DISEÑO INTELIGENTE
Tienes razón invitado.
saludos el sultán
porque para decir esto hay que serlo
saludos el sultán
porque para decir esto hay que serlo
Dos leyes de la Física (la ley de la Conservacion de la Materia/Energía, y la ley del Aumento de Entropia) contradicen abiertamente la teoria de la Evolucion. Todo conocimiento de Ciencia dice que estas leyes son inflexibles. Son leyes cientificas. No son hipotesis. No obstante, la hipotesis de la evolucion exige leyes que estas leyes de hierro se destruyan y que se pongan a un lado. La energia por si misma no produce sistemas complejos en funcionamiento. ¡Esto necesita en plan y quien lo planee! Grandes periodos de tiempo no hacen que las cosas mejoren (que se vuelvan más complejas), como sostiene la teoria de la evolucion. Por el contrario, grandes periodos de tiempo causan decadencia y degeneracion, lo opuesto a la evolucion. La Primera y Segunda Ley de Termodinamica prueban que la evolucion es imposible.
hombreeee para poner esto primero me tiene que tirar lo que yo dije CAPICHI LUMBRERAS
vamos por ejemplo las montañas y las conchas que dice este tio
vamos que es un dialogo de besugos si quiere poner chorradas que tire las mias primero CAPICHI
y mira que son fáciles de tirar... por ejemplo: ni diós sabe si hay otro universo. :twisted:
saludos el sultán
La hipotesis de la evolucion esta basada tambien en la posicion de que la vida evoluciono muy gradualmente tras miles de millones de años durante los cuales las condiciones en la tierra permanecieron virtualmente invariables. Esto se llama el "uniformismo". La evidencia muestra claramente que la tierra ha sufrido cambios violentos (vegetacion tropical en las regiones polares, conchas marinas en las altas montañas, animales congelados tan rapidamente que todavia tiene alimento sin digerir en sus estomagos, etc.). Las escuelas deben dejar de ensañar a sus alumnos la evolucion como cientifica. LA EVOLUCION NO ES CIENTIFICA. ¡Es anti-intelectual creer algo que puede ser probado como imposible!
vamos por ejemplo las montañas y las conchas que dice este tio
A ver Carlos, yo no me burlo de los ignorantes, mas bien, me burlo de la gente como vos, milongueros.
Un científico encuentra en el granito unas partículas con un comportamiento extraño, como los demás científicos no saben dar una explicación … el científico y los mamarrachos dicen que es la prueba que confirma su teoría, pasando de otras miles de pruebas que dicen lo contrarió.
Asegún vos y los creacionistas las montañas se hicieron en menos de treinta segundos.
Acá te pongo una prueba de lo milongueros que sois.( y no se necesita microcopio nuclear para poder vicharlo)
Esos pliegues (acordeón) en el granito, no lo hizo dios, es mas, en estos momentos se está haciendo.
Cuando un continente o masa continental choca con otra la piedra se arruga formando acordeones… en otras palabras montañas…….. y esto no se hace en 30 segundos ni en unos pocos miles de años.
Luego mas adelante les pondré el sentido inverso … como las montañas desaparecen... y eso tampoco se hace en 30 segundos…. por mas que dios tenga rayo lazer y esas pijadas.
vamos que es un dialogo de besugos si quiere poner chorradas que tire las mias primero CAPICHI
y mira que son fáciles de tirar... por ejemplo: ni diós sabe si hay otro universo. :twisted:
saludos el sultán
evolución
Muy bien dicho, Carlos, te felicito.
Hay que hacerle entender a la gente que no estamos totalmente en contra de la teoria de la evolución. Solo de la macro-evolución, res decir, de que haya evolución de una especie a otra.
No la hay, no hay pruebas de ello. Solo conocemos cambios dentro de una misma especie, pero no se pueden cruzar animales de una especie a otra. La genetica lo prohibe, el ADN lo prohibe, y las leyes naturales lo prohiben.
Ya es hora de que se diga la verdad y se deje de engañar a los niños en los colegios, y a los jovenes en la universidad.
La teoría de la evolución es más una filosofía que ciencias. Es además una religión, la de los ateos.
Esto se sabe porque antes que ninguna otra cosa, se decide de antemano lo que van a creer. Solo el materialismo es aceptable, aunque haya pruebas de que algo sobrenatural haya podido pasar, si no se puede demostrar materialmente, es descartado.
Por que que digo que es una filisofía, no es ciencia.
Saludos
Hay que hacerle entender a la gente que no estamos totalmente en contra de la teoria de la evolución. Solo de la macro-evolución, res decir, de que haya evolución de una especie a otra.
No la hay, no hay pruebas de ello. Solo conocemos cambios dentro de una misma especie, pero no se pueden cruzar animales de una especie a otra. La genetica lo prohibe, el ADN lo prohibe, y las leyes naturales lo prohiben.
Ya es hora de que se diga la verdad y se deje de engañar a los niños en los colegios, y a los jovenes en la universidad.
La teoría de la evolución es más una filosofía que ciencias. Es además una religión, la de los ateos.
Esto se sabe porque antes que ninguna otra cosa, se decide de antemano lo que van a creer. Solo el materialismo es aceptable, aunque haya pruebas de que algo sobrenatural haya podido pasar, si no se puede demostrar materialmente, es descartado.
Por que que digo que es una filisofía, no es ciencia.
Saludos
Francis Bacon en 1620 en su obra Novum Organum es el primero en sugerir ciertos parecidos entre los continentes de África y América del Sur, como que los dos se estrechaban hacia el Sur.
A principios del siglo XIX, el explorador alemán Alejandro de Humboldt se asombró de la similitudes de la costa occidental de África y oriental de América del Sur y pensó que el Atlántico era un vasto valle invadido por el mar, pero está lejos de sugerir que ambos continentes se alejan.
Antonio Snider en 1858 es el primero en indicar la rotura y posterior alejamiento de los dos continentes. Snider era un catastrofista en una época en que empezaba a triunfar el gadualismo de Lyell, por lo que no es extraño que su idea fuera arrinconada
En 1910 el norteamericano F. B. Taylor publicó un extenso trabajo donde proponía una hipótesis elaborada de lo que hoy se conoce como deriva continental. Su punto de partida es diferente, parte de la amplia descripción que Eduard Suess hace de la disposición de las cadenas montañosas del Terciario en Eurasia. Como la hipótesis de la contracción no le pareció adecuada y propuso desplazamientos de los continentes como Groenlandia que consideró desgajada de Canadá o la Índia cuyo choque con Asia provocó el Himalaya. Por esa época ya se conocía la cordillera submarina del centro del Atlántico que corre paralela a las costas. Las cadenas montañosas de los Andes eran interpretadas como plegamientos causados por el movimiento de América del Sur hacia el oeste en el Terciario. En cuanto al mecanismo del desplazamiento pensó en la acción de las mareas causadas por la Luna cuando fue capturada.
Wegener desarrolló su idea independientemente, poco después y en el transcurso de los años aportó una gran cantidad de pruebas que confirmaban la pasada unión de Africa y Sudamérica.
Biografía de Alfred Wegener
Alfred Wegener nació en Berlín en 1880. Estudió meteorología en las Universidades de Heidelberg, Innsbruck y Berlín. En 1906 inició un viaje de dos años al noreste de Groenlandia, acompañando a una expedición danesa dedicada a la investigación meteorológica. A su regreso a Alemania fue designado Privatdozent de astronomía y meteorología en la Universidad de Marburgo y escribió un conocido manual de meteorología. En 1912 emprendió una segunda y poco exitosa expedición a Groenlandia con J. P. Koeh. Después de la Primera Guerra Mundial, en que sirvió como oficial y recibió heridas en el brazo y el cuello, Wegener regresó a la vida académica en Hamburgo. En 1924 le ofrecieron y aceptó la cátedra de meteorología y geofísica recién creada en la Universidad de Graz, en Austria. Murió en el hielo continental en 1930, en el curso de su tercera expedición a Groenlandia.
La geología a principios del siglo XX
Para apreciar la naturaleza revolucionaria de la hipótesis de Wegener de la deriva continental, es necesario esbozar la imagen convencional de la estructura y evolución de la Tierra que se tenía en todas partes a principios de siglo, y que ha descrito elocuentemente un gran estudioso de la geología, el austríaco Eduard Suess, en su tratado, traducido al inglés con el título de The Face of the Earth.
Se suponía que la Tierra era en su origen una masa en fusión, se hallaba en un proceso de solidificación y contracción. Esta se debía a la pérdida térmica de radiación en el espacio que la enfriaba. Los materiales más ligeros habían ascendido a la superficie originando las rocas ígneas y metamórficas de tipo granítico y otros sedimentos asociados. Todo este conjunto recibía el nombre Sial porque era relativamente rico en silicatos de aluminio, así como en sodio y potasio. Debajo del sial había rocas más densas llamadas sima, ricas en silicatos de magnesio, hierro y calcio.
