Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 13 Oct, 2022 3:15 am



Julio Iglesias. No actúa en España desde hace ocho años, no canta en público desde un malhadado concierto en México en el que se cayó en el escenario, y su última actuación privada fue en Moscú, participando en el cumpleaños de un magnate ruso antes de la pandemia, un ‘bolo’ por el que cobró dos millones de euros. No saca disco desde el 2017, uno de duetos en el que no participó su hijo Enrique, por cierto. En 2018 anuló sin dar explicaciones su gira por varios países, excepto Israel, uno de sus lugares favoritos, ya que su madre era judía. Y allí pronunció la célebre frase de “yo también soy judío, pero de la cintura para arriba… de la cintura para abajo soy internacional”, que ocupó la portada de todos los periódicos israelíes.

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Aparte de esta media docena escasa de apariciones en los últimos años, Julio es invisible, apenas concede declaraciones y lleva una vida misteriosa que es el caldo de cultivo de diferentes rumores: que está enfermo, paralítico, loco, que apenas sale de casa y lleva una existencia de ermitaño, que no se habla con sus hijos, que está separado de su mujer… Es imposible contactar con él, nadie sabe ni siquiera donde vive, Indian Creek, Panamá, Bahamas, pero, le pese a quien le pese, la realidad es indiscutible: ¡Julio Iglesias sigue siendo el número 1! Cuando un programa quiere empezar haciendo ruido lo convierte en protagonista, como Carlota Corredera el sábado por la noche con su estupendo ‘¿Quién es mi padre?’. Y una story de Instagram de Julio sobre Miranda desata la locura.

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Es un gesto inusual, ya que todo tipo de manifestación pública de amor siempre le ha parecido a Julio “una cursilada”. En el mensaje recuerda que hace 32 años que están juntos, “gracias por tantos años de entrega y amor. Feliz cumpleaños. Te amo”. Una pareja por la que nadie daba un duro, según me confesó él mismo, una chica que parecía una muesca más en su pistola, una de las múltiples rubias que adornaban su currículo, como Makoke, como la Flaca, como Sydne Rome… Pero Miranda llegó para quedarse. La encantadora holandesa Miranda Rijnsburger era una fan, la conoció en el aeropuerto de Yakarta, estaba tan enamorada de él que le dijo que se contentaba con estar simplemente a su lado y que nunca le exigiría nada. Tal devoción conquistó al . latino por excelencia y día a día han llegado a estos 32 años de vida en común, boda incluida. Han tenido cinco hijos y sigue siendo su mujer legal. ¿Es también su mujer en la intimidad? Sobre eso han corrido muchas historias, insidiosamente puestas en circulación por personas muy próximas al cantante. Desde que los cinco hijos nacieron por fecundación artificial con donante anónimo, ya que Julio se habría hecho años atrás la vasectomía por consejo de su padre, hasta las mismas circunstancias de esa boda, que tuvo lugar en su casa de Ojén: habría sido tan solo un contrato legal, en el que una de las cláusulas era que Miranda debía ocuparse de la casa y los hijos y no iba a inmiscuirse en la libertad de su marido. Y esas mismas voces seguían diciendo que la verdadera pareja de Julio era otra, una mujer madura que está a su lado desde hace 40 años, una mujer que lo ha cuidado, siempre en la sombra, sin la cual ya no podría vivir. ¿Ficción? ¿Realidad? Julio nunca ha tenido la necesidad de desmentir o confirmar nada de lo que se dice sobre él, porque sabe que todo acrecienta, aún más, su indestructible leyenda.

