Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Las últimas noticias de la Realeza. Monarquía vs. República
¿Cuánto reinarán Felipe VI y Letizia?


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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 23 Dic, 2021 1:57 am



Boadilla del Monte, cerca de Madrid. Sábado por la noche de un día de invierno de 1994. En el chalé de Bárbara Rey, el Vega Sicilia está a 17 grados. Ha puesto dos copas y un plato de Jabugo. Los Cohiba, en su caja metálica. ¿Qué hora es? Bárbara está nerviosa y levanta la cortina, la noche avanza con su paso de lobo sobre la elegante urbanización. Hace frío, pero el ambiente de la casa es cálido y acogedor. Los niños están con su padre y el matrimonio dominicano de servicio se ha ido a una fiesta caribeña organizada en Alcorcón. Está sola, esperando a su amado. Se mira en el espejo. Se ha dejado flequillo, lleva el pelo muy largo, sus labios parece que estén siempre en posición de beso. Deja caer los párpados, sus pestañas se abaten sobre las mejillas, es una mirada que la ha hecho famosa. Como su voz ronca, como su cuerpo escultural; tiene un pecho pequeño y firme y unas piernas muy largas. Es Marita García; para el mundo, Bárbara Rey. ¡Qué nombre más premonitorio! Porque el hombre al que está esperando, su amor desde hace ya 16 años, es el rey de España.

Sí, Juan Carlos de Borbón y Borbón. Para ella, Juanito. Hace poco ha sido su cumpleaños. Bárbara saca de su escondite el regalo que le ha comprado: un Rolex Daytona que le ha costado 500.000 pesetas. No es un obsequio espontáneo, él se lo ha señalado en una revista, lo llevaba Gianni Agnelli en la muñeca y le ha suplicado, con ese aire de niño caprichoso que tanto le gustaba: “Si no sabes qué comprarme, mira esto, por favor”.

Juan Carlos, sin embargo, nunca le ha regalado nada. El reloj está en un elegante estuche de piel verde con la corona de la marca grabada. La otra corona Bárbara sabe que no la va a llevar nunca. Nunca va a ser la reina de España, pero se contenta con ser reina de su corazón, la única, pues Bárbara está al tanto de que la relación entre Juan Carlos y Sofía es inexistente desde que nació el príncipe Felipe. Él se lo ha contado muchas veces: “No puedo soportarla”. Y ella lo cree.

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No había sido un matrimonio por amor. Juan Carlos había seguido el consejo de su padre, don Juan: “Los miembros de las familias reales somos sementales de buena raza y nuestra principal obligación es perpetuar la especie, pero sin cambiar de vaca, como los toros bravos...”. Estos comentarios machistas, Bárbara no los soportaba. Mira la hora con impaciencia, aún falta un rato para que llegue, está oscuro y debe encender la luz. A ella le gustaría poner velas, que tanto favorecen cuando ya no tienes 20 años. Pero Juanito no quiere, dice que hace puticlub, que tiene poca clase. La clase. Eso tan importante. Así la presentó Suárez al Rey:

-Señor, os presento a una amiga, Bárbara Rey. Es de Totana y actriz, pero tiene mucha clase.

Se miraron a los ojos y quedaron instantáneamente enamorados. Don Juan Carlos era rey desde hacía dos años, en él estaban puestas todas las esperanzas de un país que caminaba rápidamente desde la Edad Media hacia la modernidad. Además, era alto, rubio, “guapo sin esfuerzo”, como escribió en un poema una de sus primeras novias, María Gabriela de Saboya. Era un seductor profesional, pero no fue eso lo que impresionó a Bárbara, sino el fondo de melancolía y tristeza que adivinó en el insondable pozo de sus ojos verdosos.

Bárbara sonríe al recordar aquellos primeros tiempos. Se veían en el chalé de un amigo, muy próximo a la Zarzuela; se metían en la habitación y tenían dos horas, tres, por delante, y cuando se cansaban, susurraban palabras de ternura. Bárbara, graciosa, desgarrada, le contaba sus historias de la niña alta, guapa y rubia que había sido, le hablaba de sus películas. Adolfo la había recomendado para un programa de televisión y había resultado tan bien que se había convertido en una de las mujeres más deseadas de España, eso al menos decía la revista Lib, en la que llegó a protagonizar treinta portadas, dos de ellas completamente vestida. El Rey le habla de sus padres, a veces de su hermano muerto, y llora. Seguían juntos hasta que llamaban a la puerta:

–Señor, es la hora.

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No trataban de esconderse, porque ambos sabían que nadie iba a hablar de ello. ¡Nadie está interesado en airear la vida privada del rey de España! Incluso se veían libremente en Barcelona; recuerdo haber escrito sobre esas visitas misteriosas en la Hoja del Lunes, donde trabajaba. Otras veces, ella iba donde estaba él en alguno de sus viajes. La metían en la habitación del hotel y la noche no tenía fin.

Para todos era un triunfador. Solamente ella conocía sus inseguridades, algunas tan banales como su temor a quedarse calvo. Fue quizás Bárbara la que le aconsejó ir al peluquero Iranzo de Barcelona quien le puso un postizo que llevaría muchos años. Tal vez ella también le depilaba en entrecejo y sugirió que se dejara patillas. ¿Qué sueños tenía Bárbara en aquella época? Ser la única. Estaba enamorada y quería ser la única. Pero, claro, no lo era. No es que hubiera otra, es que había muchas. Un amigo íntimo del Rey, cuando le pregunté, me comentó juntando los dedos de la mano haciendo racimo. "¡Las tenía así! Después de la muerte de Franco se le ofrecían todas". Yo le comenté si no se contentaba solo con Bárbara y se echó a reír: "¿Solo con una? ¡Con mil quinientas!". En esa primera época con la vedette se habló de una Paloma (la segunda Paloma llegaría una década después), una actriz de destape de impresionantes ojos verdes, una amiga de la infancia y una aristócrata. Esta tuvo una hija, muy activa luego en las revistas del corazón, de la que su madre dijo a un amigo mío: "Mírala, cómo se parece a su padre", refiriéndose al Rey. En realidad, el parecido es con la infanta Cristina.

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Sí, estuvo con muchas. Su compañero de armas y amigo Antonio Bouza explicó: "En esos años estaba muy expuesto, el brillo de la corona impresiona". Según Sabino Fernández Campo: "La Reina está al tanto de todo, lo que no sabe es si son muchas o una muy viajada". Cuando Bábara se enteró, primero trató de darle celos con otros. Juan Carlos se echó a reír y entonces ella decidió dejarlo y casarse con Ángel Cristo. Tuvo a sus dos hijos, Angelito y Sofía. ¿Por qué Sofía? “Admiro mucho a la Reina”, ha dicho Bárbara en alguna ocasión. En otras dice que el nombre lo escogió su marido. No se sabe si hubo amor en su matrimonio con el domador. Lo cierto es que las adicciones de Ángel Cristo destruyeron a la pareja y estuvieron a punto de acabar con la propia Bárbara. Cuando empezó su calvario pidió ayuda al Rey. Y ahí volvió a empezar todo. La llama de la pasión se encendió de nuevo, pero Bárbara ya no era una chica ingenua e inocente, la vida la había endurecido. Y él tampoco era tan inconsciente ni atolondrando, ahora tenía más que perder. Y pronto se arrepintió de haber vuelto con una mujer con una vida tan complicada: un marido conflictivo, dos hijos y graves problemas económicos. La historia continuó un tiempo más, se veían en casa de ella, los niños llegaron a acostumbrarse a aquella figura masculina y lo llamaban tío Juan. Ella intentó crear un ambiente familiar, hacían paellas en el jardín, posaban para la cámara de Angelito. Empezó a comprarle su vino favorito, sus puros, lo hacía todo para complacerlo, pero pronto notó las primeras señales de hastío y que las críticas de los amigos del Rey empezaban a hacer efecto: lo avisaban de que Bárbara no era de fiar, pero lo cierto es que la actriz ha sido hasta ahora muy discreta. Por la razón que sea, ha guardado silencio sobre su relación con el Rey, por más que han abundado especulaciones y recreaciones literarias (como esta que están leyendo), amén de algún testimonio directo que ella no ha refutado ni confirmado. Pero a veces aún se reavivaba la antigua llama, cuando ella ponía una ranchera en el tocadiscos: ‘Ni se olvida ni se deja’. Sí, quizás entonces empezó a tomar precauciones. Ya no era la chica de pueblo a la que se puede dar una patada como se despide a un empleado molesto. De esa época son las grabaciones, las famosas cintas.