Las montañas debían su origen a la contracción, así como aparecen arrugas en una manzana que se seca. Suess acuñó también el vocablo eustática para denominar los grandes movimientos mundiales de ascenso y descenso del nivel del mar que podían inferirse del registro estratigráfico de las sucesivas transgresiones y regresiones marinas sobre los continentes. Suess atribuía las regresiones al hundimiento de las cuencas oceánicas y las trangresiones al llenado parcial de esas cuencas con sedimentos de los continentes. Por lo tanto, el agua descendía de los continentes cuando los océanos se hacían más profundos, o los recubría a consecuencia de la sedimentación del suelo del océano. Con el transcurso del tiempo, ciertas zonas continentales se hundieron a su vez, de modo que fueron anegadas por el mar mientras que el temporalmente estabilizado suelo oceánico de otrora volvía a emerger como tierra seca.
La identidad total o casi total de muchas plantas y animales fósiles encontrados en distintos continentes era prueba suficiente de antiguas conexiones terrestres a través de lo que ahora eran profundos océanos. De no haber existido esos puentes terrestres transoceánicos en el pasado, no habría sido posible explicar las similaridades de las formas de vida anteriores -ampliamente reconocidas- en los términos de la evolución darwiniana. El aislamiento genético habría producido divergencias morfológicas en las faunas de los distintos continentes. Suess daba el nombre de Gondwana a un antiguo continente integrado por Africa del centro y del sur, Madagascar, y la península de la India. La expresión se extendió luego a Australia., América del Sur y la Antártida. Gondwana (originariamente nombre de una región oriental de la India que significa "tierra").
Evidentemente, el modelo interpretativo de una tierra en estado de contracción explicaba exitosamente una amplia gama de fenómenos geológicos. Para muchos geólogos de principios de siglo no había nada que pusiera a prueba la consistencia de dicho modelo.
La isostasia
A mediados del siglo diecinueve, los especialistas en geodesia se sorprendieron al descubrir que las cadenas montañosas como el Himalaya no ejercían la atracción gravitatoria que podía esperarse por su masa, comparativamente más grande que la de las llanuras adyacentes. De la hipótesis alternativas propuestas para explicar este fenómeno, la que se adoptó generalmente a fines de siglo fue la de Airy, más compatible con la información geológica asequible. La hipótesis de Airy de la compensación isostásica postulaba que las elevadas cadenas montañosas se erguían sobre raíces correspondientemente profundas de roca siálica de baja densidad, en tanto que las llanuras bajas se apoyaban sobre raíces poco profundas. De esta forma, la atracción de la gravedad tendía a la igualdad a pesar de los distintos regímenes topográficos. A medida que las montañas fueran desgastadas por la erosión, la base de la capa siálica (es decir la corteza continental) se alzaría. Contrariamente, la sedimentación en la cuenca estructural adyacente tendería a hundir la corteza a causa de la carga añadida. El ascenso de Escandinavia después de las glaciaciones, en los últimos miles de años, era una prueba concluyente de levantamiento isostático retardado subsiguiente a la eliminación de la carga de hielo del Pleistoceno.
Las hipótesis de Wegener
Wegener tuvo la sospecha de que los continentes se habían movido lateralmente cuando advirtió en 1910, la notable coincidencia de los contornos continentales a ambos lados del Atlántico. Con todo, desestimó inicialmente la idea. considerándola improbable, pero el año siguiente leyó un trabajo sobre paleontología que probaba la existencia de un arcaico puente terrestre entre Africa y el Brasil. La búsqueda de nuevas evidencias de este tipo fue tan fructífera y corroboró de tal manera su idea inicial que se sintió obligado a desarrollar la hipótesis, que expuso por vez primera en una conferencia en Francfort, en enero de 1912. Ese mismo año, más tarde, publicó dos breves comunicaciones sobre el tema.
La primera versión en forma de libro, más extensa, apareció en 1915. Se llamaba Die Entstehung der Kontinente und Ozeane. En 1920, 1922 y 1929 se publicaron ediciones revisadas: la de 1922 atrajo la máxima atención y fue traducida en 1924 al inglés, francés, ruso y español. La edición inglesa recibió el título de The origin of continents and oceans. En esa edición se habla de continental displacement (desplazamiento continental). Pero la expresión creada posteriormente, continental drift (deriva continental) cundió en el acto por todo el mundo de habla inglesa.
Es interesante comparar el primer trabajo publicado con las últimas ediciones del libro. En el artículo del Petermanns Mitteilungen, Wegener explica al comienzo que se limita a adelantar una hipótesis de trabajo que, según él espera, exigirá modificaciones con el transcurso del tiempo. En lugar de destacar el "ajuste del rompecabezas" y las comprobaciones paleontológicas, se lanza directamente a la argumentación geofísica, indicando lo que ve como errores o contradicciones de la teoría ortodoxa. Sólo más adelante expone pruebas geológicas en defensa de su idea de que los continentes, anteriormente unidos, se han separado y se alejan. Tenía la esperanza de que futuras observaciones geodésicas demostraran que el movimiento continuaba todavía, y deducía el movimiento de los polos del desplazamiento de las antiguas líneas climáticas. Wegener dijo muy poco acerca del mecanismo que controlaba la deriva continental, aunque proponía como posibilidades las fuerzas de las mareas y "la fuga desde los polos" (Pohlflueht).
En la última edición tanto el carácter de los principales argumentos como su presentación se mantienen notablemente similares, si se tiene en cuenta que han transcurrido diecisiete años. Las principales diferencias son una mayor elaboración y la adición de numerosas evidencias, particularmente interesantes en el campo de la paleoclimatología. Como correspondía a un meteorólogo, Wegener se había interesado en forma creciente en los climas antiguos, y en 1924 había escrito un libro sobre el tema en colaboración con W. Köppen.
En el resumen siguiente me concentraré en la cuarta edición de The origin of continents and oceans, por tratarse de la última y mas desarrollada exposición de los puntos de vista de Wegener.
El modelo de la Tierra en contracción expuesto por Suess era vulnerable al ataque en diversos campos:
¿por qué las arrugas de los plegamientos no estaban más uniformemente distribuidas sobre la superficie de la tierra, en lugar de estar ubicadas en estrechas franjas?
El descubrimiento de la radiactividad de las rocas, producía considerables cantidades de calor. La suposición del enfriamiento de la Tierra había muerto.
La vieja noción, que ya se encontraba en Lyell, de océanos y continentes intercambiables, debía ser desechada. Las mediciones de gravedad indican que el suelo del océano estaba formado por rocas más densas que los continentes (sima y sial respectivamente). El concepto de isostasia, desarrollado sobre la base de observaciones gravimétricas, hacía imposible el hundimiento de vastas zonas continentales en las profundidades oceánicas. La permanencia de las cuencas oceánicas y los continentes proporcionan uno de los puntos de partida para la hipótesis del desplazamiento horizontal de los continentes.
Wegener postulaba que, en un proceso iniciado en el Mesozoico y que continúa en nuestros días un gigantesco supercontinente, Pangea, se había quebrado, y que sus componentes fragmentados se habían alejado unos de otros. América del Sur y Africa habían empezado a separarse en el Cretáceo, así como Norteamérica y Europa, si bien estos dos últimos continentes habían permanecido unidos en el norte hasta el Cuaternario. Durante la deriva hacia el oeste de las Américas se habían originado las cordilleras occidentales por causa de la compresión. El Océano Indico había empezado a abrirse en el Jurásico, aunque el movimiento principal se produjo en el Cretáceo y el Terciario. Una gran zona de tierra al norte de la India se amontonó al paso de la India hacia el norte, formando el Himalaya y las cadenas montañosas asociadas. Australia y Nueva Guinea rompieron su conexión con la Antártida en el Eoceno y se desplazaron hacia el norte, alcanzando el archipiélago indonesio a fines del terciario. La hipótesis estaba fundada en un amplio conjunto de datos geofísicos, geológicos y biológicos.
Los argumentos geofísicos
Si hacemos un análisis estadístico de las superficies de la Tierra que tienen una determinada altura no se obtiene una gaussiana, que sería compatible con el concepto de hundimientos y alzamientos al azar, a partir de un nivel original uniforme. La superficie de la Tierra se distribuye de una forma bimodal y que corresponde a los continentes y al suelo de los océanos. Esto es compatible con la noción de dos capas separadas de la corteza, una capa superior siálica, más ligera, y una capa simática más pesada que constituye además el suelo del océano.
Es evidente que la teoría de la isostasia supone que el substrato sobre el que se apoya la corteza terrestre opera como un fluido, y que éste es altamente viscoso. Wegener sostenía que si los bloques continentales podían moverse verticalmente sobre este substrato, no había ninguna razón que les impidiera moverse también horizontalmente, siempre que existieran fuerzas de suficiente poder para impulsarlos. La prueba de que esas fuerzas existían realmente estaba en la compresión horizontal de los estratos en las cadenas montañosas como los Alpes, el Himalaya y los Andes.