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Yo también estaba en Tel Aviv cuando hizo su último viaje a Israel y la gente me paraba por la calle creyendo que formaba parte de su equipo, “amamos a Julio”. Un político me comentó que, además, estaban muy agradecidos porque cuando Israel era un país proscrito, formaba parte de la lista negra de los artistas y nadie quería ir a actuar allí, Julio se atrevió, a pesar de que sabía que eso podría representar un problema a la hora de ser contratado en los países árabes. Algo que, por cierto, nunca ocurrió, porque su carisma está por encima de toda política y, además, fue novio de una hija de Sadat, el entonces todopoderoso presidente egipcio. ¡Las mujeres, que tanto le han ayudado! “Todo lo que soy, os lo debo a vosotras”, me contó una noche lejana en que fuimos algo más que periodista y entrevistado.

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Después del recital en el Nokia Arena se fue a recorrer la animada noche de Tel Aviv y las chicas hacían cola para saludarlo. Iban con sus madres o sus abuelas, pero eran ellas las que se quedaban para tomar esa última copa con ‘Hulio’. Poco antes, en Londres, había ofrecido un recital semiprivado en el Albert Hall; cantar no cantó demasiado, pero sacó toda su artillería de seducción: “Yo he amado mucho, he sido un juguete en manos de las mujeres y por eso he sufrido mucho también”. La prensa inglesa dijo que “su voz es frágil, pero su presencia sigue siendo apabullante… una velada pasada de moda, pero conmovedora”. Y añadió “es el nuevo don Juan, no exhibe su masculinidad, sino que muestra su alma al desnudo, es vulnerable y tierno. Todas las mujeres presentes querían cuidarlo y consolarlo”. El mito acaba de cumplir 79 años y se reinventa como solo saben hacer los grandes.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 13 Oct, 2022 3:22 am


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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 20 Oct, 2022 3:13 am



Llovía a cántaros sobre Madrid aquella madrugada del 31 de octubre de 2005 cuando nació Leonor. Dos semanas antes Letizia había tenido falsas contracciones y, como creyó que el episodio se repetía, primero no hizo caso hasta que se dio cuenta de que estaba de parto y Felipe y ella se fueron rápidamente a la clínica Ruber en un furgón con los cristales tintados. A las seis de la mañana dejaron entrar a los periodistas para la comparecencia del entonces príncipe de Asturias. Vestido de forma impecable, como si acabara de asistir a un acto oficial, y recién afeitado, en ningún momento, a pesar de la emoción que lo embargaba, dejó de referirse a su mujer como la “princesa”.

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Contó que Leonor había nacido a la una y media, que pesaba casi cuatro kilos y que él había estado presente durante la cesárea que se le había practicado a Letizia. Estaba tan preocupado por ella que no se había fijado en el sexo del bebé y lo tuvo que preguntar después. “Es lo más bonito que le puede pasar a una persona”, repitió varias veces. Doña Sofía llegó al cabo de pocas horas e indicó que Leonor era “gorda, redonda y llora mucho”, un comentario que al parecer molestó a Letizia. Le preguntaron a don Juan Carlos a quién se parecía y contestó riendo que a él los recién nacidos nunca se le parecían a nadie. La infanta Cristina bajó la ventanilla del coche para decirles a los periodistas que Leonor era “preciosa”. La infanta Elena departió amablemente con la prensa contando que a su hermano le tendrían que poner babero cuando miraba a su hija porque se le caía la baba y la abuela materna manifestó que era una niña “muy buena”. La misma Letizia declaró con desenvoltura cuando presentó a su hija a los medios, a la salida de la clínica, que iba a estar unos meses de baja porque se iba a dedicar a la “lactancia materna”.

