Y EL PRÍNCIPE BESÓ A LA DIVORCIADA CASQUIVANA Y no a la princesa de un cuento. Jaime Peñafiel rememora en los 75 años de la duquesa la historia de amor, ¿un cuento de brujas? que escapó a los tópicos de la ñoñería.EL TRIUNFO DE CAMILLA, LA ‘ODIADA DIVORCIADA’ QUE SALTÓ DE LA CAMA AL TRONO Jaime Peñafiel fue el primero en defender que la amante divorciada del príncipe Carlos sería reina. Ahora que cumple 75 años, el periodista de LOC recuerda ese amor que vivió casi en directo. Les unen el buen humor y esa masturbación tan hermosa EL TÍTULO DE ESTA CRÓNICA no es mío sino de mi amiga, la gran historiadora catalana Concepción Calleja, autora del mejor libro que se ha escrito sobre Camila Parker Bowles, la actual princesa consorte de la prestigiosa monarquía británica. Y fue la propia reina Isabel quien, el pasado 6 de febrero, aprovechando las celebraciones del Jubileo de Platino, anunció: “Es mi deseo sincero que, cuando llegue el momento, Camilla sea conocida como reina consorte”, un gesto que hace tan solo 10 años hubiese sido, sencillamente, impensable. Sobre todo cuando Diana de Gales era una estrella indiscutible, despechada por su marido, y Camilla, la mala del cuento, vilipendiada y odiada a niveles tóxicos y considerada por quien hoy la designa futura reina, como una adúltera que había ayudado a provocar uno de los mayores quebraderos de cabeza de su reinado.
LA MADRASTRA QUE SUFRIÓ EL MALTRATO DE CENICIENTA
EDUARDO ÁLVAREZ
En plena era de relectura y reinterpretación de los cuentos tradicionales, es de justicia asomarse con otra perspectiva al que tiene como protagonistas a un príncipe –el de Gales–, a Camilla Parker y a la difunta Lady Di. Han sido muchos los años en los que a la futura reina consorte de los británicos le ha tocado tragar quina. Y es que Camilla no fue verdugo de nadie; si acaso, víctima ella también de los corsés que hasta casi anteayer resultaban obligatorios en toda monarquía. Cuando en 1995 la ‘princesa del pueblo’ concedió su explosiva entrevista a la BBC en la que desveló intimidades como la de que “éramos tres en mi matrimonio, una multitud”, una Diana que ya no tenía nada de la mosquita muerta que se había casado con el príncipe Carlos en 1981 emprendió su venganza contra el marido que tan infeliz la había hecho y contra la amante de éste. La ‘rottweiler’, la llamaba Lady Di. Se creó ahí una leyenda terrible sobre Camilla que distaba mucho de ser real. Porque Diana no llegó al altar engañada. Sabía de sobra que Carlos no sentía nada por ella y conocía bien cuáles eran sus sentimientos por ‘la otra’. Diana se sintió fascinada por ingresar en la familia real y antepuso sus delirios de grandeza a una felicidad que jamás conquistó. Pero injusto es culpar a Camilla cuando ella misma había tenido que renunciar en los años 70 por el hecho de ser plebeya y de no ser virgen a convertirse en la nuera de la reina de Inglaterra pese a ser la media naranja de su hijo. Con el tiempo, la madrastra ha podido reivindicarse. Aunque aún trata de sacudirse los estigmas con los que le hizo cargar Cenicienta.
Por todo ello y mucho más que vamos a intentar recordar, no he encontrado otro título que resuma mejor y de forma más elocuente la historia de esta mujer excepcional que, a sus ¡¡¡75 años!!!, los cumple mañana domingo 17 de julio, se ha convertido en la esperanza más sólida del futuro de la monarquía británica.
