Éxitos del deporte español

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Javier Fernández campeón en el Mundial de Boston 2016

Mensajepor Invitado » Dom 03 Abr, 2016 3:43 pm


Javier Fernández, actuación en el programa corto del Mundial 2016
El patinador español Javier Fernández debutó en el Mundial de Boston 2016 con un segundo puesto tras sufrir una caída. Fernández sumó 98.52 puntos, solo superado por los 110.56 del japonés Hanyu. Después vendría la actuación del programa libre del video anterior en que remontaría para proclamarse campeón mundial por segunda vez consecutiva.



Javier Fernández Campeón del Mundo Shangai 2015
Programa libre de Javier Fernández para proclamarse campeón del mundo de patinaje en Shanghái (China) 2015. Tras colgarse el bronce en las dos ediciones anteriores, el madrileño se subió por primera vez a lo más alto del cajón mundial, en el mayor logro deportivo del patinaje español en su historia.

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Mensajepor salimos » Mié 20 Abr, 2016 12:48 am


Javier Fernández recibe la Medalla de Oro de la Real Orden al Mérito Deportivo
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha impuesto hoy la medalla de oro al mérito deportivo al doble campeón del mundo de patinaje artístico Javier Fernández, cuyo esfuerzo y tesón ha elogiado porque cree que es el que conduce al éxito y sirve de espejo de todo lo bueno que tiene España. El bicampeón del mundo de patinaje artístico Javier Fernández ha vivido un día lleno de emociones… que ha comenzado con una visita al Consejo Superior de Deportes… Acompañado en todo momento por su padre, el también cuádruple campeón de Europa ha sido felicitado por el presidente del CSD, Miguel Cardenal, a ‘Super Javi’ ha mostrado orgulloso la última y valiosa medalla conquistada….





Javier Fernández visita AS tras ganar su segundo oro mundial



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Mensajepor Invitado » Dom 01 May, 2016 9:24 pm

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ALPINISMO
Carlos Soria se adjudica el Annapurna a los 77 años

El alpinista abulense huella de madrugada la peligrosa montaña, de 8.091 metros, y se cita ya con los dos últimos ‘ochomiles’ de la lista

Aasombra la figura de Carlos Soria, que esta madrugada ha firmado la ascensión del Annapurna (8.091 m), su 12º ‘ochomil’, a la edad de 77 años. El abulense era un gran alpinista hace medio siglo, firmando entre otras cosas primeras nacionales en los Alpes. No es alguien que ha descubierto la montaña tras jubilarse, sino que se ha entregado a fondo a una pasión que durante años se vio constreñida por sus obligaciones laborales de tapicero. Mantener tantos años una pasión es de récord. Y su paciencia para encontrar financiación y regresar una y otra vez a las montañas más elevadas del planeta explica su tesón: hacen falta muchas ganas para citarse por tercera vez a una montaña tan traicionera como el Annapurna, con un paso entre el campo II y el III en el que los aludes provocados por la rotura de seracs no piden permiso para barrerlo todo a su paso. En esta misma montaña, Juan Oiarzabal se convirtió en el primer español y sexto hombre en alcanzar los 14 ‘ochomiles’ del planeta. Fue en 1999 y le acompañaron Juan Vallejo, Ferrán Latorre y Eneko Pou y todos coincidían en que en ese punto de la montaña sus vidas quedaban en manos del azar: a salvo en el campo base, todos mantenían un rictus de tensión.

Ahora mismo, Soria y sus compañeros Luis Miguel López y Carlos Martínez, descansan en el campo 4 de la montaña, a 7.100 metros. Mañana alcanzarán el campo base, a 4.200 metros.

El plan de Carlos Soria es conquistar las 14 montañas más elevadas del planeta. Apenas faltan en su lista la cima principal del Shisha Pangma (holló en 2005 la cima central) y el Dhaulagiri, montaña con la que tiene previsto citarse esta misma temporada. Por supuesto, nadie escala montañas de más de 8.000 metros a su edad. El abulense tiene otro récord: es el único alpinista que ha escalado diez ‘ochomiles’ tras cumplir los 60. Uno de los secretos de Carlos Soria es su gestión del tiempo. Pese a lo que indique su DNI, el hombre no tiene prisa, no corre ciego tras las cimas y exhibe los mismos principios de prudencia y de saber hacer en la montaña que exhibía cuando era un veinteañero. La mejor manera de durar. Por eso nunca ha sufrido un accidente ni ha tenido que ser rescatado, manteniéndose fiel a uno de los axiomas en montaña: la autonomía da el nivel del montañero. Ayer mismo, desde el último campo de altura se emocionaba explicándose: "Hemos hecho lo que teníamos que hacer, lo que creíamos era lo lógico y como siempre: haciendo bien las cosas. Ojala mañana podamos llegar a la cumbre".