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Y ya está. Nunca más se ha hablado de Leonor de Borbón y Ortiz, la princesa más misteriosa de Europa. Lo que sabemos de ella cabe apenas en medio folio. Ha ido al Colegio Santa María de los Rosales, está estudiando en Gales y habla varios idiomas. Aparte de esto, nada, el desierto más absoluto. No sabemos qué notas sacaba, qué amigas tenía, qué tareas extraescolares realizaba. Desconocemos dónde pasa sus vacaciones, qué hace en su tiempo libre o cómo le va en Gales; no estamos al corriente de su vida, carácter, aficiones o actividades. Porque los datos que manejamos acerca de Leonor no dejan de ser hipótesis, rumores, suposiciones, chismes, informaciones, en fin, que no han sido nunca ni corroboradas ni desmentidas por la Zarzuela, cuyo único esfuerzo de comunicación fue aquel vídeo doméstico en el que la familia Borbón Ortiz comía sopa de acelgas. Leonor solo decía la palabra “dos” contestando a la pregunta de su padre sobre cuántos exámenes le quedaban. Y esa es la única palabra sin guion que le hemos escuchado, aparte de los monosílabos con los que suele contestar a los periodistas que le gritan de lejos.

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La infancia de su padre fue, sin embargo, un libro abierto, incluso en aquella época de gran cerrazón informativa. Por sus profesores, compañeros de colegio y por su propio preceptor, el militar Alcina, estábamos al tanto de que a los cinco años tocaba la flauta, cuando le preguntaban qué asignatura le gustaba más respondía “la siesta”, le encantaba actuar y participó en varias comedias teatrales, supimos de sus vacunas, resfriados, faringitis, su grupo sanguíneo –A positivo–, la herida que se hizo en el dedo meñique con una puerta y el corte en la barbilla por culpa de su monopatín. Y que se rompió el tobillo antes de ir a Canadá. Hacía colección de soldaditos de plomo, de mecheros, de monedas, de mariposas disecadas, pero lo que más le gustaba en el mundo era mirar las estrellas con el telescopio que le regaló su abuela. Sabíamos tanto de él que José Apezarena pudo escribir una biografía llamada ‘El príncipe’ que tenía casi 800 páginas. Hasta su madre nos contó que a los 15 años se había convertido en un niño caprichoso y mimado y que por esa razón habían decidido que estudiara en el extranjero. A los 15 años también concedió sus primeras entrevistas y dejó fotografiar su habitación, una leonera con el emblema de los piratas, una calavera y dos tibias cruzadas, en la puerta. También fue en representación de su padre al 500 aniversario de la fundación de Cartagena de Indias y tuvo su primera novia, Viki Carvajal, a la que dejó por consejo de su madre cuando la chica empezó a estudiar periodismo. Alcina dijo de él que era “algo vago, pero tiene muy buen corazón y en el internado maduró”.

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¿Leonor? ¿Qué conocemos de ella? Los periodistas, con más buena voluntad que información, le atribuimos todo tipo de cualidades porque sabemos que nadie nos va a llevar la contraria, pero la verdad es que hemos asistido como espectadores pasivos a la transformación física de la heredera de la Corona desde aquel bebé “redondo y gordo” hasta la guapa muchacha que es ahora, pasando por todas las etapas intermedias, sin poder decir nada de ella porque nada sabemos. No sabíamos cómo era antes, de niña; no sabemos cómo es ahora, que va a cumplir 17 años. Las herederas europeas han entendido muy bien el poder de la comunicación y saben que, para ganarse el corazón de su pueblo, deben mostrarse y resultar cercanas. Isabel de Bélgica ha sido retratada varias veces en la residencia que comparte con otros estudiantes, ha renunciado a su asignación oficial y, como no quiere ser solo una reina que corte cintas de inauguraciones, ha revelado: “Voy a formarme para aprender a servir a la gente”. Ingrid de Noruega habla libremente de sus aficiones y ha dicho que le gustaría ser médica, “pero no sé si podré”, y Amalia de Holanda, que ha renunciado también a su asignación, ha confesado que visita al psicólogo, que es feminista y partidaria de la libertad de expresión y que nunca iría contra las leyes LGTB.

