Letizia, una princesa… retocadaJaime Peñafiel
Confieso que Letizia nunca me ha gustado como consorte del Príncipe Felipe. Cuestión de principios. Después de que durante treinta años nos estuvieran poniendo, siempre, como ejemplo, a Doña Sofía, que lleva la realeza en la sangre, ahora, el modelo de sucesora, es una ex periodista nieta de un taxista. Difícil de aceptar por quienes teníamos otro concepto de la monarquía reinante, sin que seamos monárquicos.
Dicho esto desde el triste día del anuncio oficial del compromiso matrimonial en el Palacio de El Pardo, un día para no olvidar. Siempre estuve convencido de que, a pesar de no ser la adecuada, se trataba de una muchacha con mucho carácter, mucha personalidad y muy segura de sí misma.
Pero, a resultado que no. Primero, con eso de “! Soy una princesa!” un pobre periodista sudamericano que osó preguntarle, en Pekín, “¿en qué medio trabajas?”. Su respuesta aparte de lo anteriormente dicho, pudo haber sido también: ¿no sabe usted con quién está hablando?.
Segundo y más importante: La intervención quirúrgica, a la que se ha sometido esta semana, encubierta por, La Zarzuela, con el eufemismo de septorrinoplastia, cuando en realidad y además, ha sido una vulgar operación de cirugía estética.
Como a la que recurren cientos de miles de mujeres. Desde Isabel Preysler a Ana García Obregón pasando por la Baronesa Thyssen. Y tantas otras, recauchutadas, después de haber pasado por el quirófano del que salen, en el mejor de los casos, con cara de espanto.
Pienso que Letizia se ha equivocado como muchas jóvenes que deciden dar una sorpresa al marido, novio o compañero, sin tener en cuenta que Felipe, en este caso concreto, de quién se enamoró, no es de esta Letizia que ha querido sorprenderle, al regreso de Hispanoamérica, sino de la que aparecía en el telediario de la Uno. Aquella, que a todos, nos parecía que era una muchacha hasta bonita.
Pero las periodistas cortesanas, se han pasado cantidad. Ahora resulta, que no es como ellas decían. Porque por lo que ha sucedido, a Letizia no le gustaba, su nariz, ni su cara.
¿Sabe Letizia que esa nariz que se ha retocado, es propia de los Borbones, al igual que ese prognatismo de su mentón, que parece que también, lo es de los Austrias?.
¿Porqué la Casa Real anda siempre con eufemismos para no llamar a cada cosa por su nombre?: Separación o divorcio al “cese temporal de convivencia matrimonial” de la Infanta; cirugía estética a la septorrinoplastia..
Al menos que Letizia sea la señora “poyaqué”: ya que me va a arreglar lo del tabique nasal, ¿porqué no me arregla también la cara?, ¿porqué no también los ojos?,¿porqué no también las orejas?, ¿porqué no también la barbilla?.
Desde hoy, ya no sólo es una princesa, sino una princesa…retocada.
Pena da que no exista una cirugía para el carácter.
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