn Wittgenstein mientras duró su "amistad entrañable" con Don Juan Carlos y que tras ser invitada a marcharse de España en abril de 2012 a raíz de la "crisis del elefante" de Botswana, encontró cobijo en otra corte, la monegasca, bajo el paraguas de Alberto de Mónaco. Se convirtió en su asesora, y también de su esposa Charlene, cuya ausencia ayer de los actos celebrados en Madrid no fue por cierto la única comentada.

Sin nombrarla, flotaba en el ambiente el nombre de Corinna, quien dicen ha colaborado activamente en que esta fundación se expanda por países como España, que ella conoce tan bien. De hecho, suele acudir a los saraos que organiza la fundación en otros países como por ejemplo la cena de gala celebrada en Sothebys, en Londres, el 29 de octubre pasado, a la que acudió junto a Alberto II y asistieron personajes como la condesa de Wessex, esposa del príncipe Eduardo, o el jeque Bin Talal de Arabia Saudí, con los que Corinna se encuentra en su salsa.

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En España es otra cosa. Aquí los servicios de inteligencia aun la tienen clasificada como riesgo/país, es decir, peligro potencial, y oficialmente no ha vuelto a regresar desde que en abril del 2012 dos agentes del CNI la escoltaran al aeropuerto. Aunque parece que sí hizo alguna visita más, ya que dio la bienvenida al 2013 en la misma finca donde Don Juan Carlos se tomó ese año las uvas. Sin embargo, desde el verano de 2013, a raíz de conceder a EL MUNDO un par de entrevistas donde no se cortó en hablar de su relación con el padre de Felipe VI, se rompieron definitivamente sus lazos con España y aseguran que también con el Rey .


Reina del 'Offshore'

Lo cual no quita para que Corinna, maestra en el arte de la "presencia invisible", o sea, estar presente sin necesidad de acudir a ningún sitio, continúe estando en boca de todos, al menos en nuestro país. Coincidiendo esta semana con la inauguración de la delegación en Madrid de la fundación Alberto II de Mónaco, Corinna ha regresado, esta vez involuntariamente, a las portadas. La razón es que el nombre de esta "reina del Offshore" que ya salió en prensa vinculado a empresas en la isla de Malta, así como a los paraísos fiscales de Jersey e Islas Vírgenes, donde se publicó que radicaban las empresas que gestionaban el fondo hispano saudí que ella asesoraba, ha aparecido también, cómo no, en los papeles de Panamá. Algo que provocó sudores fríos en Zarzuela, donde ya se llevaron un susto morrocotudo cuando vieron el nombre de Pilar de Borbón, hermana de Don Juan Carlos. Según la noticia aportada por la La Sexta este martes, la princesa protagonizó una venta de acciones el 14 de abril de 2003, que se frustró por problemas burocráticos, a través de un entramado societario: el trust Universal Protection de Wioming (USA). Había intentado vender 25.000 acciones a una empresa de islas Virgenes a través de la gibraltareña Industrial Consultancy. El broker de la operación iba a ser el despacho panameño de Mossak Buenaventura, protagonista de los papeles de Panamá.

Claro que eso ocurrió un año antes de que Corinna iniciara su "entrañable amistad" con el Rey Juan Carlos en 2004, lo cual alejaba la sospecha de la órbita del Monarca. Pero el miércoles, el nombre de Corinna aparecía de nuevo en el periódico Ok diario como socia de dos presuntos defraudadores, Gerardo Díaz Ferrán, en la cárcel por el caso Marsans, y el restaurador Arturo Fernández, amigo del monarca emérito, a quien el fisco le reclama 20 millones de euros. Esta vez se trataba de una empresa de chocolates de lujo, Sir Hans Sloane and Chocolat, que quebró en 2012, y cuya caja de 60 bombones costaba la friolera de 2.400 dólares.

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Nada de esto, ni siquiera que Diego Torres, socio de Urdangarin, la acusara en el juicio de Nóos de proponerles crear una sociedad en Londres para ocultar sus cobros de la fundación Laureus, parece hacer mella en Corinna, que a sus 50 años sigue imparable con sus negocios de "asesora estratégica", tal como le gusta definir las opacas mediaciones que realiza a través de su consultora, Apolonia. Sin pareja estable en este momento, pues afirma estar demasiado ocupada para el amor, continúa también con su obsesión de "desembarcar" en cortes europeas: primero fue España, luego Mónaco, donde además de intentar atraer al Principado fortunas rusas, ha ejercido como asesora de la mustia Charlene. Y últimamente Inglaterra, donde ha colaborado con la fundación Felipe de Edimburgo. A su vivienda de Londres, una casa de 240 metros entre Buckingham Palace y el exclusivo barrio de Knightsbridge, se escapa frecuentemente por trabajo y para estar con su hijo Alexander, de 13 años, fruto de su unión con el príncipe Casimir Sayn Wittgenstein, que estudia en un internado británico. Su otra hija, Nastassia, de 23 años, nacida de su primer matrimonio con Philip J. Adkins, vive en Nueva York.

Pero el hogar preferido de Corinna es Montecarlo, donde reside en el piso 13 de un edificio de apartamentos frente al mar en la avenida Grace de Mónaco, y dos plantas más abajo tiene su despacho de Apollonia Associateds. Arropada bajo el manto protector de su buen amigo de la infancia, Alberto de Mónaco, cuyo retrato juntos en la gala de la Cruz Roja de 1984 preside su salón, Corinna, nacida Larssen, (pese a su divorcio mantiene el titulo y el apellido del príncipe Cassimir Sayn Wittgenstein) "reina" en la adinerada jet de La Roca. Aunque muchos tildan el Principado de "corte de opereta", allí Corinna puede mantener la imagen (o al menos la apariencia) de ese poderío que siempre le fascinó y desarrolló al lado del Rey Don Juan Carlos.

Según un personaje del entorno del monarca."Debe sentir una rabia inmensa por el chollo que perdió, porque con todos los respetos, no es lo mismo ir del brazo de Alberto de Mónaco: si se le ponían al teléfono jeques árabes o mandatarios rusos para hacer sus negocios, era por deferencia a nuestro Rey". Dicen que la venganza se sirve en plato frío, y que Corinna, una mujer de rompe y rasga, nunca perdonará su humillante salida de España. Tal vez eso la empuja a seguir en el candelero, por ejemplo concediendo puntuales entrevistas, la última en febrero en el semanario alemán Gala, donde inevitablemente surge su "entrañable amistad" con Don Juan Carlos, a la vez que despliega sus sibilinas estrategias de presencia invisible. Valga como ejemplo lo ocurrido ayer viernes en Madrid, en los actos presentación de la fundación príncipe Alberto II: aunque ni remotamente se esperaba la presencia de Corinna, tuvo su buena dosis de protagonismo en la sombra, ante los escándalos en que se ha visto envuelto su nombre esta semana y que inevitablemente salpican la imagen de Don Juan Carlos.

Quien, ironías del destino, será quien acuda a los festejos por el 70 cumpleaños de Carlos Gustavo de Suecia, que se celebran este viernes 30 de abril en Estocolmo. La noticia es que no irá solo, sino acompañado por la Reina Sofía, que desde su abdicación en junio de 2014 sólo le ha acompañado a un viaje fuera de España con motivo del entierro en Bruselas de la Reina Fabiola. Los monarcas eméritos, que tampoco han llevado a cabo este 2016 ningún acto oficial juntos, hacen vidas separadas desde que irrumpió en la existencia de Don Juan Carlos la princesa Corinna.

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El tercer 'engaño' de la 'princesa'

Mensajepor Invitado » Lun 25 Abr, 2016 12:20 am

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CSW y Juan Carlos I, en los premios Laureus de Barcelona en 2006.


“Invertí 100.000 euros en la chocolatera de Corinna porque la promocionaba el Rey Juan Carlos y lo perdí todo”

“Era un capricho de ricos", explica uno de los inversores españoles en Sir Hans Sloane Chocolate and Champagne House Ltd. / "Si nos enrolló a todos, lo lógico es pensar que él también estaba metido”

Ana Romero


Un grupo de empresarios españoles, espoleados por Juan Carlos I, invirtió "pequeñas cantidades de dinero" en 2006 en una fábrica de chocolate de Corinna zu Sayn-Wittgenstein (CSW) que quebró en 2010 sin que vieran rastro de su dinero. Ese año, los inversores recibieron una certificación concursal a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL para informarles de la quiebra de la exquisita fábrica, Sir Hans Sloane Chocolate and Champagne House Limited, que estaba ubicada muy cerca del aeropuerto londinense de Heathrow. Ninguno de los afectados se interesó por los pormenores de la quiebra: ni siquiera volvieron a hablar con CSW del tema.

“Invertí casi 100.000 euros porque el rey la promocionaba: lo perdí todo y nunca pregunté qué pasó exactamente”, explica uno de los damnificados, que ha pedido -como todos- que su identidad sea preservada por lo delicado de la relación con el rey emérito. El fiasco del chocolate se remonta al año 2006, la época dorada de CSW en España, “cuando estaba siempre en las cacerías y pasaba mucho tiempo en Madrid”, según definición de uno de ellos. Otro estima que CSW quiso montar ese negocio para “darse a conocer en la sociedad española”.


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Certificado concursal de la empresa de CSW en 2010.


Este es el tercer negocio de CSW que acaba mal mientras era la pareja sentimental de Juan Carlos I. El mayor fue el Fondo Hispano Saudí (SSIF, en sus siglas en inglés) que supuso el desembolso de 21 millones de euros a empresarios españoles. Cuando vendió el dúplex que compartía con el rey en Suiza engañó al comprador a la hora de deshacerse de los cuadros y objetos de escaso valor por los que obtuvo unos 100.000 euros. Según los inversores consultados, no habían vuelto a acordarse de la fábrica de bombones hasta que esta semana OKDiario informó de que CSW, supuestamente, usó la chocolatera para desviar dinero a una empresa suya en Tórtola (Islas Vírgenes). “Es lo que me faltaba: perder el dinero y encima aparecer en los papeles como socio de una offshore”, ironizaba uno de ellos.


A 1.500 EUROS LA CAJA

El negocio del chocolate era muy “chic”, en palabras de otro inversor, pues se trataba de hacer “los bombones más exclusivos del mundo”. Efectivamente, lo eran: cada Navidad, Juan Carlos I regalaba medio centenar de cajas a 1.500 euros cada una. Él las personalizaba y ponía su corona y su nombre en la tapa, donde estaba situado el lacre rojo. Según algunos de los accionistas, el rey también invirtió su propio dinero: “Si nos enrolló a todos, lo lógico es pensar que él también estaba metido”.

Pero la información que manejan es escasa: no hubo una reunión en la que el grupo decidió invertir, sino que CSW los fue invitando individualmente en distintas actividades sociales durante el pico de su relación sentimental con el rey. “No se encuentra uno a un amigo así todos los días”, señala un damnificado en referencia al poder de atracción del rey hacia las operaciones de CSW.


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Caja de 60 unidades de Sir Hans Sloane Chocolate & Champagne House


Entre los elegidos: Gerardo Díaz Ferrán (entonces a un año de convertirse en presidente de la CEOE y hoy en la cárcel por el vaciamiento del Grupo Marsans); Arturo Fernández (entonces presidente de la CEIM, la patronal madrileña, hoy imputado por las tarjetas black y con su grupo hostelero Cantoblanco en concurso de acreedores); Plácido Arango (multimillonario de origen mexicano creador de la cadena Vips); Jerónimo Páez (abogado granadino asesor de grandes fortunas y experto en el mundo árabe) y Javier Targhetta (consejero delegado de Atlantic Copper, la primera empresa productora de cobre de España).

Según la documentación a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, las transferencias bancarias fueron realizadas con total opacidad. En el caso de Arturo Fernández, el dueño de Cantoblanco hizo una sola transferencia al Barclays Bank de Londres el 6 de marzo de 2006. Jerónimo Páez hizo tres: el 27 de septiembre de 2006 ingresó 37.286 euros (25.000 libras); el 19 de mayo de 2008 otros 45.321 euros para una ampliación de capital, y el 9 de julio de 2008 un tercer pago de 16.106 euros.