Wegener tenía gran confianza en que las observaciones geodésicas realizadas mediante la repetida búsqueda de posición astronómico o, mejor, por el método de la transmisión de señales radiales de tiempo a lo largo de las líneas de longitud y durante varios años, comprobaran el movimiento horizontal de los continentes en nuestros tiempos. En 1929, las pruebas realizadas parecían por lo menos indicar la deriva de Groenlandia hacia el oeste.
Los argumentos geológicos
Wegener otorgó la máxima atención a las similitudes de las costas a ambos lados del Atlántico. El cinturón de plegamientos de Sudáfrica, por ejemplo, parece continuar en el sistema montañoso de Buenos Aires, en la Argentina. La antigua meseta africana de gneiss tiene estrechas semejanzas con la del Brasil: éstas se manifiestan en la kimberlita y en varios tipos de rocas ígneas. La serie de estratos no marinos, de fines del Paleozoico y principios del Mesozoico, conocidos como Sistema de Karroo en Sudáfrica y Sistema de Santa Catarina en Brasil, son notablemente parecidos, en ambos aparecen conglomerados glaciales conocidos como tillitas. Las tillitas son una mezcla de bloques, cantos y arcilla que fue depositada por el hielo glacial y convertida en roca por cimentación.
Dicho con las Propias palabras de Wegener:
"Es como si debiéramos recomponer los fragmentos rotos de un periódico comparando primero la coincidencia de los bordes y luego las de las líneas de texto impreso. Si coinciden, sólo podemos concluir que los trozos estaban originariamente en esa posición. Si sólo dispusiéramos de una línea escrita, aún tendríamos una importante probabilidad de que el ajuste fuera exacto: pero si tenemos n líneas, entonces esa probabilidad se elevará a la enésima potencia."
Argumentos paleontológicos y biológicos
Los mapas mostraban claras afinidades entre las faunas de Europa y la de Norteamérica, las de América del Sur y Africa, y las de Australia, India, Sudáfrica y la de Patagonia.
La única conclusión razonable, entonces, es que los continentes ahora separados se han desplazado lateralmente a partir de un antiguo supercontinente unido.
Las afinidades se acentuaba en el Mesozoico entre Brasil y Africa, Australia y Africa-India, y Sudáfrica-Madagascar e India.
Wegener citaba como ejemplos:
El pequeño reptil Mesosaurus, conocido solamente a partir del Pérmico en Sudáfrica y Brasil,
La planta Glossopteris, muy difundida a fines del Paleozoico, pero confinada a los continentes del sur.
Los marsupiales australianos evidentemente habían evolucionado en forma aislada por lo menos desde comienzos del Terciario, pero su existencia en América del Sur (y su ausencia en el Viejo Mundo) sugería nexos entre Australia y Sudamérica.
Argumentos paleoclimáticos
Actualmente podemos distinguir varias zonas climáticas de latitud aproximadamente paralela. Flanqueando el cinturón húmedo ecuatorial se encuentran las zonas áridas y monzónicas a unos 20º de latitud, luego la zona templada, con sus precipitaciones ciclónicas, y finalmente las zonas polares con el casquete glacial.
La evidencia geológica más importante en lo que respecta a los antiguos climas es la de las tillitas, o conglomerados glaciales, que descansan sobre pavimentos estriados de rocas resistentes, y que pueden considerarse inequívocamente como huellas de antiguas capas de hielo. Los carbones implican climas húmedos, puesto que sólo pueden formarse en zonas pantanosas, pero no son buenos indicadores de la temperatura. A veces, sin embargo, las capas excepcionalmente gruesas de carbón denotan condiciones tropicales, de exuberante vegetación. Los depósitos de yeso y de sal gema, donde es evidente el exceso de la evaporación sobre la precipitación, así como las areniscas desérticas, que poseen rasgos petrológicos específicos, indican aridez. Los depósitos gruesos de cal viva indican probablemente condiciones tropicales o subtropicales.
Los organismos fósiles son también útiles indicadores paleoclimáticos. Así, la ausencia de los anillos anuales en los troncos suele significar condiciones tropicales, por carencia de contraste estacional, y los reptiles de gran tamaño implican invariablemente un clima cálido. Sorprende el que no se mencionen los arrecifes de coral, siendo uno de los indicadores de clima cálido más seguros.
Utilizando criterios de este tipo, resulta evidente que, entre el Carbonífero y el presente, el clima de Europa ha pasado de tropical a templado, y el de Spitzhergen de subtropical a polar. Los indicios de un cambio inverso en Sudáfrica, de polar a subtropical, apoyan la posibilidad de que los polos se hayan desplazado gradualmente a lo largo de un extenso período de tiempo.
El casquete polar en el Carbonífero y Pérmico se encuentran ahora ubicados en zonas muy distantes: Suráfrica, Patagonia, Australia y la India. La única explicación razonable es que todas estas zonas formaban en esa época una única zona donde estaba el Polo Sur y los continentes estaban unidos formado Pangea.
Wegener dedicó todo un capítulo a las migraciones de los polos. La migración polar "superficial" puede detectarse sólo por medio de determinaciones geológicas del clima. Mayores complicaciones surgen si además ha habido deriva continental siendo preciso tomar entonces un continente (Africa) como base. Wegener trató de resolver la confusión vinculada con el controvertido punto: ¿La migración polar se debía al movimiento de toda la corteza sobre el substrato, o a una modificación interna del eje de rotación? Para algunos geofísicos la duda no existe porque suponen que el ensanchamiento ecuatorial de la Tierra achatada no podría haber cambiado de posición.
El mecanismo de la Deriva Continental
En cuanto al mecanismo de la deriva continental, Wegener se mostró dubitativo. "Aún no ha aparecido un Newton de la teoría de la deriva... Es probable que la solución del problema de las fuerzas en juego se demore por bastante tiempo..." Sin embargo, no logró refrenar algunas especulaciones, refiriéndose a dos posibles causas.
La fuerza del Pohlflucht se invocaba para explicar el movimiento de los continentes hacia el ecuador. Esta es una fuerza gravitacional diferencial motivada por el hecho de que la tierra es un esferoide achatado en los polos, propuesta a principios de este siglo por Eótvós, y ampliamente aceptada si bien se dudaba que fuese capaz de mover continentes. Otra fuerza era necesaria para justificar la presunta deriva de los continentes hacia el oeste. Wegener pensaba en alguna especie de fuerza determinada por las mareas, sosteniendo que el frenado de la Tierra por la fricción de las mareas debía afectar especialmente las capas exteriores, y producir por lo tanto su desplazamiento bien en conjunto, o de fragmentos continentales separados sobre el interior. También tomó en consideración la posibilidad de que la forma de la tierra se apartara de un esferoide perfecto, como se deducía de las medidas del campo de la gravedad. La existencia de protuberancias locales podía crear una fuerza que tendiera a mover lateralmente la corteza de las regiones topográficamente altas a las bajas: dicha fuerza sería más poderosa que la del Pohlflucht y actuaría también sobre el sima.
En vista de la hostilidad general que recibieron estas ideas, a pesar de su carácter hipotético, quizá Wegener habría procedido con mayor habilidad táctica si hubiese ignorado por completo el problema del mecanismo, dada la absoluta carencia de pruebas relevantes, limitándose a presentar la impresionante cantidad de pruebas que había reunido en defensa de la deriva continental, y a criticar los puntos de vista inmovilistas convencionales. Pero por otra parte, se podría sostener que muchas personas sólo habrían aceptado la tesis de la deriva si se presentaba alguna especie de modelo de la Tierra, por burdo que fuese, que pudiera justificar el desplazamiento lateral de los continentes. No podemos criticar a Wegener, entonces, por tratar de encontrarlo.
Respuesta a la hipótesis de Wegener
Las primeras publicaciones de Wegener sobre la deriva de los continentes no parece haber despertado una gran expectación. En general las opiniones fueron adversas. Las criticas incidían en:
Wegener no había examinado con detalle la coincidencia de las costas de los continentes atlánticos. Además muchas costas habían sufrido movimientos tectónicos de ascenso o descenso (epeirogénicos) y serían de esperar gran cantidad de distorsiones.
Se pusieron en entredicho las similitudes geológicas a ambos lados del Atlántico, y se cuestionó si esta similitud significaba necesariamente contigüidad .
Respecto a la supuesta capa de hielo de Gondwana en la era Permo-Carbonífera, dos autoridades en glaciaciones A.P. Coleman y R.T. Chamberlin argumentaron que de acuerdo ala reconstrucción del propio Wegener su situación sería continental, alejada de los vientos húmedos y por tanto nunca recibiría abundantes nevadas aunque sus temperaturas fueran las mas frías de la Tierra.
