La notable disparidad entre los sueldos de los monarcas europeos
Los salarios de los monarcas europeos reflejan enormes diferencias. Mientras algunos reyes apuestan por la austeridad y la transparencia, otros manejan presupuestos astronómicos y mantienen sus finanzas en secreto
25/08/2024
Los salarios de las monarquías europeas siempre han sido tema de debate y controversia, alimentando las discusiones sobre la transparencia y la sostenibilidad de estas instituciones. Mientras que algunas Casas Reales han tomado medidas para reducir gastos y hacer públicas sus cuentas, otras siguen envueltas en opacidad.
Esta situación pone de manifiesto la enorme disparidad en las retribuciones de los monarcas del viejo continente, donde los ingresos varían desde cifras relativamente modestas hasta sumas astronómicas.
La corona española
Desde su ascenso al trono en 2014, Felipe VI (56 años) ha trabajado para una monarquía más moderna y transparente. En 2023, el Rey Felipe recibió una retribución de 278.727,98 euros, lo que representa un ligero aumento respecto al año anterior. La Reina Letizia (51 años) percibió 153.291,23 euros, mientras que la Reina emérita Sofía recibió 125.429,42 euros.
En total, la Casa Real española tuvo un presupuesto de 8,43 millones de euros para el año 2023, donde solo un 6,4% corresponde a los salarios de los monarcas.
El Principado de Mónaco
Mónaco, a pesar de ser una de las Casas Reales más pequeñas, tiene uno de los presupuestos más elevados. En 2020, recibieron 48 millones de euros, y el Príncipe Alberto (66 años) tiene una fortuna personal estimada en aproximadamente 1.000 millones de dólares.
Se sabe que, antes de la pandemia, Alberto recibía más de 13 millones de euros para gastos personales, cifra que redujo a 8 millones de euros anuales. Sin embargo, la gestión financiera del Principado sigue siendo opaca, y no se conoce con precisión el verdadero salario del Príncipe.
Dinamarca y su reciente polémica
Federico de Dinamarca (56 años), tras acceder al trono, ha visto su salario incrementarse notablemente. En 2023, el nuevo monarca recibió unos 20 millones de euros, aunque de esta cifra se deben deducir los salarios del resto de la Familia Real.
Antes de su ascenso, como príncipe, Federico tenía una renta mensual de 255.000 euros. La Reina Margarita II, ahora emérita, recibirá este año 1,6 millones de euros para sus gastos personales.
Los generosos sueldos en Países Bajos
El Rey Guillermo de Holanda (57 años) percibe un salario anual de alrededor de un millón de euros, una cifra que ha ido reduciendo en los últimos años por las críticas. El presupuesto total de la Casa Real holandesa es de más de 75 millones de euros, incluyendo el mantenimiento de palacios, viajes y salarios del personal.
Además, la Princesa Amalia ha decidido utilizar su asignación para cubrir los costes asociados a sus funciones.
La monarquía noruega
En Noruega, los miembros de la familia real recibieron unos 30 millones de euros en el último año. Sin embargo, la distribución exacta de esta cantidad es desconocida. El matrimonio real, compuesto por el rey Harald V (87 años) y la Reina Sonia, había recibido hace cinco años 1,5 millones de euros.
La tradicional Casa Real de Suecia
La Casa Real de Suecia recibió en 2023 una subvención anual de 13 millones de euros. De esta cantidad, 6,5 millones se destinan a cubrir los gastos oficiales del Rey Carlos Gustavo (78 años), que recibe 1,5 millones de euros. Su hija, la Princesa Victoria, gana cerca de 400.000 euros.
Los millonarios ingresos de la monarquía británica
La Familia Real británica es una de las más ricas, con 102 millones de euros aportados por los contribuyentes para cubrir sus gastos en el último año. Carlos III (75 años) y su hijo, el Príncipe Guillermo (42 años), reciben además ingresos privados de los Ducados de Lancaster y Cornualles, que ascienden a más de 45 millones de euros al año.
La Casa Real de Bélgica
El Rey Felipe de Bélgica recibe una asignación anual de 12,5 millones de euros, ajustada por la inflación. Otros miembros de la Familia Real también reciben emolumentos, como el ex Rey Alberto II, que percibe 980.000 euros al año, y la Princesa Astrid, con 341.000 euros.
Los gastos reales de Luxemburgo
En Luxemburgo, el presupuesto del Gobierno para la Maison du Grand-Duc fue de 19,2 millones de euros en 2023. El gran Duque Enrique recibió 523.103 euros para gastos personales, mientras que su heredero, el Príncipe Guillermo, percibió 217.985 euros.
Al comparar las diferentes monarquías europeas, queda claro que la gestión de los fondos públicos y privados de las Casas Reales varía enormemente. La transparencia en los gastos y la justificación de los ingresos siguen siendo un desafío para muchas de ellas. Sin embargo, lo que es innegable es que las disparidades salariales reflejan no solo las diferencias en la riqueza y los ingresos nacionales, sino también las distintas expectativas y exigencias que los ciudadanos tienen de sus monarcas en el siglo XXI.
https://www.abc.es/gente/notable-dispar ... 26-nt.html
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Medina Sidonia, Medinaceli, Infantado... Las vulgares peleas por dinero y títulos de las grandes casas de la aristocracia de España
Nobleza obliga se ha dicho siempre, pero la aristocracia tiene ahora otro tipo de obligaciones que las sumen en batallas por dinero y títulos entre parientes. La última en meterse en pleitos ha sido la duquesa del Infantado, que ha ganado al Ayuntamiento de Manzanares el Real la devolución de un parque infantil que su abuelo había cedido.