UNA FABRICA “PEQUEÑA Y MUY BONITA”

Una persona que visitó la fábrica de CSW en Londres la describe como “pequeña y muy bonita”. Había dos empleados, un laboratorio y dos máquinas, según este relato que incluye al chocolatier, Bill McCarrick, había sido fichado de Harrod's y era “muy caro”. Los bombones eran “exquisitos, se ajustaban los sabores a gusto del consumidor, los había hasta de tabaco”, según una persona que los recibió de regalo.

La producción, muy limitada, se vendía en los famosos almacenesHarrod's en Londres (la caja grande, de 60 unidades) y también otras más pequeñas en los aviones de Etihad (la exclusiva línea aérea de Abu Dabi, la capital federal de Emiratos Árabes Unidos). Según uno de los socios, “porque Corinna tenía buenas relaciones con los árabes”.

“La caja era preciosa, espectacular, en madera de arce, diseñada por Cartier porque el dueño de Richemont [Johann Rupert, multimillonario dueño de uno de los mayores conglomerados de lujo del mundo] también participaba. Eran muy caras pero valían la pena”, explica otra persona que probó los bombones y los describe como “exquisitos”. No sólo el rey regalaba cajas de bombones Sir Hans, también lo hacía Arturo Fernández, aunque éste sin personalizar.


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Arturo Fernández invirtió 40.000 euros en la fábrica de Corinna.


Dentro de la caja se incluía un brochure con una breve historia del chocolate y su relación con la realeza europea: el botánico irlandés Sir Hans Sloane, médico del rey Jorge I en el siglo XVIII, introdujo el café y la ginebra en Inglaterra a la vuelta de Jamaica. En los dos primeros años, la cosa fue bien. En 2008, la web española Sibarittisimo anunciaba así a la compañía: “Probablemente, uno de los fabricantes de chocolate más distinguidos y exclusivos del mundo y el más afamado de Inglaterra.

En Sir Hans Sloane utilizan el equipo más moderno del mundo junto con los mejores profesionales y los más selectos ingredientes. Cualquier fantasía del ‘chocolateadicto’ más sibarita se puede hacer realidad en Sir Hans Sloane. Al frente de todas las creaciones se encuentra el chef y maestro del chocolate Bill McCarrick. De todos los productos de esta casa el que más llama la atención de quienes se acercan a conocerles es, sin duda alguna, el servicio de los chocolates ‘hechos a medida’ (bespoke service). Para quienes estén interesados el propio McCarrickse pone en contacto con el cliente para conocer sus preferencias”.

La web continuaba así: “Una vez que se conocen los gustos del cliente éste es invitado a las instalaciones en Surrey (Inglaterra) y allí comienzan las sesiones de degustación para decidir la cobertura, sabores, ingredientes y mezclas hasta encontrar el chocolate ideal. Cacao de Panamá con olor a tabaco, cacao floral traido de Madagascar, cacao de Venezuela mezclado con bayas rojas y pasas, selectas especias, los mejores vinos y así hasta un sinfín de ingredientes, sabores y texturas. Tras la elección llegará la producción, limitada y exclusiva. Este servicio no realiza nunca dos chocolates iguales. Finalmente el producto acabado es enviado en un cuidadísimo paquete que incluye una caja en madera de arce realizada a mano por el maestro artesano Andy Poder que en su interior guarda 60 chocolates únicos y ‘personalizados’.

La primera directora de la fábrica fue CSW, y posteriormente ésta pasó el testigo a su gran amiga, confidente y socia Isabel Falkenberg, una financiera española que estudió Económicas en Madrid en la universidad privada San Pablo CEU.


NADA ILEGAL

Ninguno de los inversores aparecidos hasta ahora ha vuelto a tener contacto con CSW. La información de OKDiario sobre el supuesto desvío de fondos a un paraíso fiscal les ha refrescado la memoria de manera desagradable: “Ni me acordaba de todo esto. La operación es legal y transparente. No tiene nada que ver con paraísos fiscales. Yo no sé lo que Corinna hacía con el dinero. Visto lo visto, era una máquina esa mujer. Pero nosotros no hemos hecho nada ilegal: si acaso hemos hecho el canelo”.

OKDiario desglosa el accionariado incompleto de Sir Hans y le atribuye a Apollonia International Limited (CSW), con sede en la isla de Tórtola 334 acciones; a Maitland Trustees (también con sede Tórtola, a Frederick y Natasha Moshert), 379 acciones; a Jerónimo Páez, 143; Gerardo Díaz-Ferrán y Arturo Fernández, 83 cada uno; y Plácido Arango, 44.

“No era algo para ganar dinero, pero tampoco para perderlo”, dice uno de los inversores, que identifica a Moshert como el “experto” que vino a Madrid con el plan de negocios de la fábrica: “Era una inversión modesta. Nada que ver con el Fondo [Hispano-Saudí] en el que Villar-Mir y Florentino pusieron tanta pasta”.

Insisten los afectados que ellos hicieron transferencias por banco, “contabilizadas y declaradas” a una sociedad domiciliada en Londres, nada que ver con paraísos fiscales”. Otro concluye así: “Cuando me llego la nota del certificador inglés me pillé un cabreo enorme porque perdí dinero. Pero no quise hacer más averiguaciones. soy un hombre muy discreto y nunca he dicho nada”.


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Isabel Falkenberg, la segunda directora de la chocolatera, tras CSW.

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Dom 14 May, 2017 2:32 am

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En 2004, Corinna y el Rey Juan Carlos I se conocen tras coincidir en una finca de caza manchega. Nueve años después, en febrero de 2013, EL MUNDO fue el primer periódico que publicó una entrevista con la princesa.


Corinna, la princesa que escandalizó al país

ANA ROMERO


Diez mil números, toda una vida en EL MUNDO y tantas historias. Algunas muy especiales, como ésta que os cuento ahora y que tuvo lugar entre el 18 y el 25 de febrero de 2013. Tiene los ingredientes de un guión de cine: poder, dinero, sexo, política, venganza, ambición, belleza, intriga, lujo, traición, amor, espionaje, aviones y hoteles de cinco estrellas. Fue una semana trepidante de febrero con la publicación de dos entrevistas que convulsionaron a un país sumido en una grave crisis económica y con una monarquía a la deriva. Las declaraciones de Corinna zu-Sayn Wittgenstein, otro clavo más en el reinado de Juan Carlos I.

El domingo 24 de febrero de 2013 se asomó a la portada de EL MUNDO Corinna Larsen, 46 años, princesa y Alteza Serenísima por matrimonio. Germano-danesa de clase media por nacimiento. Ex vendedora de armas de caza en una tienda de lujo en Mayfair (Londres) tras su divorcio. En el momento de las entrevistas, y tras ocho años de relación sentimental con Juan Carlos I, consultora-comisionista internacional de fortuna y fama. Llegó a lo más alto del escalafón de las amantes reales, una madame de Pompadour del siglo XXI, y allanó el camino a la abdicación de un monarca septuagenario que había apuntalado la democracia en España: estuvo con Juan Carlos I en Botsuana en abril de 2012, cuando éste se fracturó la cadera.

Rubia, ojos claros y labios carnosos, ese domingo desafío a los españoles desde la atalaya de un gran periódico en papel, al día siguiente de la declaración en Palma de Mallorca ante el juez Castro de Iñaki Urdangarin y de Carlos García Revenga, el secretario de las infantas Elena y Cristina. Las fotografías, todo glamour, cortesía de su amiga Vanessa von Zitzewitz. Prohibida su reproducción, diamantes incluidos. Se definió como «amiga entrañable» -endearing- del monarca y explicó que sólo había intentado buscarle un empleo «digno» al yerno de Juan Carlos I. Al día siguiente, lunes 25, informó de que había ayudado «gratis» al Gobierno español, para el que trabajó de manera «delicada y confidencial en asuntos clasificados».

No pudo ser más amable. Además de hermosa, es una mujer lista y rápida. Lo tenía todo más o menos pensado


Pero, ¿por qué y cómo en EL MUNDO? Interpretaciones hay muchas. Esta es la que yo viví. La propia princesa Corinna confió sus sospechas a Doreen Carvajal, corresponsal del New York Times en París. La Casa del Rey -o el CNI- me proporcionaron su teléfono móvil. La realidad fue bastante más vulgar, pura serendipia. El lunes 18 de febrero, aterricé somnolienta en el aeropuerto de Madrid después de una boda en Cartagena de Indias (Colombia). En el taxi de vuelta, iPad en mano, leí que Diego Torres, el ex socio de Urdangarín, había filtrado a EL MUNDO una serie de correos que relacionaban a la Casa Real con el caso Nóos. El intercambio de emails entre Urdangarin y Corinna, convenientemente troceado, daba muy mala espina. El titular del periódico ese día: «Corinna y Urdangarin hacían negocios e informaban al Rey».

Es costumbre de los medios españoles reproducir conversaciones o comunicaciones privadas de manera parcial, sin completar el trabajo de investigación. Se publica sin contexto lo filtrado con intención por un tercero. En el caso de Torres, su empeño era claro: demostrar que Corinna hacía negocios espurios con Urdangarin. Cuentas corrientes; envío de dinero; te llamo más tarde.

Las informaciones que leí en el iPad eran traducciones del inglés. El taxi seguía rodando hacia Madrid y pinché en el PDF que EL MUNDO añadió con los correos originales. Allí encontré el teléfono móvil de Corinna: se lo dio ella misma a Urdangarin para que la llamara «esa misma noche». No daba crédito. A la vista de todos.

Al llegar a casa seguí ese consejo que hace tantos años nos grabó -a gritos- en la Escuela de Periodismo de Columbia el profesor Blood. Aunque estés cansada, hambrienta o simplemente harta: «Haz siempre esa última llamada». Dos sonidos apenas y la princesa descolgó en medio de una fiesta infantil -era el cumpleaños de su hijo pequeño, Alexander-.

No pudo ser más amable. Además de hermosa, es una mujer lista y rápida. Lo tenía todo más o menos pensado. Entrevista en EL MUNDO para defenderse de la justicia española y posado en negro en la revista ¡Hola! para hacer un comunicado a través de la pulsera. Nosotros no lo sabíamos. Avisé a mi jefe, Rafa Moyano, que me miró escéptico: «¿Corinna al teléfono?». Moyano, antiguo compañero del Diario de Cádiz, dio luz verde a la entrevista con un empeño especial: circunscribirse al ángulo político y de actualidad de Urdangarin.

Desde Mónaco hubo una primera entrega ese domingo 24, a la espera de la segunda declaración de Urdangarin ante el juez


Dos días después, vuelo a Montecarlo para encontrarme con ella. Latidos del corazón que ahora parecen ridículos. Ella nos transmitió esa idea de estar permanentemente observados. Móviles de prepago, espalda a la pared. No pude contarle a nadie (o casi nadie) mi destino. Se me hizo eterna la sinuosa carretera de costa que enlaza el aeropuerto de Mónaco con el Hotel Metropole, lugar de encuentro y puerta de entrada a un mundo de elegancia y riqueza. Flores frescas, moquetas, luz indirecta y accesorios de Hermès en los baños de un edificio de 1886. Paz, discreción, dinero viejo o nuevo disimulado. Alfonso XIII lo habitó en su exilio, junto al Casino. Allí conocí a una mujer de piernas infinitas, fascinante conversación y buen olfato para los mejores vinos.

Desde Mónaco hubo una primera entrega ese domingo 24, a la espera de la segunda declaración de Urdangarin ante el juez. El yerno de Juan Carlos I dijo «no recordar» esos correos que se cruzó con la consultora. En respuesta vino la segunda tanda, la de Londres. Entre una y otra volví a Madrid vía Lisboa. Las peores turbulencias de mi vida. Domingo 24 de febrero por la mañana en el aeropuerto de Heathrow. Me recogió su chófer, un hombre alto de aspecto centroeuropeo. Vehículo con carrocería de plata y asientos de cuero blanco. Más intriga y cero cansancio a pesar de la falta de sueño.

