Los 40 años de la princesa Letizia
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"Siempre soñé con un reportaje como el del aniversario de Doña Letizia"
En Espejo Público hemos hablado con Manuel Hernández de León, fotógrafo de la Agencia EFE, que ha acompañado los pasos a la familia Real los últimos 34 años. "Siempre soñé con hacer un reportaje como el del aniversario de Doña Letizia".
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Viendo el reportaje, y a las bonitas infantas casi de anuncio de suavizante, la hija de una amiga preguntaba si es que los padres eran rubios. Y es verdad que al Príncipe se le ha borrado cualquier rastro del marinero de ‘Tatuaje’. Fue un niño rubio como la cerveza (como una clara, con gaseosa), pero hace tiempo que no lo es. Y la gente más joven solo ve un señor de patillas canosas y pelo oscuro. En cuanto a la Princesa, pues lo mismo pero menos. Tenía el pelo más claro de niña y ahora es rubia con ayuda de peluquería. Pero es cierto que la estampa familiar y, sobre todo, infantil, es de catiras (léxico de haber visto muchas telenovelas venezolanas).
Estamos acostumbrados a que sea así. Don Felipe, doña Elena y doña Cristina formaban de niños una estampa como de grupo musical Nins o de Trillizas de Oro. Una de las cosas que más distinguía a la Familia Real era esa 'rubianidad' tan alejada de la mayoría de los españoles. Porque España podrá ser muchas cosas, pero rubia…
Y hete aquí que Juan Antonio Bayona hace una película sobre el tremendo tsunami del 2004 en el sur y sureste de Asia y retrata otra España rubia. Al menos por lo que respecta a los protagonistas de 'Lo imposible'. Los claritos Naomi Watts y Ewan McGregor están a la cabeza de una familia española que sobrevivió milagrosamente (la inspiración, María Belón, es morena-morena).
Ya sabemos que los españolitos del montón no somos rubios. Pero es que el cine y la realeza no dejan de ser mundos de fantasía.
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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas confirma que la Familia Real nunca va al wáter
Se cree que se valen de un mecanismo de sublimación
Al contrario que el resto de los ciudadanos, ninguno de los miembros de la familia real española necesita visitar el wáter para realizar sus necesidades fisiológicas. De hecho, en el Palacio de la Zarzuela no existen inodoros en ninguna de las habitaciones reales. Únicamente las dependencias del personal de servicio disponen de baños completos, con wáter y urinarios.
Al parecer, la familia real española utiliza un sistema muy similar al que usan las hadas, los ángeles de primera clase y algunos fantasmas, para desprenderse de los residuos que el cuerpo ya no necesita. Desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas se habla de un proceso de sublimación inversa de fotones, aunque el funcionamiento exacto de cada una de las fases de ese mecanismo aún no ha podido ser precisada.
Según explica el científico portavoz del Consejo, las peculiaridades lumínicas de la sublimación inversa de fotones explicarían ese resplandor de color azul celeste que suele verse con frecuencia a través de las ventanas de la Zarzuela.
A pesar de la extraordinaria belleza que conlleva la sublimación de fotones los miembros de la familia real prefieren hacerlo siempre en privado, retirándose discretamente a la biblioteca o a la sala de juegos. Se cree que cada vez que el Príncipe sublima fotones nace una flor pequeña en algún lugar de mundo. También son habituales las señales que pueden verse en el cielo acompañando una sublimación, como la aparición de una aurora boreal a la una del mediodía o un avión de Ryanair perdiendo parte del fuselaje. El coste económico de cada sublimación de fotones no se conoce con exactitud pero algunos físicos lo estiman en más de ochenta y siete mil euros en el caso de las infantas, y casi trescientos mil para el Rey y el Príncipe.
Aunque ninguno de los miembros de la familia real se ha quejado nunca de problemas de sublimación, parece ser que Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Elena, podría estar teniendo dificultades para procesar una parte de los fotones.