Consuelo Font
Aquello de los ricos también lloran encaja como un guante en las principales casas nobiliarias españolas, Alba, Medinaceli, Medina-Sidonia y recientemente Infantado, cuyos miembros se desangran en batallas campales por ese binomio maldito dinero +poder, en su caso patrimonio y títulos nobiliarios. Un ejemplo es la duquesa de Medinaceli, Victoria Hohenlohe, (27) que, pese a sus 43 títulos, tuvo que celebrar su boda en 2023 en una finca prestada y sin tiara dinástica, porque su tío-abuelo, el duque de Segorbe, con quien esta enfrentada en los tribunales y regenta la Fundación Casa Ducal, le prohibió festejarla en el palacio familiar de Pilatos.
O el de los tres hijos de la fallecida duquesa de Medina Sidonia, desheredados por su madre y hoy en guerra por la herencia contra su viuda, Liliane Dahlmann, con quien la duquesa roja se casó in articulo mortis y en cuyas manos dejó su fundación y todos sus bienes. Por no hablar de los Alba, que tras la muerte de Cayetana en 2014, iniciaron una cadena de broncas fraternas aireadas por el mediático Cayetano, a quien su hermano Carlos, actual duque, expulsó del palacio de Liria y de la gestión de la Fundación Alba.
También Almudena de Arteaga (57), duquesa del Infantado, abogada y famosa escritora de novelas históricas como La princesa de Eboli, está en pie de guerra, pero contra los poderes públicos, para recuperar sus bienes. La muerte en accidente de avioneta de su hermano menor, Íñigo, a quien la ley Zapatero privó de heredar los títulos en favor de Almudena, probablemente evitó futuras rencillas fraternas. Su última batalla ha sido contra José Luis Labrador, alcalde socialista de Manzanares el Real (Madrid), donde se ubica el castillo de Mendoza, construido por el I duque del Infantado, linaje que sumó una veintena de títulos y un importante patrimonio en que destacan otros palacios como Infantado en Guadalajara o La Monclova en Sevilla.

Almudena de Arteaga en la presentación de uno de sus libros.
El origen de la gresca ha sido un castillo de plástico, o sea, el del único parque infantil del pueblo, ubicado en una parcela de 3.000 metros que en 1975 el abuelo de Almudena cedió de forma vitalicia y a su muerte, Iñigo de Arteaga, su padre, la reclamó sin éxito, recogiendo el testigo su heredera. Negoció la venta, algo imposible, pues el Consistorio la tasó en 155.513 euros y la duquesa en algo más de 2,3 millones, y tampoco hubo acuerdo sobre el alquiler, por lo que llevó al Ayuntamiento okupa a los tribunales, que este verano fallaron a su favor.
La aristócrata ha recuperado su parcela, desatando la indignación de los vecinos, que la acusan de privar a los niños de su parque, secundados por la periodista Mercedes Milá. "¿Tan difícil es para una familia como los Infantado ceder un cachito de tierra?", denunció en las redes. La duquesa, madre de dos hijas y abuela de cinco nietos, lo tiene claro: "La responsabilidad no es solo mantener el patrimonio que recibes, sino si se puede agrandarlo". Así hizo también reclamando al Estado su derecho a una vivienda en el palacio del Infantado, que le pagó 853.000 euros por renunciar a habitarlo, y repitió maniobra con el castillo de Mendoza, gestionado por la Comunidad de Madrid, que en enero de 2025 volverá a sus manos.
MEDINACELI
El colosal patrimonio de los Medinaceli, que incluye la única escultura de Miguel Ángel en manos privadas y palacios como el Pazo de Oca, el hospital Tavera, o Pilatos en Sevilla, dio lugar a un enconado pleito tras fallecer en 2013 Victoria Eugenia, Mimi, la mítica duquesa. Sobrevivió a tres de sus cuatro hijos, Luis, Rafael y Ana, la mayor, heredera del ducado por la ley Zapatero.

El duque de Segorbe en la boda de su hija Sol.
El único vivo, Ignacio, duque de Segorbe, logró que su madre le traspasara en su lecho de muerte la presidencia vitalicia de la Fundación, que atesora los bienes de la dinastía. Sin embargo, fue el primogénito de Ana, Marco Hohenlohe, padre de Victoria, mermado por terribles secuelas a causa de un accidente de moto, quien heredó el ducado y los demás títulos, que intentó disputarle sin éxito su tío, con quien la relación era muy tensa.