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Bárbara sabe que hay otras mujeres, pero la que más le duele es la mallorquina Marta Gayá. Una dama discreta y elegante que se ha convertido en la oficial (él dice a sus amigos: “Es mi novia”), que va con escolta, con la que acude incluso a ciertas cacerías. Aunque en esos encuentros no compartían habitación, los anfitriones cuidaban de que tuvieran cuartos contiguos. Los amigos como José Luis de Vilallonga, que habían tolerado a Bárbara, que la habían incluso favorecido a regañadientes, ahora le vuelven la espalda y se giran hacia Marta como hacia el sol. La reina ha muerto, ¡viva la reina! Si le hace una escena de celos, él se cierra sobre sí mismo y ahoga los bostezos. Si no la deja antes es porque Sabino, en el último momento, le advierte de que ella puede tomar represalias. Bárbara sabe que lo ha perdido, ya no lo quiere, es cierto, pero no puede soportar que sea él quien la abandone. ¡Ya, ya, hay luz, llegan los coches! Bárbara tiene una horrible premonición de desastre. Aprieta los puños contra el estómago y se pone en pie. Él va vestido muy de sport, con una chaqueta verde caza y botas de ante, seguramente lo están esperando en alguna finca de amigos íntimos, en los montes de Toledo. Un lugar donde a ella no la han invitado nunca... y ya no la invitarán. Allí, sin duda, estará Marta. Con él entró en la casa una ráfaga de aire frío, le dio un beso distraído, traía las mejillas heladas y un perfume que no le conocía. Ella le enseñó su regalo y le señaló su silla de siempre, pero él negó con la cabeza, sacó a pasear su sonrisa más encantadora y le dijo con algo de nerviosismo: –Marita, lo nuestro se ha acabado. Después cogió la caja con delicadeza: –Y muchas gracias.

Aun cuado habían roto, aun cuando –según ha contado Manglano, el jefe de los servicios secretos españole, en sus memorias– Bárbara exigió al Rey una fuerte cantidad de dinero por su silencio, don Juan Carlos continuó llevando el reloj que ella le habia regalado, como el que luce un tatuaje indeleble. Hasta que un día dejó de hacerlo. Corinna confesó en una declaración ante el juez, que el Rey le había regalado un Rolex Daytona a su chófer. ¿Sería ese? Triste final para un amor de leyenda.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 23 Dic, 2021 2:22 am


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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Mié 29 Dic, 2021 11:08 pm



Felipe y Letizia están pasando un momento dulce. El mejor, como matrimonio y como reyes, desde que se conocieron. Aquella mujer nerviosa, siempre crispada, que había llegado a suplicar a un amigo que le preguntaba en una recepción si necesitaba algo: “Sí, un platillo volante para huir de todos estos”; aquella novia despreciada por el suegro, enfrentada a las cuñadas, que tuvo que abrirse paso a codazos en una familia desestructurada y egoísta; aquella joven periodista que tardó casi tres años en darle el sí a Felipe porque temía perder su libertad se ha convertido en una mujer segura de su lugar en el mundo. Por su parte, aquel Felipe siempre a la sombra del padre, superprotegido por una madre que no tenía otro afecto que el suyo, rodeado de amigos pijos y novias problemáticas, también ha desaparecido. Ahora, Felipe está cómodo con sus responsabilidades, el problema catalán ha dejado de dominar su agenda y se siente arropado por Sánchez y los suyos. Muchos republicanos prefieren obviar, de momento, la abolición de la monarquía y que, por ejemplo, los diputados de Vox critiquen su discurso de Navidad hasta le conviene, porque le da la pátina de rey progresista, más allá de la imagen que proyectaba su padre.

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Su padre, ay, su padre. Dicen que la situación que vive le quita el sueño, pero la realidad es que a Felipe le favorece que Juan Carlos esté lejos y ojalá este estatus se prolongue hasta el final. Juan Carlos, refugiado en un país en el que la más mínima violación de la intimidad comporta cárcel –un emirato opaco y rico en el que es huésped de honor, visitado, como ya se dijo aquí hace tiempo, por sus más íntimas amigas y sus más dilectos súbditos–, es un privilegiado, un jubilado de oro. ¡Un rey en paro, como decía su abuelo, exiliado en Roma! Claro que le duele ser olvidado, un sentimiento que su camarilla explota contándole que todos los españoles están deseando su regreso. Pero no es cierto, empezando por su hijo. ¿Alguien se imagina a los reporteros de ‘Sálvame’ persiguiéndolo por la calle: “Juan Carlos, ¿sigue llevando el Rolex que le regaló Bárbara?, ¿se va a divorciar de Sofía?”. Una prensa ávida de noticias dando la más mínima cuenta de sus movimientos en los programas más despendolados de televisión, ¡la nueva amistad especial de Juan Carlos!, ¡movida en la Zarzuela! Eso sí que amenazaría la monarquía, no que el heredero se haya casado con la nieta divorciada de un taxista. Por todas estas razones, que Juan Carlos esté en Abu Dabi da un respiro al rey Felipe para que se recomponga y consolide la continuidad encarnada en su hija.

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Leonor. Se ha ido a estudiar al extranjero, sí, ¿y? ¿Ha sido catastrófico para la institución?, ¿hay paparazis en las puertas del internado?, ¿algún compañero suyo se ha ido de la lengua? La princesa está viviendo esta etapa como una niña normal, el pacto implícito entre la prensa y la Casa Real ha funcionado y nada sabemos de sus actividades escolares. En el pack ha entrado también la infanta Sofía, de la que tampoco conocemos nada. Ya ni siquiera se molestan en hacer el paripé al lado de su abuela en alguna función teatral, como cuando eran más niñas y más manejables. Tampoco es necesario, ya que Letizia no está obligada a rendir pleitesía a nadie porque sabe que la opinión pública está virando a su favor, ya que en los nuevos tiempos tiene difícil justificación una personalidad como la de la Reina emérita. Claro que siempre existirá el grupito de monárquicos rancios que tirarán piedras a Letizia a través de su suegra y ahora le atribuyen méritos sin fin, aunque siempre la hayan despreciado porque su dios era el Rey. El gran despropósito se vivió la semana pasada. Se dijo que la reina Sofía había tenido que abandonar el recital de Raphael para coger un avión con el fin de correr abnegadamente al lado de su hermano enfermo en Atenas, pero un portavoz de la familia real griega se apresuró a declarar que tal visita nunca se había producido. Los ‘sofiistas’ contaron entonces que en realidad la Reina había ido a Abu Dabi a ver a su querido marido, con el que dicen que habla a diario. Otra mentira, ya que luego se supo que esos días quien al parecer estaba visitando al Rey era Marta Gayá, la más emérita de las amigas entrañables. Y de Sofía o su paradero nunca más se supo.

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Al lado de este vodevil, las figuras de Letizia y Felipe se presentan austeras, leales, dignas de confianza. Felipe ya no siente por su mujer aquel deslumbramiento de los primeros años (“Está encoñado”, decían los amigos), pero ha aprendido a disculpar sus fallos (impuntual, impertinente, sabihonda, caprichosa) y a valorar sus virtudes (responsable, trabajadora, aguda, curiosa, divertida). Letizia, aunque se toma muy en serio su trabajo, disfruta de los piropos y la admiración que suele despertar su físico y le encanta arreglarse, al contrario de lo que dejan caer los periodistas “cortesanos”, según definición de mi querido amigo Jaime Peñafiel. Pero al mismo tiempo es honrada, inflexible con las faltas ajenas, odia la hipocresía y está volcada en la educación de sus hijas. “Macho, es lo que hay”, le dice a su marido para terminar cualquier discusión. Pues eso.