Llegamos al despacho de abogados Schillings, expertos en reputación a la espalda del Museo Británico. Todos los correos de Torres, uno por uno, explicados y completados: Corinna intentó que Urdangarin trabajara en la Fundación Laureus, una organización deportiva sin ánimo de lucro, por 200.000 euros al año. Urdangarin rechazó el empleo. La pareja de Juan Carlos I no hizo nada penalmente reprobable. Ocho meses más tarde, el juez Castro la exoneró.

De Schillings, juntas al Connaught, construido en 1897 más a los efectos de una casa de campo inglesa que un hotel. No se habla alto ni se ven teléfonos móviles. Hall pequeño, madera de caoba y el mejor Martini de Londres. Su Alteza Serenísima en su suite, donde vivió durante la reforma de su casa en el barrio londinense de Belgravia. En mi habitación, una de las más pequeñas del hotel (500 euros la noche) escribí sin descanso esa segunda entrega. Al día siguiente, una semana después de aterrizar en Madrid, envuelta en jetlag, un desayuno en la suite de Corinna zu-Sayn Wittgenstein que tardaré en olvidar y vuelta otra vez a España. Esta vez, sin turbulencias.

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Jue 15 Jun, 2017 3:03 am

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Corinna Zu Sayn-Wittgenstein, al descubierto

La "amiga entrañable" del rey juan Carlos ha concedido una entrevista a la revista francesa 'Point de Vue' en la que habla de su vida, sus costumbres, su trabajo, su infancia y sí, también del emérito.


Llevaba unos meses casi escondida, apartada de los focos y de la primera línea mediática, aunque Corinna Zu Sayn-Wittgenstein (52 años) seguía trabajando discretamente con las mismas personalidades influyentes con las que solía hacerlo antes de que saltara por los aires el escándalo Botsuana. No le gusta conceder entrevistas ni verse en las portadas de los periódicos, pero lo cierto es que lo ha vuelto a hacer. La alemana, conocida por su amistad entrañable con el rey Juan Carlos (79), se ha abierto en canal para la revista francesa Point de Vue y ha desvelado detalles de su vida hasta ahora desconocidos, incluso su opinión sobre la repercusión que tuvo en su momento su relación con el monarca emérito.

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Corinna, al fondo, durante uno de los viajes oficiales en los que acompañó al rey Juan Carlos.

Corinna se toma muy en serio su trabajo. También su vida privada. Siempre ha hecho gala de una gran discreción, incluso cuando su nombre copó titulares tras descubrirse que ella acompañaba al monarca emérito en su lujosa cacería en Botsuana. Aunque, eso sí, habla sin tapujos sobre aquella polémica. "Es un episodio que asumo, pero que se amplifica y se utiliza de una manera inadecuada. Es una visibilidad que no quería y lo que he hecho es usar todo esto para hacer algo positivo y enfocarlo hacia la filantropía. Estas actividades ocupan el 50% de mi tiempo. El otro 50% lo ocupo con mis actividades comerciales".

En la actualidad, trabaja con la Familia Real de Mónaco y de Oriente Medio. Además es miembro de la Clinton Global Initiative y está volcada con Naked Heart, la fundación de la modelo Natalia Vodianova (35).

"Conozco al príncipe Alberto (59) desde 1984. Fue gracias a Ira von Füstenberg (77), que se llevaba muy bien tanto con mis padres como con Rainiero. Cuando le conocí yo era muy joven. Luego le he acompañado a él y a su pareja en sus movimientos. Compartimos una confianza mutua que requiere discreción. Para mí la cualidad más importante en la vida es la lealtad sin titubeos", sentencia rotunda.

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En primer plano, Charlene de Mónaco. Detrás, la alemana Corinna.


Una infancia entre hombres y manías curiosas

La consultora alemana no tiene reparos en revelar detalles de su pasado. "Pasé mi infancia rodeada de hombres. En mi familia solo hay chicos (...). Ahora me aceptan en lugares y reuniones en las que normalmente no se permite la entrada de mujeres, sobre todo en Oriente Medio. Aprendí a respetar el código. Nunca miré a un hombre a los ojos y aprendí a vestirme de forma adecuada".

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"Mi vestuario es bastante ilustrativo. Organizo mis trajes por países según ese código de vestimenta: Arabia Saudí, Jordania, Europa... y así sucesivamente", confiesa abiertamente sin temor alguno a reconocer sus manías más curiosas.

Pero no es la única directriz que sigue Corinna cuando tiene que emprender un nuevo proyecto en un país concreto. Su preparación va más allá. "Mi viaje en el avión transcurre entre la lectura de la prensa local, la familiarización con el idioma del país de destino y la elección de platos locales. El vuelo me permite hacer una especie de traslado intelectual para estar completamente presente cuando llego al lugar en cuestión", explica.

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Corinna acude a los premios Laureus y posa junto a los exduques de Palma y al rey Juan Carlos.


Sus hijos y sus estudios

En la actualidad mantiene una excelente relación de afecto con sus dos exmaridos, con los que tiene sendos hijos. Una de sus mayores preocupaciones es, de hecho, su educación. "Deseo transmitirles valor para enfrentar el mundo de hoy y la disciplina de cada momento para llevar a cabo sus ambiciones. Quiero que vivan su pasión. Creo que voy por buen camino y estoy muy orgullosa de ellos", desgrana a la citada publicación. La mayor, Anastasia (25), estudia en la Universidad de Columbia y está comprometida. El pequeño, Alexander(15), creó su propia fundación en Kenia, toca el piano, sabe pilotar aviones y es un apasionado de la cocina como su madre.

Además de la gastronomía, la consultora tiene otros hobbies. Gran amante de la caza, el esquí, los deportes acuáticos y el buceo, pocos saben que fue miembro del equipo alemán junior de patinaje artístico y que, tras estudiar relaciones internacionales en Ginebra, se especializó en conflictos religiosos en Oriente Medio, algo que le ha resultado muy útil en su trabajo. Su tesis, de hecho, versó sobre la influencia de las organizaciones terroristas en las decisiones de la ONU.

[Más información: Corinnna, de Wyoming a Botsuana pasando por Panamá]

Corinna es una mujer de mundo. No en vano creció entre Alemania y Brasil. "Durante mis años de juventud viajé mucho y descubrí mundo gracias a mi padre, que dirigía una compañía aérea. Mi padre me presentó a mucha gente y yo estaba casi todo el tiempo con los adultos. Él y mi madre eran muy abiertos y tolerantes. Nos inculcaron grandes valores y nos dieron una gran educación que me permitió estudiar cinco idiomas", explica con orgullo.


Desaparecida hasta ahora

La alemana ha permanecido en el ostracismo mediático en los últimos meses. La última vez que se dejó ver y oír fue el pasado mes de noviembre en Zimbabue, casi el mismo lugar en el que tuvo lugar el controvertido safari de Botsuana en 2012 que marcó un punto de inflexión en la monarquía del rey Juan Carlos. Corinna regresó al lugar del crimen para presidir un concurso de belleza.



Meses antes, la consultora había abierto de par en par las puertas de su casa londinense de 11 millones de euros a la misma revista francesa que ahora vuelve a entrevistarla. Aunque ella reside la mayor parte del tiempo en Mónaco, viaja a menudo a Reino Unido por razones profesionales. Aquí cuenta con una casa en pleno centro de la capital de 240 metros cuadrados.

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Sab 17 Jun, 2017 2:42 am

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LOS PRIMEROS PASOS DE CORINNA POR MADRID. A las puertas del hotel Ritz, y como acompañante de Alberto de Mónaco en una cena privada en el Palacio de El Pardo... Fue en junio de 2008 cuando la princesa era fotografiada por primera vez en Madrid


CORINNA Y ALBERTO, DEL RITZ AL PALACIO DE EL PARDO

El 25 de junio de 2008 el soberano monegasco almorzó en Zarzuela con los Reyes y los entonces Príncipes de Asturias. Por la tarde, Corinna le recogió en el Ritz para cenar en El Pardo. El reportaje, en exclusiva en LOC.

MARINA PINA


LOS DOCUMENTOS DE CORINNA

El jefe de los servicios secretos españoles, Félix Sanz Roldán, tuvo que comparecer en el Congreso de los Diputados a raíz del descubrimiento de la existencia de Corinna. El militar aseguró que la princesa nunca prestó servicios para el Centro Nacional de Inteligencia aunque dijo que deconocía si Sayn–Wittgenstein había prestado algún servicio de Estado para España. El 25 de junio de 2008, la alemana llegó al hotel Ritz con una serie de documentos en el bolso en los que se puede ver el emblema del Reino de España, señal de que podían provenir de algún ministerio.


“COMPARTIMOS UNA CONFIANZA MUTUA que requiere discreción”. Con estas palabras, la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, de 52 años, explicó esta semana a la revista francesa Point de Vue su relación con Alberto de Mónaco (59). La alemana ha salido del ostracismo mediático después de dos años en silencio. Un tiempo en el que ha seguido hablando con periodistas, pero sin pronunciarse on the record. En el semanario francés, Corinna desvela por primera vez lo que le supuso a nivel personal la atención mediática recibida tras hacerse pública su amistad con Don Juan Carlos y explica su trabajo como asesora en el Principado de Mónaco. Es en ese momento cuando asegura que con el príncipe Alberto su relación es muy cómplice: “Compartimos una confianza mutua que requiere discreción”, afirma.

La estrecha amistad entre su alteza serenísima y la princesa alemana quedó patente cuando Corinna acompañó a Alberto y Charlène a un viaje de Estado a Rusia. Sin embargo, la colaboración entre esta intermediaria y el hijo de Raniero de Mónaco comenzó hace una década y se hizo patente, precisamente, en Madrid. Así lo atestigua el reportaje fotográfico al que ha tenido acceso La Otra Crónica. Son las primeras fotografías de Corinna en Madrid. Las que prueban por primera vez de manera visual los viajes de la princesa a la capital. Corresponden al año 2008, aunque se sabe que la relación de la alemana con Don Juan Carlos comenzó en un viaje de caza en 2003 y se afianzó al año siguiente, cuando Corinna se encargó de organizar el viaje de novios de los Príncipes de Asturias tras su boda, en mayo de 2004, como aseguró Vanity Fair.




SU PASO POR LA CAPITAL

Madrid, 25 de junio de 2008. Siete de la tarde. Un Mercedes Benz Clase S 350 negro estaciona en la puerta del hotel Ritz de Madrid, situado en la plaza de la Lealtad. De él descienden tres ocupantes: un conductor con traje gris y corbata roja, un copiloto con traje, camisa y corbata en tonos azules y una mujer rubia con vestido blanco de plumeti. Lleva un bolso blanco con documentos oficiales de un ministerio, como se puede ver en los folios que asoman de su bolso. También carga con una bolsa de la marca de zapatos Manolo Blahnik.

Una hora después, la misma rubia abandona el hotel. Lo hace acompañada por Alberto de Mónaco, quien está en Madrid debido a que esa mañana ha acudido a un almuerzo en Zarzuela con los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía y los entonces Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, como consta en la agenda de Casa Real. Su visita a España se debe al Día Nacional del Principado de Mónaco en la Exposición Internacional Zaragoza 2008. Al alojarse en el Ritz, un paparazzo hace guardia para seguir los pasos del soberano monegasco.

Alberto y Corinna salen del hotel. La alemana ha cambiado su modelo y ahora lleva un vestido con escote barco asimétrico rojo, clutch del mismo tono y zapatos dorados, a juego con la pulsera de oro amarillo de su muñeca derecha. Una joya que ya llevaba al llegar al Ritz. La pareja camina mientras mantiene una distendida conversación. Se montan en un coche también con conductor y diferente al que ha llevado a Corinna al hotel.

Según el testimonio del fotógrafo, que les siguió motivado por la curiosidad de saber quién era la rubia que acompañaba a Alberto, la pareja viajó en coche oficial hasta el palacio de El Pardo, donde acudieron a una cena. Fuentes de Palacio confirman que esa noche hubo una cena en la residencia donde vivió Franco. La estancia en El Pardo del príncipe y de Corinna no está registrada en la agenda oficial, por lo que se trataría de un encuentro privado en palacio. Se desconoce si a la cena acudió algún miembro de la Familia Real.