Confieso que no soy monárquico pero siento una grandísima admiración y respeto por la institución inglesa, en la misma medida que mis reservas por la monarquía española. Mis sentimientos sobre la reina Isabel II, el príncipe Carlos y la propia Camilla no son de hoy, sino de siempre. Hace ya muchos años que fui, creo, el único periodista del mundo que tuvo la suerte de poder entrevistar y por espacio de dos horas al inaccesible príncipe Felipe de Edimburgo, esposo de la reina más reina del mundo.
La propia familia real sabe de mi admiración hacia ellos. Me lo demostró el príncipe Carlos, invitándome a cenar, el 17 de noviembre de 2018 junto con Carmen, mi mujer, en el palacio de Buckingham, gracias a mi gran amigo Manuel Colonques.
Para tal ocasión decidí llevarle un curioso documento gráfico a sabiendas de que iba a sorprenderle. Como así fue. Se trataba de la fotografía de este periodista con su padre en la entrevista que me concedió en 1984. “¡No, no me lo puedo creer!”, exclamó exteriorizando su sorpresa. Fue mi divertido, extraño e insólito regalo.
LA ‘MALA DE LA PELICULA’Siempre he sentido, repito, una muy especial simpatía por el príncipe Carlos y su derecho a ser el futuro rey de Inglaterra. Durante años, muchos británicos, por culpa del impacto emocional de la muerte de aquella desgraciada y descerebrada muchacha llamada Diana y tras el fracaso de su matrimonio, dejaron oír su voz airada no solo contra él, sino también contra Camilla, la mala de la película que, guste o no, será la futura reina consorte de Inglaterra.
Por Camilla Parker Bowles o Gladys, como cariñosamente la llama Carlos cuando se veía en secreto con ella, he sentido siempre y desde el primer momento en que la conocí un profundo respeto y admiración, a pesar de todo. Hasta el extremo de que, cuando la totalidad de la prensa española cortesana se manifestaba en contra de ella, opinando que nunca, jamás, sería reina consorte de Inglaterra porque era...divorciada, se lo tuvo que tragar y ponerse punto en boca cuando el Príncipe Felipe se casaba, el 22 de mayo de 2004, con Letizia Ortiz, divorciada después de dos años de matrimonio, de 1998 a 1999, con Alonso Guerrero Pérez. Y que, cuando conoce a Felipe está manteniendo relaciones de más de tres años con el periodista David Tejera.
AMANTESConcepción Calleja recuerda en su libro El triunfo de Camila (ArcoPress 2005) : “Desde que Eduardo VIII renunciase al trono por amor en 1936 para contraer matrimonio con Wallis Simpson” no se había producido ni “dentro ni fuera de Gran Bretaña” una historia como la de Carlos y Camilla, una historia que comienza en junio de 1970, en un partido de polo en Windsor Great Park, donde coinciden, por vez primera, una jovencísima Camilla Shand, que entonces solo tenía 23 años, y un príncipe Carlos, un año y unos meses menor, ya que ella nace el 17 de julio de 1947 mientras él, el 14 de noviembre de 1948. ¿Ese día se iniciaba la historia de un amor oculto entre Carlos y Camilla? Sin duda. La iniciativa fue de ella, quien, de una forma descarada y desvergonzada, se presenta al príncipe con las siguientes palabras: “Mi trabajo, en primer lugar, consiste en hacer una reverencia y luego... saltar a la cama”.
No era lo que parecía. Porque Camilla lo que intentaba era provocarle e informarle de que su tatarabuelo Eduardo VII y su bisabuela Alice Keppel habían sido amantes durante doce años. Aunque lo remató con una frase que sí era toda una provocación: “Estaría bien repetir la historia”. Lo más sorprendente es que, cuando se conocen ese día, los dos estaban solteros. Él, Carlos, es un joven inexperto. Ella estaba aparentemente enamorada del capitán Andrew Parker Bowles, presente en aquella ocasión.