Se las ve jugando con sus perros, saliendo con amigos vestidas informalmente, mientras que no tenemos ni idea de la personalidad de la que será reina de España. Como no conocemos ningún rasgo de su temperamento, ninguna anécdota íntima, solo podemos referirnos a su físico, aunque las palabras de admiración extasiada también tienen un límite, esa raya tan fácil de cruzar que va de lo sublime a lo ridículo. En unos de sus primeros discursos, Felipe dijo: “Quiero que me conozcan los españoles. Si no, nada tendría sentido”. Pues sí, señor. Palabra de rey.

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 27 Oct, 2022 2:45 am



Margarita y Carlos. Cincuenta años de casados que se cumplieron el pasado 12 de octubre. Carlos le preguntó a su mujer qué regalo quería por sus bodas de oro: “Visitar a Juanito”. Y acompañados por su hija y su nieto, pusieron rumbo a Abu Dabi a ver al hermano adorado. Un viaje complicado, dado las condiciones físicas de doña Margarita, a la que en familia llaman Margot, pero nada arredra a la intrépida infanta, luchadora en una familia de luchadores. Cuando le preguntaron a la infanta Pilar, la mayor de los hermanos, ya fallecida, si volvería a vivir su vida, respondió horrorizada: “¿Volver a pasar por todo? ¡No, por Dios, ha sido demasiado duro!”

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Margot es ciega. De nacimiento. Se dieron cuenta a los pocos meses, cuando la niñera pasaba las manos por delante de su rostro y la infantita no reaccionaba. Se consultó al barcelonés doctor Arruga que dijo que la niña había nacido sin retinas, por lo tanto su ceguera no tenía solución, y que lo mejor que podían hacer era internarla en un centro especializado para invidentes. Pero la madre, a la que su suegro apodaba María la Brava, se negó en redondo y decidió que su hija llevaría la misma vida que sus hermanos. Y la niña salió tan traviesa y enredadora que participaba en las gamberradas de sus hermanos como una más. Ya en Estoril se la llevaban a la playa, la hacían meterse en el mar y le decían: “Margot, derecha” y la pobre criatura se lanzaba sin darse cuenta por una cascada horrorosa. Le daban una caña de pescar y Alfonsito, el más pillo, tiraba del hilito para que creyera que los peces habían picado. Margot se rompió un brazo al caerse por la ventana del despacho de su padre, iba siempre llena de heridas y cardenales que enseñaba con orgullo y era una niña feliz porque no era consciente de su discapacidad. Cuenta Pedro Saiz, amigo de la familia, que iban un día en taxi y el conductor se refirió a ella como la “cieguinha” y la niña rompió en grandes carcajadas: “Este hombre dice que soy ciega, jajajaja, ¿ciega yo?” Tenía un corazón de oro, su madre se la encontró un día bañando a unos gitanillos en su cuarto de baño mientras las madres daban grandes gritos y querían acusarla de secuestro. La única explicación que dio la infanta fue que “estaban muy sucios y me daban pena”.

Tenía un oído privilegiado, sabía tocar el acordeón y el piano y lo primero que aprendió fue la Marcha Real, que interpretaba en todos los festejos familiares.

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Conocía varios idiomas, entre otros el danés, para entenderse con los reyes de Dinamarca, que la invitaron unos días a su palacio; catalán, después de una corta estancia en Barcelona, donde acudió al Liceo, y también guaraní, de una sirvienta de su casa.

Le encantaban los niños y los visitantes de Villa Giralda confesaban luego su temor porque la infanta los cogía, los lanzaba al aire y jugaba con ellos como si fueran muñecos, pero, milagrosamente, nunca pasaba nada.

Ya jovencita y viviendo una temporada en Madrid, su hermano se la llevaba de guateque, pero siempre le pedía a algún chico que la vigilara, todos temían que se aprovecharan de ella y de su ingenuidad. Y eso pensaron de Carlos Zurita al principio, un médico hijo de médico y farmacéutica, monárquicos todos, pero sin gota de sangre azul. Cuando Carlos se fue a Bolonia a hacer el doctorado, la infanta corrió a su lado y dijo aquello de “o él o nadie”. Al regreso don Juan le preguntó a Carlos: “¿La quieres de verdad? ¿La vas a cuidar? ¡Pues adelante!”.