Como atestigua el paparazzo, el tándem Corinna–Alberto volvió al Ritz a pernoctar y en el hotel pasaron una noche más. Las fotografías de Corinna en Madrid que publica LOC en exclusiva son las primeras de la princesa en la capital. Corresponden al tiempo en que Corinna llevaba una vida tranquila y anónima cerca de Don Juan Carlos. Dos años antes de ese viaje, en 2006, Patrimonio Nacional comenzó las obras de rehabilitación de La Angorrilla, el pabellón de caza de El Pardo en el que desde 2007 Corinna pasaba largas temporadas, según afirmó la periodista Ana Romero.

La relación de “amistad entrañable” entre Corinna y Don Juan Carlos fue confirmada por la princesa en una entrevista con EL MUNDO. En ella explicó su papel como intermediaria en reuniones de alto nivel del Gobierno español. Sus palabras incentivaron las filtraciones y el secretario general del Sindicato Unificado de la Policía desveló en su cuenta de Twitter que el CNI, la Policía Nacional y la Guardia Civil se referían a la alemana como Ingrid. Además de los negocios que Corinna aseguró haber realizado para España, se informó de que gozaba de protección oficial. El huracán Corinna provocó que el jefe del CNI, Félix Sanz Roldán, compareciera en el Congreso de los Diputados. El coronel negó que la princesa hubiera trabajado para el CNI aunque matizó que desconocía si había prestado algún servicio de Estado. Los papeles que llevaba en su bolso cuando llegó al Ritz aquel 25 de junio para cambiarse y recoger al príncipe Alberto confirman que, al menos, tuvo alguna relación con el Gobierno. Están encabezados con el escudo del Reino de España. Aunque es imposible descifrar las palabras que acompañan al sello, no es el blasón de Casa Real, que está timbrado por una corona.

El accidente de Botswana de 2012 obligó a Corinna a abandonar España de manera precipitada. Tras volar con Don Juan Carlos de vuelta a nuestro país, quiso quedarse mientras operaban al Emérito de la cadera. Sin embargo, viajó al aeropuerto forzada a abandonar España y escoltada por miembros del CNI, quienes pensaron que su alejamiento ayudaría a frenar las informaciones que iban a surgir tras el tropiezo del Rey Juan Carlos, en abril de ese año. Esta semana ha reflexionado sobre ese escándalo: “Es obvio que yo no quería que ocurriese todo lo que finalmente ha ocurrido. Por eso, he decido quedarme con la parte positiva de todo esto y enfocarlo hacia la filantropía”

Denostada en España, Corinna fichó entonces por el Principado de Mónaco, donde se instaló en un apartamento en la avenida principal de Montecarlo. En esa misma calle tiene sus oficinas. En octubre de 2013 la alemana reapareció en un viaje a Rusia con los príncipes de Mónaco. Esa vuelta a la actualidad demostró que contaba con el apoyo de Alberto y comenzó a normalizar su imagen. Desde ese año, la princesa ha sido fotografiada detrás de Charlène en varias ocasiones y también ha acudido a eventos públicos, como front rows de desfiles.

“Conozco al príncipe Alberto desde 1984. Fue gracias a Ira von Füstenberg, que se llevaba muy bien tanto con mis padres como con Raniero. Cuando le conocí yo era muy joven. Luego le he acompañado a él y a su pareja en sus movimientos”, ha asegurado en Point de Vue. Las fotografías del príncipe y Corinna saliendo del Ritz en 2008 prueban su buena sintonía y que Alberto fue el primer royal en la vida de la alemana antes de Don Juan Carlos, al que envía un mensaje velado en la publicación: “Para mí la cualidad más importante en la vida es la lealtad sin titubeos”.


LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 17 DE JUNIO DE 2017

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Dom 18 Jun, 2017 2:32 am

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Corinna que estás en los cielos… en jet privado
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La nueva aparición de Corinna en una revista francesa reaviva una vez más los fantasmas de su relación con el rey y los interrogantes sobre su naturaleza.


Han pasado cinco años, una debacle de la monarquía española, un cambio de rey, una condena a un duque, una infanta juzgada, un escándalo en presente continuo y ahora, como los millonarios que aparecen en las revistas de negocios, va Corinna zu Sayn-Wittgenstein y vuelve a salir hablando de su "amigo íntimo", el rey Juan Carlos, en una revista.

Lo ha hecho en la francesa Point de vue. En realidad, no dice nada. Ni de su larga relación sentimental con el entonces rey ni de sí misma. Cuenta lo que ya ha contado otras veces. Que habla cinco idiomas, que creció entre Alemania y Brasil, que se dedica a la consultoría estratégica para empresas y que opera sobre todo en Europa, Estados Unidos y Rusia. Del rey dice que tiene “asumido” lo que sucedió, que se magnificó todo y que de aquella relación sacó como lección dedicar parte de su vida a la filantropía. Que ahora se va la mitad de su riqueza y sus esfuerzos a ayudar a los demás. La entrevista va ilustrada con tres fotografías cedidas por la propia Corinna. Tres imágenes en las que aparece ella en un retrato clásico, subida a un jet privado y con Hillary Clinton y la princesa Charlene de Mónaco.

Con cualquier otra persona una entrevista así sería solo eso, una entrevista. Pero aquí estamos hablando de Corinna, estratega internacional, ingeniosa, lista, embaucadora y hábil. Decía el actor inglés Noël Coward que el dinero no proporciona amigos, sino enemigos de mejor calidad. Corinna, más allá del amor o lo que fuera; del rencor por el desamor o lo que fuese; del desapego y la distancia o lo que sea; se ha convertido sin duda en estos cincos años en un enemigo formidable.

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Por eso cualquier aparición suya debe interpretarse con varios niveles de lectura. Aunque sea, simplemente, para autopromocionarse a sí misma, que es lo que parece que hace en esta entrevista. Pero ya solo anunciar que de aquella relación con el rey de casi una década de duración –una historia con altibajos, con infidelidades, con vivienda compartida en el recinto de Zarzuela, con aspiraciones de que fuera a más, con planes de divorcios y abdicaciones y con aquella escandalosa cacería en Botsuana poniéndolo todo patas arriba– ella salió convertida en una filántropa, cuanto menos, provoca una sonrisa en todos aquellos que la conocen y, sobre todo, conocieron a la pareja cuando estaban juntos.

Durante estos cinco años se pasó de decirse que Corinna no existía a decirse primero que Corinna no constaba, después que sí constaba pero mejor no hablar de ella, y por último a verse todos atrapados en el torbellino Sayn-Wittgenstein. Y todos eran desde los miembros de la Casa Real hasta políticos y CNI.

Hace cinco años, por estas fechas, Zarzuela trataba de hacer control de daños, de minimizar del impacto de la cacería. El rey emprendía de nuevo, con urgencia y sin haberse recuperado todavía, un viaje oficial a Chile y Brasil mientras los mensajes que salían de palacio trataban de regresar al statu quo anterior. Pero nada era ya lo mismo. El escándalo iría a más durante los meses siguientes y lo más interesante del mismo ni siquiera trascendía a la opinión pública. Todo se quedaba entre bambalinas.

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Hasta la abdicación del rey Juan Carlos, de la que se cumplirán ya tres años el día 19, el cotilleo sentimental de la princesa alemana, que ni siquiera era alemana, sino danesa, se fue transformando en otra cosa. Desde Zarzuela los portavoces hablaban incluso, así, con este lenguaje, de que el rey era incontrolable, porque estaba “encoñado”. Y debían hacer guardia para que no se les escapara, como hacía, como hizo, para irse a Barcelona o a Londres a reunirse con Corinna cuando supuestamente estaba fuera de servicio, de baja, recuperándose de las secuelas de la caída y de las operaciones a las que se sometió.

Pero aquello no era una relación sentimental. O sí, pero no solamente. El caso Corinna salpicó a dos Gobiernos, a varios ministros, incluso al director del CNI, Félix Sanz Roldán, que acabó acudiendo a declarar al Congreso, a puerta secreta y cerrada en la comisión de gastos reservados, que Corinna no constaba. Pero era mentira, por supuesto que lo hacía. Y tanto que ella misma denunciaba entonces que desde el CNI, desde el entorno del rey, se la estaba amenazando, se había asaltado su oficina en Mónaco y se la presionaba. ¿Por qué presionar a una novia del monarca, a estas alturas, con el largo curriculum sentimental que tenía?

Corinna ya no figura en escena. Ella misma ha dicho durante los últimos años que se retiraba del tablero de juego, que dejaba de hacer cualquier tipo de negocio en España y que dejaría de tener ningún interés en el país. Desde Zarzuela y el CNI también se insistía en esa idea. Aquello era parte ya del pasado, la relación se había roto y todo volvía a la normalidad. En ese contexto del amor, o lo que fuese, Corinna era la atractiva, divertida e inteligente empresaria que había enamorado a un rey crepuscular. En ese contexto, como contaba entonces a Vanity Fair una persona muy próxima al monarca, ella no había sido “el gran amor de la vida de don Juan Carlos, sino el último”. En ese contexto todo quedaba así resuelto, asumido el romance y con el rey abdicado y dedicado a disfrutar la jubilación. Pero tampoco eso es cierto.

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Durante estos cinco años que han pasado desde la cacería de Botsuana, y sobre todo durante estos tres últimos años desde la abdicación, el caso Corinna ha seguido siempre latente. Ella sigue ahí, haciendo su vida entre Mónaco y Londres, dedicada a sus negocios como intermediaria, como conseguidora. Pero sigue ahí sobre todo formando parte de un pasado muy reciente que es un presente continuo para la Casa Real. Porque todavía se mantienen todavía sin resolver los interrogantes que está polémica generó. Básicamente, la pregunta sobre qué hacía Corinna acompañando al rey en viajes oficiales. Básicamente, las dudas que surgieron y siguen ahí sobre algunos desplazamientos, como el ya famoso a Arabia Saudí en 2006, y sobre las misiones que después Corinna supuestamente hizo para el rey.

Durante estos cinco años el rey Juan Carlos ha tratado de mantener la paz con su antigua íntima amiga. Alcanzar un acuerdo cuyas condiciones se desconocen para que no hubiera ningún escándalo mayor que pudiera afectar también al reinado de Felipe. Del mismo modo que también ha tratado y trata de hacer lo mismo con aquellas personas que les conocieron en su momento, en esos años álgidos de relación, cuando Corinna viajaba por el mundo contando que era una asesora financiera del rey, como publicamos en Vanity Fair hace ahora ya cinco años. En definitiva, el rey Juan Carlos ha tratado de asegurarse que no salga nada más de aquella época que pueda hacerle daño a él o a la Corona. Como exponen sus emisarios, se debe guardar silencio por el bien de España y de los españoles, porque nuevos escándalos perjudicarían, sobre todo, al país y sus ciudadanos.

Pero así, en ese contexto, con esa obra que ha seguido representándose entre bambalinas, en la trastienda, cuesta mucho no pensar que Corinna, cuando se deja ver, cuando se asoma tras el telón, como ahora, pretenda algo más. Quizá solo sea eso, promoción, vanidad, publicidad para su consultoría, un barniz de ego a sus 52 años ya cumplidos. O no. Lo que es seguro es que más de uno se habrá echado a temblar al verla y andará leyendo entre líneas en sus palabras o mirando una y otra vez esa foto suya en jet privado.

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Sab 01 Jul, 2017 3:16 am

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Casimir y Alana Bunte.


CORINNA SAYN-WITTGENSTEIN
DEJARÁ DE SER PRINCESA

El príncipe Casimir se casará en 2018 con la modelo Alana Bunte. Una pésima noticia para su primera mujer, la ex ‘entrañable amiga’ del Rey Juan Carlos, que perderá entonces todo tratamiento de Alteza Serenísima.

EDUARDO ÁLVAREZ


NO HA SIDO ÉSTA UNA BUENA semana para Corinna, la enigmática princesa alemana de origen danés que, solita ella, puso patas arriba este país cuando el secreto a voces de su “entrañable amistad” con el Rey Juan Carlos dejó de ser un secreto. Para empezar, porque el comisario Villarejo la ha vuelto a situar en el epicentro de las malolientes cloacas del Estado al asegurar que el mismísimo director del CNI la amenazó de muerte.

