Mensaje por Invitado » Dom 28 Ago, 2011 1:41 am
Esos incautos banqueros alemanes
Esto de que los españoles vivamos por encima de nuestras posibilidades y pidamos prestado dinero a los alemanes para hacerlo, hasta terminar quebrando, no es nada nuevo: ya lo hacíamos hace quinientos años.
Luis del Pino
Los Fugger - o como se los llamaba en español, los Fúcar - fueron una familia de acaudalados banqueros alemanes que gozaron de una enorme influencia en los siglos XV y XVI. Podríamos decir que fueron los Rothschild de la época.
Descendientes de campesinos de la región de Suabia, los Fugger se instalaron en el siglo XIV en la ciudad de Augsburgo, donde Hans Fugger y sus hijos, Andreas y Jacobo el Viejo, comenzaron a labrar la fortuna familiar, primero en la industria de los tejidos y luego con la compra de tierras y la minería.
En 1470, las empresas de la familia Fugger habían ya pasado a ser internacionales, dedicándose a la comercialización, entre otras mercancías, de metales preciosos, alfombras, gemas y especias. Para 1504, habían conseguido ya que se les concediera un título nobiliario.
El miembro más importante de la familia Fugger fue Jacobo el Rico, nieto del fundador de la saga. Con él, aquella familia de banqueros alcanzaría la cumbre de su influencia. Entre otras cosas, construyó en Eslovaquia las mayores minas de cobre de la época. En 1514, el papa León X le encargó a la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro, lo que sería uno de los detonantes de la reforma protestante de Lutero.
Su inmensa fortuna permitió a Jacobo Fugger el Rico financiar también con medio millón de florines las ambiciones imperiales de Carlos V, comprando el voto de los electores para que Carlos fuera nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Aquel préstamo fue avalado por Carlos V con las rentas del Maestrazgo, con la plata de las minas de Guadalcanal, en Sevilla, y con el mercurio de las minas de Almadén. Sería el comienzo de una deuda soberana española que, alimentada por las ambiciones de Carlos V y de su hijo Felipe II, terminaría hundiendo a España en una crisis de deuda, que conduciría a nada menos que ocho quiebras de nuestro país a lo largo de un siglo, durante los reinados de Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Jacobo el Rico se convirtió en el banquero oficial de la Corona española, como también lo sería su hijo Antón. A mediados del siglo XVI, Antón Fugger era el hombre más adinerado de la época, con una fortuna que se calculaba en 5 millones de florines. Fue el financiero de la Contrarreforma, lo que le valió que se le concedieran privilegios comerciales en Sudamérica y diversos beneficios sobre el oro y la plata que venían de nuestras posesiones de ultramar.
Como ven, esto de que los españoles vivamos por encima de nuestras posibilidades y pidamos prestado dinero a los alemanes para hacerlo, hasta terminar quebrando, no es nada nuevo: ya lo hacíamos hace quinientos años. Parece que los españoles no aprendemos, ¿verdad?
Pero no se depriman ustedes mucho por nuestra escasa capacidad para aprender de los errores del pasado, porque si los españoles parecemos empeñados en repetir esos errores, los alemanes tampoco nos van a la zaga.
Quinientos años después de aquellos préstamos de Jacobo Fugger a Carlos V, los alemanes siguen prestándonos dinero... tan solo para terminar quebrando ellos mismos, arrastrados a la ruina por España.
Porque el ocaso de la familia Fugger se produjo, precisamente, debido a las sucesivas suspensiones de pagos de la economía española. En concreto, la primera quiebra de Felipe II en 1557 supuso unas pérdidas del 40% para aquellos banqueros alemanes que se habían convertido en financiadores de nuestro imperio. Y las sucesivas suspensiones de pagos de nuestro país provocaron que la Banca Fugger experimentara un lento declive a lo largo de los años siguientes, hasta terminar quebrando en 1607. A finales del siglo XVII, la familia Fugger ya había abandonado los negocios de sus antepasados, para pasar a convertirse en terratenientes latifundistas, que vivirían en lo sucesivo de las rentas de sus posesiones.
Así que, como ven, después de cinco siglos los españoles y los alemanes seguimos hermanados en la misma espiral de gasto desbocado, deudas y quiebras que con tanto entusiasmo inaugurara Carlos V.
Pero bueno, todo lo que haces termina dejando huella. Y es verdad que aquella familia de banqueros desapareció de la Historia, pero no sin antes dejar algún legado curioso.
Jacobo Fugger fundó en Augsburgo en 1521 el más antiguo antecedente todavía en activo de lo que hoy denominaríamos casas de protección oficial: el Fuggerei.
El Fuggerei es un auténtico pueblo dentro de la ciudad de Augsburgo, con su propia iglesia y sus propias murallas. Fue fundado por Jacobo Fugger el Rico para proporcionar un techo a las personas necesitadas de Augsburgo, y entre las personas que en él vivieron a lo largo del tiempo quizá la más famosa sea Franz Mozart, uno de los bisabuelos del compositor Wolfgang Amadeus Mozart.
El Fuggerei está formado por 67 casas y hoy en día siguen viviendo allí 140 familias, que pagan como alquiler de los apartamentos exactamente lo mismo que se pagaba en 1521, porque la renta se mantiene constante desde entonces. En concreto, vivir en uno de esos apartamentos cuesta 0,88 euros al año, más la obligación de rezar tres veces al día por la familia Fugger y en especial por Jacobo, el fundador del Fuggerei.
¿Quién pillara uno de esos apartamentos en alquiler en estos tiempos, eh?