Pese a esto, Soria no se vende como lo que no es: explica sin tapujos que usa cuerdas fijas, oxígeno artificial cuando la ocasión lo precisa y es ayudado por sherpas como su fiel Mhuktu. No escala para acumular récords: lo hace porque lo lleva dentro, porque es lo que siempre quiso ser, de forma irremisible.

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Mensajepor Invitado » Dom 01 May, 2016 9:27 pm

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BÁDMINTON | EUROPEO
Carolina Marín, campeona de Europa por segunda vez

La española venció en la final a la segunda raqueta europea, Kirsty Gilmour, en dos sets (21-12 y 21-18) en un partido donde fue muy superior.

Carolina Marín ya es por segunda vez campeona de Europa. La onubense no falló y venció a la escocesa Kirty Gilmour (21-12 y 21-18, en 43 minutos) en la final en la que la española fue insuperable para su rival. Un título que se suma dos años después de su primer oro continental, el de Kazan 2014, que significó la explosión de esta jugadora que, dos temporadas después, se codea con las mejores raquetas del planeta y es firme candidata al oro olímpico en Río.

Carolina encaraba esta final de una manera muy diferente a la de hace dos años. Si en 2014 el objetivo era confirmar con un título toda la proyección que se le suponía, en este 2016 Carolina debía respaldar que está en otra dimensión, en un nivel, hoy por hoy, muy superior al que a día de hoy ofrece el cuadro femenino europeo.

No obstante, enfrente tenía a la segunda mejor jugadora del continente, una Kirsty Gilmour que anda en el puesto 21º de la lista mundial y que cuenta con múltiples recursos ofensivos como para inquietar a cualquiera. Carolina, por su parte, con las dudas que le podían generar un hombro maltrecho (necesitó asistencia en semifinales) y el no haber levantado aún ningún título en un año enfocado a Río, necesitaba un triunfo que le confirmara marchar por el buen camino.

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Javier Fernández, el nuevo rey del deporte español

Mensajepor Invitado » Mar 10 May, 2016 6:54 pm

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Javier Fernández, el nuevo rey del deporte español

Nadie podía esperar que la gran estrella deportiva del país fuese un patinador. Pero desde esa especialidad casi clandestina en España ha llegado a doble campeón mundial. Esta es la historia de El Lagartija, un revoltoso niño de barrio que, sin apenas apoyo oficial, a golpe de sacrificio y soledad, ha escrito una leyenda sobre hielo.

nriqueta López tuvo que tomarse un tranquilizante para ir al Boston Garden, donde esa noche de abril se esperaba una multitud de casi 20.000 personas. Enriqueta y su marido, Antonio Fernández, llevaban días por la ciudad estadounidense combatiendo el nerviosismo con lo que podían. Procuraban hablar poco con el chico para no descentrarlo. Pero las malas noticias se amontonaban. Por primera vez en su carrera deportiva, al chaval le golpeaban las lesiones. Se le inflamó tanto un talón que tuvieron que extraerle líquido y no había podido entrenarse a fondo. El médico decidió infiltrarlo para mitigar el dolor. En la primera de las dos pruebas decisivas del Campeonato Mundial de Patinaje Artístico –el llamado programa corto–, Javier, el hijo de Enriqueta y Antonio, se había caído. Su gran rival, una perla japonesa de 21 años llamada Yuzuru Hanyu que venía de asombrar con varias actuaciones siderales, había tomado una ventaja que parecía insalvable.