Pero, sobre todo, porque no le habrá hecho ilusión enterarse de que su segundo ex marido, el príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, ha anunciado su compromiso con la modelo Alana Bunte. Y no por cuestión de celos. Sino porque desde el momento en el que el aristócrata vuelva a ser un hombre casado, Corinna tendrá que dejar de ir por la vida con rango de princesa y dejándose tratar como Alteza Serenísima. Corinna nació plebeya... y plebeya volverá a ser. Y eso aun aceptando que la ex amiga de nuestro Emérito siguiera siendo princesa... e incluso que lo haya sido alguna vez.


POLÉMICO MATRIMONIO

Corinna Larsen –su apellido de soltera– conoció a finales del siglo pasado a Casimir, segundo hijo varón del fürst Alexander, jefe de una rancia dinastía alemana con muchos siglos de historia, los Sayn-Wittgenstein-Sayn. Ella, 11 años mayor que él, se encontraba en trámites de divorcio de su primer marido, el empresario británico Philip Atkins, con quien tuvo una hija, Anastasia. En verano de 2000, Corinna y el príncipe germano se casaron en una ceremonia civil en Londres. El matrimonio fue rechazado por los familiares del novio, que no acudieron al enlace. La fama de cazafortunas que ya perseguía entonces a Corinna no era una buena tarjeta de presentación para meterse en el bolsillo a sus suegros, el citado príncipe Alexander y la condesa Gabriela von Schönborn-Wiesentheid, aristócratas de vieja cepa, catoliquísimos y, sobre todo, muy, muy discretos. Allegados a Corinna relatan que fueron infructuosos sus esfuerzos por convencer a los Sayn-Wittgenstein-Sayn de que a ella no le interesaba su apellido ni su posición, y que se casaba con Casimir exclusivamente por amor. Eso permite incluso interrogarse sobre si el fürst llegó a conceder a su indeseada nuera el derecho a ser tratada como princesa, una concesión privativa del jefe de la casa nobiliaria.

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DOS LARGOS HISTORIALES AMOROSOS

Poco tiene que ver el aspecto ‘hipster’ que hoy caracteriza al príncipe Casimir con el estilo un tanto zangolotino que tenía cuando conoció a Corinna Larsen. En su descargo cabe subrayar que él era apenas un veinteañero inexperto, mientras que ella ya tenía mucho mundo recorrido. En todo caso, ambos han madurado como el buen vino y las listas de parejas sentimentales que se les atribuyen son interminables. A la danesa se le ha vinculado incluso con el famoso Ayrton Senna, el piloto fallecido en 1994. A Casimir, con la rica norteamericana Tinsley Mortimer, con la aristócrata alemana Cecilia von Bismarck o con la condesa italiana Olimpia Emo-Capodilista.

En todo caso, el matrimonio entre Corinna y Casimir se prolongó un lustro, hasta 2005. Conforme a las leyes alemanas, ella adoptó el apellido Sayn-Wittgenstein-Sayn, que sigue usando hoy en día con todo derecho. Tuvieron un hijo, el príncipe Alexander, llamado así en honor a su abuelo paterno, quien quizá se ablandó con el gesto, porque concedió permiso para que fuera bautizado a los cinco meses en la capilla del imponente palacio familiar de Sayn. Distintas fotos atestiguan que al príncipe se le cae la baba con su nieto, por mucho que no pueda ni ver en pintura a su madre.

La relación entre Corinna y Casimir fue un desastre. De hecho, cuando se divorciaron en 2005 llevaban ya largo tiempo haciendo vidas separadas. La bella danesa mantenía una relación más que estrecha con el Rey de España al menos desde 2004; y al joven príncipe germano se le atribuía por las mismas fechas un romance con la modelo Amanda Cronin, con la que se dejaba ver acaramelado –siendo todavía un hombre casado– en eventos de la alta sociedad inglesa, alguno de ellos con presencia de la misma reina Isabel II.

Han pasado ya 12 años desde que se disolvió el matrimonio de Corinna y Casimir. Y a ella le ha sobrado tiempo para protagonizar uno de los mayores escándalos de la última década en nuestro país, y para colarse en no pocos palacios de Europa y Oriente Próximo, en los que ha ejercido sus buenos oficios como consultora internacional. Qué duda cabe de que la etiqueta de princesa y un apellido tan rimbombante como Sayn-Wittgenstein-Sayn le habrá ayudado a abrirse puertas.

Pero el entorno de su ex familia política sostiene que Corinna ha estado usando el tratamiento principesco sin derecho. Por el contrario, fuentes próximas a ella han defendido que el acuerdo de divorcio al que en su día llegó con Casimir le permite mantener el título hasta que su ex vuelva a ser un hombre casado. Por ello, volviendo al principio, si damos por buena esta versión recogida en los últimos años por varias publicaciones, Corinna tiene los meses contados para poder seguir presentándose como princesa, diga lo que diga su documento de identidad –extremo que LOC desconoce–. Recordemos que en Alemania los títulos nobiliarios fueron incorporados al mismo apellido tras la abolición de la Monarquía y la proclamación de la República de Weimar, informa Carmen Valero. Un hecho que, con el paso del tiempo, ha provocado la proliferación de ciudadanos que se autotitulan nobles, pero que no cuentan con el reconocimiento de la Asociación de Federaciones de la Aristocracia Alemana, ni mucho menos de Gobiernos de terceros países o de las familias reales del mundo. Hay reglas muy distintas entre las decenas de Casas Reales o principescas del extinto Sacro Imperio en lo referente a la concesión de títulos y honores, aunque, lógicamente, es potestad del titular de cada una de ellas. Y volviendo al caso de Corinna, los expertos consultados por LOC coinciden en que desde el mismo momento en que se divorció de Casimir Sayn-Wittgenstein-Sayn, incluso en el supuesto de que mantuviera permiso para ser reconocida como princesa, en modo alguno podía seguir recibiendo tratamiento de Alteza Serenísima.

La realidad es que la bellísima rubia no parece haber puesto mucho empeño en dejar de ver en la prensa y en algunas notas de eventos oficiales su nombre precedido por la abreviatura SAS –un rango por debajo de Alteza Real, que dinastías como los Sayn-Wittgenstein-Sayn comparten con príncipes soberanos como los de Mónaco o Liechtenstein–. A nadie le amarga un dulce... aunque éste sí parezca amargarles a sus ex suegros.

Todo lo contrario a la alegría expresada por el fürst Alexander y la condesa Gabriela al anunciar de forma oficial el compromiso de su hijo Casimir con la modelo Alana Bunte, con la que lleva saliendo hace algo más de dos años, desde que se conocieron en Londres. Nacida en EEUU hace 27 años, la novia estudió Diseño en la capital británica. Y ha trabajado como modelo para firmas de moda internacionales como Kenzo, Marc Jacobs, Louis Vuitton o Diana von Furstenberg, y ha protagonizado editoriales para revistas como Marie Claire, Elle o Harper’s Bazaar. La californiana, de 1,78 de altura, ha sido imagen de ropa íntima y prendas deportivas de la marca Oysho, del gigante Inditex.

La ceremonia, que reunirá a buena parte del Götha alemán, se celebrará en la imponente fortaleza de Sayn. Y, en este caso, sí que no cabe ninguna duda de que Alana se convertirá en Su Alteza Serenísima, princesa Sayn-Wittgenstein-Sayn.


LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 1 DE JULIO DE 2017

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Mié 05 Jul, 2017 3:01 am

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Corinna no tiene ningún tratamiento real


Los Sayn Wittgenstein contra Corinna: "No tiene derecho a utilizar el título de princesa"

Así lo ha afirmado el príncipe Alexander a La Otra Crónica tras el artículo que publicó este suplemento.


Desde el año 2005, Corinna, la amiga entrañable de Don Juan Carlos, ni es princesa ni se apellida zu Sayn Wittgenstein. En su lugar, la rubia alemana debería haber sido llamada siempre Corinna Larsen Adkins. Así lo ha afirmado el príncipe Alexander zu Sayn-Wittgenstein, ex suegro de Corinna y padre del príncipe Casimir, segundo marido de la ahora plebeya. A través de un comunicado enviado a este diario, el fürst ha comunicado la situación real de la ex princesa.

"Estimados, de acuerdo con la ley alemana y el código de la familia y de la casa real Sayn-Wittgenstein-Sayn, desde el divorcio de nuestro hijo, el príncipe Casimir, el 5 de octubre de 2005, la señora Corinna Larsen Adkins ya no tiene derecho a utilizar el título de princesa o el tratamiento de Su Alteza Serenísima (S.A.S.)".

Estas palabras han llegado unos días después de que La Otra Crónica publicara un artículo afirmando que Corinna perdería en 2018 su título de princesa. Después del compromiso del príncipe Casimir con la modelo Alana Bunte, la situación aristocrática de Corinna se tornaba complicada, ya que el príncipe Alexander debía autorizar a la alemana a seguir utilizando el título de la familia. Sin embargo, ha sido el propio cabeza de la casa real quien ha asegurado, no sólo que Corinna no puede seguir utilizando ese título, sino que desde 2005 no tiene ningún tipo de vinculación con la familia Sayn Wittgenstein Sayn así como tampoco título de princesa.

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Corinna y el príncipe Casimir en una imagen de archivo


Cinco años en la realeza

La amiga entrañable de Don Juan Carlos se convirtió en aristócrata tras su matrimonio en el año 2000 con el príncipe Casimir. Su unión no contó con la bendición de la familia Sayn Wittgenstein, sin embargo, al estar casada con un príncipe, se convertía en princesa consorte. Los aristócratas alemanes suelen inscribir sus títulos en sus documentos de identidad y pasaportes. Sin embargo, a juzgar por las palabras del príncipe Alexander, Corinna nunca tuvo autorización para hacerlo.

La empresaria se divorció en octubre de 2005 de Casimir tras un año viviendo separados. En ese momento, Corinna llevaba un año de amistad con Don Juan Carlos y ya había ayudado a algunos menesteres reales, como la organización de la luna de miel de los entonces Príncipes de Asturias. A pesar de estos hechos, la alemana nunca dejó de utilizar el apellido y continuó haciéndose tratar como princesa y alteza serenísima.

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Corinna junto a Don Juan Carlos

Corinna lleva doce años siendo plebeya. La casa real se refiere a ella como Larsen -su apellido de soltera- Adkins -apellido de su primer marido-. Philip Adkins y la alemana estuvieron casados tres años, hasta 1993, habrá que ver si el empresario la autoriza o si Corinna termina, finalmente, siendo sólo Corinna Larsen.

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Sab 08 Jul, 2017 2:55 am

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    LA VIDA DE LOS OTROS
    EMILIA LANDALUCE

CONSEJOS PARA LOS PIES DE CORINNA, LA PRINCESA EN CURSIVA



ALINE ROMANONES

Hace tiempo que en España no llamamos “princesa” a Corinna. Nada tiene que ver con el protocolo. ¿Quién no ha llamado Letizia a la Reina? A Corinna, como a todas las personas interesantes, se la conoce por el nombre propio. Daba juego además. Las joyas de la Corinna quisimos titular cuando en LOC contamos que la danesa había adquirido las joyas (más aparentes que caras) de la condesa de Romanones. ¡Y la Ancorinna! Como se conocía entre el personal de El Pardo a La Angorilla, la casa en la que según algunos medios se hospedaba la princesa [en cursiva como Belén Esteban] cuando venía a España. Lo cierto es que hay sobreabudancia de príncipes alemanes sin embargo… Corinna sólo hay una.

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REY JUAN CARLOS

Corinna, hay que reconocerlo, es lo poco interesante que ha pasado en España. Si Irene, Rita y Tania [más nombres propios] tuvieran esas tablas…sería Pablo Iglesias el que se sentaría en el gallinero del Congreso. Al parecer, la princesa en cursiva es una de esas damas que sabe detectar a la perfección esa flaqueza tan humana como es la vanidad. Cuentan que bastaba hablar con ella diez minutos para que tres años después recordara exactamente la conversación e hiciese las preguntas pertinentes. No es la única mujer a la que se le han visto semejantes dotes memorísticas. Muchas profesionales de la sociedad tienen auténticos archivos con detalles de las conversaciones que han mantenido a lo largo de los años. Ya imaginan a quienes nos referimos...