La boda, hace cincuenta años, no estuvo exenta de los problemas típicos de una familia problemática. Primero el pobre Carlos cometió la pifia de invitar a un compañero de profesión, el marqués de Villaverde, yerno del Caudillo, y nada menos que como testigo. Don Juan se llevó las manos a la cabeza, ya que en esa época odiaba a Franco, y lo obligó a anular esa invitación, lo que resultó muy violento para Carlos, uno de los hombres más educados del mundo.

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En esos años, también las relaciones entre don Juan y Juan Carlos eran más tirantes que nunca, no querían posar juntos en las fotos y lo hicieron al fin obligados por María, después de intercambiar palabras fuertes. Juan relegó a su hijo y su nuera a unos puestos secundarios en el banquete, tan ofensivo fue el detalle que los entonces príncipes de España se marcharon sin despedirse de nadie. La boda fue un infierno, del que solo se salvaron los novios: Carlos, recién llegado a la familia, no entendía nada, y Margot estaba tan acostumbrada que no le dio importancia. Lo único importante en realidad es que estaban enamorados y el matrimonio fue un éxito

En esta visita a su hermano en Abu Dabi, de la que da cuenta El Economista, seguramente no habrán hablado de las vicisitudes que han llevado a don Juan Carlos al exilio ni tampoco de su malogrado hermano Alfonsito, el protector de Margot. Cuando murió, Margot cogió un ramo de flores del jardín y lo puso entre las manos del infante y así lo enterraron. Pero sí habrán recordado los días luminosos de la playa de Guinxo en esos tiempos, en fin, en los que eran pobres y felices.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Sab 29 Oct, 2022 3:08 am


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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 03 Nov, 2022 2:35 am



Si tuviera un millón de euros los daría para saber de qué hablaron Letizia y su suegra Sofía mientras esperaban los coches que debían llevarlas del Hotel de la Reconquista al Teatro Campoamor, unos segundos apenas que seguro que a ellas se les hicieron interminables. Las caras, cuando bajaron frente al teatro y posaron para los fotógrafos, eran un poema. El rostro de Letizia, que no sabe disimular sus sentimientos, se había convertido en una máscara rígida y el cuello revelaba unos tendones tirantes como cuerdas de guitarra; me la imagino por la noche buscando en Oviedo un masajista para aliviar la contractura de sus cervicales. ¿Sofía? Iba con esa sonrisa que parece pintada pero que cuando cae, ¡Dios, cuando cae!, en uno de esos nanosegundos en el metaverso que solo pueden captar las cámaras de televisión, da más miedo que Nosferatu.

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Y qué pena, porque era un día del que Letizia podía sentirse orgullosa de sí misma y de su familia, ya que su mayor responsabilidad es educar a sus hijas y a su marido, ay, perdón, a sus hijas quiero decir. Y ofrecer desde su tierra una imagen que será reproducida en el mundo entero: una familia real cercana y cosmopolita, implicada en la cultura, moderna, en una palabra.

Las princesas son guapísimas, cada una en su estilo. Leonor, con una belleza clásica, había dejado por suerte el traje pantalón de funcionaria jubilada que había lucido en los actos culturales del jueves y que nos había hecho temer lo peor: ¡que habían acudido al guardarropa de la princesa Irene para abastecerse! El vestido que llevó ese día la infanta Sofía tampoco nos gustó, parecía que estábamos viendo una de esas películas infantiles en las que la actriz protagonista es una adulta pero sigue haciendo papeles de niña, con tirabuzones y el pecho fajado.