Charles Schuchert, estatígrafo y paleobiogeógrafo de la Universidad de Yale acepta las similitudes de flora y fauna entre los continentes atlánticos, ciertamente existen y sería ridículo negarlas, pero para él son explicables si se aceptan unos puentes de tierra en el Ártico, en el Atlántico Sur y en el Índico, puentes que podrían haberse hundido después del Mesozoico.
Pero la principal objeción fue la naturaleza del mecanismo impulsor de la deriva continental. ¿Por qué si Pangea había durado tanto tiempo en la historia de la Tierra se había roto dramáticamente en unas pocas decenas de millones de años? ¿Por qué si el sial continental podía moverse desplazando el sima, el primero considerado mas rígido se tenía que arrugar bajo la compresión de su borde de ataque hasta formar la cordillera andina.? ¿Cómo se podía describir el movimiento de las Américas como una deriva hacia el oeste si la posición de la cordillera central subatlántica sugería un movimiento simétrico en ambas direcciones?
El geofísico de Cambridge Harold Jeffreys se opone con desdeño a la deriva continental en su libro La Tierra (1924). La idea era que la Tierra era demasiado resistente para ser deformada por la fuerza del Pohlflucht o la fuerza de las mareas. Evidentemente la corteza puede sostener océanos y montañas. Si las mareas tuviesen suficiente fuerza para provocar la deriva, la rotación de la tierra se detendría en un año. Jeffreys advertía que la suposición de una perfecta compensación isostática en la superficie sugería un planeta de viscosidad finita donde las rocas podían deformarse por tensiones pequeñas pero duraderas y eso llevaba a un lecho oceánico completamente liso en contra de los sondeos submarinos realizados.
Wegener intentó sin demasiado empeño una replica en la última edición de su libro pero se sintió abrumado por la inundación de literatura y las drásticas revisiones que según algunos serían necesarias. Murió poco después y el conmovedor comienzo de la introducción, donde reprende suavemente la parcialidad de sus críticos, podría constituir su epitafio:
Los hombres de ciencia no parecen haber llegado a comprender bien que todas las ciencias de la tierra deben aportar pruebas para desvelar el estado de nuestro planeta en sus tiempos originales, y que solamente se podrá llegar a la verdad combinando todas estas pruebas.
Aunque el consenso general era claramente hostil, Wegener tuvo dos formidable defensores: Arthur Holmes y Alexander du Toit. Son geólogos muy diferentes. Du Toit mejora aspectos clásicos de la teoría de la deriva, aporta nuevas pruebas.... pero Holmes se preocupa por el aspecto mas descuidado, el mecanismo de la deriva, su intuición le lleva a un modelo de la Tierra que es el precursor de la tectónica de placas.
Alexander du Toit geólogo sudafricano establece:
En un libro extenso publicado en 1927 las estrechas relaciones entre la geología de Sudafrica y la parte este de América del Sur durante las eras Paleozoica y Mesozoica Este libro es citado ampliamente por Wegener en la última edición de su obra.
Separa la Pangea de Wegener en dos continentes Laurasia y Godwana respectivamente al norte y sur, con dos historias relativamente independientes y separados desde el Paleozoico por un extenso mar Tetis que perduró hasta el Terciario
Reconstruyó Gondwana con una mayor precisión, en base a las comparaciones geológicas Madagascar cambia su ubicación actual frente a Africa y queda frente a Tanzania. Estudia los plegamientos montañosos de Argentina, provincia del Cabo (Surafrica) y este de Australia y prueba la existencia de un geosinclinal común en el Paleozoico. Estudia con extraordinario detalle las correspondencias estratigráficas en Gondwana.
Modelo Holmes para la Tierra
El modelo en boga para la Tierra era el de Jeffereys la Tierra se había condensado en forma líquida a partir de una nube de gas. Luego se enfrió por convección, mientras que la separación gravitacional llevó a los elementos mas pesados a formar el núcleo mientras los ligeros formaban la corteza. Esto superaba el modelo de Kelvin de una Tierra en contracción por su paulatino enfriamiento que había sido desmentido por el descubrimiento de la radioactividad natural.
Holmes propuso un modelo donde la capa inferior o substrato (actualmente conocido como manto) estaba formado por una capa amorfa y térmicamente fluida mientras la corteza la formaban tres capas, la superior formada por roca granítica la intermedia por roca diorítica y la inferior por rocas peridotíticas. La actividad volcánica era insuficiente para transportar hasta la superficie de la Tierra el calor producido por la radioactividad en el substrato, así que se establecía para este transporte un mecanismo de convección en el substrato. Si estas corrientes ocurrían debajo de los continentes, podían ser la causa de la deriva. Para Holmes la variación secular del campo magnético de la Tierra también se debía a esta causa.
En una capa de líquido viscoso uniformemente calentado y entre dos capas rígidas y conductoras se establece una circulación convectiva cuando se supera un cierto gradiente térmico critico que para el caso de la Tierra es 3 º/Km. Para Jeffereys la viscosidad del substrato era tan elevada que impedía la convección; para Holmes la resistencia de los materiales disminuye rápidamente con la temperatura y cuando en un lugar el gradiente de temperatura excedía el crítico se inicia una corriente convectiva ascendente que se desviarían hacia el oeste por la rotación de la Tierra, mientras en otros lugares se producen corrientes descendentes desviadas por la rotación hacia el este. El uranio y el torio radioactivos se concentran en los basaltos constitutivos de las rocas continentales por ello la temperatura debe ser mayor debajo de los continentes que debajo del océano, así que las corrientes convectivas deben alzarse debajo de los continentes y difundirse hacia sus periferias . las corrientes descendentes serán más violentas en los bordes de los continentes, donde se unirán con las corrientes mas débiles procedentes de las regiones oceánicas. Donde las corrientes brotan y divergen habrá estiramientos de la corteza y eventualmente se formarán nuevos océanos. En los bordes de los continentes donde la corriente se hunde habrá compresiones y ese aumento en la densidad podría provocar cambios en la estructura y facilitar aun mas el hundimiento explicando las fosas marinas que bordean el Pacífico. El engrosamiento de la corteza en el borde continental conduciría a la formación de montañas. La velocidad de las corrientes debajo de la corteza la estima Holmes en 5 cm/año cuando el gradiente de temperaturas alcanza los 10º/Km. Y la formación del Océano Atlántico sería de unos 100 millones de años.
Notas finales
Migración de los polos
Tras estas aportaciones era de esperar que algunos grupos científicos sufrieran especial curiosidad por poner a prueba estas ideas. Pero no fue así. Hubo que esperar al año 1956 para que un análisis del campo magnético fósil de rocas europeas de diferentes edades, realizado por S.K. Runcorn y otros en la Universidad de Cambridge, pusiese de manifiesto que durante el Terciario Superior el Polo Norte de había desplazado de forma regular a lo largo del tiempo. Desde una posición cercana a Hawai durante el Precambrico había emigrado hacia el noreste pasando cerca de Japón hasta su posición actual. Como las diferencias no eran casuales sino sistemáticas o había una migración de los polos o una deriva de los continentes. Ahora bien la teoría geofísica convencional favorece la estabilidad de los polos. El astrónomo T. Gold sugirió que el movimiento de los polos era posible si a la forma geoidal de la Tierra le quitamos rigidez. A pesar del efecto estabilizador de la protuberancia ecuatorial la desaparición o aumento del hielo de los casquetes polares podría causar la perturbación adecuada para la migración polar.
Runcorn y Collinson analizaron la magnetización de las rocas, esta vez americanas y observaron el mismo desplazamiento del polo norte sólo que seguía un desplazamiento paralelo pero 30º al W de su estudio con rocas europeas. Antes del Triásico no hay anomalía. Runcorn reconoció que la anomalía desaparecía si se colocaba a Norteamérica cerca de Europa haciendo desaparecer el Atlántico tal como había propuesto Wegener. Runcorn se convirtió en un firme defensor de la deriva continental.
Extensión del suelo marino
En los años 50 se desarrollaron nuevas técnicas de exploración oceanográfica. Nuevas sondas de eco permitieron realizar los mejores mapas topográficos suboceánicos. Ello evidenció que había tres tipos de fondo oceánico: los márgenes continentales (incluida la plataforma continental) y las fosas marinas, el suelo de la cuenca oceánica (suelo abisal y montañas submarinas) y las cadenas montañosas o dorsales centrooceánicas.
Las dorsales centrooceánicas es el rasgo mas espectacular. Comparables topográficamente con las mayores cordilleras sobre el nivel del mar recorren el Pacífico Oriental, el Índico y el centro del Atlántico.
A principios del siglo XIX, el explorador alemán Alejandro de Humboldt se asombró de la similitudes de la costa occidental de África y oriental de América del Sur y pensó que el Atlántico era un vasto valle invadido por el mar, pero está lejos de sugerir que ambos continentes se alejan.