[Me parece que esto lo he contado ya] En cierta ocasión, en una comida en el campo, a una amiga mía le rozaban los zapatos. Eran unos mocasines nuevos que aún estaban algo duros. Corinna le aconsejó ponérselos con unos calcetines mojados. Y es verdad que enseguida se ablandaron. No todo el mundo puede hacer como Jimmy Alba. El padre de la duquesa de Alba le dejaba los zapatos nuevos a su ayuda de cámara para que se los domara. Precisamente esa colección de zapatos fue lo que más impresionó a Pablo Neruda cuando visitó el Palacio de Liria incautado durante la Guerra Civil.

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CORINNA

Pocos se dieron cuenta que la semana pasada se produjo un suceso excepcional. Sobre todo considerando que se cumplen 500 años desde que el muy cuestionable Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia de Wittenberg. El 22 de junio, el general superior de los jesuitas entregó al rey Guillermo de los Países Bajos, monarca piloto, el bastón de mando de Guillermo de Orange que las tropas españolas arrebataron a su hermano Enrique en la batalla de Mookerheide en 1574. El trofeo de guerra fue a parar a las manos de Luís de Requesens y Zúñiga, barcelonés y en su día gobernador de los Países Bajos que, tras una trayectoria militar muy destacable (había sido uno de los héroes de Lepanto), lo legó a su muerte al Palau Reial Menor de Barcelona. Ya en el siglo XX uno de los descendientes lo cedió a la Compañía de Jesús, que lo trasladó al Centre Borja de Sant Cugat del Vallés. Dicen que la entrega temporal del bastón de Guillermo de Orange –recordemos: uno de los enemigos acérrimos del Imperio Español y de Roma– forma parte de la política de Bergoglio para la reconciliación.

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REY GUILLERMO

Hace unos días, el Palace de Barcelona daba el nombre de una de sus suites a Josephine Baker. De la artista se ha escrito mucho. Esencialmente por su exotismo y porque bailaba desnuda en París durante el periodo de entreguerras. Se le atribuyen todo tipo de romances: con la intensísima Frida Kahlo, Louise Brooks y también ¡oh sorpresa! con Colette. Con la escritora francesa pasa un poco como con el Rey Juan Carlos y Julio Iglesias. ¿Es que hay alguna mujer que no haya estado con ellos?

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Llevo tres semanas de periplo por España. En algunos lugares de la costa levantina observo los pies con rozaduras de los turistas que afortunadamente nos visitan. Estoy tentada de recomendarle que usen sus zapatos con calcetines mojados. Palabra de Corinna. Alabada sea la princesa en cursiva.


EL MUNDO / LA OTRA CRÓNICA / SÁBADO 8 JULIO 2017

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Sab 08 Jul, 2017 2:59 am

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DOS HEREDEROS Y UNA NUEVA PRINCESA. En 2018, el príncipe Casimir contraerá matrimonio con la modelo Alana Bunte. Ella se convertirá en princesa consorte aunque no está previsto que adquiera los apellidos Sayn Wittwenstein Sayn. Casimir es el tercer hijo del príncipe Alexander y la condesa Gabriela de Schonborn-Wiesentheid. Es padre de Alexander, su único hijo, fruto de su matrimonio con Corinna Larsen. El niño y su padre tienen una relación muy cercana al príncipe Alexander (los tres, en la imagen de la izquierda). Como ha sabido LOC, el menor está al tanto de los problemas que atraviesa la relación de sus padres.


LOS WITTGENSTEIN DESMONTAN EL MITO DE CORINNA COMO PRINCESA

Después del correo que su ex suegro envió a LOC, su hijo, ex marido de Corinna, zanja la polémica en estas páginas: “No tengo ningún acuerdo con Corinna para usar el apellido, tampoco mi padre”, dice. Aunque “durante años le hemos dicho que no tiene derecho”, la alemana quiere ser una Wittgenstein.

MARINA PINA


LA PEOR SEMANA EN LA VIDA de Corinna (52) desde el accidente de Botsuana comenzó el pasado 4 de julio a las 12 de la mañana. Su ex suegro, el príncipe Alexander zu Sayn Wittgenstein Sayn (SWS) enviaba un comunicado a Carmen Valero, corresponsal de EL MUNDO en Alemania. “Estimada señora Valero, de acuerdo con la ley alemana y el Código de Familia de la Casa Real Sayn Wittgenstein Sayn es Corinna Larsen Adkins desde el divorcio con nuestro hijo, el príncipe Casimir, el 5 de octubre de 2005. Ya no tiene derecho al título de ‘princesa’ o el título de ‘Alteza (S.A.S.)”, zanjaba.

¿Por qué han tardado 12 años en aclarar públicamente la situación de Corinna? El príncipe Casimir, ex marido de Larsen y padre de su hijo Alexander, responde a LOC: “No tengo ningún acuerdo con Corinna para usar el apellido, tampoco mi padre. Durante años le hemos dicho tanto mi padre como yo que no tiene derecho a usar el título. No todos creemos que sea de interés para nuestro hijo hacer más comentarios sobre esto. Hemos hecho un comunicado oficial y no queremos entrar más porque queremos mantener la armonía en la medida de lo posible por el bien de Alexander”, zanja.

Puestos en contacto con los representantes de Corinna, no han querido responder a LOC si es cierto que “durante años” le han pedido que no utilizara el título y el apellido SWS. Lo que es un hecho es cuál ha sido, durante 12 años, la carta de presentación de Larsen. “Su Alteza Serenísima la princesa Corinna”. Así comenzaba la entrevista que la periodista Ana Romero realizó, en febrero de 2013 en EL MUNDO, a la “amiga entrañable” del Rey Juan Carlos. Era la primera vez que la alemana accedía a hablar de su labor en España y se la trataba como alteza serenísima y princesa, modo en que ella se presentaba.

Sin embargo, según el fürst Alexander, padre de Casimir y cabeza de la casa real SWS, nunca tuvo derecho a hacerlo. Corinna se apellida Larsen y no hay que tratarla como princesa. Esa es la conclusión tras la polémica que ha salpicado esta semana a la empresaria, que se ratifica como plebeya tras doce años utilizando un título de otros.

Corinna fue princesa SWS hasta octubre de 2005, según la versión ofrecida por el príncipe Alexander y ratificada por su hijo Casimir. Se convirtió en princesa SWS tras casarse en el año 2000 con el heredero de la casa. Con ese nombre organizó el viaje de novios de los entonces Príncipes de Asturias a principios de 2004. En octubre de ese año participó, también con el título de princesa, en el Valencia Summit, organizado por el Instituto Nóos, tal y como constaba en el sumario del caso y como publicó el diario El País.

En octubre de 2005, Corinna y el príncipe Casimir ratificaron su divorcio. Según la versión del príncipe Alexander, ahí dejó de ser princesa y de tener su apellido. Pero ella no se desvinculó de su familia política. Como SWS firmó, el 1 de diciembre de 2005, el acuerdo para organizar dos galas Laureus en Barcelona. Según se comprobó en los mails que intercambió con Iñaki Urdangarin entre 2004 y 2005 y que publicó Eldiario.es.

El tratamiento de Su Alteza Serenísima le sirvió también para moverse con soltura por los países del Golfo. “Allí, la carta de presentación es el título que tienes. Antes que tu formación, se deslumbran por la monarquía y la aristocracia europea”, explica a LOC una persona que ha residido en varios países del Golfo. Como princesa viajó Corinna a Arabia Saudí con Don Juan Carlos en 2006. También le organizó un viaje privado a Stuttgart y, una vez más, apareció detrás del Monarca en el aeropuerto. Aunque la versión de Casa Real es que la alemana estaba en la comitiva que recibió al Emérito y que por eso caminaba tras él.

En 2007 el Rey Juan Carlos anunció la formación del Fondo Hispano–Saudí. Se trató de un proyecto estatal en el que varias empresas nacionales invirtieron 21 millones de euros para realizar negocios en Arabia Saudí. Con ese dinero contrataron a la princesa Corinna como asesora. Una exclusiva de EL MUNDO firmada por Casimiro García Abadillo reveló que por su trabajo como gestora cobró cinco millones de euros del Fondo Hispano-Saudí. La propia Corinna confirmó en unas declaraciones a la edición americana de Vanity Fair en septiembre de 2013 que había cobrado por ese trabajo. Todos esos negocios los hizo como Sayn Wittgenstein. El Fondo Hispano-Saudí se cerró sin resultados en 2010 y sin que los inversores recuperaran su dinero pero después de que Corinna cobrase la comisión que le correspondía.

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CASIMIR ZU SAYN WITTGENSTEIN. “DURANTE AÑOS LE HEMOS DICHO QUE NO TIENE DERECHO A UTILIZAR EL TÍTULO DE PRINCESA”

En 2008, Corinna seguía trabajando para España como una Sayn Wittgenstein. Así, el 25 de junio de ese año acompañó a Alberto de Mónaco en la visita de dos días que el soberano monegasco realizó a Madrid. Las fotografías de ese encuentro, publicadas en exclusiva por este suplemento el pasado mes de junio, muestran a Larsen saliendo del Ritz junto al príncipe de Mónaco de camino a una cena privada en El Pardo, como aseguró el fotógrafo que les siguió por Madrid. Ese año, José Luis Rodríguez Zapatero encargó a Bernardino León que supervisara las negociaciones entre la petrolera rusa Lukoil y la española Repsol YPF. Los rusos querían comprar el 30% de la compañía nacional y el Gobierno quería que no fuera más del 20%. Don Juan Carlos estaba al tanto de esas negociaciones y su “amiga entrañable” organizó a espaldas de las autoridades rusas y españolas una comida entre el padre de Felipe VI y los representantes de Lukoil. Según publicó la revista Tiempo, el encuentro se suspendió en último momento por el malestar del jefe de la Casa Real, Alberto Aza, y del embajador ruso ante el secretismo de las negociaciones.

A partir de 2009, la relación entre Corinna y Don Juan Carlos se hizo cada vez más pública. Con el pabellón de caza de La Angorrilla rehabilitado y a disposición de la ex princesa –aunque Casa Real aseguró que se había arreglado para que Don Juan Carlos pudiera estar allí–, Larsen empezó a pasar cada vez más tiempo en España. Además, después de que Don Juan Carlos mostrara a Zapatero su desacuerdo por dinamitar las negociaciones entre Corinna y los representantes de Lukoil, el Gobierno organizó una cumbre energética ese año en Madrid. Se reunieron Medvédev y sus empresarios con Zapatero y los suyos. “Muchos de los que vinieron a esa cumbre conocían a Corinna y la trataban como princesa”, afirma a este medio uno de las personas que presenció la reunión.

En 2010 la ex princesa vivía una época dulce como asesora de Don Juan Carlos. Por ello, tal y como publicó Romero en El Español, invitó al Rey ese invierno a su apartamento de Villars Sur de Ollon, un exclusivo pueblo en plenos alpes suizos. El Emérito olvidó sus problemas de movilidad deslizándose por las pistas de esquí suizas. Fue la última vez que el padre de Felipe VI esquió. La presencia de Corinna en la vida del Rey era un hecho, “estaba vigilada por los servicios secretos españoles y los trabajadores de Casa Real la trataban como alteza serenísima”, confirma a LOC un miembro del gobierno de Zapatero.

Pese a sus negocios en España, la ex princesa facturaba sus trabajos en otros países. Su compañía principal desde 2005 era Apollonia Associates, inscrita en el Registro Mercantil londinense. A pesar de que la sociedad se fundó el 10 de noviembre de 2005 –un mes después del divorcio de Casimir–, Corinna la inscribió con los apellidos Sayn Wittgenstein. La prueba de la buena sintonía entre la ex aristócrata y Don Juan Carlos es que el 11 de enero de 2010 Corinna comunicó al Gobierno británico que su residencia estaba en España, como se ha confirmado a través de unos documentos a los que ha tenido acceso LOC.