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¡Letizia, sin embargo, el jueves lo dio todo! Para empezar, ofreció espectáculo propinándole un corte de mangas imaginario a sus ‘haters’ porque sacó la artillería pesada: espalda, escote, brazos, hombros, apretada, tacones, bronceada... Solo le faltaba decir: “¡Los focos a mi persona!”. Y, aunque todos la censuraron, yo lo interpreté como un acto de amor de madre: me inmolo; si me critican a mí, no criticarán a mis hijas. Fue bonito, aunque no lo consiguió, porque las tres recibieron.

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Pero el viernes, el día grande, el de la entrega de los premios, todo salió impecable. Mejor dicho, todo habría salido perfectamente si no hubiera sido por la presencia de la Reina emérita. En el posado frente al teatro ya hemos dicho que hubo tensiones, la emérita se puso al lado de su hijo y Leonor le tuvo que pedir que se apartara, después Sofía intentó interactuar con Letizia, que le contestó brevemente mientras trataba de poner la mayor distancia posible entre ella y su suegra hasta darle ostentosamente la espalda.

Con expresión abatida, la emérita subió a su palco, entró el público en la sala y los Reyes y sus hijas se quedaron fuera inexplicablemente solos, sin saber qué hacer, incluso Letizia tuvo que preguntárselo a unos señores que le contestaron con el gesto típico de “no sé, nosotros pasábamos por aquí”. Después de algunas dudas, como oyeron que el teatro aplaudía, decidieron dar el paso y entrar en la sala. ¡Error! La gente estaba en pie mirando al palco de la emérita, aplaudiéndola fervorosamente y, cuando vieron con el rabillo del ojo que entraban los cuatro, dieron una vuelta de 180 grados sin dejar de aplaudir, fingiendo que ese entusiasmo era por los Reyes, ¡pero el mal ya estaba hecho! Nueva rigidez en los músculos del cuello de Letizia y la mandíbula apretada que ya no relajó en el resto de la ceremonia, con lo que quizás no pudo disfrutar suficientemente del gran papel que hizo Leonor, para el que tanto se habían preparado.

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Y a la salida, en el vestíbulo del teatro, ocurrió exactamente lo mismo que el año pasado. Letizia, para departir con Meritxell Batet, se colocó de espaldas a las escaleras por donde sabía que iba a bajar su suegra, mientras sus hijas la escuchaban embelesadas y Felipe deambulaba esperando a su madre pensando: “A ver qué pasa ahora”. La emérita apareció e intentó acercarse al grupo de su nuera, pero nadie le hizo caso, hasta el punto de que Felipe tuvo que ir a su mujer y decirle algo al oído. Letizia se hizo la sorprendida, saludó brevemente a la suegra y emprendió a paso de caballo la salida, dejando a todos atrás. Y ahí se dio el momento más incómodo.

Las niñas iban a salir sin protocolo alguno, cuando la emérita empujó suavemente a la infanta Sofía, y con la otra mano detuvo a Leonor, para salir ella misma antes. Fue un gesto leve, pero contundente −“Mano de hierro en guante de terciopelo”, como definió a Sofía su primera biógrafa, Françoise Laot−. La princesa de Asturias, sin inmutarse, no le hizo caso y se escaqueó por donde pudo, y la expresión de la emérita, que era terrible, se armó pacientemente de su sonrisa habitual para salir como una abuelita inofensiva y cariñosa levantando la mano ante las cámaras y los ovetenses. Una pantomima que realiza a la perfección porque lleva interpretándola muchos años. ¿Y Felipe? Se ha puesto bótox en el entrecejo y hasta aquí las informaciones sobre el rey de España en un día en el que él, lo siento, majestad, no tiene protagonismo.

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Mensajepor Al aire » Dom 06 Nov, 2022 2:54 am

Pilar Eyre estrena canal en youtube: Al aire de Pilar Eyre


Hola amigos, aquí estoy.

