ISABEL PREYSLER, PREMIADA POR LA EMBAJADA DE FILIPINAS: HE AQUÍ SU DISCURSO (MÍNIMO)
BEATRIZ MIRANDA
PERLA DE MANILA. No sé muy bien por qué razón, pero el jueves me invitaron a un acto en el Instituto Cervantes organizado por la Embajada de Filipinas, que celebró allí la ceremonia de entrega de la primera edición de Premios Tanglaw bajo el epígrafe "solidaridad entre Filipinas y España", ya que se cumplen 77 años de relaciones diplomáticas entre ambos países. Una de las galardonadas fue Isabel Preysler,
celebrity que puso su país de origen en el mapa a muchos españoles. "Si no fuera por ella, a mucha gente le sonarían las islas sólo a ruta de la seda y servicio doméstico. Isabel ha contribuido a que conozcamos más de este precioso lugar de Asia que fue colonia española y que por eso la trajo a ella aquí, por sus antepasados", le oí decir a un asistente mientras bajaba las escaleras dando la espalda a una exposición que hay en el Cervantes sobre Ana María Matute. Preysler llegó tarde acompañada (antes muerta que sola) de su hija Tamara y su yerno Iñigo Onieva, de traje y corbata. Ya había empezado a sonar el himno de Filipinas, seguido del de España. La china, como así la llamaban en los 80, iba súper elegante, con un pantalón de terciopelo negro con cristales de swaroski y una americana al tono, su melena bob muy bien peinada... La encontré algo menos delgada que en otras ocasiones y muy bella. Fue la tercera en recibir el premio de manos del embajador Philippe J. Lhuiller (genial que el embajador de Filipinas se llame Philippe) en esta gala a la que asistió el secretario de Estado de Exteriores, Diego Martínez Belío y en la que también se premió a título póstumo al otro filipino-español más famoso tras Preysler, el artista Fernando Zóbel. El texto de presentación de Isabel la definía como "reconocida miembro de la alta sociedad", "reina de corazones" y "perla de Manila" y destacaba su influencia y "capacidad para establecer puentes culturales e históricos entre ambos países, aumentando la conciencia pública sobre la moda, gastronomía y herencia femenina filipina". También reseñaban su faceta filantrópica y su implicación en la educación de los niños y las víctimas de desastres naturales de las islas. "Isabel simboliza el patrimonio compartido entre ambos países".

Sin duda, Julio Iglesias estará orgulloso por este reconocimiento. También Griñón y Boyer allá donde estén, incluso Vargas Llosa. Isabel estuvo brevísima en su discurso de agradecimiento, que duró un minuto de reloj. Contó que en España la conocen como "la filipina" y en Filipinas como "la española". "No necesito ningún premio para recordar mis raíces. Cuando me preguntan si me siento más una cosa u otra siempre contesto que no hace falta elegir, porque España y Filipinas, salvo algún rifirrafe, siempre han estado unidas". Ahora que lo pienso su discurso es un poco metáfora de Tamara e Iñigo. La cena oficial estuvo regada con unos cócteles de algún licor patrocinador del evento que casi producen que me saltara mi
Sober October (octubre sobria), pero resistí la tentación. Tampoco probé el torrezno de cerdo de Filipinas. Mi intención es llegar a estar tan delgada como Selina Scott o Laurence Debray. Ser el target de Emérito, termómetro inequívoco de que estás buenísima.
EL MUNDO / SÁBADO 12 DE OCTUBRE DE 2024