Antonio Snider en 1858 es el primero en indicar la rotura y posterior alejamiento de los dos continentes. Snider era un catastrofista en una época en que empezaba a triunfar el gadualismo de Lyell, por lo que no es extraño que su idea fuera arrinconada
En 1910 el norteamericano F. B. Taylor publicó un extenso trabajo donde proponía una hipótesis elaborada de lo que hoy se conoce como deriva continental. Su punto de partida es diferente, parte de la amplia descripción que Eduard Suess hace de la disposición de las cadenas montañosas del Terciario en Eurasia. Como la hipótesis de la contracción no le pareció adecuada y propuso desplazamientos de los continentes como Groenlandia que consideró desgajada de Canadá o la Índia cuyo choque con Asia provocó el Himalaya. Por esa época ya se conocía la cordillera submarina del centro del Atlántico que corre paralela a las costas. Las cadenas montañosas de los Andes eran interpretadas como plegamientos causados por el movimiento de América del Sur hacia el oeste en el Terciario. En cuanto al mecanismo del desplazamiento pensó en la acción de las mareas causadas por la Luna cuando fue capturada.
Wegener desarrolló su idea independientemente, poco después y en el transcurso de los años aportó una gran cantidad de pruebas que confirmaban la pasada unión de Africa y Sudamérica.
Biografía de Alfred Wegener
Alfred Wegener nació en Berlín en 1880. Estudió meteorología en las Universidades de Heidelberg, Innsbruck y Berlín. En 1906 inició un viaje de dos años al noreste de Groenlandia, acompañando a una expedición danesa dedicada a la investigación meteorológica. A su regreso a Alemania fue designado Privatdozent de astronomía y meteorología en la Universidad de Marburgo y escribió un conocido manual de meteorología. En 1912 emprendió una segunda y poco exitosa expedición a Groenlandia con J. P. Koeh. Después de la Primera Guerra Mundial, en que sirvió como oficial y recibió heridas en el brazo y el cuello, Wegener regresó a la vida académica en Hamburgo. En 1924 le ofrecieron y aceptó la cátedra de meteorología y geofísica recién creada en la Universidad de Graz, en Austria. Murió en el hielo continental en 1930, en el curso de su tercera expedición a Groenlandia.
La geología a principios del siglo XX
Para apreciar la naturaleza revolucionaria de la hipótesis de Wegener de la deriva continental, es necesario esbozar la imagen convencional de la estructura y evolución de la Tierra que se tenía en todas partes a principios de siglo, y que ha descrito elocuentemente un gran estudioso de la geología, el austríaco Eduard Suess, en su tratado, traducido al inglés con el título de The Face of the Earth.
Se suponía que la Tierra era en su origen una masa en fusión, se hallaba en un proceso de solidificación y contracción. Esta se debía a la pérdida térmica de radiación en el espacio que la enfriaba. Los materiales más ligeros habían ascendido a la superficie originando las rocas ígneas y metamórficas de tipo granítico y otros sedimentos asociados. Todo este conjunto recibía el nombre Sial porque era relativamente rico en silicatos de aluminio, así como en sodio y potasio. Debajo del sial había rocas más densas llamadas sima, ricas en silicatos de magnesio, hierro y calcio.
Las montañas debían su origen a la contracción, así como aparecen arrugas en una manzana que se seca. Suess acuñó también el vocablo eustática para denominar los grandes movimientos mundiales de ascenso y descenso del nivel del mar que podían inferirse del registro estratigráfico de las sucesivas transgresiones y regresiones marinas sobre los continentes. Suess atribuía las regresiones al hundimiento de las cuencas oceánicas y las trangresiones al llenado parcial de esas cuencas con sedimentos de los continentes. Por lo tanto, el agua descendía de los continentes cuando los océanos se hacían más profundos, o los recubría a consecuencia de la sedimentación del suelo del océano. Con el transcurso del tiempo, ciertas zonas continentales se hundieron a su vez, de modo que fueron anegadas por el mar mientras que el temporalmente estabilizado suelo oceánico de otrora volvía a emerger como tierra seca.
La identidad total o casi total de muchas plantas y animales fósiles encontrados en distintos continentes era prueba suficiente de antiguas conexiones terrestres a través de lo que ahora eran profundos océanos. De no haber existido esos puentes terrestres transoceánicos en el pasado, no habría sido posible explicar las similaridades de las formas de vida anteriores -ampliamente reconocidas- en los términos de la evolución darwiniana. El aislamiento genético habría producido divergencias morfológicas en las faunas de los distintos continentes. Suess daba el nombre de Gondwana a un antiguo continente integrado por Africa del centro y del sur, Madagascar, y la península de la India. La expresión se extendió luego a Australia., América del Sur y la Antártida. Gondwana (originariamente nombre de una región oriental de la India que significa "tierra").
Evidentemente, el modelo interpretativo de una tierra en estado de contracción explicaba exitosamente una amplia gama de fenómenos geológicos. Para muchos geólogos de principios de siglo no había nada que pusiera a prueba la consistencia de dicho modelo.
La isostasia
A mediados del siglo diecinueve, los especialistas en geodesia se sorprendieron al descubrir que las cadenas montañosas como el Himalaya no ejercían la atracción gravitatoria que podía esperarse por su masa, comparativamente más grande que la de las llanuras adyacentes. De la hipótesis alternativas propuestas para explicar este fenómeno, la que se adoptó generalmente a fines de siglo fue la de Airy, más compatible con la información geológica asequible. La hipótesis de Airy de la compensación isostásica postulaba que las elevadas cadenas montañosas se erguían sobre raíces correspondientemente profundas de roca siálica de baja densidad, en tanto que las llanuras bajas se apoyaban sobre raíces poco profundas. De esta forma, la atracción de la gravedad tendía a la igualdad a pesar de los distintos regímenes topográficos. A medida que las montañas fueran desgastadas por la erosión, la base de la capa siálica (es decir la corteza continental) se alzaría. Contrariamente, la sedimentación en la cuenca estructural adyacente tendería a hundir la corteza a causa de la carga añadida. El ascenso de Escandinavia después de las glaciaciones, en los últimos miles de años, era una prueba concluyente de levantamiento isostático retardado subsiguiente a la eliminación de la carga de hielo del Pleistoceno.
Las hipótesis de Wegener
Wegener tuvo la sospecha de que los continentes se habían movido lateralmente cuando advirtió en 1910, la notable coincidencia de los contornos continentales a ambos lados del Atlántico. Con todo, desestimó inicialmente la idea. considerándola improbable, pero el año siguiente leyó un trabajo sobre paleontología que probaba la existencia de un arcaico puente terrestre entre Africa y el Brasil. La búsqueda de nuevas evidencias de este tipo fue tan fructífera y corroboró de tal manera su idea inicial que se sintió obligado a desarrollar la hipótesis, que expuso por vez primera en una conferencia en Francfort, en enero de 1912. Ese mismo año, más tarde, publicó dos breves comunicaciones sobre el tema.
La primera versión en forma de libro, más extensa, apareció en 1915. Se llamaba Die Entstehung der Kontinente und Ozeane. En 1920, 1922 y 1929 se publicaron ediciones revisadas: la de 1922 atrajo la máxima atención y fue traducida en 1924 al inglés, francés, ruso y español. La edición inglesa recibió el título de The origin of continents and oceans. En esa edición se habla de continental displacement (desplazamiento continental). Pero la expresión creada posteriormente, continental drift (deriva continental) cundió en el acto por todo el mundo de habla inglesa.
Es interesante comparar el primer trabajo publicado con las últimas ediciones del libro. En el artículo del Petermanns Mitteilungen, Wegener explica al comienzo que se limita a adelantar una hipótesis de trabajo que, según él espera, exigirá modificaciones con el transcurso del tiempo. En lugar de destacar el "ajuste del rompecabezas" y las comprobaciones paleontológicas, se lanza directamente a la argumentación geofísica, indicando lo que ve como errores o contradicciones de la teoría ortodoxa. Sólo más adelante expone pruebas geológicas en defensa de su idea de que los continentes, anteriormente unidos, se han separado y se alejan. Tenía la esperanza de que futuras observaciones geodésicas demostraran que el movimiento continuaba todavía, y deducía el movimiento de los polos del desplazamiento de las antiguas líneas climáticas. Wegener dijo muy poco acerca del mecanismo que controlaba la deriva continental, aunque proponía como posibilidades las fuerzas de las mareas y "la fuga desde los polos" (Pohlflueht).
En la última edición tanto el carácter de los principales argumentos como su presentación se mantienen notablemente similares, si se tiene en cuenta que han transcurrido diecisiete años. Las principales diferencias son una mayor elaboración y la adición de numerosas evidencias, particularmente interesantes en el campo de la paleoclimatología. Como correspondía a un meteorólogo, Wegener se había interesado en forma creciente en los climas antiguos, y en 1924 había escrito un libro sobre el tema en colaboración con W. Köppen.
En el resumen siguiente me concentraré en la cuarta edición de The origin of continents and oceans, por tratarse de la última y mas desarrollada exposición de los puntos de vista de Wegener.