Fallecido de cáncer en 2016, su hija Victoria heredó los títulos, y también a guerra familiar, que hoy persiste, por la herencia de Mimi. Tanto Victoria como otros nietos suyos, entre ellos Rafael y Luis, hijos de Nati Abascal, demandaron a su tío y aunque los tribunales reconocieron en 2021 su derecho a la legítima, Segorbe recurrió y en venganza les expulsó de la fundación familiar. Como consecuencia, a la mismísima jefa de la dinastía Medinaceli le prohibieron casarse en su palacio de Pilatos.
MEDINA SIDONIA
Ejemplo de crueldad fue la duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, fallecida en 2008, que desheredó a sus tres hijos: Leoncio, actual duque, Pilar y Gabriel, nacidos de su desgraciado matrimonio con el aristócrata Leoncio González de Gregorio. Para ello convirtió en 1977 su palacio de Sanlúcar y su archivo de más de 6.000 legajos, valorado todo ello en 60 millones de euros, en "bienes de interés cultural" integrados en la fundación que creó en 1990.

La 'duquesa roja' y Liliane Dahlman en una imagen en 2008.
Alegó que sus hijos no parecían inclinados a conservar su patrimonio, solo a disfrutarlo transformándolo en vendible. Lo cierto es que la duquesa roja carecía de sentimientos maternales, sus vástagos le recordaban a su aborrecido matrimonio y hasta les prohibió acudir a su velatorio.
Tampoco encajaba con su linaje, apoyaba la lucha obrera, estuvo en la cárcel con Franco y se exilió en París. Menos aún asumía su condición femenina. En 1982 en la boda de su primogénito, conoció a la alemana Liliane Dahlmann, el amor de su vida, ¡con la que se casó horas antes de morir, cediéndole el control de su fundación, que salvaguardaba su millonario patrimonio.
Esto originó una interminable batalla en los tribunales por la legítima entre su viuda y sus hijos, quienes reclamaban que los bienes de la fundación formaran parte de su herencia. En 2018 la Audiencia de Cádiz les dio la razón, pero el problema es convertir esa herencia en dinero, pues son bienes protegidos que no se pueden vender, salvo que la Junta los expropiara y la indemnización los hiciera tangibles. La situación sigue tan enconada que Leoncio, actual duque, demandó a Liliane por apropiación indebida de 350.000 euros de la cuentas maternas. Fue condenada en febrero a seis meses de cárcel y a indemnizar al aristócrata, pero, como ya es habitual, ha recurrido.
LOS ALBA
Ser hijos de la todopoderosa duquesa de Alba, con sus 46 títulos y un patrimonio en monumentos y obras de arte calculado en 3.000 millones de euros, no garantiza la unión familiar, sobre todo viviendo en un palacio de 200 habitaciones como Liria. Eso ha pasado factura a los seis hijos de Cayetana, quien pese a repartir su herencia en 2011 para que le dejaran casarse con Alfonso Diez, su tercer marido, no logró evitar que se enfrentaran tras su muerte en 2014.

El duque de Alba junto a su hijo Fernando y Sofía Palazuelo en la Feria de Sevilla.
En vida de la duquesa, Cayetano, su favorito, administraba el patrimonio junto a Carlos, el primogénito, que a su fallecimiento heredó el ducado y la gestión de la Fundación, apartando a sus hermanos. Cesó a Cayetano de la gestión, impidiéndole permanecer en Liria, donde residía tras divorciarse de Genoveva Casanova, originándose una ruptura. El conflicto fue aireado por Cayetano en la prensa rosa, ante el disgusto del discreto Carlos, que en 2020 se reunió con su hermano para limar asperezas -"al menos me escuchó" asegura éste-, y hoy la relación relación es correcta "a secas". Siempre fue buena con Fernando, pero se estropeó con Eugenia y es nula con Jacobo, que se enfrentó a su madre por la herencia al no recibir ninguna casa.

La sucesión del la Casa de Alba quedó clara desde que Cayetana Fitz-James les adelantó parte de la herencia para poder casarse con Alfonso Diez. La mayoría de los títulos y el patrimonio que engloba la Fundación irían a parar a manos de su hijo Carlos y sus dos hijos que, de momento, parecen vivir en armonía. Otra cosa es la relación de Cayetano Martínez de Irujo con el duque de Alba y con el resto de sus hermanos, que saltó por los aires tras sus polémicas memorias. Sin embargo, tras un acercamiento en 2020, la relación parece menos tensa entre los hermanos, que ya llevan sus patrimonios de manera independiente.
Los desencuentros resucitaron cuando Cayetano publicó en 2019 una biografía destapando trapos sucios familiares, que indignó a sus hermanos, que ni siquiera acudieron al hospital cuando fue operado del estómago por enésima vez. En 2023 la situación se enconó de nuevo por el embalse que Cayetano quiere construir en su finca sevillana de Las Arroyuelas, y explota a través de una sociedad familiar, pero sus hermanos le exigieron un millonario aval. La discordia fraterna parece no tener remedio, como reconoció recientemente el duque de Arjona: "Los celos y la envidia no tienen solución" .
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Los 7 Anillos de compromiso de la realeza europea con más encanto
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Boris de Bulgaria cumple 27 años, conoce al hijo mayor de la princesa Miriam Al Ghazi
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Maryam Al Ghazi y su marido el príncipe príncipe Ghazi bin Muhammad.