Así que la tarde del pasado 2 de abril, Enriqueta, una cartera del barrio madrileño de Cuatro Vientos, y Antonio, mecánico del Ejército, se dirigían con el alma en vilo al Boston Garden, donde todos los pronósticos apuntaban a que Javier, que en dos semanas cumpliría 25 años, no iba a renovar el título de campeón del mundo conquistado en Shanghái 12 meses antes. En Madrid, su otra hija, Laura, también patinadora, estaba más confiada: “Sabía que podía hacerlo. Siempre que empieza mal un campeonato, se quita la presión de encima y entonces le sale lo mejor”. Aunque Javier confiesa que antes de una gran competición “te pueden hasta temblar las manos”, esta vez se encontraba tranquilo, aislado del mundo con sus auriculares atronando reggaeton. Había asumido que para ganar tenía que hacer un “programa [así llaman a cada ejercicio] completamente perfecto”. Pero fue más que eso: “Me salió excepcional”.

Antes de que finalizara su actuación –el llamado programa largo–, el público ya estaba en pie. Enriqueta, Antonio y la novia de Javier, la patinadora japonesa Miki Ando, se abrazaron entre lágrimas. Durante 4 minutos y 40 segundos, habían visto un recital de Javier: haciendo piruetas, recreándose en sus famosos cuádruples –cuatro vueltas consecutivas en el aire–, frenando en seco sobre el hielo o rotando como un derviche encogido sobre sí mismo. Mientras su cuerpo dibujaba arabescos en el aire, mecido por la voz de Frank Sinatra cantando Guys and Dolls, su rostro descubría una creciente euforia interior. Era el “subidón de adrenalina”, dice Javier, que sienten los patinadores cuando ven que les sale todo y se lanzan a volar sobre el hielo.

En la noche bostoniana de ese 2 de abril, la familia de Javier, los 20.000 espectadores y los expertos en patinaje compartieron la sensación de que habían asistido a algo único. “Mucha gente me está diciendo que tal vez es el mejor programa que han visto nunca”, comentó Brian Orser, el entrenador canadiense que tiene a su cargo en Toronto a los dos rivales de esa noche, Fernández y Hanyu. “Fue una demostración de fortaleza física y mental sin precedentes en la historia del patinaje”, coincide Daniel Peinado, que entrena a Javier en España. The Boston Globe escribió: “Uno de los mejores programas largos jamás vistos. Tal vez el mejor”. Hasta su rival Hanyu se postró de rodillas ante Javier, devolviéndole el gesto que el español había tenido con él cuatro meses antes tras una actuación sublime del japonés.

Cinco semanas después de la gran noche bostoniana, Javier Fernández era recibido por Mariano Rajoy en La Moncloa y desde la distancia se intuía perfectamente la conversación. Con gesto interrogativo, el presidente levantaba cuatro dedos de la mano. Javier asentía. A continuación, Rajoy levantaba otros dos dedos. Y Javier seguía asintiendo y sonriendo. Sí, señor presidente, cuatro títulos europeos y dos mundiales. Todos consecutivos. El madrileño ha completado una sucesión de triunfos que nadie en el patinaje había logrado en décadas y le ha situado como el gran deportista español del momento. Otra vez una estrella masculina tras años en que las mejores noticias las han dado las mujeres. Su caso recuerda al de los viejos héroes solitarios del deporte nacional, a los Santana, Ángel Nieto, Ballesteros o Alonso, grandes campeones de especialidades que tenían escasa tradición. La del patinaje es casi inexistente. El número de practicantes federados no llega a los 500. Hay solo 17 pistas en todo el país, la inmensa mayoría privadas. “Lo de Javier es el gran milagro del deporte español”, concluye Peinado. “Milagro hasta se queda corto. Es como si Messi hubiese nacido en Indonesia”, tercia Pedro Lamelas, periodista especializado y responsable de la revista digital Hielo Español. El único patinador español capaz de ganarse la vida con ese deporte se ha erigido en una estrella mundial que reúne audiencias millonarias en Japón y en el norte de América y de Europa.

