LA DESHUMANIZACIÓN DEL ARTE (3000). El dios de la neococina ha dicho que ya se puede morir tranquilo.
Ferrán Adriá (
La Luz, summa coquinario) con el pragmatismo y la frialdad que le caracterizan, considera que después de la edición del libro
“Comer para pensar. Pensar para comer” los candidatos a una reserva en
el Bulli en 2013 y los comensales de a diario pero amantes del arte y de la gastronomía podremos ver en ésta ocasión “la imagen más emocional” de su “proceso creativo”.
36€ cuesta el libro.
"Los gastrónomos de vanguardia somos cocineros y queremos seguir siendo cocineros, no tenemos interés en ser artistas, pero sí en dialogar con el arte". Mientras lo dice al dios reconocido cuatro veces como el mejor restaurador según la revista
The Restaurant magazine se le cae un regueruco (permítaseme decir) de baba tonta. Le sonríe mirándole a los ojos, igual de embelesado y cariñoso,
Vicente Todolí director de la Tate Modern de Londres, sobre todo porque la edición que presentan, diseñada por
Richard Hamilton (un gurú del pop art), tiene en portada a un Adriá simpsonizado por el mismo dios
Matt Groening. Glub.
Dios. El inventor de la tortilla de patatas sin huevo ni patatas, cualquier día de éstos llenará la barra de
Moe Szyslak de tortillas deconstruidas. De bonito con mahonesa, de york y queso, vegetales, de champiñones y bacalao, de morcilla con pimientos de piquillo…, con un mandil negro y sin sifón de nitrógeno líquido en la mano derecha le dará con la izquierda una colleja a
Homero mientras le susurra en plan zen: “a mí también me chupan la sangre los mosquitos”; después le invitará al genuino flameado de Moe mientras la dice a
Selma que le gusta la caída de sus ojos. Pero de momento no, ésta temporada no. Ésta temporada seguirá reconstruyendo, innovando, viajando, investigando, experimentando, hablando, emocionando, diseñando, inaugurando, fusionando, soterrando, explicando, presentando, descontextualizando. cronofotografiando.
Cocinando. (Alabado sea el Señor, Tuyo es el Poder y la Gloria). Felizmente
simpsonizado puede morir y resucitar cuantas veces quiera, ya no es solo la voz de un ratón sabio-afrancesado en la barra-vasca, capaz de discrepar dos horas y veinticinco minutos (lo juro y prometo) con
Arzak sobre los pelos y la “fuerza” y “frescura” de las anchoas y quisquillas. Degustando sendos zumos de Albariño. Paladeando, catando, degustando, tomando.
El aceite hirviendo no les quema los brazos a éstos no. Ni la lengua sus diminutos bocaditos degustación. A cualquiera de los dos les da igual que el gobernador del Banco de España diga que dentro de quince años no cobramos la jubilación, ninguno de los dos se van a quemar hoy, no. El recién simpsonizado probablemente no entienda que UNO de los siete jefes de cocina, siete segundos, siete ayudantes, siete pinches y siete becarios que tiene en la cocina del bulli para atender a siete jefes de rango, siete jefes de partida, siete camareros, siete pinches de comedor, siete encargados y siete maîtres; se ha quemado hoy friendo UN huevo. No lo entendería.
Que sepas que si te sientas en
el bulli (3 estrellas M., 4 veces campeón del Mundo mundial) tienes 1,17 empleados supermegaprofesionales a tu servicio. Hay días que 1,47. Y que eso se paga, por mucho que cualquier dios se aleje del Arte y te diga que “seas feliz comiendo: si comes un bocata, o cociendo una verdura hervida con cariño”.
Matt Groening es un CRACK/dios y Adriá un dios simpsonizado de la neococina intergaláctica. (Con todas sus miles de culturas culinarias fusionadas y descontestualizadas en un sifón de nitrógeno líquido).
Quiero decir, que lo que no puede ser no puede ser. Aunque tenga el tamaño de cinco campos de futbol del no-ser. Dios. A no ser que estés en la barra de Moe.
El diseño gráfico del libro es de Fernando Gutiérrez, Cristina Giménez es la responsable de la coordinación editorial, algunos de los artículos son obra del crítico Adrian Searle, de Roger M. Buergel y Ruth Noack, director de Documenta 12 y comisaria, respectivamente, y de Marta Arzak, responsable de Educación e Interpretación del Museo Guggenheim de Bilbao.
“El Bulli y la cocina son unos enamorados del mundo del arte, del que queremos aprender mucho, sin que tengamos pretensión de entrar en su circuito”.
Muy artístico y emotivo. Si lo deseas reserva tu edición de lujo.