El modelo de la Tierra en contracción expuesto por Suess era vulnerable al ataque en diversos campos:
¿por qué las arrugas de los plegamientos no estaban más uniformemente distribuidas sobre la superficie de la tierra, en lugar de estar ubicadas en estrechas franjas?
El descubrimiento de la radiactividad de las rocas, producía considerables cantidades de calor. La suposición del enfriamiento de la Tierra había muerto.
La vieja noción, que ya se encontraba en Lyell, de océanos y continentes intercambiables, debía ser desechada. Las mediciones de gravedad indican que el suelo del océano estaba formado por rocas más densas que los continentes (sima y sial respectivamente). El concepto de isostasia, desarrollado sobre la base de observaciones gravimétricas, hacía imposible el hundimiento de vastas zonas continentales en las profundidades oceánicas. La permanencia de las cuencas oceánicas y los continentes proporcionan uno de los puntos de partida para la hipótesis del desplazamiento horizontal de los continentes.
Wegener postulaba que, en un proceso iniciado en el Mesozoico y que continúa en nuestros días un gigantesco supercontinente, Pangea, se había quebrado, y que sus componentes fragmentados se habían alejado unos de otros. América del Sur y Africa habían empezado a separarse en el Cretáceo, así como Norteamérica y Europa, si bien estos dos últimos continentes habían permanecido unidos en el norte hasta el Cuaternario. Durante la deriva hacia el oeste de las Américas se habían originado las cordilleras occidentales por causa de la compresión. El Océano Indico había empezado a abrirse en el Jurásico, aunque el movimiento principal se produjo en el Cretáceo y el Terciario. Una gran zona de tierra al norte de la India se amontonó al paso de la India hacia el norte, formando el Himalaya y las cadenas montañosas asociadas. Australia y Nueva Guinea rompieron su conexión con la Antártida en el Eoceno y se desplazaron hacia el norte, alcanzando el archipiélago indonesio a fines del terciario. La hipótesis estaba fundada en un amplio conjunto de datos geofísicos, geológicos y biológicos.
Los argumentos geofísicos
Si hacemos un análisis estadístico de las superficies de la Tierra que tienen una determinada altura no se obtiene una gaussiana, que sería compatible con el concepto de hundimientos y alzamientos al azar, a partir de un nivel original uniforme. La superficie de la Tierra se distribuye de una forma bimodal y que corresponde a los continentes y al suelo de los océanos. Esto es compatible con la noción de dos capas separadas de la corteza, una capa superior siálica, más ligera, y una capa simática más pesada que constituye además el suelo del océano.
Es evidente que la teoría de la isostasia supone que el substrato sobre el que se apoya la corteza terrestre opera como un fluido, y que éste es altamente viscoso. Wegener sostenía que si los bloques continentales podían moverse verticalmente sobre este substrato, no había ninguna razón que les impidiera moverse también horizontalmente, siempre que existieran fuerzas de suficiente poder para impulsarlos. La prueba de que esas fuerzas existían realmente estaba en la compresión horizontal de los estratos en las cadenas montañosas como los Alpes, el Himalaya y los Andes.
Wegener tenía gran confianza en que las observaciones geodésicas realizadas mediante la repetida búsqueda de posición astronómico o, mejor, por el método de la transmisión de señales radiales de tiempo a lo largo de las líneas de longitud y durante varios años, comprobaran el movimiento horizontal de los continentes en nuestros tiempos. En 1929, las pruebas realizadas parecían por lo menos indicar la deriva de Groenlandia hacia el oeste.
Los argumentos geológicos
Wegener otorgó la máxima atención a las similitudes de las costas a ambos lados del Atlántico. El cinturón de plegamientos de Sudáfrica, por ejemplo, parece continuar en el sistema montañoso de Buenos Aires, en la Argentina. La antigua meseta africana de gneiss tiene estrechas semejanzas con la del Brasil: éstas se manifiestan en la kimberlita y en varios tipos de rocas ígneas. La serie de estratos no marinos, de fines del Paleozoico y principios del Mesozoico, conocidos como Sistema de Karroo en Sudáfrica y Sistema de Santa Catarina en Brasil, son notablemente parecidos, en ambos aparecen conglomerados glaciales conocidos como tillitas. Las tillitas son una mezcla de bloques, cantos y arcilla que fue depositada por el hielo glacial y convertida en roca por cimentación.
Dicho con las Propias palabras de Wegener:
"Es como si debiéramos recomponer los fragmentos rotos de un periódico comparando primero la coincidencia de los bordes y luego las de las líneas de texto impreso. Si coinciden, sólo podemos concluir que los trozos estaban originariamente en esa posición. Si sólo dispusiéramos de una línea escrita, aún tendríamos una importante probabilidad de que el ajuste fuera exacto: pero si tenemos n líneas, entonces esa probabilidad se elevará a la enésima potencia."
Argumentos paleontológicos y biológicos
Los mapas mostraban claras afinidades entre las faunas de Europa y la de Norteamérica, las de América del Sur y Africa, y las de Australia, India, Sudáfrica y la de Patagonia.
La única conclusión razonable, entonces, es que los continentes ahora separados se han desplazado lateralmente a partir de un antiguo supercontinente unido.
Las afinidades se acentuaba en el Mesozoico entre Brasil y Africa, Australia y Africa-India, y Sudáfrica-Madagascar e India.
Wegener citaba como ejemplos:
El pequeño reptil Mesosaurus, conocido solamente a partir del Pérmico en Sudáfrica y Brasil,
La planta Glossopteris, muy difundida a fines del Paleozoico, pero confinada a los continentes del sur.
Los marsupiales australianos evidentemente habían evolucionado en forma aislada por lo menos desde comienzos del Terciario, pero su existencia en América del Sur (y su ausencia en el Viejo Mundo) sugería nexos entre Australia y Sudamérica.
Argumentos paleoclimáticos
Actualmente podemos distinguir varias zonas climáticas de latitud aproximadamente paralela. Flanqueando el cinturón húmedo ecuatorial se encuentran las zonas áridas y monzónicas a unos 20º de latitud, luego la zona templada, con sus precipitaciones ciclónicas, y finalmente las zonas polares con el casquete glacial.
La evidencia geológica más importante en lo que respecta a los antiguos climas es la de las tillitas, o conglomerados glaciales, que descansan sobre pavimentos estriados de rocas resistentes, y que pueden considerarse inequívocamente como huellas de antiguas capas de hielo. Los carbones implican climas húmedos, puesto que sólo pueden formarse en zonas pantanosas, pero no son buenos indicadores de la temperatura. A veces, sin embargo, las capas excepcionalmente gruesas de carbón denotan condiciones tropicales, de exuberante vegetación. Los depósitos de yeso y de sal gema, donde es evidente el exceso de la evaporación sobre la precipitación, así como las areniscas desérticas, que poseen rasgos petrológicos específicos, indican aridez. Los depósitos gruesos de cal viva indican probablemente condiciones tropicales o subtropicales.
Los organismos fósiles son también útiles indicadores paleoclimáticos. Así, la ausencia de los anillos anuales en los troncos suele significar condiciones tropicales, por carencia de contraste estacional, y los reptiles de gran tamaño implican invariablemente un clima cálido. Sorprende el que no se mencionen los arrecifes de coral, siendo uno de los indicadores de clima cálido más seguros.
Utilizando criterios de este tipo, resulta evidente que, entre el Carbonífero y el presente, el clima de Europa ha pasado de tropical a templado, y el de Spitzhergen de subtropical a polar. Los indicios de un cambio inverso en Sudáfrica, de polar a subtropical, apoyan la posibilidad de que los polos se hayan desplazado gradualmente a lo largo de un extenso período de tiempo.
El casquete polar en el Carbonífero y Pérmico se encuentran ahora ubicados en zonas muy distantes: Suráfrica, Patagonia, Australia y la India. La única explicación razonable es que todas estas zonas formaban en esa época una única zona donde estaba el Polo Sur y los continentes estaban unidos formado Pangea.
Wegener dedicó todo un capítulo a las migraciones de los polos. La migración polar "superficial" puede detectarse sólo por medio de determinaciones geológicas del clima. Mayores complicaciones surgen si además ha habido deriva continental siendo preciso tomar entonces un continente (Africa) como base. Wegener trató de resolver la confusión vinculada con el controvertido punto: ¿La migración polar se debía al movimiento de toda la corteza sobre el substrato, o a una modificación interna del eje de rotación? Para algunos geofísicos la duda no existe porque suponen que el ensanchamiento ecuatorial de la Tierra achatada no podría haber cambiado de posición.
El mecanismo de la Deriva Continental
En cuanto al mecanismo de la deriva continental, Wegener se mostró dubitativo. "Aún no ha aparecido un Newton de la teoría de la deriva... Es probable que la solución del problema de las fuerzas en juego se demore por bastante tiempo..." Sin embargo, no logró refrenar algunas especulaciones, refiriéndose a dos posibles causas.