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Mensajepor Al aire » Lun 07 Nov, 2022 2:16 am



Visita de los Reyes a Barcelona y su desconexión con Catalunya
La desconexión del Rey Felipe y la Reina Letizia con Catalunya ha quedado de manifiesto en su reciente visita al Cercle del Liceu de Barcelona.

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Mensajepor Al aire » Mar 08 Nov, 2022 1:06 am



Secretos y mentiras de Corinna y Juan Carlos.
Corinna, Juan Carlos, pasta italiana y de la otra, relojes de lujo, señoras precavidas y dos informaciones que casi nadie conoce. ¿Cómo se gestó el podcast Corinna y el rey?

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Mensajepor Al aire » Mié 09 Nov, 2022 1:30 am



Vergüenza en Londres. Corinna contra Juan Carlos. Solo puede quedar uno.
Los instituciones, al servicio de quién están? De Juan Carlos, para sus asuntos privados, según han contado en Londres? Y por qué casi todos los periodistas españoles insultan a Corinna y defienden al emérito? Vivan las caenas!

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Mensajepor Al aire » Jue 10 Nov, 2022 2:37 am



Julio Iglesias y su tiempo de la felicidad
Julio Iglesias fue con Isabel Preysler, recién casados, a México y Panamá y aquí cuento cómo logró trasformar su fracaso en éxito.

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 10 Nov, 2022 2:39 am



Bufón”. “Arribista”. “Sinvergüenza”. “Chantajista”. “De una vulgaridad exasperante”. “Zorrón desorejado”. “Avida Dollars”. En tromba, periodistas de tertulias televisivas y radiofónicas, columnistas de periódicos y revistas en papel y digitales se han lanzado esta semana no sobre el que fue rey de España y jefe de Estado durante casi cuarenta años, hoy en el exilio cubierto de oprobio y vergüenza por sus tropelías económicas, sino sobre... su presunta víctima: Corinna Larsen. La mujer que lo ha llevado a los tribunales por injurias y calumnias; la mujer que, según cuenta, ha sido amenazada de muerte y ha sufrido acoso y hostigamiento por parte de los servicios secretos españoles; la misma mujer a la que Juan Carlos ha dejado sin agenda y a la que ha apartado de sus hijos, de sus amigos y de sus clientes; la que, según sus abogados, tiene pruebas de todo ello. Las suficientes pruebas, al menos, para que los estrictos tribunales ingleses la hayan tomado en serio y estén estudiando la respuesta a su demanda. Ahora, lo que pretenden los abogados de Juan Carlos no es que se diga si el emérito es culpable o inocente, sino si tenía inmunidad en la época en que se cometieron estos presuntos delitos y si en la actualidad forma parte de la familia real, lo que también lo convertiría en inimputable.

Los insultos que, hombres y mujeres por un igual, le dirigen a Corinna son variopintos, unos soeces, otros burlones, otros despectivos, pero todos desprenden esa repugnante ideología machista del “calladita estás más guapa”. Sí, porque el gran pecado de la alemana, lo que los ha puesto ahora en pie de guerra, es que haya grabado unos podcast con el periodista Bradley Hope para contar su versión de los hechos. “Chismosa rastrera” la llaman esa panda de misóginos que me avergüenzan como mujer y como periodista. “Profesional del sexo”, “insuperable golfa” Juan Carlos y Corinna se conocieron en la finca La Garganta, en Ciudad Real “En el fondo de su alma siente una gran culpa [por la muerte de su hermano]. Su padre pensó que había disparado deliberadamente el arma. Eso le ha provocado que tenga cambios de humor y se sienta muy solo”, explica la alemana. o “p...” son otros epítetos de estos viejos monárquicos, aunque sean jóvenes, nostálgicos de los viejos tiempos de cacerías y derecho de pernada, los mismos casposos rancios que odian a Letizia porque es nieta de un taxista, porque es inteligente y porque no se limita a ser una reina florero. Los mismos que tildan a Felipe de pobre hombre y calzonazos porque, en lugar de humillar a su mujer con cuernos públicos y gestos groseros, le es fiel y tiene en cuenta su criterio. Ya puede Letizia educar bien a sus hijas, ya puede hacer viajes de cooperación, prepararse las reuniones minuciosamente, ya puede Felipe multiplicarse y acudir donde lo llaman y lo necesitan, ya puede la pareja ser alabada por toda la prensa internacional y ofrecer una imagen austera, moderna y atractiva de este país, que ellos nunca van a tener una palabra de elogio hacia sus personas o hacia su trabajo. ¡Los odian porque los han apartado de su entorno y ya no gozan del privilegio real!