La apasionante vida en Amán de Miriam Ungría: de princesa búlgara a princesa jordana
La diseñadora de joyas conoció a su actual marido jordano via el primero, Kardam de Bulgaria, a quien cuidó hasta el final. Recibió en su nuevo país al Rey Felipe antes que Rania.
El Rey Felipe (56 años) viajó solo el fin de semana pasado a Jordania, sin la Reina Letizia como estaba previsto, por culpa de la escalada de tensión entre Israel, Gaza, Líbano e Irán. La primera en recibirle en Amán fue su vieja amiga Miriam Ungría, de 61 años, antes incluso que los reyes Rania y Abdalá. Miriam reside en Jordania desde hace dos años, cuando se casó con el príncipe Ghazi bin Muhammad, primo de Abdalá.
Conocida en el país hachemita como Maryam Al Ghazi, nombre que adoptó tras contraer matrimonio, Miriam acogió a nuestro jefe del Estado en la embajada junto a varios miembros relevantes de la colonia española en Jordania. Lo hizo tan elegante como siempre, con un traje rosa pálido sobre el que dejó caer su bonita melena ondulada.

Miriam Ungría con el Rey Felipe en la embajada de España en Amán.
Nuestro rey aprovechó para dar un discurso en el que habló de las mujeres españolas que, como Miriam, están emparentadas con jordanos y recordó la iniciativa del rey Hussein en los años 60 y 70 de enviar a muchos de sus hombres a estudiar a España.
Seis hijos entre los dos
Miriam, ahora Maryam, está muy integrada en Amán aunque viaja mucho a Londres y Madrid. Su marido ejerce de asesor principal del rey para asuntos religiosos y culturales. Ocupa el decimoctavo puesto en la línea de sucesión y es designado como regente en caso de ausencia de Abdalá II. Divorciado de su primera esposa, Areej Zawawi, en 2021, a su boda con Maryam asistieron sus cuatro hijos. También los de Miriam, Boris y Beltrán, veinteañeros, fruto de su primer matrimonio con Kardam de Bulgaria, fallecido en 2015.
La vida de Miriam es cuanto menos de novela. Nacida en una familia acomodada de Madrid, su padre, Bernardo Ungría, presidió el emporio Ungría Patentes y Marcas y su madre, Carmen López Oleaga, fue marquesa de Montefalcón.
Única niña criada entre siete hermanos varones (uno de ellos es padre de Javier Ungría, ex de Elena Tablada), estudió Historia del Arte y Geografía e Historia en la Complutense. Después, hizo un curso de Gemología.
Una noche de los 80 Miriam conoció en la discoteca Joy Eslava a Kardam Sajonia Coburgo Gotha, príncipe de Tirnovo y primogénito de los reyes de Bulgaria, Simeón y Margarita Gómez-Acebo. Se casaron por el rito ortodoxo en 1996, ella enfundada en un bonito traje de novia de Basaldúa , coronado con la tiara de oro y diamantes de la reina Giovanna, abuela del novio.
Tuvieron dos hijos, y fueron un matrimonio muy dichoso. Kardam, licenciado en Economía Agrícola en Inglaterra, fue un financiero importante que estuvo vinculado a Telefónica y Miriam trabajó como diseñadora para distintas casas, como Carrera y Carrera y el joyero veneciano Nardi, hasta que decidió lanzar su propia firma, MdeU.
Una fatídica tarde de agosto de 2008, Miriam y Kardam volvían de pasar unos días en su casa de Riaza y tuvieron un terrible accidente a la altura de El Molar, en la N1. Miriam estuvo largo tiempo hospitalizada y logró recuperarse, pero Kardam tuvo secuelas irreversibles. Él falleció siete años después, en 2015. "Miriam se ganó el cielo. Estuvo pendiente de Kardam hasta el final", nos cuenta una persona de su círculo. "A su muerte, se marchó a vivir a Londres con los niños, y se compró un piso en el centro de Madrid que aún mantiene, por la Castellana".
Boris y Beltrán
Boris, heredero hoy de la casa real búlgara ya extinta, hizo Bellas Artes en Londres y Relaciones Internacionales en el IE de Madrid, donde coincidió con Amalia de Holanda. Actualmente reside en España, en casa de su madre. Beltrán, por su parte, es un virtuoso del piano que prepara el doctorado en Física en Inglaterra.
Muy bien conectada con las casas reales europeas, Miriam Ungría conoció a su actual marido hace años, ya que la familia real jordana frecuentaba a los Reyes de Bulgaria porque Simeón y Hussein estudiaron juntos de niños en Egipto. En calidad de princesa viuda de Tirnovo, en 2019 fue invitada a la boda de Gabriella Windsor, hija de los príncipes de Kent. Y el pasado año, esta vez como princesa jordana, fue a la boda del hijo del heredero Hussein y la princesa Rajwa con una enorme esmeralda en su anular, Íntima también de los Reyes de Países Bajos, conserva a sus grandes amigos de Madrid, desde Elena Cué hasta el RRPP Jacob Bendahan y el interiorista Ramiro Jofre, entre otros.