La fuerza del Pohlflucht se invocaba para explicar el movimiento de los continentes hacia el ecuador. Esta es una fuerza gravitacional diferencial motivada por el hecho de que la tierra es un esferoide achatado en los polos, propuesta a principios de este siglo por Eótvós, y ampliamente aceptada si bien se dudaba que fuese capaz de mover continentes. Otra fuerza era necesaria para justificar la presunta deriva de los continentes hacia el oeste. Wegener pensaba en alguna especie de fuerza determinada por las mareas, sosteniendo que el frenado de la Tierra por la fricción de las mareas debía afectar especialmente las capas exteriores, y producir por lo tanto su desplazamiento bien en conjunto, o de fragmentos continentales separados sobre el interior. También tomó en consideración la posibilidad de que la forma de la tierra se apartara de un esferoide perfecto, como se deducía de las medidas del campo de la gravedad. La existencia de protuberancias locales podía crear una fuerza que tendiera a mover lateralmente la corteza de las regiones topográficamente altas a las bajas: dicha fuerza sería más poderosa que la del Pohlflucht y actuaría también sobre el sima.
En vista de la hostilidad general que recibieron estas ideas, a pesar de su carácter hipotético, quizá Wegener habría procedido con mayor habilidad táctica si hubiese ignorado por completo el problema del mecanismo, dada la absoluta carencia de pruebas relevantes, limitándose a presentar la impresionante cantidad de pruebas que había reunido en defensa de la deriva continental, y a criticar los puntos de vista inmovilistas convencionales. Pero por otra parte, se podría sostener que muchas personas sólo habrían aceptado la tesis de la deriva si se presentaba alguna especie de modelo de la Tierra, por burdo que fuese, que pudiera justificar el desplazamiento lateral de los continentes. No podemos criticar a Wegener, entonces, por tratar de encontrarlo.
Respuesta a la hipótesis de Wegener
Las primeras publicaciones de Wegener sobre la deriva de los continentes no parece haber despertado una gran expectación. En general las opiniones fueron adversas. Las criticas incidían en:
Wegener no había examinado con detalle la coincidencia de las costas de los continentes atlánticos. Además muchas costas habían sufrido movimientos tectónicos de ascenso o descenso (epeirogénicos) y serían de esperar gran cantidad de distorsiones.
Se pusieron en entredicho las similitudes geológicas a ambos lados del Atlántico, y se cuestionó si esta similitud significaba necesariamente contigüidad .
Respecto a la supuesta capa de hielo de Gondwana en la era Permo-Carbonífera, dos autoridades en glaciaciones A.P. Coleman y R.T. Chamberlin argumentaron que de acuerdo ala reconstrucción del propio Wegener su situación sería continental, alejada de los vientos húmedos y por tanto nunca recibiría abundantes nevadas aunque sus temperaturas fueran las mas frías de la Tierra.
Charles Schuchert, estatígrafo y paleobiogeógrafo de la Universidad de Yale acepta las similitudes de flora y fauna entre los continentes atlánticos, ciertamente existen y sería ridículo negarlas, pero para él son explicables si se aceptan unos puentes de tierra en el Ártico, en el Atlántico Sur y en el Índico, puentes que podrían haberse hundido después del Mesozoico.
Pero la principal objeción fue la naturaleza del mecanismo impulsor de la deriva continental. ¿Por qué si Pangea había durado tanto tiempo en la historia de la Tierra se había roto dramáticamente en unas pocas decenas de millones de años? ¿Por qué si el sial continental podía moverse desplazando el sima, el primero considerado mas rígido se tenía que arrugar bajo la compresión de su borde de ataque hasta formar la cordillera andina.? ¿Cómo se podía describir el movimiento de las Américas como una deriva hacia el oeste si la posición de la cordillera central subatlántica sugería un movimiento simétrico en ambas direcciones?
El geofísico de Cambridge Harold Jeffreys se opone con desdeño a la deriva continental en su libro La Tierra (1924). La idea era que la Tierra era demasiado resistente para ser deformada por la fuerza del Pohlflucht o la fuerza de las mareas. Evidentemente la corteza puede sostener océanos y montañas. Si las mareas tuviesen suficiente fuerza para provocar la deriva, la rotación de la tierra se detendría en un año. Jeffreys advertía que la suposición de una perfecta compensación isostática en la superficie sugería un planeta de viscosidad finita donde las rocas podían deformarse por tensiones pequeñas pero duraderas y eso llevaba a un lecho oceánico completamente liso en contra de los sondeos submarinos realizados.
Wegener intentó sin demasiado empeño una replica en la última edición de su libro pero se sintió abrumado por la inundación de literatura y las drásticas revisiones que según algunos serían necesarias. Murió poco después y el conmovedor comienzo de la introducción, donde reprende suavemente la parcialidad de sus críticos, podría constituir su epitafio:
Los hombres de ciencia no parecen haber llegado a comprender bien que todas las ciencias de la tierra deben aportar pruebas para desvelar el estado de nuestro planeta en sus tiempos originales, y que solamente se podrá llegar a la verdad combinando todas estas pruebas.
Aunque el consenso general era claramente hostil, Wegener tuvo dos formidable defensores: Arthur Holmes y Alexander du Toit. Son geólogos muy diferentes. Du Toit mejora aspectos clásicos de la teoría de la deriva, aporta nuevas pruebas.... pero Holmes se preocupa por el aspecto mas descuidado, el mecanismo de la deriva, su intuición le lleva a un modelo de la Tierra que es el precursor de la tectónica de placas.
Alexander du Toit geólogo sudafricano establece:
En un libro extenso publicado en 1927 las estrechas relaciones entre la geología de Sudafrica y la parte este de América del Sur durante las eras Paleozoica y Mesozoica Este libro es citado ampliamente por Wegener en la última edición de su obra.
Separa la Pangea de Wegener en dos continentes Laurasia y Godwana respectivamente al norte y sur, con dos historias relativamente independientes y separados desde el Paleozoico por un extenso mar Tetis que perduró hasta el Terciario
Reconstruyó Gondwana con una mayor precisión, en base a las comparaciones geológicas Madagascar cambia su ubicación actual frente a Africa y queda frente a Tanzania. Estudia los plegamientos montañosos de Argentina, provincia del Cabo (Surafrica) y este de Australia y prueba la existencia de un geosinclinal común en el Paleozoico. Estudia con extraordinario detalle las correspondencias estratigráficas en Gondwana.
Modelo Holmes para la Tierra
El modelo en boga para la Tierra era el de Jeffereys la Tierra se había condensado en forma líquida a partir de una nube de gas. Luego se enfrió por convección, mientras que la separación gravitacional llevó a los elementos mas pesados a formar el núcleo mientras los ligeros formaban la corteza. Esto superaba el modelo de Kelvin de una Tierra en contracción por su paulatino enfriamiento que había sido desmentido por el descubrimiento de la radioactividad natural.
Holmes propuso un modelo donde la capa inferior o substrato (actualmente conocido como manto) estaba formado por una capa amorfa y térmicamente fluida mientras la corteza la formaban tres capas, la superior formada por roca granítica la intermedia por roca diorítica y la inferior por rocas peridotíticas. La actividad volcánica era insuficiente para transportar hasta la superficie de la Tierra el calor producido por la radioactividad en el substrato, así que se establecía para este transporte un mecanismo de convección en el substrato. Si estas corrientes ocurrían debajo de los continentes, podían ser la causa de la deriva. Para Holmes la variación secular del campo magnético de la Tierra también se debía a esta causa.
En una capa de líquido viscoso uniformemente calentado y entre dos capas rígidas y conductoras se establece una circulación convectiva cuando se supera un cierto gradiente térmico critico que para el caso de la Tierra es 3 º/Km. Para Jeffereys la viscosidad del substrato era tan elevada que impedía la convección; para Holmes la resistencia de los materiales disminuye rápidamente con la temperatura y cuando en un lugar el gradiente de temperatura excedía el crítico se inicia una corriente convectiva ascendente que se desviarían hacia el oeste por la rotación de la Tierra, mientras en otros lugares se producen corrientes descendentes desviadas por la rotación hacia el este. El uranio y el torio radioactivos se concentran en los basaltos constitutivos de las rocas continentales por ello la temperatura debe ser mayor debajo de los continentes que debajo del océano, así que las corrientes convectivas deben alzarse debajo de los continentes y difundirse hacia sus periferias . las corrientes descendentes serán más violentas en los bordes de los continentes, donde se unirán con las corrientes mas débiles procedentes de las regiones oceánicas. Donde las corrientes brotan y divergen habrá estiramientos de la corteza y eventualmente se formarán nuevos océanos. En los bordes de los continentes donde la corriente se hunde habrá compresiones y ese aumento en la densidad podría provocar cambios en la estructura y facilitar aun mas el hundimiento explicando las fosas marinas que bordean el Pacífico. El engrosamiento de la corteza en el borde continental conduciría a la formación de montañas. La velocidad de las corrientes debajo de la corteza la estima Holmes en 5 cm/año cuando el gradiente de temperaturas alcanza los 10º/Km. Y la formación del Océano Atlántico sería de unos 100 millones de años.