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Una princesa rebelde
La evolución de la Princesa en términos de moda ha sorprendido. Parecía sobria y es atrevida
Cuando Letizia Ortiz llegó a nuestras vidas era una periodista vestida con el uniforme del telediario. Pasaron unos pocos días desde la presentación al caer la tarde en el jardín hasta la pedida de mano en el palacio. En aquella ocasión, Letizia llevó un discutido traje blanco de Giorgio Armani. El diseño podía tener la nacionalidad errónea para algunos, pero era fiel a la filosofía estética que Letizia había suscrito en televisión de la mano de Adolfo Domínguez. Si me apuran, hasta su vestido de novia –un impecable pertegaz– se apuntaba a esa corriente. Lo que no sabíamos entonces era que la nueva princesa era mucho menos sobria en cuestiones estéticas de lo que aquellas iniciales decisiones sugerían.
Pronto conocimos la identidad del que sería su modisto de cabecera, Felipe Varela. También supimos que lo de confiar su vestuario principalmente a un diseñador era consejo de la Reina. No era difícil anticipar que tal decisión iba a exaltar al resto de diseñadores del país. Pero en ese punto seguíamos sin comprender todavía cuán independiente iba ser la Princesa con sus estilismos. En estos ocho años, la académica corrección de sus primeros trajes ha dejado paso a un sobresaltado camino lleno de decisiones arriesgadas que denotan, cuanto menos, atrevimiento. Letizia se pone pantalones cuando el protocolo pide falda, exhibe hombros y espalda con los vestidos de noche, se calza zapatos francamente poco ortodoxos y se cambia de peinado constantemente.
La fórmula provoca reproches, es verdad. Pero también le ha reportado victorias, sobre todo internacionales, nada desdeñables. Ha salido indemne de peligrosos lances con grandes damas del estilo, como Carla Bruni o Rania de Jordania; fue alabada por la prensa británica en la boda de Catalina y Guillermo con su primera incursión en el delicado arte del sombrero, y ha aparecido en la lista de los más elegantes de la revista Vanity Fair en Estados Unidos.
Las princesas, que no nos hablan, nos lanzan mensajes con lo que se ponen. Uno de los más recurrentes estos días es la austeridad. De ahí la manifiesta repetición de diseños y la elección de prendas baratas, procedentes de grandes cadenas. Es una actitud que comparten Letizia y Catalina, pero Letizia dice mucho más que eso con sus elecciones. Una tiene la sensación de que hace lo que le apetece al vestirse y que, de hecho, anhela demostrar que no atiende a nadie más que a sí misma en estas cuestiones. Algo tan elocuente como entretenido de observar. Como decía Diana Vreeland, editora de Vogue en los años sesenta: “Nunca temas ser vulgar, solo aburrida”.
Letizia rediseña la Corona
● Con su 40º cumpleaños, la Casa del Rey pretende entrar en una nueva etapa de transparencia
● Un reportaje fotográfico de Cristina García Rodero descubre la vertiente íntima de la Princesa
Hace 10 años vivía en un pequeño piso hipotecado del barrio popular de Valdebernardo, en Madrid; trabajaba en Televisión Española y salía con un compañero de profesión tras un matrimonio fallido. Estaba catalogada entre sus colegas como una progre con mucha ambición. Entonces no hablaba de reyes ni de príncipes, salvo cuando lo requería su trabajo en el Telediario. Diez años después, vive en un palacio, está obligada a medir sus palabras y ha cambiado su profesión de periodista por la de princesa. Sus suegros son los Reyes de España; su marido, el heredero, y su hija mayor está llamada a reinar.
Jamás pensó Letizia Ortiz Rocasolano que su 40º aniversario iba a convertirse en una gran noticia; que sus fotos llenarían las portadas de las revistas porque los estrategas de la Casa del Rey, en tiempos de turbulencias, han decidido mirar al futuro y dar más visibilidad a la continuidad de la Corona. Si el pasado lunes se inauguraba la web casareal.es con una imagen de don Juan Carlos, don Felipe y doña Leonor marcando la línea de sucesión, este fin de semana llega el momento de mostrar el futuro.