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 06 Ene, 2022 2:22 am



En Oriente hay tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar, pero en España tenemos ¡cuatro! ¡Juan Carlos, Sofía, Felipe y Letizia! Han venido al mundo de forma muy diferente, empezando por el hecho de que los jóvenes han nacido en España, mientras que los mayores son extranjeros de cuna.

El 5 de enero, a la una y media del mediodía, el más veterano, el emérito, cumple años. Han pasado 84 desde aquel día lluvioso en Roma, donde sus padres vivían mientras una tremenda guerra civil desgarraba su patria.

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María había ido al cine Olimpia con su suegro, a ver una película de Errol Flynn, cuando sintió los primeros dolores de parto. Aun así, logró llegar hasta su casa en medio de una tormenta horrible que tumbaba árboles y hacía descarrilar tranvías. El marido, Juan, príncipe de Asturias, haciendo honor a su genética, estaba pasando unos días con compañía femenina en una finca a cien kilómetros de Roma, y fue Pepe, el mecánico, quien la condujo a la clínica angloamericana sacando un pañuelo por la ventanilla y haciendo sonar el claxon. Cuando al fin llegó Juan, el niño ya había nacido y el rey Alfonso decidió gastarle un bromazo: fue a la puerta de la clínica con el bebé del delegado chino en brazos y se lo presentó: “Este es el heredero”. Cuando el príncipe vio los ojos rasgados y el pelo negro casi se desmaya. María comentó al respecto, entre risas, mientras encendía su primer cigarrillo: “Nuestro hijo es tan feo que Juan casi prefería al chino”.

Diez meses después, el 2 de noviembre de 1938, Día de los Difuntos, nació Sofía. En Psychico, un barrio residencial de Atenas, sobre la mesa del comedor, a la luz de las velas porque, en esa época, en la empobrecida Grecia eran frecuentes los apagones de luz. Según contó en sus memorias la propia Federica, la mujer del entonces príncipe heredero del trono griego, durante todo el parto ella y su marido estuvieron mirándose a los ojos susurrándose palabras de amor. Ella: “Qué guapo eres”. Él: “Ángel mío, pequeña, ‘agapi mou”. El llanto de la criatura los sobresaltó, la comadrona la levantó para que la vieran y Federica se puso a llorar: “Oh, Pablo, es una niña...”. El marido le rodeó la cara con las manos y le dijo con ternura: “Estoy muy contento, ojalá se parezca a ti y tenga una vida tan venturosa como la nuestra”.

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De la conjunción de estas dos personas, Juan Carlos y Sofía, sin nada en común que no fueran los intereses dinásticos, nacieron primero dos niñas y después el ansiado varón. En la madrileña clínica de Loreto, el 30 de enero de 1968, Sofía dio a luz a Felipe con el pijama de su marido, como en los dos alumbramientos anteriores. Aunque ella le contara a Pilar Urbano que no le preocupaba que fuera niño o niña, lo cierto es que confesó a una amiga que estaban muy angustiados porque se trataba de su última oportunidad de dar heredero a un trono que solamente podía recaer en un varón. El mismo abuelo les había avisado antes de embarcarse en un crucero por las Antillas: “Si no es un chico, no os molestéis en avisarme”. Cuando el doctor Mendizábal abordó a un ojeroso Juan Carlos, que se había fumado esa noche dos paquetes de cigarrillos, y le dijo: “Ha sido un niño”, el príncipe se cayó al suelo desmayado y después se abrazó llorando a enfermeras, periodistas y hasta a un fontanero que reparaba una tubería.

Cuatro años después, los cronistas no se hicieron eco, como es natural, del nacimiento de la ciudadana Letizia Ortiz Rocasolano. Fue el 15 de septiembre de 1972, en la clínica Miñor de Oviedo. Paloma, la madre, acababa de cumplir veinte años y estaba acabando Enfermería. Jesús, su padre, tenía 22 años, terminaba el servicio militar, estudiaba Derecho y trabajaba en Radio Oviedo.Se habían casado enamoradísimos un año antes, no habían podido aún comprar casa propia todavía y vivían con los padres de él. Acerca del nombre existen diversas teorías, unos dicen que esa zeta fue una equivocación del funcionario del Registro y otros que fue capricho de la madre, a la que le gustaba mucho Italia. Una vecina, preguntada años después por los periodistas, dijo vagamente que Letizia había sido un bebé muy querido y buscado, “inquieto y vivaracho”.

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¿Recibirá Juan Carlos felicitaciones de su hijo, su nuera y su mujer por su cumpleaños? Para el emérito, la reina Letizia se ha convertido en su némesis, su bestia negra, porque piensa que está detrás de lo que él considera una campaña en su contra y cree que ha instigado a su hijo para que lo repudie. Es difícil imaginarla felicitando a quien tan poco la aprecia. Sofía, aun sufriendo humillaciones sin cuento, se puede intuir que sí le enviará un mensaje. El papel más difícil es el del hijo. Quiere a su padre, pero al mismo tiempo es consciente de que hay que mantenerlo lo más alejado posible por el bien de la institución, y una conversación con él tan solo puede desembocar en cruces de reproches y exigencias. Aunque muchos pensamos que padre e hijo no se hablan, Debray, en su biografía sobre Juan Carlos, afirma que sí lo hacen y que Felipe lo llamó el año pasado para felicitarlo... ¿Sabremos algún día la verdad?

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 13 Ene, 2022 2:36 am



Lita Trujillo y Jaime Ostos

Jaime Ostos, a principios de los ochenta, tenía el encanto turbio de lo que entonces se conocía como hombre hombre. Moreno de verde luna, con la voz afónica de los grandes vividores, era el amante de la riquísima y exótica Lita Trujillo. En Madrid vivían en la fabulosa casa de Lita en la Moraleja y en Marbella en La Truhana, un chalé frente al mar que luego alquilaron a la emperatriz Soraya, donde te abría la puerta un criado con chaquetilla de rayas. Lita era una bellísima exactriz de Hollywood, inteligente, culta, espiritual, viuda del hijo del dictador dominicano Leónidas Trujillo, y poseía, según rumores, una fortuna inmensa.

Formaban una pareja de leyenda. Acudían con su Rolls-Royce a todas las fiestas de aquella época; a veces, él ni se molestaba en cambiarse e iba con pijama y batín. Eran explosivos, tenían unas broncas monumentales a causa de los celos, nunca se sabía cómo iban a acabar, si besándose apasionadamente o con Jaime pegándole un puñetazo a algún galanteador inoportuno y volviendo a su casa de madrugada, a pie por la carretera, donde los periodistas lo recogimos varias veces. En otras ocasiones era Lita la que cruzaba palabras con alguna chica con la que sospechaba que Jaime le había sido infiel. El periodista Antonio Olano, viejo amigo de mi padre, me ilustraba acerca de estos personajes, tan alejados de mi orbita vital: “Se ha acostado con más mujeres que Dominguín, pero es más discreto”. Yo le preguntaba si él vivía a costa de Lita. “A ver, Ostos ha ganado mucho dinero, pero es tan tacaño que iba a torear en metro, o sea que quizás sí”.