Notas finales
Migración de los polos
Tras estas aportaciones era de esperar que algunos grupos científicos sufrieran especial curiosidad por poner a prueba estas ideas. Pero no fue así. Hubo que esperar al año 1956 para que un análisis del campo magnético fósil de rocas europeas de diferentes edades, realizado por S.K. Runcorn y otros en la Universidad de Cambridge, pusiese de manifiesto que durante el Terciario Superior el Polo Norte de había desplazado de forma regular a lo largo del tiempo. Desde una posición cercana a Hawai durante el Precambrico había emigrado hacia el noreste pasando cerca de Japón hasta su posición actual. Como las diferencias no eran casuales sino sistemáticas o había una migración de los polos o una deriva de los continentes. Ahora bien la teoría geofísica convencional favorece la estabilidad de los polos. El astrónomo T. Gold sugirió que el movimiento de los polos era posible si a la forma geoidal de la Tierra le quitamos rigidez. A pesar del efecto estabilizador de la protuberancia ecuatorial la desaparición o aumento del hielo de los casquetes polares podría causar la perturbación adecuada para la migración polar.
Runcorn y Collinson analizaron la magnetización de las rocas, esta vez americanas y observaron el mismo desplazamiento del polo norte sólo que seguía un desplazamiento paralelo pero 30º al W de su estudio con rocas europeas. Antes del Triásico no hay anomalía. Runcorn reconoció que la anomalía desaparecía si se colocaba a Norteamérica cerca de Europa haciendo desaparecer el Atlántico tal como había propuesto Wegener. Runcorn se convirtió en un firme defensor de la deriva continental.
Extensión del suelo marino
En los años 50 se desarrollaron nuevas técnicas de exploración oceanográfica. Nuevas sondas de eco permitieron realizar los mejores mapas topográficos suboceánicos. Ello evidenció que había tres tipos de fondo oceánico: los márgenes continentales (incluida la plataforma continental) y las fosas marinas, el suelo de la cuenca oceánica (suelo abisal y montañas submarinas) y las cadenas montañosas o dorsales centrooceánicas.
Las dorsales centrooceánicas es el rasgo mas espectacular. Comparables topográficamente con las mayores cordilleras sobre el nivel del mar recorren el Pacífico Oriental, el Índico y el centro del Atlántico.
EN 1970 Dietz y Holden publicaron una reconstrucción preliminar de la historia de la fragmentación de Pangea. El supercontinente Pangea se muestra en la figura 42 (a), cercado por el gran océano primitivo, la Panthalassa (del cual es remanente el Océano Pacífico; el Mar de Tetis está relacionado con el actual mar Mediterráneo).
De manera bastante simplificada se puede decir que esa configuración duró posiblemente hasta el Jurásico Medio (hace aproximadamente 180 millones de años), cuando se fragmentó esa inmensa placa. A dos porciones que se originaron se les ha dado el nombre de Laurasia (Norteamerica + Eurasia, sin la península de la India) y Gondwana (Sudamérica + África + India + Australia + Antártida + Nueva Zelanda) (figura 42 (b)). En seguida, según la reconstrucción de Dietz y Holden, a partir de una hendidura en forma de Y, se inició la fragmentación de Gondwana, que originó la India, y que separó también Sudamérica de la Antártida (figura 42 (c)). El paso siguiente fue la ruptura que separó Sudamérica de África, originando el Atlántico sur. Finalmente, Australia se separó de la Antártida (figura 42 (d)). La figura 42 (e) muestra la posición actual de los continentes y de las cuencas oceánicas. Nótese que la placa de la India chocó con la placa de Eurasia, colisión que dio lugar a los Himalayas.
Esta reconstrucción fue la original. Muchos detalles se han modificado, al precisarse ciertas dataciones. Para el lector interesado en reconstrucciones paleogeográficas excelentes acerca de la fragmentación de Pangea y la deriva de los continentes, sugerimos las obras de Christopher Scotese, geólogo de la Universidad de Texas, en Austin, y miembro del Proyecto Atlas Paleogeográfico de la Universidad de Chicago. Gracias a las computadoras, Scotese ha producido películas animadas de los últimos 500 millones de años de la historia geológica del globo terrestre (figura 43). Según ese autor "intentar el descubrimiento de la historia del movimiento de las placas es como intentar la resolución de un rompecabezas cuyas piezas continuamente cambian de tamaño y de forma".
Figura 42. Historia de la fragmentación de Pangea, según Dietz y Holden (1970). a) Hace 200 millones de años. b) Hace 180 millones de años. d) Hace 65 millones de años. e) configuración actual.
Finalmente, la partición del supercontinente Pangea puede representarse de modo gráfico como lo hizo Rosen (1988) (figura 44). Según ese esquema, hace 180 millones de años el Pangea se dividió en Laurasia y Gondwana. Hace 90 millones de años aproximadamente, Afroindia se separó del resto de Gondwana; India se separó de África hace 60 millones de años, cuando empezó su larga peregrinación hacia el noreste, hasta chocar contra la Placa de Laurasia. Lo que quedó de Gondwana se separó posteriormente en dos porciones, una que dio origen a Nueva Zelanda y otra que se separó en Antártida, Australia y Sudamérica, tal como se muestra en el diagrama de la figura 44.
bueno para empesar creo que está bien insisto en Gondwana porque yo lo estudié in situ y es el ejemplo que puse de montaña nueva y montaña vieja.(en este mismo hilo)
saludos el sultán
PD: no se si poner gráficos ... creo que la mayoría no lo entenderia pero hablaré de animales como el ñandú avestruz etc o los masurpiales . Las iguanas o los pajarillos PINZONES.
De manera bastante simplificada se puede decir que esa configuración duró posiblemente hasta el Jurásico Medio (hace aproximadamente 180 millones de años), cuando se fragmentó esa inmensa placa. A dos porciones que se originaron se les ha dado el nombre de Laurasia (Norteamerica + Eurasia, sin la península de la India) y Gondwana (Sudamérica + África + India + Australia + Antártida + Nueva Zelanda) (figura 42 (b)). En seguida, según la reconstrucción de Dietz y Holden, a partir de una hendidura en forma de Y, se inició la fragmentación de Gondwana, que originó la India, y que separó también Sudamérica de la Antártida (figura 42 (c)). El paso siguiente fue la ruptura que separó Sudamérica de África, originando el Atlántico sur. Finalmente, Australia se separó de la Antártida (figura 42 (d)). La figura 42 (e) muestra la posición actual de los continentes y de las cuencas oceánicas. Nótese que la placa de la India chocó con la placa de Eurasia, colisión que dio lugar a los Himalayas.
Esta reconstrucción fue la original. Muchos detalles se han modificado, al precisarse ciertas dataciones. Para el lector interesado en reconstrucciones paleogeográficas excelentes acerca de la fragmentación de Pangea y la deriva de los continentes, sugerimos las obras de Christopher Scotese, geólogo de la Universidad de Texas, en Austin, y miembro del Proyecto Atlas Paleogeográfico de la Universidad de Chicago. Gracias a las computadoras, Scotese ha producido películas animadas de los últimos 500 millones de años de la historia geológica del globo terrestre (figura 43). Según ese autor "intentar el descubrimiento de la historia del movimiento de las placas es como intentar la resolución de un rompecabezas cuyas piezas continuamente cambian de tamaño y de forma".
Figura 42. Historia de la fragmentación de Pangea, según Dietz y Holden (1970). a) Hace 200 millones de años. b) Hace 180 millones de años. d) Hace 65 millones de años. e) configuración actual.
Finalmente, la partición del supercontinente Pangea puede representarse de modo gráfico como lo hizo Rosen (1988) (figura 44). Según ese esquema, hace 180 millones de años el Pangea se dividió en Laurasia y Gondwana. Hace 90 millones de años aproximadamente, Afroindia se separó del resto de Gondwana; India se separó de África hace 60 millones de años, cuando empezó su larga peregrinación hacia el noreste, hasta chocar contra la Placa de Laurasia. Lo que quedó de Gondwana se separó posteriormente en dos porciones, una que dio origen a Nueva Zelanda y otra que se separó en Antártida, Australia y Sudamérica, tal como se muestra en el diagrama de la figura 44.
bueno para empesar creo que está bien insisto en Gondwana porque yo lo estudié in situ y es el ejemplo que puse de montaña nueva y montaña vieja.(en este mismo hilo)
saludos el sultán
PD: no se si poner gráficos ... creo que la mayoría no lo entenderia pero hablaré de animales como el ñandú avestruz etc o los masurpiales . Las iguanas o los pajarillos PINZONES.