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Javier Fernández de niño (segundo por la izquierda) con sus padres y su hermanaImagen
el patinador con 13 años.
Culminada la proeza de Boston, lo que le apetecía de verdad a Javier –Javi o Javichu entre los suyos– era tumbarse a la bartola en alguna playa. Pero tuvo que hacer la maleta para viajar a Japón. La mayoría de sus ingresos proviene de exhibiciones, no de la competición. Y los japoneses pueden pagar entradas de hasta 300 euros por uno de esos espectáculos. Tras el tour nipón, pasó cuatro días en Madrid antes de emprender una nueva gira por Canadá, donde vive desde hace cinco años. Cuatro días frenéticos en casa, en los que fue recibido por Rajoy y por los Reyes; acompañó a la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, en una visita a un hospital; lo entrevistaron en los programas deportivos de más audiencia y acudió al Bernabéu a hacer el saque de honor. Cansado y ojeroso, anduvo corriendo de aquí para allá sin perder la sonrisa, mientras su representante, Jorge Serradilla, un antiguo camarada del colegio, pisaba el acelerador para no llegar tarde a ningún sitio. En la Gran Vía le paró alguna gente, pero en el hospital donde se había citado con Cifuentes el vigilante de la entrada le preguntó quién era. Es más fácil que le reconozcan por la calle en Japón que en España. Porque para triunfar tuvo que hacer lo que tantos chicos de su generación que no son deportistas: irse a la aventura al extranjero, escaso de idiomas y de dinero, con tantas ilusiones como incertidumbres, pero alentado por el inmenso sacrificio de su familia.


Con la medalla de oro conquistada en Boston por su segundo
título mundial.
Cuando aún eran novios, a Enriqueta y a Antonio les gustaba ir a patinar alguna tarde a la pista de hielo de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid o a la sala Diamond, en el barrio de Aluche. Después de casarse vivieron en Leganés hasta que Antonio consiguió un piso en una colonia militar de la capital, en Cuatro Vientos. Ya con dos niños, un día, paseando por Aluche, volvieron a Diamond. “Javi era muy pequeño, aún iba en el carrito”, recuerda Antonio, “pero su hermana Laura, que tiene dos años y medio más, se pegó a la pista”. La niña había visto patinaje por la televisión y dijo que quería hacer aquello. Cuando Javier cumplió ocho años, también se apuntó. Los primeros patines los heredó de su hermana.

Lo apodaron El Lagartija. Era inquieto, revoltoso. “Me enganché muy pronto, pero no sé por qué me costaba entrar a la pista”, cuenta. “A veces tenía que venir mi madre a meterme. Pero en cuanto estaba dentro, ya no podía parar”. No hacía caso a los instructores y se dedicaba a tirar de la falda a las niñas o a lanzarles trocitos de hielo. Hasta que se ponía a patinar y lo más difícil le salía naturalmente, sobre todo los saltos. “Era impresionante”, relata el periodista Pedro Lamelas. “Como tenía unos patines malos, te decías: ‘Este se va a romper las rodillas’. Y hacía cosas increíbles”. Muy pronto se atrevió con el doble axel, un salto a la media vuelta que se inicia con un pie y acaba aterrizando con el contrario. Las caídas no le asustaban. “Nunca recuerdo haber tenido miedo”, asegura. Mientras Laura se convertía en una gran promesa, Javi aún dudaba entre el patinaje y el fútbol o el tenis.
A su hermana le llegó entonces una oferta de la escuela de hielo de Jaca, en el Pirineo aragonés. “Es un deporte caro, hay que pagar las pistas y entre los dos chicos gastábamos en Madrid 450 euros al mes cuando yo no cobraba ni 1.500”, comenta su padre. Como en Jaca le cubrían los gastos y le daban plaza escolar, la chica se fue para allá con su madre. El club de Majadahonda al que pertenecía montó en cólera y expulsó a Javi, que seis meses después se unió a su hermana. Antonio se quedó solo en Madrid. “Javi no lo pasó bien allí”, afirma Laura. “Jaca es un pueblo, los niños se dedicaban a otros deportes y se burlaban de él diciéndole que el patinaje era de gais”. Volvieron a Madrid a los dos años y, aunque su hermana ya era la mejor patinadora juvenil de España, Javi lo dejó durante un tiempo y pensó en dedicarse al hockey. “Estaba desmotivado, no progresaba, no se sentía arropado por entrenadores y clubes”, destaca Laura, que, por razones parecidas, abandonó el deporte a los 20 años para estudiar enfermería.

Un campamento de verano en Andorra lo cambió todo. Por allí apareció Nikolai Morozov, un ruso que era el gran gurú del patinaje y le tenía echado el ojo a aquel madrileño de 17 años. “Vio que era un diamante en bruto. Sin aquello, nunca hubiésemos tenido un campeón del mundo”, señala el entrenador Daniel Peinado. Morozov se ofreció a llevarlo a Estados Unidos. No le cobraría por entrenarlo, pero su familia tendría que costear los gastos. “Me obligó a que le diese una respuesta ya”, recuerda Javier. “Y sin contarle nada a mis padres, dije que sí”.