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Jaime Ostos y María Ángeles Grajal

Un día empezó a rumorearse que Lita y Jaime ya no iban bien, que él se había enamorado como un adolescente de la mujer de un Pérez Tabernero, los ganaderos salmantinos. Una chica de buena familia, doctora de profesión, llamada María Ángeles Grajal. Lita salía sola por Marbella, reía muy alto, coqueta y femenina fingía divertirse... Hasta que una noche me llamaron por teléfono al hotel: “Corre, que Jaime Ostos y su novia están en Regine’s. ¡Como se entere Lita la arma gorda!”. Fuimos y allí estaba el torero acompañado de una muchacha con un vestido camisero sin las lentejuelas y los escotes que eran la marca de fábrica de toda mujer marbellí que se preciase. Mona, morena, con melenita, observaba con curiosidad aquella fauna que la rodeaba, mezcla de sofisticación y sordidez. Había un ambiente tenso, los periodistas olfateábamos sangre y los fotógrafos se paseaban, cámara en ristre, procurando que no se les escapara ningún detalle. ¡Hasta que ocurrió y la noche se desgarró de parte a parte! De pronto, apareció una leona, una pantera, una fuerza de la naturaleza en forma de mujer. Lita Trujillo, sacudiéndose la melena como un corcel enfurecido, tambaleándose sobre sus altos tacones, con una camisa de seda blanca abierta y unos pantalones tan ajustados que parecía que fuera desnuda, se abalanzó sobre la mesa de Ostos. Jaime, demudado, se levantó, la sujetó... Ella trataba de desasirse y enfrentarse a María Ángeles, que miraba al suelo, abrumada por la situación, sin saber qué hacer... La escena estaba cargada de sensualidad y tenía algo de ballet erótico, porque Ostos cogía a Lita por las muñecas, se juntaban sus cuerpos aún sin quererlo, atraídos por una fuerza telúrica... Clic, clic, clic, los disparos de las cámaras no cesaban y a la luz de los flashes todo parecía una película de esas que no se olvidan nunca. María Ángeles se divorció de su marido, algo que la buena sociedad nunca le perdonó, y se fue con Ostos, aunque la sombra de Lita siempre pesó sobre su relación, sobre todo los primeros años. Según me contaron, Lita Trujillo nunca pudo olvidar a Jaime Ostos, que ha sido el gran amor de su vida, aunque no ha vuelto a hablar de esa relación ni de ese hombre, al menos en público.

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Consuelo Alcalá

Muchos años después conocí a la primera mujer de Jaime Ostos y su terrible historia: Consuelo Alcalá, otra señora guapa, inteligente, elegante, abogada de profesión. Acudió a los platós de televisión a contar que se había casado con Jaime a los 16 años y desde el primer mes de matrimonio durante los ocho años que vivieron juntos el torero la maltrató física y psicológicamente. Consuelo fue una pionera en la denuncia pública de abusos y maltrato, lo que en aquellos años despertó suspicacias, desconfianza, burlas y aversión. En una ocasión, estábamos esperando para intervenir en un programa junto a la anónima mujer de un famoso al que estaban entrevistando en ese momento. La chica nos confió que su marido la golpeaba. Consuelo trataba de convencerla de que lo denunciara, pero ella se negaba: “No tengo dinero, nadie me iba a creer... Es el padre de mis hijos”. Y cogía las manos de Consuelo, se las besaba y le decía con ojos llorosos: “Perdóname, pero yo no tengo tu valor”. Las denuncias de Alcalá no tuvieron consecuencias penales, ya que habían prescrito; Ostos siempre negó esos malos tratos y Grajal dijo que con ella era un marido modelo, aunque es cierto que tuvieron unos años tormentosos en los que llegó a acusarlo de comportamientos violentos, pero luego se retractó y han estado juntos durante cuatro décadas. Ahora no solamente ha muerto Jaime Ostos, sino también una España que hace tiempo que no existe. Descanse en paz.

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MELBA

Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor MELBA » Jue 13 Ene, 2022 3:27 am

No he leido por completo tu mensaje Pilarica. Lita Trujillo segun dicen era muy bella, pero tenia o tienes, menos cerebro que 1 mosquito.El marido de Lita Trujillo. es cierto que tenia muchos millones de dolares. pero NO tanto como se creyo en 1 principio.

Rafis Trujillo fue mas ''listo'' que su hermano y le pidio a su madre que comprara esa mansion en Madrid y varios millones de dolares a nombre de el. El problema fue, que la viuda del dictador Trujillo, donde tenia 1 gran fortuna fue en el banco suizo y al comenzar a tener 1 leve problema mental, se olvido de todos los millones que tenia en el bancvo suizo. Rafis Trujillo como Lita, creyeron que la viuda de Trujillo recordaria donde estaba la llave y el numero de cuenta quer tenia en el banco suizo y que lo heredaria Rafis Trujillo, ya que a su hermano, el otro hijo del dictador Trujillo lo encontraron ahorcado en 1 arbol, creo que en Argentina NO RECUERDO. Lo que recuerdo es que segun la biografia que lei de Trujillo, NO ASEGURABAN SI SE AHORCO EL O LO AHORCARON...?

Tambien se comento (lo dudo) que el accidente donde murio Rafis Trujillo fue perpetrado por la CIA en Espana. Hasta Vargas LLosa NO descarto que fueran agentes de la CIA el que provoco el accidente mortal de Rafis Trujillo. Rafis como Lita. vivian 1 vida de millonarios, siempre con la esperanza de que la viuda de Trujillo recordara el numero de cuenta y la llave del banco suzo. SE EQUIVOCARON. porque la viuda de Trujillo murio sin recordar nada.

No obstante, como Rafis Trujillo fue el mas listo y el mas mimado de su madre, SI PUDO CONSEGUIR QUE SU MADRE LE PUSIERAS MILLONES DE DOLARES EN 1 BANCO ESPANOL Y LE COMPRARA ESA MASION. La hija de Trujillo, emigro a USA donde se convirtio a la religion: ''NACIDFA DE NUEVO..?'' Y la veian por las calles de Miami leyemdo em alto versiculos biblicos y cantando himnos biblicos.

Cuando Lita Trujillo quedo viuda y comprobo que los millones se les iban, segun Carmen Rigalt, Lita Trujillo le entrego unos 340 miles de dolares..? a Garcia Trevijano para que se lo invertiera en Brasil. Segun Lita Trujillo : TREVIJANO ME ROBO EL DINERO...'' Segun el articulo de Carmen Rigalt: '' TREVIJANO Y EL DINERO DE TRUJILLO'' Aqui si hubo 1 victima inocente, fue Lita Trujillo... ''( Carmen Rigalt.)

Como se comporto Ostos con Lita Trujillo NO tiene perdon. QUE OSTOS PARA MUCHOS AFICIONADOS> YA NO LO RECUERDAN COMO EL GRAN MAESTRO QUE FUE EN LOS RUEDOS, LO RECUERDAN COMO 1 POLEMICO TERTULIANO PAGADO POR TELE BASURA Y NO COPMO E:L TORERO VLIENTE QUE FUE OSTOS.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 20 Ene, 2022 3:03 am


Tot es mou


]Iñaki Urdangarin pasea de la mano de otra mujer

El marido de Cristina deBorbón se deja ver muy cariñoso y romántico con una amiga en el PaísVasco francés, cerca de Bidart, donde él y Cristina han disfrutado de felices veranos en familia

PILAR EYRE

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Vie 21 Ene, 2022 1:07 am



Pilar Eyre: "Des de fa dos anys, la infanta i Urdangarin no han estat marit i muller" - Tot es Mou

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 27 Ene, 2022 1:26 am



Tenemos comunicado. Al fin. “De común acuerdo hemos decidido interrumpir nuestra relación matrimonial...”. Cuarenta palabras escasas, frías, en tono de tratado comercial, para romper un matrimonio. Uno que en realidad no existía desde hace casi tres años, como hemos ido informando desde estas páginas, a pesar de la mezquindad de quienes intentaban desacreditarnos. Un matrimonio al que, si no hubiera sido por las fotografías que publicamos la semana pasada, muchos seguirían poniendo como ejemplo de unión y fortaleza.

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Unas fotografías en la playa cercana a Bidart que se tomaron el martes día 11. Cuatro días después, el sábado, Iñaki cumplía 54 años y los medios apuntaron: “Lo está celebrando con su mujer en su casa de Vitoria”. Se equivocaban una vez más. Ese día, Iñaki estaba esquiando en el Valle de Arán. Sin la infanta. En concreto, a las once de la mañana estaba haciendo cola en el Pla de Baqueira, en el telesilla 6. Con su viejo anorak gris, sin ocultar su rostro –como solía hacer estos últimos años para evitar que lo reconocieran e insultaran–, bromeaba con su hijo Miguel y otro chico imposible de identificar, ya que iba con gafas y casco. Hablaban quitándose la palabra unos a otros, Miguel repetía “aita”. Porque los tres hablaban en ¡euskera! ¡Iñaki habla con sus hijos en lengua vasca!Es algo que llamó la atención de las personas que estaban en la cola del telesilla. Se les veía despreocupados y felices, Iñaki no sabía que iban a salir las fotos e ignoraba que el lunes, día 24, su matrimonio se iba a convertir oficialmente en historia. Después se les unió una niña, tal vez Irene, y bajaban dando gritos, haciendo carreras por las pistas más peligrosas, porque tienen un nivel de esquí muy alto. No llevaban escolta.