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El príncipe Casimir y la modelo Alana Bunte

Corinna estaba integrada en España, en los negocios españoles y en la sociedad española. La ex princesa tuvo incluso trato con Aline Griffith, condesa de Romanones, a la que visitó en su finca Pascualete, varias veces. Esa cercanía se consolidó el 17 de mayo de 2011, cuando Larsen compró en una subasta en Sotheby’s el juego de pendientes y collar de esmeraldas de los Romanones. Esa Navidad, en concreto el 20 de diciembre, Mariano Rajoy se convirtió en presidente del Gobierno y, como contó LOC, lo primero que hizo Zapatero fue informarle de la existencia de la ex princesa y de la crisis que vivían en Zarzuela a causa de Corinna.

A pesar del clima que vivía en su familia –los correos entre Corinna e Iñaki prueban que al menos una parte de la familia Borbón y Grecia aprobaba la presencia de la alemana en la Casa–, en abril de 2012 Don Juan Carlos aceptó la invitación del empresario sirio Mohamed Eyad Kayali para cazar en Botsuana. Viajó con la princesa Corinna, su hijo Alexander y con Philip J. Adkins, primer ex marido de Larsen. El resto ya está escrito: el Emérito se cayó al suelo, se rompió la cadera, tuvo que volver a España y terminar con Corinna.

Larsen abandonó España forzada por las fuerzas de seguridad del Estado. Se refugió en Mónaco y cerró Apollonia Associates. En 2013 comenzó a trabajar para el principado y desde entonces combina esa labor con la filantropía en la fundación Naked Heart, de Natalia Vodianova. De vez en cuando aparece en actos públicos y se sigue presentando como Corinna zu Sayn Wittgenstein. La última vezque concedió una entrevista fue en 2015 al semanario Point de Vue. Ese año salió el libro Final de Partida, su autora, Romero, prepara otro: “Desde luego, no la voy a tratar como princesa ni como alteza serenísima. Que es como la presentamos en aquella entrevista histórica de EL MUNDO”, desvela. Larsen intenta mantener un perfil bajo mientras se resuelve la polémica sobre su apellido. No ha respondido a las preguntas de LOC sobre por qué quiere seguir siendo una Sayn Wittgenstein.


LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 8 DE JULIO DE 2017

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Jue 13 Jul, 2017 7:28 pm

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Corinna replica a su ex: "Tengo derecho legítimo a seguir usando el apellido de casada tras divorciarme"


El pasado día 4, LOC publicó unas declaraciones del príncipe Alexander zu Sayn-Wittgenstein, ex suegro de Corinna Larsen Adkins y padre del príncipe Casimir, segundo marido de ésta, en las que aseguraba que la amiga entrañable de Don Juan Carlos, ni es princesa ni se apellida zu Sayn Wittgenstein desde su divorcio en 2005.

Unas declaraciones suscritas por el propio príncipe Casimir y ex marido de Corinna, a este suplemento el pasado sábado de manera contundente: "No tiene derecho a utilizar el título de princesa".

Ahora ha sido la propia Larsen la que, a través de un comunicado, ha querido responder a su ex suegro y su ex marido:


La semana pasada, dos miembros de la familia zu Sayn-Wittgenstein hicieron unas declaraciones falaces y sin fundamento jurídico en las que se acusaba a Corinna zu Sayn-Wittgenstein de falsedad en sus propias manifestaciones.


Estas declaraciones, de las que se hicieron eco los medios de comunicación, no solo faltaban a la verdad de manera deliberada, sino que eran contrarias tanto al derecho alemán como al inglés.

Nina Lüssmann, letrada en Prinz Neidhardt Engelschall, ha asegurado hoy: "En lo que respecta al derecho alemán, la posición es clara. A Corinna zu Sayn-Wittgenstein le asiste el derecho pleno y legítimo de haber hecho uso del apellido tras casarse y de seguir utilizando el apellido de casada tras divorciarse. Por este motivo, tampoco hay limitación alguna respecto del uso por parte de ella del tratamiento -si deseara utilizarlo- ya que forma parte de su nombre y no existe de manera independiente a este".

Unas palabras que se contradicen con lo expresado por el príncipe Alexander a LOC, donde aseguraba que "de acuerdo con la ley alemana y el código de la familia y de la casa real Sayn-Wittgenstein-Sayn, desde el divorcio de nuestro hijo, el príncipe Casimir, el 5 de octubre de 2005, la señora Corinna Larsen Adkins ya no tiene derecho a utilizar el título de princesa o el tratamiento de Su Alteza Serenísima (S.A.S.)".


En colaboración con asesores jurídicos expertos del Reino Unido, juristas experimentados de Schillings International LLP están en condiciones de confirmar lo siguiente: 'El derecho inglés le da derecho a Corinna zu Sayn-Wittgenstein a utilizar el apellido obtenido de su matrimonio, ya sea durante el mismo matrimonio o tras su divorcio, como es costumbre. Ella también tiene el derecho de usar el tratamiento, si así lo deseara'.

Corinna zu Sayn-Wittgenstein afirmó lo siguiente: 'La posición jurídica confirma claramente y sin ambages que las declaraciones atribuidas a Alexander Fürst Sayn-Wittgenstein y al príncipe Casimir son falsas. La familia nunca antes me había planteado estos problemas, ni durante el matrimonio ni en los 12 años transcurridos desde el divorcio. Me complace constatar que estos asuntos quedan ahora aclarados'".


Ante estas palabras de la propia Corinna Larsen, LOC se encuentra en disposición de aseverar que tanto las declaraciones atribuidas al príncipe, cabeza de la casa real Sayn-Wittgenstein, como a su hijo, Casimir, publicadas por este suplemento, son absolutamente veraces.

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Dom 16 Jul, 2017 3:09 am

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Imagen del pasaporte de Corinna al que ha tenido acceso LOC en exclusiva


CORINNA ZU SAYN WITTGENSTEIN
SÍ TIENE APELLIDO, PERO NO ES UNA PRINCESA

Así lo demuestra el pasaporte de la “amiga entrañable” de Don Juan Carlos, al que ha tenido acceso LOC en exclusiva. Utiliza el apellido de su ex marido, pero el ‘fürst’ Alexander nunca le concedió el título real.

MARINA PINA


Los problemas entre Corinna (52) y la familia Zu Sayn Wittgenstein Sayn parecen no tener fin. La semana pasada tanto el príncipe Alexander, jefe de la Casa Real, como su hijo Casimir, ex marido de Corinna, explicaron a este suplemento por qué Corinna no podía utilizar el apellido familiar ni el tratamiento de princesa desde su divorcio en octubre de 2005. Ahora, la danesa contraataca a través de La Otra Crónica.

Corinna ha visto su orgullo malherido después de que su familia política la pusiera en evidencia en público. Una semana después, la "amiga entrañable" de Don Juan Carlos envió un comunicado para aclarar sus argumentos para seguir utilizando el apellido. Además, LOC ha tenido acceso en exclusiva a su pasaporte danés -su país de nacimiento-, un documento de identificación oficial y en vigor. Tal y como se puede ver en la imagen que acompaña a este reportaje, Corinna es Zu Sayn Wittgenstein Sayn. No hay rastro de Larsen, su apellido de soltera. Sin embargo, pese a portar un apellido de renombre y vivir desde hace 17 años entre palacios y nobleza, Corinna ni es princesa ni aristócrata. No hay ninguna prueba que lo demuestre.

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TRES GENERACIONES, UN MISMO TÍTULO

El fürst Alexander nunca aceptó el matrimonio de su hijo con Corinna. Por eso no acudió a la boda, celebrada en Londres el 26 de octubre del año 2000. La pareja tuvo a su primer hijo dos años después. Al tratarse del primogénito de Casimir, quiso que se llamara Alexander, como el cabeza de la familia. En ese momento, el príncipe accedió a que le bautizaran en el palacio Sayn y le otorgó el título real, que aparece en sus documentos. Pese a que el nacimiento del menor acercó posturas con Corinna, Alexander nunca le otorgó el título real. En 2003 Corinna se cambió el apellido Larsen por Zu Sayn Wittgenstein Sayn con el conocimiento de Casimir. Las tres generaciones de la familia pasan mucho tiempo juntos, como se puede ver sobre estas líneas, auque la custodia del niño es de Corinna.


Así lo confirman a LOC fuentes cercanas a los Wittgenstein. "Hay 50 personas que utilizan el apellido familiar pero no son aristócratas. Nosotros no podemos pedir que se quiten el apellido, porque va contra la ley, pero no pueden utilizar ningún título", explican. En esa situación se encuentra Corinna. Según la legislación alemana, los aristócratas de esos países inscriben sus títulos en sus documentos de identidad. Como ha podido comprobar LOC, Casimir, ex marido de Corinna, aparece inscrito en su pasaporte como "príncipe Zu Sayn Wittgenstein". También el pequeño Alexander, único hijo de Corinna y su ex, quien tras su nacimiento fue registrado como príncipe.

Corinna y Casimir contrajeron matrimonio civil el 26 de octubre del año 2000 en Londres. La boda tuvo lugar sin el consentimiento del padre del novio, el fürst Alexander. Como jefe de la Casa, nunca otorgó a Corinna el título de princesa, potestad reservada sólo para él. Los abogados de la empresaria se amparan en la ley británica para asegurar que Larsen puede ser Sayn Wittgenstein Sayn. "De acuerdo a nuestra ley, una persona puede utilizar el apellido que desee. En consecuencia, una esposa es libre de utilizar el apellido de su marido incluso después del divorcio a menos que haya un acuerdo que le impida utlizarlo", explica a este medio el letrado David Greer, asesor legal de Corinna.

La danesa no fue una Wittgenstein desde su matrimonio. Según fuentes cercanas a su familia política, Corinna cambió el apellido en el año 2003. Un año después, el 30 de noviembre de 2004, presentó la demanda para separarse de Casimir. En el documento de separación, como ha podido comprobar LOC, ambos figuran como Zu Sayn Wittgenstein Sayn, el mismo apellido que Corinna mantiene en la actualidad.

La familia no puede impedir que Corinna se haga llamar Zu Sayn Wittgenstein Sayn, pero sí exigir que no utilice el tratamiento de princesa, que según su versión no le corresponde. Así lo explicó Casimir la semana pasada a LOC: "Durante años le hemos dicho tanto mi padre como yo que no tiene derecho a usar el título". También el príncipe Alexander lo aclaró en un comunicado: "Desde el divorcio de nuestro hijo, el príncipe Casimir la señora Corinna Larsen Adkins no tiene derecho a utilizar el título de princesa o el tratamiento de Su Alteza Serenísima (S.A.S.)". La ley alemana les ampara en ese aspecto: si no le concedieron el título, no lo puede usar. Además, la inexistencia del tratamiento de princesa en su pasaporte corrobora la versión de los Wittgenstein.

Sin embargo, los asesores legales de Corinna discrepan en ese punto. Así lo aclararon en el comunicado que enviaron el pasado jueves a LOC. "En lo que respecta al derecho alemán, la posición es clara. A Corinna zu Sayn-Wittgenstein le asiste el derecho pleno y legítimo de haber hecho uso del apellido tras casarse y de seguir utilizando el apellido de casada tras divorciarse", las fuentes cercanas a la familia Wittgenstein asumen este punto: aunque prefieren que no utilice el apellido, la ley le ampara. Sin embargo, creen que facilitaría la mejora en las relaciones con la amiga de Don Juan Carlos que dejara de utilizar el citado apellido.

Las mismas fuentes se muestran más tajantes con el tratamiento de princesa y de Su Alteza Serenísima. "Todos los aristócratas alemanes tenemos el título en los documentos oficiales, Corinna no", insisten como prueba de que no es princesa. Los asesores legales de Corinna, sin embargo, responden que "no hay limitación alguna respecto del uso por parte de ella del tratamiento -si deseara utilizarlo- ya que forma parte de su nombre y no existe de manera independiente a este". Sin embargo, la ausencia del tratamiento de princesa en su pasaporte corrobora que no es princesa y, por lo tanto, refrenda a los Wittgenstein. Además, sus asesores no han mostrado a este suplemento ningún documento oficial donde aparezca como princesa.