–¿Estás seguro? –insistieron Enriqueta y Antonio.

–Es un sueño. Quiero intentarlo.

–No lo vas a intentar, lo vas a conseguir –remachó su padre.


Antonio tiró de unos ahorros que había reunido para reformar el piso de Cuatro Vientos, condenado a seguir como estaba. Buscó otro trabajo por las tardes reparando helicópteros y Enriqueta entró en Correos. Javi, que no sabía inglés, dejó los estudios y se estableció en un piso de Nueva Jersey compartido con un entrenador español al que ya conocía de Jaca, Mikel García. Él le ayudó con el idioma, con la cocina y con el modo de vida del país. “Fue muy duro y las dificultades económicas te frustraban mucho”, reconoce Javier. Tenía que pagar viajes, material –unos patines cuestan 1.000 euros– y las coreografías para sus actuaciones, que pueden salir por más de 10.000 euros. “No teníamos ni una beca, ningún apoyo público. Nos costaba entre 2.000 y 3.000 euros al mes”, detalla el padre. “Y la federación se tomó muy mal que se fuese. Cuando venía aquí a competir casi ni le hablaban, le hacían el vacío”.

La troupe de patinadores de Morozov no tenía lugar fijo. En los dos años siguientes, Javier vivió también en Moscú y en Letonia, en residencias para deportistas donde lo aplastaba el peso de la soledad. Los métodos de Morozov, a pesar de todo, funcionaban, y en 2010, en Vancouver, se convirtió en el primer patinador español desde 1956 que participaba en unos Juegos Olímpicos. Terminó 14º. Pero el ruso dedicaba más atención a otra de sus estrellas, el francés Florent Amodio, por cuya instrucción sí le pagaba la federación de ese país. Javier necesitaba estabilidad y entró en contacto con una antigua estrella de la disciplina, Brian Orser, que dirigía un grupo de entrenamiento de élite en Toronto. “Cuando llegó, por supuesto que tenía talento, pero estaba perdido”, declaró hace unos días Orser al Toronto Sun. “No tenía mucha disciplina, ni dirección, no había habido mucha gente que confiase realmente en él”.

En Toronto aprendió a aborrecer el invierno canadiense, pero en la pista encontró al fin un hábitat cálido y familiar. “Brian ha sido como un segundo padre”, admite Antonio, el padre de verdad, sin asomo de celos. Y empezó a exprimir su talento. En 2013 explotó al conquistar el campeonato de Europa. Repitió al año siguiente y le dieron el honor de abanderar a la representación española en los Juegos Olímpicos de Sochi. En la ciudad rusa, a orillas del mar Negro, acabaría viviendo uno de sus momentos más amargos. Había una gran controversia entre los atletas por la política homófoba del Gobierno de Putin. A Javier, poco ducho en las relaciones con los medios de comunicación, le preguntaron por el asunto y contestó que los gais “deberían cortarse” mientras durasen los Juegos para evitar conflictos. Se le cayó la Red encima. “Tuvo hasta amenazas de muerte”, revela un amigo. “No pude resistirme a mirar las redes. Y al ver todo lo que se decía de mí…, me pegué una buena llorada”, reconoce ahora. “No entendía nada. No sabía exactamente ni lo que había dicho. ¿Cómo iba a estar contra los gais si en este deporte convives con ellos a diario, son mis amigos, lo es mi propio entrenador? Sería como cabrearme con todo lo que me rodea”. Aunque él asegura que no influyó en su rendimiento, las grandes expectativas de medalla olímpica que se habían generado acabaron en decepción. No pudo pasar del cuarto puesto.

Se sobrepuso. Y en los dos años siguientes ganó otros dos europeos hasta que en 2015 se coronó definitivamente con el título mundial. Para entonces ya habían aparecido los apoyos, una beca del Consejo Superior de Deportes que le cubre la estancia y los viajes. Y hasta le llegó compañía a Toronto, otros dos patinadores españoles, Javier Raya y Sonia Lafuente, una de las niñas a las que de pequeño tiraba trocitos de hielo. Ya ni le preocupa en exceso que aún no le hayan dado el permiso de trabajo en Canadá. Por eso no ha podido sacarse el carné de conducir, pero se las apaña bien en bici por la ciudad.