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Es evidente que los hijos adoran al padre, y ese día de juegos y complicidad lo corrobora. Son chicos ya mayores, muy maduros por las circunstancias que han vivido, a los que la familia materna ha marginado –incluido el mayor, Juan, que vive en Madrid– como si también fueran culpables de las faltas paternas. Sabían de la separación, sí, pero parece evidente que desconocían que su padre tenía novia. Y debieron enterarse el mismo día que el resto de la familia: el martes 18 de enero, cuando un ejemplar de esta revista llegó a la Zarzuela, un día antes de que estuviera en los quioscos. Primero lo vieron los Reyes, que se llevaron una gran sorpresa, y avisaron al resto de la familia, incluida Cristina. Esta se lo comunicó a su todavía marido, que desconocía que esas imágenes fueran a ver la luz. Con la mezcla de ingenuidad y soberbia que lo ha caracterizado siempre, quizás pensaba que, si la suerte lo había acompañado durante los cinco meses que llevaba de relación con Ainhoa, ¿por qué iba a ser distinto ahora?

Que Iñaki vaya con chicas no debería sorprender, sabiendo que desde finales de 2018 está prácticamente separado de su mujer. Cuando permanecía en la prisión de Brieva se contaba que la infanta iba a verlo dos veces a la semana, pero no hubo ni una imagen, cuando sí se fotografiaban las visitas de las hermanas y los hijos. En esas fechas, Cristina consultó con un letrado especializado en divorcios, pero cuando lo publicamos se le hizo entender lo antiestético que resultaría separarse del marido encarcelado y dio marcha atrás, obligando al abogado de Iñaki a pergeñar un balbuciente desmentido en la puerta de su despacho. Ante mi disgusto, mi director me hizo una promesa: “Terminaremos consiguiéndolo”. A partir de la excarcelación de Iñaki todo corroboraba su separación: que la infanta continuara viviendo en Ginebra sin ninguna necesidad, sus escasas visitas a Vitoria, siempre ampliamente publicitadas para dar una apariencia de normalidad... Lo sabía la familia, además de los hijos y los amigos íntimos, pero consiguieron vendernos la imagen de una pareja golpeada por la adversidad que permanecía unida contra viento y marea, aunque el cuento de hadas se rompió la semana pasada con esas fotos publicadas en Lecturas que han dado la vuelta al mundo.

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¿Sabía Cristina que su marido tenía una aventura? Alicia Koplowitz sabía que el suyo tenía amantes, pero hasta que no salió en una portada con Marta Chávarri no le puso las maletas en la calle, cambió la cerradura y contrató a la abogada más correosa. Estefanía de Mónaco hizo lo mismo con Ducret, cuando lo vio retozando en Paris Match con otra mujer. La humillación pública obliga a ir más allá de lo que querría el corazón. Pero quizás la infanta Cristina, siguiendo el ejemplo de su madre, hubiera cerrado los ojos ante esta nueva infidelidad dando la callada por respuesta. Sin embargo, han sido los propios hijos quienes han tomado cartas en el asunto y exigido a sus padres que clarificasen su situación para evitar el bochorno de tener que hablar por la calle de las amantes de Iñaki. Lo que no consiguieron ni Juan Carlos ni Felipe, que Cristina se separase de su marido, lo han conseguido estos cuatro chicos... y una portada.

Cristina de Borbón tiene 56 años. Aunque ha ido descuidando su apariencia, a poco que se esfuerce puede recuperar su atractivo. He consultado con el cirujano que le hizo un pequeño retoque y me dice que ahora sería el momento ideal para realizarle “un tironcito”. Una vez consumado un divorcio que llegará sin duda, no le faltarán pretendientes. Recordemos que Cristina será un gran partido como heredera de la inmensa fortuna de su padre, 1.800 millones de euros según la revista Forbes, a repartir solo con su hermana, ya que Felipe anunció que renunciaba a ella. Libre, independiente, y seguramente viviendo en Madrid con sus hijos y quizás recuperando el trato con su familia de sangre, se va a convertir en un foco informativo de primera clase. No se le devolverá el título de duquesa, claro está, pero tal vez empezará a participar en actividades semioficiales junto a su madre y su cuñada, con la que en tiempos tuvo tan buena relación. Iñaki irá perdiendo interés, como le ha pasado a Marichalar, aunque este tiene fortuna personal y puede vivir bien, mientras que Iñaki está en la ruina, ya que ha tenido que pagar 750.000 euros como multa e indemnizaciones por el caso Nóos y está trabajando por un sueldo mileurista. Quizás emprenda una carrera mediática, participe en ‘MasterChef’, conceda entrevistas exclusivas o escriba sus memorias. Que tiemble la Zarzuela.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Lun 31 Ene, 2022 2:46 am

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Pilar Eyre: “El rey emérito fue el primero en cobrar por ir a bolos”

La periodista, especialista en la Casa Real y finalista del premio Planeta, firmó la exclusiva de la infidelidad de Urdangarin. Confiesa que nunca se inclinó ante los Reyes y que sus mejores fuentes son sus “amigos pijos”

Luz Sánchez-Mellado

ARRIBA Y ABAJO

Pilar Eyre, de 70 años, nació en la parte alta de Barcelona, hija de un matrimonio acomodado afecto al régimen franquista y, sin dejar nunca del todo esa atalaya, lleva casi medio siglo retratando a la alta y la no tan alta sociedad en sus crónicas. Especializada en información sobre celebridades de todo pelaje y sobre la Casa Real, sobre la que ha escrito varios libros ―La soledad de la reina; Yo, el Rey―, en 2013 fue finalista del Premio Planeta con su novela Mi color favorito es verte. Desde su cuenta de Twitter, red social a la que se confiesa "adicta", cuenta su día a día y mantiene conversaciones con sus seguidores, a los que califica de "amigos". "Muchas veces me divierten más que los míos de verdad, digamos que a mi edad es más difícil renovarlos", confiesa.

El lunes pasado, cuando saltó el comunicado de “interrupción del matrimonio” de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, Pilar Eyre estaba en un Corte Inglés de Barcelona. Al leer la alerta del móvil rompió a llorar de alegría y se lo contó a la dependienta. “Debió de pensar que le había tocado la loca”, recuerda la periodista que, cinco días antes, había firmado la exclusiva de la infidelidad de Urdangarin con Ainhoa Armentia en la revista Lecturas. Para compensar a la empleada, Eyre salió con tres sartenes que no necesitaba, y lo publicó en Twitter. Me lo cuenta, muerta de la risa, por videollamada para burlar la ómicron nuestra de cada día. Lleva 10 días de gira por teles, radios y prensa contando encantadísima su primicia. Está que se sale.

¿Lloró de alegría? ¿Quién se alegra de una separación ajena?

No soy mala persona, soy periodista, y ese comunicado suponía la culminación del trabajo de un equipo. Yo sabía que ese matrimonio estaba roto, esas fotos, por fin, lo confirmaban. Realmente, esa exclusiva fue el fotomatón de esa pareja. La remató. Podría vivir de mis libros y dejar el periodismo, pero no voy a ahorrarme jamás la adrenalina de una exclusiva: sientes que puedes levantar 500 kilos. Ha sido una cumbre de mi carrera, sin duda.

Su sección en Lecturas se titula “No es por maldad”. ¿Excusatio non petita, acusatio manifiesta?

Siempre me dicen que solo me fijo en lo malo de los demás, pero no es así. Me interesa el lado oculto de la gente, lo que no quieren mostrar, porque esa es la verdad. El resto es fachada y postureo. Todos llevamos a un niño mocoso y muerto de miedo agazapado dentro.

