«Estamos castrando a los hombres» CARMEN LOMANA. León, 1958. Su guardarropa, cuyas mejores piezas se han expuesto en el Museo del Traje, es la cumbre del glamur patrio. Es tan exquisita en las formas como políticamente incorrecta en el fondo. Genio, celebridad y figura.Pregunta.– Usted ha sido una it girl, antes de que existiesen las it girls.
Respuesta.– Siempre me ha gustado mucho la moda. Seré una it lady [ríe].
P.– ¿Las influencers son elegantes o se limitan a lucir las marcas que las patrocinan?
R.–Van monas porque su estilista las arregla bien. Ninguna se sabe vestir por sí misma.
P.– ¿Usted nunca ha tenido estilista?
R.– ¡En mi vida! Pues sólo faltaba que me vistieran como si fuera una muñeca. Cuando alguien me dice que quiere ser mi estilista, pienso: «Pues es que yo te podría dar lecciones a ti». Sé cómo me tengo que vestir. Eso es la elegancia: que decidas por ti misma.
P.– ¿No es agotador estar perfecta todo el día?
R.– Para mí sería mucho más cansado estar hecha un pingo. Es una cuestión de disciplina.
P.– ¿Es usted de derechas?
R.– Ni de derechas ni de izquierdas. Desde luego, no soy de Podemos. Pero, en el tema intelectual, puedo estar muy cerca del socialismo. ¡No el de ahora, porque hay cada zote!
P.– ¿Vive de las rentas?
R.– Yo tengo que gestionar mi patrimonio. Puedes obtener rentas con un fondo de inversión, unas acciones o unas oficinas alquiladas. Pero eso es un trabajo, porque tienes que estar pendiente. Yo no tengo un marido que me mantenga ni me solucione los problemas.
P.– ¿Se ha sentido infravalorada algunas veces por ser mujer?
R.– Nunca. No me han pagado menos que a mis compañeros y he trabajado en la City de Londres, que es bastante machista. Nunca me he sentido maltratada por los hombres. No puedo decir lo mismo de las mujeres.
P.– ¿Qué opina de la nueva ola de feminismo?
R.– No me gusta que me manipulen. Aquí la gente se ha olvidado de que en los años 70 la mujer tenía que pedir permiso para abrir una cuenta bancaria. No entiendo por qué tienen que menospreciar que una mujer estudie una carrera y, en un momento de su vida, decida dedicarse a sus hijos hasta que sean mayores.
P.– Ha puesto en duda la sororidad, la unión entre las mujeres. ¿Por qué?
R.– Si digo que a veces somos nuestro peor enemigo es porque lo he sufrido. Nunca he vivido el desprecio de los hombres. Sí, el de las mujeres. Cuando yo llegué a vivir a Madrid, me tenía que estar justificando todo el día. Tiraron a matar y me calumniaron.
P.–Critica que se está perdiendo la hombría.
R.–Sí, porque estamos castrando a los hombres. Les tenemos contra las cuerdas. No se van a atrever ni a cedernos el paso ni a decirnos si estamos guapas. En todas las sociedades ha habido bestias y también mujeres malas. No se puede demonizar al hombre.
P.–Sostiene que el movimiento feminista está provocando que las mujeres estén desaprovechando lo mejor: la feminidad, la cortesía...
R.– He luchado toda mi vida de la mano de los hombres. No contra ellos. En este momento las mujeres tenemos infinitamente más derechos ante la ley que los hombres, que están desprotegidos ante casos de violencia de género o en una separación. Como se les ponga por medio una mujer que les quiere hacer la vida imposible y denunciarles falsamente, pueden terminar en la cárcel.
P.– Las denuncias falsas son muy pocas.
R.– Te podría decir cuatro casos que conozco. Pero los hombres no se atreven a ir a comisaría a decir que su esposa les ha dado patadas o que les ha tirado aceite hirviendo.
P.– La van a acusar de machista...
R .– Que me llamen lo que les dé la gana. Yo a ellas también las acuso de feminazis. Ante cierto tipo de mujeres me siento ofendida.
LA ÚLTIMA PREGUNTA ¿SIGUE SIENDO AMIGA DE MONEDERO?
Lo era y lo soy, ¿pasa algo? Yo de los de Podemos no quiero saber nada en cuanto a ideología, pero hay personas estupendas. Monedero y yo discutimos bastante, aunque nos respetamos. Yo soy menos tolerante con él, que él conmigo. Quizá porque yo tengo la razón [ríe].
EL MUNDO. LUNES 28 DE MAYO DE 2018