La vida deportiva del patinador es cruelmente corta. Las articulaciones de las piernas se desgastan, se pierde agilidad y antes de los 30 años ya no se puede competir al máximo nivel. “Yo espero llegar hasta los Juegos de 2018 y luego ya veremos”, apunta. Los que más le conocen dicen que nunca se conforma y que seguirá intentando piruetas cada vez más difíciles. “Siempre arriesga, es su naturaleza”, declara Peinado. Para cuando se retire, piensa en hacerse entrenador, volver a España para crear un centro de alto rendimiento y popularizar el patinaje.

Enriqueta y Antonio saben que su hijo no es como un futbolista, que no se hará rico con el deporte y tendrá que buscarse la vida cuando deje de competir. No les importa. Son felices viéndolo cumplir su sueño imposible. En verano podrán por fin hacer la reforma en el piso de Cuatro Vientos, esa que iban a pagar hace ocho años con los ahorros que se llevó la aventura de Javi hasta la cima del mundo.


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Bruno Hortelano

Mensajepor Invitado » Mar 12 Jul, 2016 5:43 pm


Final 200m Masculino Atletismo Cto. Europa Aire Libre Amsterdam 2016 y momento en el que Bruno Hortelano se entera de que es campeón de Europa



LATE MOTIV - Bruno Hortelano entrevistado por Buenafuente.

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Mensajepor Invitado » Dom 07 Ago, 2016 11:23 am

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Mireia Belmonte logra la primera medalla sin respirar
Igual que en Londres, la nadadora -dueña de tres metales olímpicos- inaugura el medallero nacional. La húngara Katinta Hosszu logra el oro con récord del mundo (4:26:36). La estadounidense Maya Dirado, plata



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Mensajepor Invitado » Lun 22 Ago, 2016 2:49 am

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Las 17 medallas de España en Río 2016
Las mujeres españolas han ganado más medallas que los hombres. El piragüismo ha sido la disciplina con mayor éxito



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Mensajepor Invitado » Vie 24 Feb, 2017 12:16 am


Informe Robinson: Javier Fernández, el Conquistador
La vida de Javier Fernández dio un giro radical cuando llegó a Toronto para ponerse en manos del maestro Brian Orser. Los avatares del español en la élite del patinaje, su competencia diaria con el japonés Hanyu y su historia en común con Orser son la base de una historia única en el deporte español.





Informe Robinson: El Milagro de Carolina Marín
Dos veces campeona de Europa, dos veces campeona del mundo y desde hace unos días campeona olímpica. Al imponente palmarés de Carolina Marín hay que sumarle un milagro: haberse convertido en la reina del bádminton habiendo nacido en un país en el que apenas se practica este deporte.

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Mensajepor Invitado » Vie 31 Mar, 2017 12:20 am



Mundial de patinaje artístico sobre hielo Helsinki 2017
Javier Fernández sobrevive a la revolución de los jóvenes talentos y lidera el Mundial

El español hace el mejor programa corto de su carrera (109,05) y bate a la revelación, Shoma Uno, segundo, y al favorito Yuzuru Hanyu, quinto

Tres jóvenes talentos, el japonés Shoma Uno, de 19 años, el estadounidense Nathan Chen, de 17, y el chino Jin Boyang, 19, parecen dispuestos a cambiar el statu quo del patinaje, esa bicefalia que formaba el español Javier Fernández, campeón del mundo en los últimos dos años, y el japonés Yuzuru Hanyu, oro olímpico y mundial en 2014. El madrileño sofocó esa revolución con el mejor programa corto de su carrera (109,205). El gran damnificado fue Hanyu, que tras poner una rodilla en el suelo y empezar tarde el programa se quedó por debajo de los 100 puntos (98,39) y se hundió hasta la quinta plaza. Shoma Uno fue segundo (104,86), y el canadiense Patrick Chan, de 26 años, tercero (102,13), aunque en el programa largo, que decidirá el podio el sábado, probablemente se caiga de los primeros puestos. El chino Boyang Jin, de 19 años, fue cuarto (98,64) y Chen fue sexto con 97,33. Sus arriesgadas apuestas en el largo les convierten en candidatos a todo.