En febrero de 2021 publicó un tuit en el que aseguraba que Juan Carlos I estaba grave en Abu Dabi y se barajaba su repatriación. No era cierto. ¿Tuvo que envainársela?

En una carrera tan larga como la mía, puedes cometer errores. El mío fue precipitarme en publicar una información que me llegó de una fuente muy fiable y, a día de hoy, no soy consciente de haberme equivocado. Puede que Juan Carlos estuviera enfermo por una mala reacción de la vacuna. La Casa Real salió en tromba a las pocas horas a desmentirlo. El único desmentido que ha hecho en décadas. ¿Casualidad?



Si no adrenalina, aparte de dinero, ¿qué le dan los libros?

La libertad de hablar de mí. Estoy en todos. Vengo de una familia muy de derechas, he sido muy rebelde, lo he vivido todo: la época de las drogas, la de la militancia de izquierdas, los amores. Mi padre me confesó que le había hecho sufrir muchísimo. Con cada uno de mis libros les pido perdón a mis padres por haber sido tan odiosa con ellos.

¿Ahora estarían orgullosos?

Lo estaban, creo. Una vez mi padre fue a mi colegio y leyó mis poemas delante de toda la clase, porque los profesores creían que yo copiaba las redacciones. Me hizo quedar en ridículo. Desde entonces fui la poeta, la literata, la redicha. Fui una niña marginada toda mi infancia. Creo que hoy mis padres pensarían que no les ha salido tan mal la niña.

¿Se considera una niña bien de Barcelona?

No quiero quedar como clasista, porque creo más bien que soy una desclasada. He buscado mi independencia y he trabajado desde joven, pero es cierto que nacer donde nací me ha favorecido en el aspecto periodístico. Tengo una red extensísima de contactos. Mis mejores fuentes son mis primas y mis amigos pijos. El dato de que Urdangarin estaba en Baqueira solo con sus hijos cuando se suponía que estaba con Cristina me lo dio una prima que estaba a su lado en el telesilla, por ejemplo.

¿Se puede cambiar de clase? ¿Hay un visado para eso?

Para ciertas cosas el ascensor social no funciona y ciertas castas son aquí tan rígidas como en Inglaterra o la India. Hay fronteras invisibles. Hay barceloneses que presumen de no haber bajado jamás de la Diagonal, y que más allá solo hay monstruos. Por mucho dinero que tengas, no pasas.

Dice el paleontólogo Juan Luis Arsuaga que somos la única especie cotilla. ¿Está de acuerdo?

Bueno, si no fuésemos cotillas nos hubiésemos extinguido, cierto. Pero yo, que como sabes soy animalista, puedo decirte que los perros también son cotillas. Se huelen y orinan en determinados sitios por afinidades y antipatías de unos con otros. Nos interesa la vida de los otros. Me interesa el ser humano. Por eso me fascina Antonio David, o Belén Esteban. Gente capaz de caer y levantarse y volver a caer. Atormentada, con sombras, complejos. No queremos superhombres, sino personas débiles e imperfectas, como nosotros.

¿Por eso eligió dedicarse a la crónica social como periodista?

Bueno, un día un redactor jefe me mandó a un acto con los reyes Juan Carlos y Sofía en el palacete Albéniz porque era la mejor vestida de la redacción. Me instruyeron para no saludarles, no hablarles, hacerles la reverencia. Había todos esos códigos. Pero nunca me he inclinado ante ellos, jamás, ni que me maten. Ese día conté que Juan Carlos se tomó un whisky y no me volvieron a acreditar para ningún acto.

¿Cuándo empezó a joderse el reinado de Juan Carlos I, como diría Vargas LLosa sobre el Perú?

Muy pronto, lo que pasa es que tardamos en enterarnos y más en contarlo. Lo primero que cobró Juan Carlos fue en 1973, por inaugurar el club Las Lomas, en Madrid. Recibió una donación sin determinar a través de su amigo Manuel Prado. Lo cuento en mi libro Yo, el Rey. Nunca me desmintieron. El emérito fue el primero en cobrar por asistir a un bolo.

¿Qué responsabilidad tenemos los medios por haber callado?

Bastante. Quienes hemos intentado levantar una punta del velo, lo hemos pagado. Yo tengo una inspección fiscal cada año, no habiéndome encontrado nunca nada. La soledad de la reina, mi libro de hace 10 años, donde desmontaba a esa pareja perfecta que nos habían vendido, no sentó bien en La Zarzuela. Se me hizo saber.

¿A los Reyes les hace más daño la crítica o la lisonja?

Los peores enemigos del emérito son sus amigos. No quiero descalificar a nadie. Todos los partidos del Parlamento son respetables. Pero que estén todos esos cazadores, toreros... Don Felipe y doña Letizia se han rodeado de otro tipo de gente y han huido de tanto amigo carca y rancio que tenía y tiene don Juan Carlos que, al final, son los que le han llevado al precipicio. Ellos mismos dicen que quiere volver para estar con sus amigotes. Creo que todo eso le está haciendo mucho daño y que no vamos a ver su regreso de una forma inmediata.

¿No le da pena la princesa Leonor, la única española con el futuro escrito en la Constitución?

Pero por favor: si Felipe y Letizia no hacen las cosas mal, y no las están haciendo, lo que es evidente seas o no monárquico, es que Leonor será reina. O no, pero mientras lo es o no lo es disfrutará de enormes privilegios que el resto de los niños no tendrán en toda su vida. Hablábamos antes del ascensor social. La suerte no existe. Realmente es muy difícil salirse del papel que te marcan según donde naces.

Ya, pero imagine, no sé, que quiere casarse con otra mujer.

Los españoles hemos evolucionado tanto que nada nos parecería raro. La Zarzuela está preparada para una reina lesbiana y para un divorcio real. De hecho, Felipe y Letizia firmaron capitulaciones. Y tú y yo sabemos que Letizia no aguantaría lo que ha aguantado Sofía. Se divorciaría y viviría en Samoa, tranquilamente. Los avances de la sociedad son imparables, no hay marcha atrás.

Hablando de eso. ¿Por qué lleva tan mal la edad, según dice usted misma?

La llevo fatal porque es injusto. Me considero bien conservada con 70 años, gracias a unos amigos míos médicos que me hacen cosas. La gran putada de la vida es que por dentro eres una chica de 15 años. Te gustan las mismas cosas, el mismo tipo de hombre. Solo sirve para ponerte arrugas, hacerte mayor y que en la calle te digan: “Pase, pase”. Durante un tiempo, hace mil años, ligaba en redes sociales. Me quitaba años, confieso. Me llamaba Carlota y tenía fila de pretendientes, que decían que era divertidísima. Pero, claro, luego me veían y, aunque considero que estoy bien, por 23 años no pasaba.

¿La pasión no se debilita?

Mira, a mí, con 12 años, ya me decía mi madre que me gustaban mucho los pantalones. Si no hubiera sido tan enamoradiza y hubiera sufrido tanto por amor y hubiera gastado tanta energía en ello, ahora sería, no sé, presidenta de PRISA. Soy viuda, he tenido tres maridos, y ahora tengo pareja desde hace siete años, aunque vivimos cada uno en su casa. Cuando dicen que la pasión dura siete años, yo digo que dura siete días por semana.

Qué felicidad.

Digamos que me divierto mucho y que vivo muy bien, pero la palabra felicidad no la conozco. Conozco la alegría, el optimismo, pero nunca estoy del todo satisfecha. Acabo un libro y pienso que es una tontería. Todavía necesito que me digan que lo hago bien. Ojalá creyera más en mí misma.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 03 Feb, 2022 2:54 am



Iñaki y Cristina no van a volver. Iñaki sigue con Ainhoa. Así puede resumirse hoy la situación, a pesar de los rumores, a pesar de los buenos e ingenuos deseos del abogado de Urdangarin, a pesar de lo que podamos elucubrar los periodistas. Porque la infanta no es una persona superficial que toma decisiones a la ligera y, además, la apoya su familia, incluidos su hermano y Letizia, con los que no tenía relación, y para ella esto es decisivo. Y porque la ‘otra’, Ainhoa Armentia, la tercera persona, la más vulnerable, sigue estando ahí y no tiene ninguna intención de volatizarse... Y porque Iñaki no es ningún canalla, sino un ser muy herido que gracias a ella ha empezado a levantarse. Y no va a dejarla tirada como el niño que se cansa de un juguete.