A Letizia no le gustan las fotos oficiales, ni la sobreexposición, pero, conocedora de sus obligaciones con la institución y de acuerdo con el Príncipe, accedió a finales de julio a dejarse fotografiar durante varios días en su casa, situada en el complejo del palacio de La Zarzuela. Cristina García Rodero, premio Nacional de Fotografía, fue la profesional elegida para plasmar las imágenes más cercanas y modernas que hasta ahora se han ofrecido de los Príncipes de Asturias y de sus dos hijas, las infantas Leonor y Sofía, de 7 y 5 años.
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[/imageleft]Una princesa rebelde
La evolución de la Princesa en términos de moda ha sorprendido. Parecía sobria y es atrevida
Cuando Letizia Ortiz llegó a nuestras vidas era una periodista vestida con el uniforme del telediario. Pasaron unos pocos días desde la presentación al caer la tarde en el jardín hasta la pedida de mano en el palacio. En aquella ocasión, Letizia llevó un discutido traje blanco de Giorgio Armani. El diseño podía tener la nacionalidad errónea para algunos, pero era fiel a la filosofía estética que Letizia había suscrito en televisión de la mano de Adolfo Domínguez. Si me apuran, hasta su vestido de novia –un impecable pertegaz– se apuntaba a esa corriente. Lo que no sabíamos entonces era que la nueva princesa era mucho menos sobria en cuestiones estéticas de lo que aquellas iniciales decisiones sugerían.
Pronto conocimos la identidad del que sería su modisto de cabecera, Felipe Varela. También supimos que lo de confiar su vestuario principalmente a un diseñador era consejo de la Reina. No era difícil anticipar que tal decisión iba a exaltar al resto de diseñadores del país. Pero en ese punto seguíamos sin comprender todavía cuán independiente iba ser la Princesa con sus estilismos. En estos ocho años, la académica corrección de sus primeros trajes ha dejado paso a un sobresaltado camino lleno de decisiones arriesgadas que denotan, cuanto menos, atrevimiento. Letizia se pone pantalones cuando el protocolo pide falda, exhibe hombros y espalda con los vestidos de noche, se calza zapatos francamente poco ortodoxos y se cambia de peinado constantemente.
La fórmula provoca reproches, es verdad. Pero también le ha reportado victorias, sobre todo internacionales, nada desdeñables. Ha salido indemne de peligrosos lances con grandes damas del estilo, como Carla Bruni o Rania de Jordania; fue alabada por la prensa británica en la boda de Catalina y Guillermo con su primera incursión en el delicado arte del sombrero, y ha aparecido en la lista de los más elegantes de la revista Vanity Fair en Estados Unidos.
Las princesas, que no nos hablan, nos lanzan mensajes con lo que se ponen. Uno de los más recurrentes estos días es la austeridad. De ahí la manifiesta repetición de diseños y la elección de prendas baratas, procedentes de grandes cadenas. Es una actitud que comparten Letizia y Catalina, pero Letizia dice mucho más que eso con sus elecciones. Una tiene la sensación de que hace lo que le apetece al vestirse y que, de hecho, anhela demostrar que no atiende a nadie más que a sí misma en estas cuestiones. Algo tan elocuente como entretenido de observar. Como decía Diana Vreeland, editora de Vogue en los años sesenta: “Nunca temas ser vulgar, solo aburrida”.
Letizia rediseña la Corona
● Con su 40º cumpleaños, la Casa del Rey pretende entrar en una nueva etapa de transparencia
● Un reportaje fotográfico de Cristina García Rodero descubre la vertiente íntima de la Princesa
Hace 10 años vivía en un pequeño piso hipotecado del barrio popular de Valdebernardo, en Madrid; trabajaba en Televisión Española y salía con un compañero de profesión tras un matrimonio fallido. Estaba catalogada entre sus colegas como una progre con mucha ambición. Entonces no hablaba de reyes ni de príncipes, salvo cuando lo requería su trabajo en el Telediario. Diez años después, vive en un palacio, está obligada a medir sus palabras y ha cambiado su profesión de periodista por la de princesa. Sus suegros son los Reyes de España; su marido, el heredero, y su hija mayor está llamada a reinar.