"Hemos salido con muchísimas energías a la pista de hielo y ha salido un programa muy bueno. Ha habido mucho trabajo de entrenamientos en Toronto antes de venir a la competición y ver que los entrenamientos han visto su fruto es un halago muy fuerte", explicó Fernández tras finalizar su programa a LaLiga4Sports. Sabe el español, sin embargo, que aún no lo tiene todo hecho y que el sábado no podrá fallar en el programa largo. "Es un programa más complicado que el que hemos hecho hoy y esperemos que todo salga bien. Voy a salir al hielo y me voy a comer el mundo pero hay que hacerlo y si no se hace no se gana", añadió.

Afronta Fernández el Mundial más difícil de los últimos años. Ya no se trata de una batalla cuerpo a cuerpo con Yuzuru Hanyu, como ha sido en las últimas dos ediciones. Si el guion de la última final del Grand Prix, un mundialito con los mejores patinadores, se repite, el ganador lo puede decidir el programa corto. Entonces salió victorioso Yuzuru Hanyu aunque fallara en el largo, y Fernández, que no brilló ninguno de los dos días, acabó fuera del podio por primera vez desde los Juegos de Sochi. Ese campeonato, además, fue el que destapó a Uno y Chen, dos jóvenes talentos que quieren agilizar el relevo en la élite.

En Helsinki, la revolución sobre el hielo se manifestó sobre todo en la figura de Shoma Uno con un ejercicio soberbio que le puso momentáneamente en primera posición. Inició el programa con un cuádruple Flip, un salto picado (que se inicia con el impulso del patín) que él fue el primero en la historia en realizar, y luego siguió con una excelente combinación cuádruple Toeloop + triple Toeloop, dos saltos picados. Tras la suma de pasos y piruetas ejecutó con limpieza el triple axel (tres vueltas y media) para lograr una puntuación total de 104,86, 59,16 en la parte técnica y 45,70 en la presentación. En ese momento era la segunda mejor marca en el corto de la historia, solo por detrás de los 110,95 de Yuzuru Hanyu en la final del Grand Prix de la temporada 2015-2016.

Exquisito en la puesta en escena —seis jueces de nueve le dieron un 10 en interpretación— y con la música de La Malagueña por segunda temporada consecutiva, Fernández superó a Shoma Uno. Ejecutó de forma impecable la combinación cuádruple Toeloop + triple Toeloop. Tampoco falló en el segundo cuádruple, tipo Salchow (no picado), y tras la serie de pasos y piruetas solventó firmemente su último salto, el triple axel (tres vueltas y media). Con 60,79 en la parte técnica y 48,26 en la presentación superó su mejor marca personal, que estaba en 104,25 y se quedó a solo 1,7 puntos del récord histórico, que aún conserva Hanyu.

El sábado por la tarde podría revalidar su título mundial con el programa libre.


Javier Fernandez estrevistado tras su brillante programa corto

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Lydia Valentín

Mensajepor Invitado » Jue 06 Abr, 2017 9:33 pm

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Europeo de Halterofilia
Lydia Valentín, triple campeona de Europa de halterofilia

La española vuelve a coronarse en la competición continental tras los títulos de 2014 y 2015 en la categoría de -75kg

Otra vez la rabia, otra vez el corazón. La rabia del grito que precede a cada levantamiento, el corazón lo dibuja tras cada título. Es la mezcla perfecta de Lydia Valentín (Ponferrada, 32 años), que este jueves se proclamó campeona de Europa de hasta 75kg por tercera vez en su carrera en Split (Croacia), tras los títulos que logró en 2014 y 2015. Valentín levantó 115 kilos en arrancada (del suelo a encima de los hombros sin pasar por el pecho) y 137 en dos tiempos, donde culminó una remontada (252 kilos en total) para batir a su máxima rival, la ucraniana Dekha, que defendía título y quedó fuera del podio. La rusa Mariia Vostrikova fue plata con un total de 238 y la armenia Poghosyan, bronce con 227.

La competición fue un cara a cara con Dekha. Era la única que le superaba en marca, aunque en los Juegos de Río quedara por delante Valentín. El primer combate se libró en arrancada. Ahí logró el oro —en los europeos se reparten medallas por modalidades— la ucraniana, que logró levantar 120 kilos frente a los 115 de española, plata en este apartado. Llegó Dehka con ventaja de cinco kilos a los dos tiempos, marca que sumada a la anterior configuraría el podio final. Valentín comenzó con un intento de 132 kilos y acabó levantando 137. Dekha, que puso de primeras 137, no sumó ningún levantamiento válido.