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Porque su historia, la de Iñaki y Ainhoa, no ha sido un simple ligue o un desahogo propiciado por el contacto profesional. No ha sido una calentura de fin de semana. Después de unos años en los que Iñaki, enfermo de soledad, ha sufrido horriblemente, la chispa, la alegría, la simpatía de Ainhoa lo deslumbró. Una chica sin problemas, cariñosa, guapa y coqueta. Primero se veían en la oficina, donde ambos realizan tareas subalternas; conectaron, bromeaban, se miraban... Un encuentro fortuito por la calle y empezaron a quedar en sitios discretos. “Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”, canta Sabina. Él le contó la verdad: que estaba separado de hecho de su mujer, que guardaban las apariencias por ser ella quien era y, por tanto, no estaba rompiendo ningún matrimonio. No sabemos cómo estaba ella con su marido, pero podemos intuir que Iñaki la fascinó, porque no hay nada que nos guste más a las mujeres que redimir a un hombre, y la fragilidad de ese pedazo de tío de casi dos metros le tocó el corazón. ¡Sin darse cuenta se enamoraron! El viaje a Bidart para pasear libremente, como una pareja cualquiera, sin escoltas, no fue el primero... Nunca los habían pillado, pero en esa ocasión les falló la suerte. Al contrario de lo que se ha dicho, no se dieron cuenta de que los fotografiaban y volvieron tranquilamente a Vitoria. Iñaki se fue a pasar su cumpleaños con sus hijos al Valle de Arán y el lunes se encontraron en la oficina. ¡Las dos únicas personas del mundo que estaban ansiosas por regresar al trabajo después del parón navideño! El martes lo llamó Cristina para contarle que iban a salir las fotografías de Lecturas que cambiarían su vida para siempre, y el resto ya es historia.

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Pero ahora viene lo más difícil, el futuro. Un futuro muy negro para Iñaki en todos los sentidos, menos en uno: lo tiene en sus manos. Dentro de poco saldará del todo su deuda con la sociedad, ha pagado casi un millón de euros entre multas e indemnizaciones, además del tiempo de prisión, y será un hombre completamente libre. Libre y arruinado. Cristina, en cambio, el día de mañana será una mujer muy rica y continuará haciéndose cargo de sus hijos con su sueldo (400.000 euros anuales) de la Fundación Aga Khan, como hasta ahora. Los cuatro siguen dependiendo de ella y sus gastos son cuantiosos, seguramente más de 15.000 euros mensuales. Miguel vive en Londres y asiste a una universidad muy cara, como Pablo en Barcelona. Juan no sabemos qué hace en Madrid, ha sido el que más ha sufrido por la situación paterna y ha recibido ayuda profesional. El colegio de Irene es el más costoso de Suiza, mucho más que el de la princesa de Asturias.

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El pobre Iñaki tiene difícil reinserción laboral. El chico de oro en la actualidad podría estar vinculado al Barça, por ejemplo, donde tan brillante carrera tuvo y tantas amistades forjó, o podría ser un empresario respetado, si no hubiera hecho caso de ciertos cantos de sirena... Pero hoy, a los 54 años, con antecedentes, sin experiencia, es difícil que alguien lo contrate. El despacho de asesoría fiscal que tan generosamente le abrió sus puertas empieza a dar muestras de cansancio ante el continuo agobio de la prensa: es difícil que acuda un cliente si sabe que se va a tropezar con las cámaras de los programas más desenfadados de la televisión. Iñaki y Ainhoa, en el horario laboral, procuran no cruzarse, como si hubieran pactado evitarse, lo que no quiere decir que su relación esté rota, al contrario. Iñaki sabe el daño que le ha hecho a esa mujer que ha tenido que refugiarse en casa de su padre, con dos hijos pequeños, vilipendiada por todos, ya que la opinión pública se ha puesto de lado de la infanta..., y no la va a dejar en la estacada. ¿Se irán juntos cuando acabe el tercer grado? ¿Dónde? Sería probable que la infanta, que es muy buena persona, le pudiera echar una mano a su marido... si estuviera solo, pero si sigue con Ainhoa es impensable. Otra cosa son sus hijos, que ya han manifestado que nada va a cambiar, pase lo que pase. Al fin y al cabo, hace tiempo que ya no viven con su padre, por mucho cariño que le tengan. Si escribes las palabras “Iñaki” y “Bidart” en Google salen 100.000 entradas en 10 idiomas. Nunca tan poca cosa, un clic fotográfico, ha conseguido llegar tan lejos.

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NO ES POR MALDAD - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 10 Feb, 2022 2:32 am



Pero qué hijo de p...”, fueron las primeras palabras que pronunció don Juan Carlos cuando le enviaron pantallazos de la revista LECTURAS con las fotos de su yerno, Iñaki Urdangarin, de la mano de su amante. Pero, cuando Cristina y él se encontraron la semana pasada en el salón de la lujosa villa que el emérito ocupa en la isla de Nurai, no pronunciaron palabra y se dieron un fuerte abrazo. Padre e hija, que no son de natural afectuosos y que suelen saludarse con un beso en la mejilla, estuvieron abrazados largo rato. Después, el Rey volvió a tomar asiento trabajosamente, ya que no puede tenerse en pie sin ayuda, y entonces sí que hablaron. Vaya si hablaron. No hubo lugar para los reproches ni los “ya te lo dije”, pero el Rey se mantuvo firme en varios asuntos, que estos días ha compartido con sus amigos: preocupación por los nietos, dejar arreglado el tema económico y conocer los movimientos de Iñaki; saber si es cierto, por ejemplo, que va a escribir sus memorias, por las que le han ofrecido medio millón de euros. También le diría a su hija que no le había gustado la forma en que estaba redactado el comunicado y tampoco que el simpático abogado de Iñaki haya participado en varios programas restando importancia a la infidelidad de Iñaki insinuando que la infanta lo iba a perdonar.

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“Solo quiero para mis hijas hombres que las quieran”, decía siempre el Rey cuando las infantas eran solteras. No le gusó Marichalar y no le gustó Iñaki –“Si al menos fuera jugador de fútbol, que esos sí que ganan dinero”–, pero, mientras cumplieran con sus obligaciones, no tenía más remedio que aguantarlos. Es más, aunque Marichalar le caía peor que Iñaki, cuando Elena le dijo que quería divorciarse, el Rey se lo desaconsejó: “Una mujer separada en este país pierde relevancia social, además de que, al estar enfermo, quedaría muy mal”, le confesó a su médico barcelonés. Cuando se empezó a hablar de los negocios de Urdangarin, el Rey se resistía a creérselo: “Va, exageráis, no será para tanto...”. Pero cuando el daño fue irreversible, sí que luchó para que su hija se separara. Aunque la infanta se opuso mucho tiempo, es cierto que empezaron a hacer mella en su ánimo los consejos paternos y el ostracismo en el que vivía, y hace un par de años decidió acudir a un abogado de divorcios, aunque al final prefirieron dejarlo correr por el mismo motivo que en el caso de Marichalar: sería muy impopular que la infanta abandonara a su marido mientras estaba en prisión.

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Con esas fotos que han abierto los telediarios, Juan Carlos se ha indignado, pero ha respirado satisfecho. Su hija se quita de encima esa losa quedando al mismo tiempo Iñaki como el malo de la película. No podía salir mejor, aunque la humillación pública y el sufrimiento de Cristina le duelen, ya que, aunque ha sido un mal marido, es cierto que es un buen padre y sus hijos lo adoran, más incluso que a la madre.

