La imagen lo dice todo. MetteMarit no pudo disimular el orgullo por su hija en el saludo que dirigieron a los noruegos durante el Día Nacional, el primero de Ingrid tras alcanzar la mayoría de edad. INGRID DE NORUEGALA FUTURA REINA DE LA MONARQUÍA MÁS QUERIDA DE TODA EUROPAUna cena de gala puso ayer el colofón a las celebraciones por la mayoría de edad de la primogénita del príncipe Haakon. La popularidad de la corona se ha disparado hasta el 86%EDUARDO ÁLVAREZES LA HEREDERA del heredero al trono. Por ello no siente aún la misma presión que otras princesas de su generación como Amalia de los Países Bajos, Isabel de Bélgica o la misma Leonor de España. Y, sin embargo, Ingrid de Noruega muy probablemente empezará desde ya a participar en muchos más actos institucionales que las anteriores.
Porque la primogénita de Haakon y Mette-Marit, desde que cumplió 18 años el pasado enero, se ha convertido en una pieza clave para la Casa Real de este país escandinavo dada la maltrecha salud de su abuelo, el rey Harald V, que obliga al príncipe heredero a asumir con relativa frecuencia la regencia, perfectamente engrasada e institucionalizada para que nunca haya problemas de vacío de poder como los que, sin ir más lejos, sí se podrían producir en España por la desidia de un Parlamento que mira hacia otro lado cuando de regular cuestiones sobre la Monarquía se trata. La frágil salud que también aqueja a la princesa Mette-Marit –diagnosticada de fibrosis pulmonar, enfermedad degenerativa y crónica– también pone el foco sobre Ingrid para que asuma un progresivo protagonismo en ceremonias de Estado.
LETIZIA, AUSENTE EN OSLO
Felipe VI acudió solo ayer a la cena de gala por su ahijada. Con su ausencia, Letizia pudo esquivar una vez más a Marie Chantal, la esposa de Pablo de Grecia, dos de los invitados al Palacio Real.
El Palacio Real de Oslo acogió ayer por la tarde una cena de gala a la que acudieron representantes de numerosas dinastías europeas, incluido el Rey Felipe VI, uno de los padrinos de bautismo de la princesa. Fue el colofón a los numerosos eventos con los que Noruega ha celebrado la mayoría de edad de su futura reina. La víspera se había celebrado otra cena oficial ofrecida en su honor por parte del Gobierno en la nueva biblioteca Deichman Bjørvika de Oslo. Y, antes, en enero, fue cumplimentada por los tres poderes del Estado, con visitas al Parlamento, a la sede del Gobierno y al Tribunal Supremo. El 18 cumpleaños también fue la ocasión para que Ingrid concediera su primera entrevista a la televisión pública nacional.
Muy comedida en sus declaraciones –estamos ante una princesa especialmente reservada–, sí dejó muy claro que tiene bien asumido el papel que le corresponde ejercer. “Una puede soñar y preguntarse cómo habría sido una vida completamente diferente. Yo también. Pero esa no es la vida que tengo, por lo que resulta difícil imaginar no estar en este papel”, subrayó. Admitió que aún no sabe qué estudios superiores cursará –decisión que habrán de consensuar entre el Ejecutivo y la Casa Real–, aunque sorprendió al confesar que su madre le empuja a formarse en Medicina, una disciplina en principio alejada de lo que se ven obligados a estudiar todos los futuros Jefes de Estado. No hay tampoco noticias sobre su instrucción militar, aunque a Ingrid le corresponderá en su momento ejercer el alto mando de las Fuerzas Armadas.
Cuando ascienda al trono, Ingrid se convertirá en la segunda mujer que reina en Noruega, aunque la anterior, Margarita (1387-1412), fue en realidad soberana de la Unión de Kalmar bajo la que se aglutinaron las coronas de Dinamarca, Noruega y Suecia. La primogénita de Haakon y Mette-Marit –ésta llegó al matrimonio con un hijo, Marius Borg– podrá asumir la jefatura del Estado gracias a la reforma constitucional de 1990 que abolió la anacrónica ley semisálica por la que, sin ir más lejos, la tía de nuestra protagonista, la princesa Marta Luisa, se vio desplazada del orden sucesorio en favor de su hermano menor, el actual heredero Haakon. En un país que presume de sus políticas igualitarias tan avanzadas, una norma que diera prevalencia al varón en el derecho al trono, como sigue sucediendo en España, sería inasumible.
El apoyo de los ciudadanos noruegos a la institución es extraordinariamente alto. El respaldo al rey Harald raramente ha bajado del 70%. Pero hoy es incluso mayor. A principios de este mes, se produjo un episodio insólito en las monarquías europeas. La ministra de Cultura, Anette Trettebersgstuen, del Partido Laborista –formación que encabeza el actual primer ministro–, consiguió que el Parlamento votara una proposición en apoyo de la república. La iniciativa fue amplísimamente rechazada, con 134 votos a favor de la Corona, frente a 35 en contra. Trettebersgstuen, que recibió enormes críticas, se defendió diciendo que “ama profundamente a la familia real, pero que sus convicciones son republicanas”. Ha servido en todo caso el asunto para subrayar el enorme amparo político que tiene la monarquía. Y, aún más, la moción coincidió con la última encuesta sobre la institución, que refleja que el 84% de los noruegos está muy a favor de mantenerla.
Tiene, por tanto, muy despejado el camino hacia el trono la princesa Ingrid. Alguna envidia despertará a buen seguro en otras herederas que sí se enfrentan a auténticas carreras de obstáculos.
LA OTRA CRÓNICA EL MUNDO SÁBADO 18 DE JUNIO DE 2022