“Estoy bastante sorprendida y muy contenta. Teníamos un objetivo antes de llegar aquí y era competir sin fijar una marca o estar pendiente de alguien. Sabíamos lo que habíamos entrenado después de los Juegos y estoy muy feliz por el oro”, dijo tras subirse al podio la berciana, que optará a los Premio Princesa de Asturias al Deporte: “Me lo merezco”, añadió sobre su candidatura.


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Valentín, durante la modalidad de arrancada.


La haltera española volvía a un Europeo después de haber renunciado a la última edición para recuperarse de una lesión. Afrontaba de nuevo una gran cita después de haber disfrutado de la gloria olímpica por fin en un podio, con su bronce en Río. La foto con la medalla en Brasil cobraba un valor crucial para una deportista a la que el dopaje le había robado ese momento en Pekín y en Londres. Los reanálisis efectuados por el COI y las descalificaciones le dieron en los laboratorios lo que las trampas habían evitado: la plata de 2008 (había sido quinta) y el oro en 2012 (cuarta). Aún no es oficial, pero ella ha afirmado en varias ocasiones que el COE le ha prometido que esas medallas serán suyas.



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Kilian Jornet

Mensajepor Invitado » Dom 16 Jul, 2017 11:59 pm



Kilian Jornet gana el ultramaratón 'HardRock 100 Miles' tras correr 100 km. con el hombro dislocado

El atleta catalán gana la prestigiosa 'HardRock 100 Miles' tras recolocarse un hombro dislocado por una caída y recorrer casi 100 kilómetros con el brazo izquierdo en cabestrillo. Es la cuarta victoria consecutiva del ultradeportista en esta carrera de 160 kilómetros.


Lo mismo sube el Everest sin oxígeno en 17 horas que gana una carrera con el hombro dislocado y un brazo inutilizado. Mes y medio después de llegar al gran público por su hazaña en la cordillera del Himalaya (dos ascensiones rápidas en seis días), el atleta nacido en Sabadell ha ganado este sábado una de las competiciones más duras del 'trailrunning', la 'HardRock 100 Miles'. Lo había conseguido tres veces ya, pero esta vez ha debido completar más de la mitad del recorrido con un brazo en cabestrillo por la dislocación de un hombro.

Jornet completó la prueba de 160 kilómetros (disputada en la cordillera de San Juan, en el sur de Colorado, Estados Unidos) en 24 horas, 32 minutos y 22 segundos. Lideró la carrera desde el comienzo, en compañía de otro ultramaratonista español, Iker Carrera. Fue en el descenso de la cima de Handies Peak cuando Jornet se cayó y dislocó el hombro izquierdo. Recorrió los siguientes kilómetros con un bastón, hasta un puesto médico donde le pegaron el hombro al pecho para poder continuar en carrera.




El súper atleta español recobró la primera posición en la subida de Bear Creek, a partir de la cual logró sacar distancia a su perseguidor, el norteamericano Mike Foote, y terminó cruzando la línea de meta en primera posición, por cuarto año consecutivo, con un brazo inutilizado. Una supremacía escandalosa de un deportista joven pero con vitola de legendario.

"Evidentemente el hecho de descolocarme el hombro me ha afectado en el rendimiento durante la carrera, ya que a partir de ese momento he tenido que ser más conservador", comentó Jornet en meta: "En las bajadas no podía arriesgar demasiado por no volver a caerme y en las subidas tampoco podía usar eficientemente los palos. A pesar de todo, me lo he tomado con calma y he podido ir avanzando".

"Estoy muy contento con la victoria, la verdad no pensaba que pudiera terminar hoy porque el hombro me dolía bastante, pero finalmente he ido avanzando y he podido llegar a meta. A parte de eso las sensaciones han sido muy buenas durante el recorrido aunque ha sido sin duda una prueba muy dura. La batalla con Mike y Joe ha sido muy intensa y eso es siempre lo que me gusta de estas carreras", concluyó el atleta.

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Éxitos del deporte español

Mensajepor Invitado » Mié 18 Oct, 2017 10:24 pm


Ruth Beitia anuncia su retirada a los 38 años. La saltadora cántabra deja el atletismo después de una brillante carrera.




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