Estos escasos días en que la infanta ha estado en Abu Dabi han podido hablar de todos esos temas. Los hijos, que han crecido en una escuela muy dura, han afrontado la separación con templanza. Sorprende, sobre todo, la sangre fría de Pablo contestando a los periodistas. Educado, guapo, no tuvo empacho en soltar que su padre quizás sí que iría a verlo jugar el día de su cumpleaños, cuando sabía perfectamente que estaba en el Valle de Arán, o que su madre acudiría tal vez al partido del sábado pasado, cuando sabía que tal cosa era imposible, ya que visitaba a su abuelo en los Emiratos. Tendría un gran futuro en política. Irene no convive con su padre desde hace años, por lo que no lo echará a faltar en el día a día, y Miguel vive solo en Londres y viaja más a Vitoria que a Ginebra. El más vulnerable es el mayor, Juan, que sufrió ‘bullying’ en el colegio cuando empezó el caso Nóos y necesitó ayuda médica. No se sabe muy bien a qué se dedica en Madrid, ni qué vida hace, pero parece evidente que no tiene trato con su familia materna. Una situación que podría cambiar, a Juan Carlos le gustaría. Aunque su influencia sobre Felipe y su nuera es nula, parece ser que Cristina y Letizia han hablado mucho estos días.

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En cuanto el tema económico, no hay problemas en el horizonte. Casada en separación de bienes, no solo la infanta será una mujer muy rica cuando su padre muera, sino que además en la actualidad tiene un sueldo fabuloso de la Fundación Aga Khan y otro algo menor de la Caixa. Iñaki está arruinado y trabaja por 900 euros al mes, pero al Rey no le conmueve y repite: “A ese, ni un duro”. A pesar de su precaria situación financiera, no es cierto que Iñaki vaya a escribir sus memorias, y también ha hecho saber que ni él ni Ainhoa van a realizar declaraciones. Juan Carlos está tan indignado que, cuando los amigos lo mencionan, contesta: “De ese tío no me habléis más”. Hace unos años revelé la conversación de una hermana de Iñaki con una amiga: “Si mi padre viviera, prendería fuego a la Zarzuela”. Quizás ahora debería tomar un avión para hacerlo.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 10 Feb, 2022 10:27 am

Muy novelesco todo, sobre todo cuando reproduce los diálogos que mantiene el Emérito con su hija. Qué imaginación desbordante.
:lol: :lol:

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 10 Feb, 2022 5:28 pm

Hay que comer y pagar la luz a fin de mes. Peña hace lo mismo, pero sin inventar tanto, él solo se repite más que la morcilla pero no fabula tan descaradamente.

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Aguas turbulentas - Pilar Eyre

Mensajepor Invitado » Jue 17 Feb, 2022 2:28 am

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NO ES POR MALDAD / Pilar Eyre

Parejas que rompieron por una fotografía


Hace cuatro semanas, aquí se lanzó una bomba que sacudió los cimientos del país,¡Iñaki Urdangarin, el marido de Cristina de Borbón, fotografiado con su amante!La humillación pública de la infanta, que salió hasta en los telediarios, no es la primera que ha sufrido una mujer famosa. Mujeres importantes casadas con hombres que no lo son tanto, locamente enamoradas, que han visto destruidas sus vidas y sus matrimonios por una foto.

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Una noche Pepa Flores, la novia de España, fue a cenar a la pizzería del bailarín Antonio Gades. Un comunista guapo, un mujeriego ambicioso y lleno de talento que la enamoró de la cabeza a los pies. Ella lo llamó al día siguiente: “Quiero ser tu mujer”. Fueron a un recital de Sara Montiel de la mano y Pepa hizo una declaración pública: “Sé que estaremos juntos hasta la muerte”. Un periodista le dijo que parecía hipnotizada más que enamorada. “Llámalo como quieras... Lo dejaré todo por él”, respondió. Para acompañarlo rechaza trabajos, cuando tiene a María le avisan: “Ahora lo más importante será tu hija”. “¡Lo más importante en mi vida es Antonio!”. Ambos militan en la extrema izquierda, ella funde joyas y trofeos para dar dinero a los presos, se van a vivir a Altea, pintarrajean su casa con insultos, Marisol sonríe: “No creía que se podía amar tanto”.

Pero Gades cada vez vuela más alto, empiezan los rumores de infidelidades y el bailarín se enfurece con los reporteros: “¡Sinvergüenzas!”. Marisol declara: “No hay persona más honesta que Antonio”. Lo creía firmemente... hasta que aparecieron en una portada unas fotos de su marido en Ibiza, en su barco ‘Tamiru’. Con otra mujer. La revista se había puesto en contacto con el padre de la chica, un millonario suizo: “Gades me ha pedido formalmente la mano de Daniela... Dice que la boda con Marisol se celebró en Cuba y no tiene validez”. Destruida, Pepa estuvo una semana sin hablar con nadie y se hundió en una penumbra espantosa de la que tardó muchos años en recuperarse.

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La princesa más bella de Europa conoció en una discoteca a Philippe Junot, un ‘playboy’ sin medios conocidos de vida de 37 años, y se enamoró tan profundamente que fue ella la que le propuso matrimonio. A pesar de la oposición de sus padres, se casaron e iniciaron una frenética vida social, noctámbula y frívola, plasmada puntualmente por los paparazis. Carolina confesaba que, en realidad, no le gustaba la noche, pero que lo hacía por amor a su marido, “hasta he cambiado mi forma de vestir, más femenina”. Por él se peleó con familia y amigos, abandonó el deporte... En las fotos salía con la melena sobre el rostro, escotada, con una copa en la mano y riendo a carcajadas. Su marido, siempre rodeado de mujeres, pero Carolina lo disculpaba: “Debe promocionar sus locales de ocio”.

La única ocasión en que se reencontraba con sus padres era en el Baile de la Rosa, en Mónaco, en el mes de marzo. En 1980 Philippe no acudió y Carolina contaba que se había tenido que quedar en París con un fuerte catarro. Pero al día siguiente, en las primeras páginas de los periódicos más importantes del mundo (aquí La Vanguardia), salieron fotos de Philippe Junot en un crucero con una costarricense espectacular llamada Giannina Facio. Él dijo que era su secretaria, pero la familia de ella lo desmintió: “Giannina no es secretaria de nadie, llevan siete meses juntos... pero no durarán, porque a ella le gustan los hombres bellos y Junot es demasiado bajo, viejo y feo”. Una semana después Mónaco emitió un comunicado anunciando el divorcio. Carolina, con una fuerte depresión, necesitó ayuda médica para salir del pozo.

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Su relación con Alessandro Lequio empezó de una forma tan escandalosa que Juan Carlos llamó a su primo para advertirle: “Dado, tú haz lo que quieras, pero que no salga en los periódicos”. Como Lequio no pudo evitar que su exmujer aireara sus problemas en televisiones y revistas, su familia lo repudió. Después, con el nacimiento de Alex, las cosas parecieron calmarse entre él y Ana, en esos momentos una mujer famosísima. Vivían tranquilos en La Moraleja, los visitaba la madre de él, decían que querían casarse... La Obregón presentaba el concurso ‘Qué apostamos’. Grababan el jueves, día en que salían las revistas del corazón. Mientras la peinaban, alguien le llevó un ejemplar y... sí, ahí estaba su querido Dado en portada con otra mujer. Una azafata llamada Silvia Tinao.

Ella recordaría después: “¡En un minuto me convertí en la cornuda de España!”. A pesar de todo, rota de dolor, grabó el programa y se fue en medio de una nube de fotógrafos a una comida con amigos. Ahí le arrojó a Dado la revista a la cara, tuvieron una bronca monumental y Ana le puso las maletas en la calle. Alessandro le pidió perdón mil veces, la llamaba para decirle que quería volver con ella... Ana grabó estas conversaciones y se las enseñó a la azafata, que abandonó a Dado inmediatamente. Lequio admitió al cabo de los años: “Las amaba a las dos”. Ana, que no ha vuelto a tener pareja estable, ha dicho de él con generosidad: “Es buen padre y mal marido,” aun reconociendo que le hubiera gustado estar con él toda la vida. Pero esas fotos, como las de Iñaki con Ainhoa, destrozaron sus sueños.




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