Opinión
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Sabino, ¿te habrás equivocado?
Jaime Peñafiel
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El pasado miércoles fue el aniversario del tristemente famoso y dramático 23-F. Y, como todos los años, expertos en el tema y tertulianos, con más o menos conocimiento o ninguno, recordaron más de lo mismo.
De esa triste noche, solo tres hombres ¡solo tres! sabían realmente lo que pasó: Alfonso Armada, Sabino Fernández Campo y Juan Carlos de Borbón y Borbón.
Los dos primeros, ya no pueden hablar: están muertos. El tercero, ¡nunca lo hará!
Este columnista, que vale más por lo que calla que por lo que habla, lo que sabe del 23-F, lo conoce por confidencias de mi amigo el inolvidable general Sabino Fernández Campo.
Pero mi conciencia me impide desvelar lo que el que fuera Jefe de la Casa de Su Majestad me confió. Por lealtad a su memoria.
Solo existe una persona que podría, si decidiera publicar las memorias del general: María Teresa Álvarez, su viuda. Como en su día lo hizo Pilar de la Rocha Nugues, viuda del teniente general Francisco Franco Salgado Araujo, primo carnal del dictador, autor de un polémico libro sobre sus “conversaciones privadas con Franco”.
Hoy, me van a permitir que recuerde una sola frase con la que el general me resumió el 23-F: La pronunció el Rey a las cuatro de la madrugada del ya 24 de febrero cuando, después de haber comparecido en Televisión creyó haber desactivado el golpe militar. Pero, cuando supo que Milán del Bosch continuaba con los tanques en las calles de Valencia y el comandante Pardo Zancada se había incorporado al golpe, accediendo al Congreso con la Policía Militar a su mando, se deprimió y, sin poder contener las lágrimas, se dirigió a Sabino con estas insólitas palabras cargadas de reproche: “Sabino ¿te habrás equivocado?”. A las que contestó diciendo: “Si me he equivocado, mis compañeros me fusilarán al amanecer, señor”.
Tengo mi personal reflexión sobre estas terribles palabras, pero lo dejo para que sean mi admirados y habituales lectores los que saquen sus inteligentes deducciones. Porque, en estas palabras, puede estar el secreto del 23-F.