La norma sobre los títulos de la nobleza alemana quedó clara cuando la constitución de Weimar abolió los derechos de la aristocracia en 1919 y todos los alemanes pasaron a ser iguales. Fue entonces cuando se decidió que la aristocracia debía llevar los títulos incluidos en sus apellidos. Bajo esa norma legal, Corinna debería tener un prinzessin en su pasaporte para ser princesa, ya que forma parte de los datos identificativos. Corinna no aparece como princesa tampoco en el Almanaque del Gotha, la enciclopedia donde se aglutinan todas las Casas Reales europeas. Allí, la mención de Corinna es sólo como ex mujer del príncipe Casimir y figura inscrita como Larsen.

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La verdad es que la empresaria sí que es Zu Sayn Wittgenstein, como afirmaron sus abogados en un comunicado, pero no es ni princesa ni alteza serenísima. "Forma parte de las 50 personas que la Casa Real tiene localizadas que están utilizando el apellido sin ser de la familia", afirman fuentes expertas en aristocracia germana.

Alexander Sayn Wittgenstein Sayn es el cabeza de la Casa desde el año 1992. Su familia pertenece a una de las sagas aristocráticas más antiguas de Alemania. Fundada por el conde Luis Francisco II, en el siglo XVII, se convirtieron en príncipes en 1894. En Alemania la familia era conocida por su patrimonio, que abren al público todo el año y donde organizan eventos particulares. Poseen un palacio que fue destruido en la Segunda Guerra Mundial y terminado de restaurar en el año 2000 y un castillo a la orilla del río Rhin. Sin embargo, la atracción más conocida de los Wittgenstein es el parque que alberga el jardín de mariposas, con un invernadero con una amplia colección de estos insectos, que viven ahí en cautividad.

De todas esas propiedades disfruta Alexander, el hijo de Corinna y de Casimir, que es príncipe como su padre. El comunicado enviado por los asesores de la danesa terminaba con una declaración suya: "La familia nunca antes me había planteado estos problemas, ni durante el matrimonio ni en los 12 años transcurridos desde el divorcio. Me complace constatar que estos asuntos quedan ahora aclarados". Corinna es una Wittgenstein, pero no una princesa.


LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 15 DE JULIO DE 2017

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Corinna zu Sayn-Wittgenstein

Mensajepor Invitado » Mié 11 Jul, 2018 3:22 pm

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Las cintas en las que Corinna desveló que Juan Carlos I la usaba como testaferro: "No porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco"

Asegura que el entonces Rey, a través del abogado Dante Canonica, creaba "estructuras" opacas y ponía propiedades a su nombre que luego le reclamaba

Corinna: “Juan Carlos ha puesto cuentas de banco en Suiza a nombre de su primo Álvaro de Orleans y Borbón"



Juan Carlos I utilizó a Corinna zu Sayn-Wittgenstein como testaferro para ocultar patrimonio y propiedades en el extranjero. Así lo reconoció, al menos, la empresaria afincada en Mónaco al comisario José Manuel Villarejo en una reunión celebrada en Londres en 2015, según la grabación del encuentro a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.

Según Corinna, la motivación del ahora rey emérito no habría sido de carácter personal sino fiscal: “No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco”.



En esta cita con el comisario Villarejo, hoy en prisión preventiva, habrían quedado desvelados algunos de los secretos mejor guardados de la que se definió, en una entrevista publicada en 2013, como “amiga entrañable” del todavía rey Juan Carlos.

La empresaria y asesora de Alberto de Mónaco mantuvo una larga relación sentimental con el monarca que adquirió carácter público a raíz del accidente que Juan Carlos I sufrió en Botswana, en abril de 2012, cuando se encontraba con ella en una cacería.

El encuentro entre Corinna y el comisario Villarejo fue propiciado por el empresario Juan Villalonga, que asistió a la reunión en calidad de amigo personal de ambos. Villalonga está casado con la fotógrafa alemana Vanessa von Zitzewitz, considerada como parte del círculo íntimo de Corinna.

Corinna asegura que el rey Juan Carlos, a través del abogado Dante Canónica, creaba "estructuras" opacas y ponía propiedades a su nombre, que luego le reclamaba

Durante la conversación con el policía y el empresario, de forma claramente audible, la princesa Corinna explica que está viviendo "una pesadilla enorme" ya que, a sus espaldas y "con su gente", el rey Juan Carlos habría colocado parte de su patrimonio a nombre de ella. Se refiere a diversas propiedades en Marruecos y otros lugares fuera de España que, tras su ruptura sentimental, Juan Carlos I le estaría reclamando.

Corinna explica, alternando un español con leves defectos expresivos con frases en inglés y francés, que acceder a sus pretensiones supondría cometer un delito: "Lo han hecho con dos o tres cosas y están poniendo muchísima presión. Por ejemplo: mandarle dinero o darle cosas... eso es blanqueo".

En la grabación, peritada por EL ESPAÑOL para confirmar que no ha sufrido cortes ni ediciones, Sayn-Wittgenstein explica que Juan Carlos I no colocó las propiedades a su nombre por la relación que ambos mantenían, sino porque ella tiene residencia fiscal en Mónaco, donde no existe obligación de hacer una declaración pública de patrimonio. Así, por muchas propiedades que aparezcan a su nombre, nunca llamarían la atención de las autoridades monegascas.

Las quejas del rey emérito

En otro momento de la conversación es el empresario Juan Villalonga quien confirma las quejas del rey emérito al ver que ese patrimonio, oculto a nombre de terceros, seguía teniendo a Corinna como beneficiaria tras su ruptura sentimental. Según Villalonga, Juan Carlos I se habría lamentado de que esa circunstancia afectaba seriamente a su posición económica.

Corinna explica, con bastante detalle, la naturaleza del conflicto a partir de lo que, según sus palabras, le demandaba Juan Carlos: "Si tú me pides, me puedes hacer un favor, quiero hacer esta transacción pero te necesito en el medio para no sé qué y tú dices sí, es tu responsabilidad”.

También insiste en que ella había sido ajena a la decisión de poner esas propiedades a su nombre: “Si tú te levantas por la mañana y realmente ya alguien te dice "tú tienes un terreno en Marrakech" y entonces dice “dámelo”, ya te quedas como así".

Es entonces cuando la también asesora de Alberto de Mónaco, estrechamente vinculada a Juan Carlos I durante años, explica de forma detallada la presunta operativa para ocultar el patrimonio del actual rey emérito:

Corinna.- Sin prevenirme, con su gente, la gente que opera en estas cosas para él, que los conozco a todos perfectamente, dónde tienen las cuentas y todas las cosas... Es un abogado suyo, de Suiza. Entonces él dice por ejemplo: tú haces una estructura…

Villarejo.- ¿Es Stewart Crown?

C.- No. Se llama Dante Canonica.

V.- Ah, bueno. Sí, Dante. Pero Dante es muy antiguo. Ese lleva toda la vida con él.

C.- Exacto. Entonces, a este Dante Canonica, por ejemplo, le han puesto en contacto con el número dos, la persona del rey de Marruecos, y ha montado una estructura que se llama '...ix' (el nombre, muy breve, es difícilmente identificable en el audio). El director es Dante Canónica. Ponen la propiedad dentro de la estructura, hacen como un contrato de venta y entonces parece todo perfecto. Claro, no pueden decir que el beneficiario es el otro (en referencia al rey emérito). Entonces, sin decírmelo, me lo ponen y después dicen: "Esta no quiere devolverle la cosa". Pero si lo hago, es money laundering. Es blanqueo.

"Te levantas una mañana y tienes un terreno en Marrakech y él te dice "dámelo", pero si lo hago es blanqueo. Yo no lo utilizo. Es un regalo envenenado"

Es en ese momento cuando la empresaria afincada en Mónaco reconoce que el mismo mecanismo descrito se habría empleado con varias propiedades más para colocarlas a su nombre. Y que desde entonces sufre una presión desorbitada para ponerlas, de nuevo, a nombre de terceros cercanos al rey.

También insiste en sus escrúpulos: "Por ejemplo, mandarle dinero o darle cosas, eso es blanqueo, pero blanqueo, blanqueo". Y en otro momento añade: “Me está poniendo una presión bárbara para que le devuelva esas cosas, pero si lo hago vulnero la ley… y puedo ir a la cárcel”.

En el foco de esas presiones, Corinna coloca en varias ocasiones a lo largo de la conversación al Centro Nacional de Inteligencia (CNI). En concreto relata una presunta operación con mercenarios para acceder a su casa y robar documentación e implica de forma expresa al director del servicio secreto español, el general Felix Sanz Roldán.

"En la boca del lobo"

Esta reunión y las revelaciones que allí se realizaron, confirmando de forma indiciaria la existencia de un patrimonio oculto de Juan Carlos I en el extranjero, forman uno de los episodios troncales del llamado “caso Villarejo”. O al menos de los elementos fundamentales para entender el devenir de la causa.

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Panorámica del salón del dúplex compartido en Suiza por CSW y el rey Juan Carlos

En sus declaraciones ante la Audiencia Nacional, el comisario (en prisión preventiva desde hace más de ocho meses acusado de blanqueo de capitales, cohecho y organización criminal), ha explicado en varias ocasiones que se reunió con Corinna a petición del propio CNI. El propósito sería recuperar una documentación especialmente delicada que Juan Carlos I le habría entregado a ella cuando mantenían una relación.

Villarejo sostiene que a partir de ahí arrancaron sus males, cuando el servicio secreto pensó que había obtenido los documentos pero se los había quedado para obtener un beneficio personal con ellos. "Se metió en la boca del lobo", explica un mando policial que compartió con él operaciones y servicios.

Según la versión de Villarejo, dada su enemistad manifiesta con Félix Sanz Roldán, fue un teniente coronel del servicio secreto quien le pidió sin luz ni taquígrafos que se ganara la confianza de Corinna y recuperara esa información delicada que estaba en su poder. En la grabación, Villarejo se identifica como policía y asegura que no tiene voluntad de hacer daño "ni al CNI ni a la Corona", pero sí de defenderse de lo que considera una persecución en su contra.

"Eso lo ha hecho con varias cosas. Me está poniendo una presión bárbara para que se las devuelva pero en el momento en el que lo haga vulnero la Ley y puedo ir a la cárcel"

Un abogado vinculado a Arturo Fasana

No es la primera vez que el nombre del monarca aparece vinculado al patrimonio de la princesa Corinna. En noviembre de 2015, EL ESPAÑOL ya adelantó que el rey emérito y la consultora germano-danesa compartieron un chalet de lujo en Suiza entre 2009 y 2013. La vivienda, un dúplex de lujo en la zona de Villars-sur-Ollon, en los Alpes, fue comprada por Corinna y por su madre, que vendieron el inmueble cuatro años después por cinco millones junto con el mobiliario, las obras de arte y la bodega guardada en la casa.

En la grabación desvelada ahora por este diario, Corinna hace mención además a sociedades administradas por el abogado suizo Dante Canonica. Citado a declarar en el caso Gürtel, Canonica es uno de los abogados más cercanos al gestor de fondos helvético Arturo Fasana, que movió el dinero del principal imputado en el caso Gürtel, Francisco Correa, y aglutinaba parte de sus clientes españoles en una cuenta denominada "Soleado", en referencia al clima español.

El nombre de Canónica aparece vinculado históricamente a más de 130 sociedades desde Suiza a Panamá. Entre ellas, figura una empresa cuyo nombre coincide con la citada por Corinna: Dwik Limited, abierta en Reino Unido en febrero de 1991, controlada desde una dirección en Suiza con Canonica como director y que fue disuelta en 2013, fecha en la que presuntamente terminó la relación entre la empresaria y el rey emérito.

Coincidencia o no, al estar cerrada desde hace varios años, es imposible consultar con fuentes abiertas las cuentas o el patrimonio que aglutinaba la empresa para confirmar o desmentir de forma documental la versión de Corinna.




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