[list][img]http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/0/0a/Fuggerkontor.jpg/220px-Fuggerkontor.jpg[/img]
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[color=#777777][i][size=142]Esto de que los españoles vivamos por encima de nuestras posibilidades y pidamos prestado dinero a los alemanes para hacerlo, hasta terminar quebrando, no es nada nuevo: ya lo hacíamos hace quinientos años.[/size][/i][/color]
[size=92]Luis del Pino[/size][/list]
Los Fugger - o como se los llamaba en español, los Fúcar - fueron una familia de acaudalados banqueros alemanes que gozaron de una enorme influencia en los siglos XV y XVI. Podríamos decir que fueron los Rothschild de la época.
Descendientes de campesinos de la región de Suabia, los Fugger se instalaron en el siglo XIV en la ciudad de Augsburgo, donde Hans Fugger y sus hijos, Andreas y Jacobo el Viejo, comenzaron a labrar la fortuna familiar, primero en la industria de los tejidos y luego con la compra de tierras y la minería.
En 1470, las empresas de la familia Fugger habían ya pasado a ser internacionales, dedicándose a la comercialización, entre otras mercancías, de metales preciosos, alfombras, gemas y especias. Para 1504, habían conseguido ya que se les concediera un título nobiliario.
El miembro más importante de la familia Fugger fue Jacobo el Rico, nieto del fundador de la saga. Con él, aquella familia de banqueros alcanzaría la cumbre de su influencia. Entre otras cosas, construyó en Eslovaquia las mayores minas de cobre de la época. En 1514, el papa León X le encargó a la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro, lo que sería uno de los detonantes de la reforma protestante de Lutero.
Su inmensa fortuna permitió a Jacobo Fugger el Rico financiar también con medio millón de florines las ambiciones imperiales de Carlos V, comprando el voto de los electores para que Carlos fuera nombrado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Aquel préstamo fue avalado por Carlos V con las rentas del Maestrazgo, con la plata de las minas de Guadalcanal, en Sevilla, y con el mercurio de las minas de Almadén. Sería el comienzo de una deuda soberana española que, alimentada por las ambiciones de Carlos V y de su hijo Felipe II, terminaría hundiendo a España en una crisis de deuda, que conduciría a nada menos que ocho quiebras de nuestro país a lo largo de un siglo, durante los reinados de Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II.
Jacobo el Rico se convirtió en el banquero oficial de la Corona española, como también lo sería su hijo Antón. A mediados del siglo XVI, Antón Fugger era el hombre más adinerado de la época, con una fortuna que se calculaba en 5 millones de florines. Fue el financiero de la Contrarreforma, lo que le valió que se le concedieran privilegios comerciales en Sudamérica y diversos beneficios sobre el oro y la plata que venían de nuestras posesiones de ultramar.
Como ven, esto de que los españoles vivamos por encima de nuestras posibilidades y pidamos prestado dinero a los alemanes para hacerlo, hasta terminar quebrando, no es nada nuevo: ya lo hacíamos hace quinientos años. Parece que los españoles no aprendemos, ¿verdad?
Pero no se depriman ustedes mucho por nuestra escasa capacidad para aprender de los errores del pasado, porque si los españoles parecemos empeñados en repetir esos errores, los alemanes tampoco nos van a la zaga.
Quinientos años después de aquellos préstamos de Jacobo Fugger a Carlos V, los alemanes siguen prestándonos dinero... tan solo para terminar quebrando ellos mismos, arrastrados a la ruina por España.
Porque el ocaso de la familia Fugger se produjo, precisamente, debido a las sucesivas suspensiones de pagos de la economía española. En concreto, la primera quiebra de Felipe II en 1557 supuso unas pérdidas del 40% para aquellos banqueros alemanes que se habían convertido en financiadores de nuestro imperio. Y las sucesivas suspensiones de pagos de nuestro país provocaron que la Banca Fugger experimentara un lento declive a lo largo de los años siguientes, hasta terminar quebrando en 1607. A finales del siglo XVII, la familia Fugger ya había abandonado los negocios de sus antepasados, para pasar a convertirse en terratenientes latifundistas, que vivirían en lo sucesivo de las rentas de sus posesiones.
Así que, como ven, después de cinco siglos los españoles y los alemanes seguimos hermanados en la misma espiral de gasto desbocado, deudas y quiebras que con tanto entusiasmo inaugurara Carlos V.
Pero bueno, todo lo que haces termina dejando huella. Y es verdad que aquella familia de banqueros desapareció de la Historia, pero no sin antes dejar algún legado curioso.
Jacobo Fugger fundó en Augsburgo en 1521 el más antiguo antecedente todavía en activo de lo que hoy denominaríamos casas de protección oficial: el Fuggerei.
El Fuggerei es un auténtico pueblo dentro de la ciudad de Augsburgo, con su propia iglesia y sus propias murallas. Fue fundado por Jacobo Fugger el Rico para proporcionar un techo a las personas necesitadas de Augsburgo, y entre las personas que en él vivieron a lo largo del tiempo quizá la más famosa sea Franz Mozart, uno de los bisabuelos del compositor Wolfgang Amadeus Mozart.
El Fuggerei está formado por 67 casas y hoy en día siguen viviendo allí 140 familias, que pagan como alquiler de los apartamentos exactamente lo mismo que se pagaba en 1521, porque la renta se mantiene constante desde entonces. En concreto, vivir en uno de esos apartamentos cuesta 0,88 euros al año, más la obligación de rezar tres veces al día por la familia Fugger y en especial por Jacobo, el fundador del Fuggerei.
¿Quién pillara uno de esos apartamentos en alquiler en estos tiempos, eh?