Jamás pensó Letizia Ortiz Rocasolano que su 40º aniversario iba a convertirse en una gran noticia; que sus fotos llenarían las portadas de las revistas porque los estrategas de la Casa del Rey, en tiempos de turbulencias, han decidido mirar al futuro y dar más visibilidad a la continuidad de la Corona. Si el pasado lunes se inauguraba la web casareal.es con una imagen de don Juan Carlos, don Felipe y doña Leonor marcando la línea de sucesión, este fin de semana llega el momento de mostrar el futuro.
A Letizia no le gustan las fotos oficiales, ni la sobreexposición, pero, conocedora de sus obligaciones con la institución y de acuerdo con el Príncipe, accedió a finales de julio a dejarse fotografiar durante varios días en su casa, situada en el complejo del palacio de La Zarzuela. Cristina García Rodero, premio Nacional de Fotografía, fue la profesional elegida para plasmar las imágenes más cercanas y modernas que hasta ahora se han ofrecido de los Príncipes de Asturias y de sus dos hijas, las infantas Leonor y Sofía, de 7 y 5 años.
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Invitado
Letizia le coge gusto a los posados
La princesa de Asturias le ha cogido gusto a los reportajes fotográficos. Con su cumpleaños como excusa, Letizia ha ofrecido a la revista Tiempo un posado en el que compartirá protagonismo con otras mujeres de la vida política, cultural y deportiva que entran en la cuarentena.
Letizia ha vuelto a abrir La Zarzuela a los fotógrafos en el que será su segundo posado a puertas cerradas este verano. El reportaje se realizó a finales de julio, antes de que Casa Real renovase su imagen y ofreciese un gran book de los príncipes y sus hijas a través de la página web oficial.
En las imágenes, Letizia compartirá protagonismo con la tenista Conchita Martínez, las senadoras Juliana Fernández y Elena Castellanos, la cantante Concha Buika, la actriz Laia Marull, la soprano Monserrat Martí, la directora de orquesta Inma Shara, la escritora Eugenia Rico, la profesora de Ingeniería Química Carmen Molina, la directora de la Fundación Príncipe de Asturias Teresa Sanjurjo, y la vicepresidenta de Yahoo para Europa Noelia Fernández. En total, 12 mujeres compartirán la instantánea con la princesa.
Durante la sesión, el príncipe Felipe se acercó a los jardines a contemplar la escena y también formará parte del reportaje.
Allí, entre todos, hablaron de lo que supone llegar a los 40, los proyectos de futuro y lo que supone el papel de la mujer en la sociedad. El artículo saldrá a la luz este próximo viernes, justo una semana después de las instantáneas de Casa Real que tantos comentarios dieron y tantas portadas han ocupado de periódicos y revistas.
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Barilo
Saludos
"+++" que decirte, venga, eres una diez, las fotos el reportaje, no tiene precio. La foto apoyada en el árbol no me gusta, no se ve comoda. Pero, las demás cuando se les une el princípe se ve a Letizia siendo ella misma, sus manos hablan por ella, recuerdo esa frase "ella es puro nervio" , gracias +++.
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Invitada Mariola
Re: Saludos
Barilo escribió:"+++" que decirte, venga, eres una diez, las fotos el reportaje, no tiene precio. La foto apoyada en el árbol no me gusta, no se ve comoda. Pero, las demás cuando se les une el princípe se ve a Letizia siendo ella misma, sus manos hablan por ella, recuerdo esa frase "ella es puro nervio" , gracias +++.
Bien por Letizia que ha elegido chicas jovenes, inteligentes , con talento,denota su propia inteligencia , por ejemplo Mary que es tontorrona y superficial habria escogido chicas feas , viejas , poco fotogenicas , una foto con ellas y la sesion una docena de fotos unicamente con posados de ella sola .
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tv
Alerta Rosa Letizia repite vestuario en su cumpleaños para mostrar austeridad
La princesa Letizia quiere dar una imagen de austeridad en su 40 cumpleaños luciendo fondo de armario, por Beatriz Cortázar