El pasado 15 de abril, la madre de la Princesa de Asturias celebró con una comida su 55 aniversario. Paloma estuvo arropada por su nieta Carla, hija de la desaparecida Érika, y sus padres, Francisco y Enriqueta.
La sobrina de Letizia Ortiz abraza con fuerza a su abuela materna.
Paloma Rocasolano ha celebrado su cumpleaños más amargo, ya que es el primero que pasa tras el trágico fallecimiento de su hija, Érika Ortiz, hace más de dos meses. A pesar de la pena, la madre de la Princesa de Asturias intenta que la normalidad vuelva a su vida y, el pasado 15 de abril, día en el que cumplía 55 años, estuvo rodeada por sus seres más queridos.
Paloma estuvo arropada por su nieta mayor, Carla, hija de Érika y el escultor Antonio Vigo, y sus padres, Francisco y Enriqueta, quienes, a pesar de tener su residencia habitual en Alicante, viven en Madrid desde que murió su nieta.
A la derecha, a su llegada a la casa en la que iban a comer, Francisco y
Enriqueta llevaban un regalo para ella. A la derecha, Paloma está siempre muy
pendiente de Carla. Aquí, agachada, le anuda el cordón de su falda.
Enriqueta llevaban un regalo para ella. A la derecha, Paloma está siempre muy
pendiente de Carla. Aquí, agachada, le anuda el cordón de su falda.
Lo celebró con una comida en casa de unos amigos
La mañana de su cumpleaños, Paloma, que nació en Madrid el 15 de abril de 1952, abandonaba su domicilio en la capital alrededor del mediodía para desplazarse hasta la casa de unos amigos donde celebraría una comida con sus más allegados.
Allí, pudimos ver cómo la madre de Letizia, que recibió con una sonrisa y un “gracias” la felicitación de los periodistas, llevaba en brazos a Carla, de seis años, que es su mayor alegría. Mientras que su padre, Francisco, cogía de la mano a su esposa, Enriqueta, que llevaba uno de los regalos que, en el transcurso del almuerzo, le entregarían a Paloma. Los Rocasolano abandonaron la casa sobre las ocho de la tarde.
Con su nieta en brazos, Paloma coge de la mano a su padre, quien, a su vez, lleva del brazo a su esposa.
Tras el trágico fallecimiento de su hija Érika el pasado 7 de febrero, Paloma Rocasolano se ha refugiado en su familia y el trabajo. En el ámbito laboral, dentro del sindicato de enfermería en el que trabaja, se encarga del proyecto “Vacaciones solidarias”, donde se organizan viajes a enfermeros que quieran colaborar en países menos favorecidos. En el terreno personal, la madre de la Princesa está viviendo un mes de abril contradictorio, ya que las alegrías se mezclan con las penas.
Paloma espera con ilusión la llegada de su tercera nieta
A pesar de que intentó llevar con normalidad el día de su cumpleaños y espera con ilusión el inminente nacimiento de la segunda hija de los Príncipes de Asturias, que será su tercera nieta, la madre de Letizia tenía muy presente que, el 20 de este mismo mes, su hija Érika habría cumplido 32 años. Además, Paloma ha sido testigo de cómo su nieta Carla se veía salpicada por una excéntrica e inverosímil noticia.
Tierna imagen de Paloma Rocasolano,
abrazada por su nieta mayor, que
cumplirá siete años en verano.
La revista noruega “Se og Hor” publica que, tras la muerte de su hermana Érika, Letizia querría adoptar a su sobrina Carla Vigo, porque le gustaría que la niña creciera en un ambiente seguro. La Familia Real no le daría permiso para hacerlo porque, siempre según esta publicación noruega, “la pequeña no es lo suficientemente fina para la Casa Real”.