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Maximiliano de México, sueños de poder
La vida y las luchas de Maximiliano, emperador del Segundo Imperio Mexicano y su trágica confrontación con Benito Juárez.
¿Por Qué Se Volvió Loca Carlota de México? La Trágica Historia
Carlota de México, nacida como María Carlota Amelia de Bélgica el 7 de junio de 1840, era hija del rey Leopoldo I de Bélgica y fue criada en una corte europea bajo estrictas normas de realeza y alta educación. En 1857, se casó con el archiduque Maximiliano de Austria, hermano del emperador Francisco José I, en lo que parecía una unión de oportunidades políticas. Ambos eran una pareja culta y apasionada por el progreso y la política, con sueños de una monarquía reformista.
En 1864, cuando los conservadores mexicanos y Napoleón III le propusieron a Maximiliano y Carlota gobernar México, ambos aceptaron con la esperanza de un cambio positivo para la nación. Carlota, entusiasta y dedicada, asumió el rol de emperatriz con seriedad y se interesó profundamente por el bienestar de su nuevo país. Sin embargo, sus esfuerzos encontraron una creciente resistencia de las fuerzas republicanas lideradas por Benito Juárez y, más tarde, la retirada del apoyo militar de Napoleón III dejó al imperio en una situación crítica.
En un intento desesperado por salvar el trono, Carlota viajó a Europa en 1866, donde solicitó ayuda a las cortes de Francia y del Vaticano. Sin embargo, su llamado fue en vano, y el rechazo europeo y el colapso de su posición política impactaron gravemente su salud mental. En Roma, Carlota comenzó a mostrar síntomas de paranoia y desconfianza, con los médicos diagnosticándole condiciones que hoy asociaríamos a desórdenes psicóticos.
Durante su ausencia, Maximiliano fue capturado y ejecutado por las fuerzas republicanas mexicanas en 1867. Carlota, rota de dolor y sin poder regresar a México, fue acogida por la realeza belga, donde pasó los siguientes 60 años de su vida en un estado de profunda inestabilidad mental y soledad.
Carlota de México falleció el 19 de enero de 1927 a los 86 años, habiendo vivido una vida de intensa tragedia y desilusión, pero también marcada por una profunda lealtad hacia sus ideales y su esposo. Su historia es recordada como una de las grandes tragedias de la monarquía europea y un reflejo de la ambición y el amor llevados a los extremos. Su legado se mantiene como una figura de gran interés y controversia en la historia mexicana, recordada por sus ideales, pero también por la sombría locura que la marcó en sus últimos años.
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Gemas Reales: Un Legado Revelado | Tesoros De Las Monarquías (2013)
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Primicia: La fiesta blindada de Máxima de Holanda y Mary de Dinamarca
en Madrid por el cumpleaños de un magnate alemán
.Cumbre Royal en la finca Soto Mozanaque, propiedad del duque de Albuquerque que se alquila para eventos
.El anfitrión de este exclusivo encuentro fue un Baumbach, heredero de la poderosa familia propietaria del gigante
farmacéutico alemán Boehringer Ingelheim
.El nivel de seguridad desplegado para la ocasión estuvo a la altura de una cumbre internacional y se precintaron los móviles
15/12/2024
Un rincón de ensueño situado a unos 30 kilómetros de Madrid, la finca Soto Mozanaque, propiedad del duque de Albuquerque que alquila para eventos, se convirtió el pasado sábado en el epicentro de una reunión que, más que una celebración, fue una demostración de poder, linaje y fortuna. El anfitrión de este exclusivo encuentro fue un Baumbach, heredero de la poderosa familia propietaria de Boehringer Ingelheim, una de las 20 farmacéuticas más importantes del planeta.
La casa matriz de la compañía familiar fundada en 1885 está en Ingelheim, Alemania, y opera globalmente con 146 filiales y más de 47.700 empleados; más de 11.000 empleados en Alemania. Con una discreción obsesiva y medidas de seguridad propias de una cumbre diplomática, Baumbach celebró su cumpleaños rodeado de la flor y nata de las aristocracias europeas. Entre los asistentes confirmados se encontraban dos parejas reales: Máxima y Guillermo de Holanda y Mary Donaldson y Federico de Dinamarca, figuras que elevan el evento a una categoría extraordinaria y lo alejan de cualquier tipo de fiesta convencional.
Los Baumbach: aristocracia, fortuna, política, luces y sombras
El nombre de Baumbach resuena en los círculos de poder europeos con una mezcla de reverencia y misterio: representa la conjunción perfecta entre la tradición aristocrática y la modernidad empresarial, con vinculaciones en la política conservadora de Alemania. Hablamos de una de las familias más ricas de Alemania. Los Baumbach forman parte del linaje que controla Boehringer Ingelheim, una farmacéutica con ingresos superiores a los 24.000 millones de euros en 2023.
Más allá de los números, la persona que celebraba su cumpleaños con invitados tan ilustres es conocido por su magnetismo personal, su refinada cultura y su habilidad para tejer redes de influencia que trascienden el mundo empresarial. En él conviven la herencia de un apellido ligado a la ciencia y la industria con el peso de un linaje aristocrático que lo vincula a las grandes monarquías europeas. Baumbach no solo es un símbolo de riqueza; es un puente entre el pasado y el presente de las élites continentales.
