La Reina Sofía, con el viceministro saudí Jaled bin Sultan en el estreno del musical ‘El último jinete
TESTIGO IMPERTINENTE / CARMEN RIGALT
Cuando la Reina va de compras, debe coger el avión en vez del metro. Cosas de la seguridad. Doña Letizia tiene buen ojo para elegir fotos de Leonor y Sofía en estado ‘comestible’. Cuando la Princesa desaparece, siempre circula la comidilla de que está operándose.
[cajad]Las caras que nos suenan
‘BOTOXMANÍA’. La Princesa de Asturias está pagando caro su exceso de celo. Algunos paparazzi la sorprendieron días atrás en viaje privado a Estados Unidos. Según he leído en LOC, que tiene a sus peones desplegados por todo el mapamundi, se imponen dos versiones: o era un viaje a Miami para hacerse unos retoques (otros) o era un viaje a Nueva York para estar con la pandilla de amigas que le arropa. A falta de confirmarse la versión definitiva, la Princesa calla. Así se queda más a gusto. El derecho a explicarse o a callar le asiste por igual, pero no produce los mismos resultados. Doña Letizia no debería favorecer que se especulara tanto con su afición a la cirugía estética y a la botoxmanía. Hay razones objetivas para suponer que se retoca continuamente, pero entre todos estamos llegando al despropósito. Mariví Fernández Palacios, en su blog Corazón de melón, pone un título que hoy le tomo prestado por su elocuencia. «Tu cara me suena», dice. Tiene razón. En el panorama de las teles hay ahora unas cuantas chicas guapas con fisonomías casi iguales a la de la Princesa. No se sabe quién imita a quién, pero tampoco importa. El caso es que la Princesa está entre ellas y nos suena. Siendo eso preocupante, lo es más que, cuando desaparece, siempre circule la comidilla de que está operándose. Llegado este punto, ella no sólo se opera cuando se opera sino también cuando no se opera. La gente acabará creyendo que no hace otra cosa.[/cajad]
PParece que me persigue la Familia Real. Es una manía. Todos los sábados, cuando llega la hora de escribir esta página, sólo se me ocurren chascarrillos de los suegros de Letizia, o de las cuñadas de Letizia, o de Letizia mismamente. Del marido, no. Por suerte, el marido de Letizia hace tiempo que dejó de generar chascarrillos.
El Rey suele elegir los sábados para operarse. Mientras Don Juan Carlos yace en el quirófano, todo lo demás (los pitones de Wert, las mareas blancas, los desahucios, Cataluña) pasa a segundo plano, como si fuera un paisaje mudo. Los Borbones siempre refuerzan su protagonismo al sur de la semana. No digo que lo hagan a propósito, aunque a mí me lo parece. En fin de semana los tertulianos no dan la vara y la Casa del Rey tiene más capacidad de maniobra mediática. Hay que atarse los machos de cara al lunes. Así las cosas, puede decirse que la Familia Real emerge cuando la vida se recluye en sus aposentos.
Novedad: Zarzuela acaba de desearnos felices pascuas sin recurrir a los servicios de mensajería. Los españoles que quieran darse por felicitados, que se asomen a la web de la Casa Real, donde aparecen dos felicitaciones emparejadas, la de los Reyes y la de los Príncipes (el núcleo duro, como le llaman ahora).
Los Reyes han optado por una solución fácil: nada de culto a la personalidad (o sea, fotos fuera) y nada de nietos, aunque ellos son muy fotogénicos y en estos últimos años han supuesto un excelente recurso para evitar la pose en soledad del Rey y la Reina con sus hologramas enfrentados. Este año, los Reyes han elegido el grabado de Martin van Heemskerck La adoración de los pastores, perteneciente a la colección de grabados de la Biblioteca del Monasterio de El Escorial.
Se trata de una estampa tirando a gótica, con unos pastores de hechuras algo diabólicas y un buey y una mula que parece que de un momento a otro van a salir desbocados. No imagino yo a Doña Sofía, tan sensible, prefiriendo ese grabado a La adoración de Velázquez. Y si no imagino a la Reina, mucho menos al Rey, aunque Don Juan Carlos, por mantener la fiesta en paz, aceptaría incluso un christmas con angelitos de Ferrándiz. Lo normal es suponer que fue Rafael Spottorno quien decidió el grabado, pero las cosas que son normales en todas partes no lo son en Zarzuela. Quién sabe: a lo mejor la elección fue obra de la tita Irene o de un ordenanza que pasaba por allí.
Respecto a la felicitación de los Príncipes, nada que objetar. En este caso la decisión seguramente corrió a carga de mamá Letizia, por aquello de que ella tiene más ojo para elegir fotos de las niñas en estado comestible. Es una foto de cosecha veraniega y tanto la Infanta Leonor como la Infanta Sofía lucen con buen color. Los Príncipes, siguiendo la idea de los Reyes, no aparecen en la fotografía. Tampoco la Infanta Elena y la Infanta Cristina, que no forman parte del núcleo duro en la nueva estrategia institucional.
Esta semana se ha hablado también de la Reina en Londres. Dijo que se iba de compras y todos la creyeron. A ella le gusta mucho trasegar por los grandes almacenes, pero cuando quiere hacerlo tiene que coger el avión en vez del metro. Cosas de la seguridad. El viernes pasado, Doña Sofía tomó un avión a Barcelona, hizo parada y fonda en el cumpleaños de Pablo Nicolás y luego continuó viaje a Londres.
Contra lo que es habitual en los viajes privados de la Reina, está vez llevó consigo a una doncella y una peluquera. ¿Será porque en Londres llueve mucho y los peinados duran un cuarto de hora? Pues será. En Londres, Doña Sofía pernoctó en el Meliá, compró todo lo que quiso comprar y el viernes regresó a Madrid para que no la echaran en falta de cara al finde.
EL MUNDO / DOMINGO 16 DE DICIEMBRE DE 2012