La mala salud "de hierro" de la duquesa
Jaime Peñafiel
Por unos motivos o por otros, la duquesa de Alba, la más duquesa del mundo, siempre es noticia.
Cuando aún no se han apagado los ecos de la "no-boda" de Cayetana con Alfonso Díez-Carabantes, que tanto dio de sí, aunque pasada la tormenta mediática todo quedó como estaba, es ahora su salud la que parece preocupar a algunos.
Afortunadamente, sus únicos problemas siguen siendo los de movilidad en las piernas, de la que fue intervenida sin resultado, lo cual la obliga a trasladarse, la mayoría de las veces, en silla de ruedas.
Cierto es que con ayuda también puede andar, como pude comprobar personalmente durante mi reciente encuentro con ella en su villa de Ibiza a propósito de los rumores que se desataron sobre sus relaciones sentimentales.
Andando, despacito, acudió a la gran terraza, con espectaculares vistas al mar, en la que se filmó la entrevista para mi programa Está Pasando, de Telecinco. Y despacito y con paciencia, la acompañé a sus habitaciones una vez finalizada la grabación.
Estos problemas de movilidad no le impiden mantener una cabeza admirable para pensar y expresarse, y un gran corazón para amar.
Pero el pasado sábado, después de haber asistido, en Jerez de la Frontera, a la boda de su primer nieto, Javier Martínez de Irujo, primogénito del segundo de sus hijos, el duque de Aliaga, durante la que recibió testimonios populares de simpatía, regresó a su palacio de Las Dueñas en Sevilla.
Antes de retirarse a dormir quiso tomar un zumo de naranja. Y, como suele suceder muchas veces, el líquido se fue por donde no debía. A punto estuvo de darle un serio disgusto. La rápida intervención de un médico hizo que aquello quedara tan sólo en eso, en un susto.
A pesar de las noticias alarmantes que, de manera infundada, vienen publicándose desde ese día, el estado de la salud de la duquesa es el que es, el de siempre. Como sus actividades. El pasado miércoles decidió salir a comer en compañía de unas amigas.
Lo que sí parece haber cambiado es que, tras el gran disgusto que se llevaron los hijos, cuando conocieron que su madre pretendía casarse, la presencia de éstos en Dueñas es hoy, al parecer, más frecuente que ayer.
Y es que, como me reconoció Cayetana, la soledad en la que vive le ha llevado a enamorarse de nuevo. Compañía es lo que necesita.
Con respecto a su estado físico de salud, está dispuesta a llevar a los tribunales a todos aquellos que duden de su "mala salud de hierro".
Hay hijos que parecen cuervos...que fuerte!