Una fiesta blindada por el secretismo
La elección de Soto Mozanaque como escenario para esta celebración no fue casual. La finca del duque de Albuquerque, un enclave señorial cargado de historia, ofreció la privacidad y exclusividad que un evento de esta magnitud exigía. Los organizadores, siguiendo las estrictas indicaciones de Baumbach, desplegaron un operativo que buscaba mantener la fiesta fuera del alcance de miradas indiscretas. Los teléfonos móviles fueron "precintados", según nos revela una fuente que fue testigo de lo ocurrido. Se trataba, nos dicen, de "garantizar que ninguna imagen del evento trascendiera a las redes sociales o a la prensa". Las invitaciones, enviadas bajo un sistema de confidencialidad absoluto, incluían cláusulas que prohibían revelar detalles sobre la fiesta o los asistentes. Este celo por el secretismo no hace más que alimentar la fascinación por lo que allí ocurrió, convirtiendo el cumpleaños de Ferdinand en un enigma lleno de especulaciones.
Realeza, poder y capital europeo
El brillo de la fiesta no solo residía en su anfitrión, sino también en la talla de sus invitados, con la presencia confirmada de los reyes Máxima y Guillermo de Holanda y los de Dinamarca. Mary Donaldson regresaba a Madrid junto a Federico de Dinamarca un año después del escándalo de las fotos junto a Genoveva Casanova. La presencia de dos jefes de Estado añadió un aire de cumbre política al evento. No era la primera vez que las monarquías europeas y la familia Baumbach cruzaban caminos. Los reyes de Dinamarca habían sido vistos con dos de sus hijas, y rodeados de varios guardias de seguridad caminando en dirección Milla de Oro desde el hotel Santo Mauro, uno de lo más lujosos de la capital de España pero nada se había filtrado hasta ahora del verdadero motivo de su viaje a Madrid.
Las relaciones entre estas casas reales y el capital que representa Boehringer Ingelheim han sido clave en diversas iniciativas filantrópicas y culturales pero también como parte de las colosales celebraciones solo aptas para las elites. Además de las figuras reales, se especula que entre los invitados se encontraban miembros de otras monarquías europeas, magnates de la industria y figuras destacadas del mundo del arte y la política. Soto Mozanaque se convirtió por una noche en un pequeño parlamento de las élites globales, una muestra de cómo el poder sigue orbitando en torno a unos pocos apellidos y fortunas.
El blindaje de una reunión sin precedentes
El nivel de seguridad desplegado para la ocasión estuvo a la altura de una cumbre internacional. A la vigilancia habitual de la finca se sumaron de forma discreta efectivos de las fuerzas de seguridad españolas, alertados por la presencia de los jefes de Estado de Dinamarca y los Países Bajos y los servicios, que contaron con sus propios guardaespaldas y servicios de vigilancia. Además, el propio equipo de seguridad de Baumbach, compuesto por expertos en protección personal, reforzó el operativo. Aunque no se ha confirmado, se rumorea que parte de las medidas, con la presencia de servicios secretos de otros países, respondían a la posible asistencia de otras personalidades de renombre mundial, cuyas identidades permanecen en secreto. Este blindaje extremo contribuyó a la atmósfera de misterio que rodea al evento, convirtiendo la celebración en un acto comparable a una cumbre de jefes de estado.
El poder detrás de la fiesta
La familia Baumbach no es solo dueña de una de las farmacéuticas más grandes del mundo, sino que también tiene lazos financieros con proyectos respaldados por el capital de diversas monarquías europeas. Boehringer Ingelheim, conocida por sus avances en investigación biomédica, ha financiado iniciativas que van desde el desarrollo de nuevas terapias hasta programas culturales en colaboración con casas reales. También tienen sombras en su historia reciente, como escándalos por la responsabilidad de vertidos. La fiesta de Soto Mozanaque no solo fue un homenaje a un Baumbach, sino también una reunión de intereses comunes entre la aristocracia y las grandes fortunas. En un mundo donde el poder se reconfigura constantemente, eventos como este sirven para consolidar alianzas y reforzar redes de influencia que trascienden fronteras y generaciones.
La celebración de Baumbach no fue solo una fiesta; fue una demostración de cómo se entretejen los hilos del poder en Europa. En la finca Soto Mozanaque, rodeados de lujo, discreción y seguridad, las grandes figuras de la aristocracia y el capital europeo reafirmaron su posición en el tablero global. Y aunque el evento estuvo rodeado de secretismo, esta exclusiva filtrada en primicia por Informalia nos permite vislumbrar un mundo donde el linaje, el dinero y la influencia continúan marcando el destino de las élites.
La finca Soto Mozanaque, ubicada en el municipio de Algete, tiene una rica historia que se remonta al siglo XVII
La finca Soto Mozanaque, ubicada en el municipio de Algete, tiene una rica historia que se remonta al siglo XVII. Su origen está ligado a Cristóbal de Moscoso, el primer duque de Algete, quien recibió este título en reconocimiento a su lealtad durante la Guerra de Sucesión. Fue él quien adquirió la finca y ordenó la construcción de un palacio de recreo, que más tarde se transformaría en un pabellón de caza.