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En la nueva monarquía ya no se admiten negocios turbios, ni francachelas de amigotes ni matar a osos borrachos. Y ensalzar al emérito y hundir a la que fue su amante y ahora es su enemiga es la única manera que tienen de tirar contra Felipe y Letizia. Juan Carlos “trajo la democracia a España”, ha sido “apartado injustamente por su hijo y por la nuera”, “se ha sacrificado con nobleza por el bien de la Corona” y “todos los españoles de bien deseamos su regreso”, mientras la pérfida extranjera que ahora lo ha puesto en la picota es “vulgar”, “plebeya”, “pájara infecta de moralidad dudosa”, “ansiosa de títulos y riquezas”, “patética”, “ordinaria”, “de una imbecilidad aplastante”, además de una “mujerzuela despechada” e “individua cloaquera”. No son tuits de cuentas anónimas, son señoras y señores con nombre y apellido que escriben en diarios o hablan públicamente. Algunos llevan años en la profesión y han ocupado cargos relevantes, otros son más jóvenes y menos conocidos, pero a todos los hermana el ansia de humillar y hundir en la miseria a Corinna: “p... verbenero”, “bruja”, “peliteñida”, “adicta al bótox”, “boca de pato”, “el bótox se le ha subido al cerebro”, “recauchutada”, descalificativos, por cierto, que solemos recibir todas las mujeres que hemos pasado de cierta edad, como el clásico “morirás sola porque nadie te quiere” y “vieja pelleja”.

En un recopilatorio a vuelapluma de lo que se ha dicho sobre Corinna esta última semana, he contado centenares de epítetos ultrajantes. El asunto ha sido tan desmesurado que ha despertado la atención de nuestros colegas británicos. Me llama un periodista inglés que ha hablado con Corinna y me dice que no sabe explicarse esta catarata de odio que despierta entre los españoles. Me pregunta si creo que son campañas organizadas o espontáneas. También me comenta que Corinna se ha planteado denunciar a algunos de estos individuos que no dejan de insultarla desde hace años, dos nombres en concreto, y que quizás lo haga después de que se haya resuelto su causa principal, que es la que se dirimirá estas semanas en la Corte inglesa. Hacemos un repaso rápido de lo que ha salido hoy mismo: “zorra”, “mujerzuela”, “pelmaza” “sórdida”, “insuperable golfa” o “al andar lleva y trae sin cesar su culo”. Mi amigo dice no entender el significado de este último agravio, yo le digo que tampoco, pero es que muchas veces tampoco en - tiendo este país en el que vivo.

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Al aire de Pilar Eyre

Mensajepor Al aire » Jue 10 Nov, 2022 11:33 pm



El último y desconocido capricho de Letizia.
Que precisan Felipe y Letizia, que dos necesidades tienen? Bueno, en realidad son tres, y todas muy HUMANAS.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 10 Nov, 2022 11:42 pm

Qué aburrimiento de vídeos, parecen tutoriales.

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Al aire de Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Dom 13 Nov, 2022 2:52 am



1985 Primera entrevista en televisión a Pilar Eyre
Primera aparición televisiva a la periodista Pilar Eyre, que comparte con José Luís de Vilallonga.




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