LA BODA DE CAMILAAun así, logra “saltar a la cama” del príncipe durante unos meses de euforia y amor consumado hasta el extremo de que Carlos, pensando en que era la mujer de su vida, pretende casarse con Camilla. Pero sabe que no es lo adecuado. Sobre todo cuando su tío lord Mountbatten le advierte: “¡Cuidado Carlos, uno no se casa nunca con su amante!”. Aunque se amaban, decidieron darse un tiempo y reflexionar los dos sobre esta relación. ¡Que error, craso error! A pesar de ello, Carlos seguía pensando que era la mujer de su vida. No le importaba que no fuera virgen, casta y pura como le recomendaba su tío lord Mountbatten. Pero no solo decidió poner tierra, sino también océano por medio y se incorporó a la escuela naval de Dartmouth para prestar servicio en el Caribe durante nueve meses. Estando allí leyó en The Times, con desagradable sorpresa, el anuncio matrimonial de Camilla con Andrew Parker Bowles. La boda se celebraría el 4 de julio de 1973.
Cuando se volvieron a ver, Camilla le propuso ser amigos sin derecho a sexo y que fuera padrino de su primer hijo, Tom, nacido en 1975. En 1979, Camila descubre que su marido la engaña y decide volver a sus relaciones con Carlos, pero aconsejándole que se case. “A ser posible con una joven virgen y de pocas luces para que, en su día, acepte la situación de trío real”, según Calleja. También su padre, Felipe de Edimburgo, le exige que se case con Diana, a la que desprecia pero considera manejable, tonta, simple y sin personalidad, pero ideal para darle un heredero. Qué lejos estaban de imaginar que la muchacha saldría respondona.
Carlos y Diana se casan, siguiendo los consejos de su amante y de su padre, el 29 de julio de 1981, no solo sin amarla, sino sabiendo que nunca la amaría. Camilla le ofreció a su amante como regalo de bodas unos gemelos con dos “c” entrelazadas, todo un símbolo, un mensaje y una premonición de lo que serían sus vidas y que Diana descubrió.
SEXO TELEFÓNICOSi una biografía pretende penetrar hasta lo más hondo en la vida psíquica de los protagonistas, no se puede pasar en silencio sobre las características sexuales de los biografiados. Que Camilla era una mujer fuerte, sin escrúpulos en las relaciones sexuales al igual que Carlos, quedó demostrado en las conversaciones eróticas mantenidas, vía telefónica, por la pareja en la que el macho, en este caso el príncipe, excita con su voz a la hembra, Camilla, que hablaba como si se estuvieran masturbando. Al parecer, los dos estaban desnudos, vestidos tan solo con sus palabras, demostrando que el sexo era para ellos tan fuerte como el amor.
Según Andrew Morton, en su libro Diana, su verdadera historia, “estas conversaciones eróticas escandalizaron al país y Diana intentó suicidarse aunque, en 1989, también le grabaron a ella una conversación desvergonzadamente frívola y sexual con su amante de turno, un tal James Gilbey, al que la entonces princesa de Gales ,en su simplicidad, le dice a su amante: “No quiero quedarme embarazada”. “Querida, no sucederá. No quedarás embarazada”, le tranquiliza él mientras se masturban.
Como es fácil suponer, el sexo telefónico se volvió contra Camilla que fue insultada, abucheada y a la que lanzaron panecillos y verduras cuando salía de súper.
Y POR FIN... ¡SE CASAN!Habían de pasar nada menos que seis años para que Camilla, la mujer más odiada no solo del Reino Unido, sino del mundo entero, se convirtiera, el 8 de abril de 2005 y con la autorización de la reina y la bendición del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en la esposa del príncipe de Gales, con el título de duquesa de Cornualles y el tratamiento de Alteza Real.
No fue fácil llegar hasta aquí, un larguísimo y dramático caminar hasta oír las palabras de la reina Isabel reconociendo que Camilla será, a su muerte, la reina consorte de Inglaterra.
LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 16 DE JULIO DE 2022