En 1818, el marqués de Alcañices añadió una capilla al complejo, la cual fue consagrada oficialmente el 13 de junio de ese mismo año, con el beneplácito de Luis de Borbón. Este hito marcó un nuevo capítulo para la finca, que desde entonces combinó sus actividades recreativas con un papel destacado en la vida religiosa de la zona.
Durante el siglo XIX, Soto Mozanaque alcanzó gran relevancia como un centro agrícola y ganadero, con especial énfasis en la cría de caballos. Los herederos de Cristóbal de Moscoso, Nicolás y José Osorio, fueron los encargados de potenciar estas actividades, consolidando la finca como una referencia en la producción ganadera de la región. El arquitecto Francisco de Cubas, conocido por su meticulosa documentación de espacios arquitectónicos, definió la finca como un "lugar versátil que armonizaba actividades agrícolas con funciones recreativas".
Con el paso del tiempo, Soto Mozanaque se convirtió en un escenario testigo de importantes cambios sociales y políticos en España. A pesar de las transformaciones sufridas a lo largo de los siglos, la finca ha mantenido su prestigio y continúa siendo un enclave histórico de gran relevancia en Algete.
https://www.eleconomista.es/informalia/ ... leman.html
en Madrid por el cumpleaños de un magnate alemán
.Cumbre Royal en la finca Soto Mozanaque, propiedad del duque de Albuquerque que se alquila para eventos
.El anfitrión de este exclusivo encuentro fue un Baumbach, heredero de la poderosa familia propietaria del gigante
farmacéutico alemán Boehringer Ingelheim
.El nivel de seguridad desplegado para la ocasión estuvo a la altura de una cumbre internacional y se precintaron los móviles
15/12/2024
Un rincón de ensueño situado a unos 30 kilómetros de Madrid, la finca Soto Mozanaque, propiedad del duque de Albuquerque que alquila para eventos, se convirtió el pasado sábado en el epicentro de una reunión que, más que una celebración, fue una demostración de poder, linaje y fortuna. El anfitrión de este exclusivo encuentro fue un Baumbach, heredero de la poderosa familia propietaria de Boehringer Ingelheim, una de las 20 farmacéuticas más importantes del planeta.
La casa matriz de la compañía familiar fundada en 1885 está en Ingelheim, Alemania, y opera globalmente con 146 filiales y más de 47.700 empleados; más de 11.000 empleados en Alemania. Con una discreción obsesiva y medidas de seguridad propias de una cumbre diplomática, Baumbach celebró su cumpleaños rodeado de la flor y nata de las aristocracias europeas. Entre los asistentes confirmados se encontraban dos parejas reales: Máxima y Guillermo de Holanda y Mary Donaldson y Federico de Dinamarca, figuras que elevan el evento a una categoría extraordinaria y lo alejan de cualquier tipo de fiesta convencional.
Los Baumbach: aristocracia, fortuna, política, luces y sombras
El nombre de Baumbach resuena en los círculos de poder europeos con una mezcla de reverencia y misterio: representa la conjunción perfecta entre la tradición aristocrática y la modernidad empresarial, con vinculaciones en la política conservadora de Alemania. Hablamos de una de las familias más ricas de Alemania. Los Baumbach forman parte del linaje que controla Boehringer Ingelheim, una farmacéutica con ingresos superiores a los 24.000 millones de euros en 2023.
Más allá de los números, la persona que celebraba su cumpleaños con invitados tan ilustres es conocido por su magnetismo personal, su refinada cultura y su habilidad para tejer redes de influencia que trascienden el mundo empresarial. En él conviven la herencia de un apellido ligado a la ciencia y la industria con el peso de un linaje aristocrático que lo vincula a las grandes monarquías europeas. Baumbach no solo es un símbolo de riqueza; es un puente entre el pasado y el presente de las élites continentales.
Una fiesta blindada por el secretismo
La elección de Soto Mozanaque como escenario para esta celebración no fue casual. La finca del duque de Albuquerque, un enclave señorial cargado de historia, ofreció la privacidad y exclusividad que un evento de esta magnitud exigía. Los organizadores, siguiendo las estrictas indicaciones de Baumbach, desplegaron un operativo que buscaba mantener la fiesta fuera del alcance de miradas indiscretas. Los teléfonos móviles fueron "precintados", según nos revela una fuente que fue testigo de lo ocurrido. Se trataba, nos dicen, de "garantizar que ninguna imagen del evento trascendiera a las redes sociales o a la prensa". Las invitaciones, enviadas bajo un sistema de confidencialidad absoluto, incluían cláusulas que prohibían revelar detalles sobre la fiesta o los asistentes. Este celo por el secretismo no hace más que alimentar la fascinación por lo que allí ocurrió, convirtiendo el cumpleaños de Ferdinand en un enigma lleno de especulaciones.
Realeza, poder y capital europeo
El brillo de la fiesta no solo residía en su anfitrión, sino también en la talla de sus invitados, con la presencia confirmada de los reyes Máxima y Guillermo de Holanda y los de Dinamarca. Mary Donaldson regresaba a Madrid junto a Federico de Dinamarca un año después del escándalo de las fotos junto a Genoveva Casanova. La presencia de dos jefes de Estado añadió un aire de cumbre política al evento. No era la primera vez que las monarquías europeas y la familia Baumbach cruzaban caminos. Los reyes de Dinamarca habían sido vistos con dos de sus hijas, y rodeados de varios guardias de seguridad caminando en dirección Milla de Oro desde el hotel Santo Mauro, uno de lo más lujosos de la capital de España pero nada se había filtrado hasta ahora del verdadero motivo de su viaje a Madrid.
Las relaciones entre estas casas reales y el capital que representa Boehringer Ingelheim han sido clave en diversas iniciativas filantrópicas y culturales pero también como parte de las colosales celebraciones solo aptas para las elites. Además de las figuras reales, se especula que entre los invitados se encontraban miembros de otras monarquías europeas, magnates de la industria y figuras destacadas del mundo del arte y la política. Soto Mozanaque se convirtió por una noche en un pequeño parlamento de las élites globales, una muestra de cómo el poder sigue orbitando en torno a unos pocos apellidos y fortunas.
El blindaje de una reunión sin precedentes
El nivel de seguridad desplegado para la ocasión estuvo a la altura de una cumbre internacional. A la vigilancia habitual de la finca se sumaron de forma discreta efectivos de las fuerzas de seguridad españolas, alertados por la presencia de los jefes de Estado de Dinamarca y los Países Bajos y los servicios, que contaron con sus propios guardaespaldas y servicios de vigilancia. Además, el propio equipo de seguridad de Baumbach, compuesto por expertos en protección personal, reforzó el operativo. Aunque no se ha confirmado, se rumorea que parte de las medidas, con la presencia de servicios secretos de otros países, respondían a la posible asistencia de otras personalidades de renombre mundial, cuyas identidades permanecen en secreto. Este blindaje extremo contribuyó a la atmósfera de misterio que rodea al evento, convirtiendo la celebración en un acto comparable a una cumbre de jefes de estado.
El poder detrás de la fiesta
La familia Baumbach no es solo dueña de una de las farmacéuticas más grandes del mundo, sino que también tiene lazos financieros con proyectos respaldados por el capital de diversas monarquías europeas. Boehringer Ingelheim, conocida por sus avances en investigación biomédica, ha financiado iniciativas que van desde el desarrollo de nuevas terapias hasta programas culturales en colaboración con casas reales. También tienen sombras en su historia reciente, como escándalos por la responsabilidad de vertidos. La fiesta de Soto Mozanaque no solo fue un homenaje a un Baumbach, sino también una reunión de intereses comunes entre la aristocracia y las grandes fortunas. En un mundo donde el poder se reconfigura constantemente, eventos como este sirven para consolidar alianzas y reforzar redes de influencia que trascienden fronteras y generaciones.
La celebración de Baumbach no fue solo una fiesta; fue una demostración de cómo se entretejen los hilos del poder en Europa. En la finca Soto Mozanaque, rodeados de lujo, discreción y seguridad, las grandes figuras de la aristocracia y el capital europeo reafirmaron su posición en el tablero global. Y aunque el evento estuvo rodeado de secretismo, esta exclusiva filtrada en primicia por Informalia nos permite vislumbrar un mundo donde el linaje, el dinero y la influencia continúan marcando el destino de las élites.
La finca Soto Mozanaque, ubicada en el municipio de Algete, tiene una rica historia que se remonta al siglo XVII
La finca Soto Mozanaque, ubicada en el municipio de Algete, tiene una rica historia que se remonta al siglo XVII. Su origen está ligado a Cristóbal de Moscoso, el primer duque de Algete, quien recibió este título en reconocimiento a su lealtad durante la Guerra de Sucesión. Fue él quien adquirió la finca y ordenó la construcción de un palacio de recreo, que más tarde se transformaría en un pabellón de caza.
En 1818, el marqués de Alcañices añadió una capilla al complejo, la cual fue consagrada oficialmente el 13 de junio de ese mismo año, con el beneplácito de Luis de Borbón. Este hito marcó un nuevo capítulo para la finca, que desde entonces combinó sus actividades recreativas con un papel destacado en la vida religiosa de la zona.
Durante el siglo XIX, Soto Mozanaque alcanzó gran relevancia como un centro agrícola y ganadero, con especial énfasis en la cría de caballos. Los herederos de Cristóbal de Moscoso, Nicolás y José Osorio, fueron los encargados de potenciar estas actividades, consolidando la finca como una referencia en la producción ganadera de la región. El arquitecto Francisco de Cubas, conocido por su meticulosa documentación de espacios arquitectónicos, definió la finca como un "lugar versátil que armonizaba actividades agrícolas con funciones recreativas".
Con el paso del tiempo, Soto Mozanaque se convirtió en un escenario testigo de importantes cambios sociales y políticos en España. A pesar de las transformaciones sufridas a lo largo de los siglos, la finca ha mantenido su prestigio y continúa siendo un enclave histórico de gran relevancia en Algete.
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