Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

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Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Dom 31 Mar, 2024 3:39 pm


Alejandra Romanov. La Zarina alemana
La vida de la Zarina Alejandra de Rusia, consorte de Nicolás II. Nieta de la Reina Victoria, y pariente de casi todas las monarquías europeas, fue asesinada junto al resto de su familia.

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Lun 30 Ene, 2023 8:51 pm

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Sab 24 Dic, 2022 5:00 pm

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Qué se regalaban los Romanov en Navidad

Joyas, libros, vajillas finas, dulces, ropa e incluso muebles: los miembros de la familia imperial se regalaron muchas cosas espléndidas. Cuando se trataba de regalos navideños, eran verdaderos creadores de tendencias.


Hoy en día, la fiesta principal de Rusia asociada con el árbol de hoja perenne y los regalos no es la Navidad, sino el Año Nuevo. El estado soviético ateo es responsable de esto, porque abolió la celebración de la Navidad del cristianismo y en su lugar le dio a la gente una celebración nacional secular en la víspera de Año Nuevo.

Antes de la Revolución, los rusos amaban y celebraban con entusiasmo la Navidad. Mientras que ahora la Iglesia ortodoxa celebra la Navidad el 7 de enero, hasta 1918 se celebraba, al igual que todos los demás cristianos, el 25 de diciembre. Este día, por supuesto, era especial para la familia del zar. No se reparó en gastos para comprar regalos para los niños y otros miembros de la familia.


Regalos para niños

En los siglos XVI-XVII, los zares daban gran importancia a la Navidad pero la celebración no tenía un carácter especial de familia. En la víspera de Navidad, los zares realizaron actos de caridad, dando limosnas a hospitales y asilos, visitando prisiones e incluso perdonando a los convictos. Los zares ciertamente asistían al servicio nocturno en la iglesia, que era el evento principal.

Después de las misas, más cerca de la mañana, los líderes de la Iglesia eran invitados a las cámaras reales del Kremlin, así como al coro que cantaba canciones dedicadas a la gloria de Cristo y el zar. Los reunidos disfrutaban de una bebida festiva, "hidromiel", y se les obsequiaban cuencos adornados con joyas.

Solo después los hijos del zar recibían sus regalos, por ejemplo, costosas telas bordadas (seda y brocado) y copas preciosas con gemas. Para los zareviches sables de juguete, mientras las tsarevnas varias piezas de joyería.

Hasta el siglo XIX, los regalos navideños eran comunes solo entre las familias ricas y nobles.


Primeros regalos bajo un árbol de Navidad

Durante mucho tiempo no fue una tradición en Rusia decorar un árbol de Navidad, porque tales árboles (abetos) generalmente se asociaban con los muertos. Ramas de abeto se esparcían en el recorrido al cementerio durante la procesión fúnebre, mostrando simbólicamente el camino para el alma del difunto. 

Pedro el Grande fue el primero en ordenar que las casas se decoraran con árboles de Navidad cuando en 1700 introdujo la celebración del Año Nuevo. Catalina la Grande, nacida en Alemania, también apoyó la tradición de Año Nuevo.

Un árbol de Navidad se decoró por primera vez en el Kremlin en 1817. Desde la década de 1820 en adelante, esta tradición se extendió a los palacios de los zares en San Petersburgo. Durante el reinado de Nicolás I, los regalos se escondían debajo del árbol de Navidad. Se cree que la esposa del emperador, Alexandra Feodorovna, introdujo en la corte imperial una celebración navideña familiar con un árbol. Nacida en Alemania, hija del rey de Prusia Federico Guillermo III, su familia siempre había celebrado la Navidad a lo grande, con un magnífico árbol de Navidad y regalos.

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La esposa de Nicolás I, Alexandra Feodorovna
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La vista de la Rotonda del Palacio de Invierno donde se instaló un árbol de Navidad


“Durante el reinado del emperador Nicolás I, la Navidad entre la aristocracia, y más tarde entre la gente del pueblo, adquirió las características de una celebración familiar hogareña que la gente preparaba cuidadosamente, sin escatimar en tiempo ni en gastos”, afirma Yulia Uvarova en su libro Navidad y Año Nuevo en la Rusia del siglo XVII-XX.

A veces, había tantos regalos que no cabían todos debajo del árbol. En 1847, el hijo de Nicolás, el gran duque Konstantin, anotó en su diario todos los numerosos regalos que recibió: un sable, una daga, una cota de malla, pistolas circasianas y libros.

La hija de Nicolás I, Olga, recordó que en 1837 recibió un escritorio con una silla, y en 1843 recibió “un hermoso piano Wirth, pinturas, vestidos elegantes y de mi papá, un brazalete con un zafiro, su piedra preciosa favorita. .”

Una de las tiendas más populares donde el emperador encargaba regalos era la “tienda inglesa” en San Petersburgo que pertenecía a la firma Nicholls & Plinke, que vendía candelabros y joyas exquisitas, así como hermosas armas caras, excelentes vinos y muchos otros. artículos finos.

En 1839, este juego de té de esa tienda fue un regalo de Navidad para María, otra de las hijas de Nicolás. En 1850, el emperador le regaló un juego de muebles: lujosos sofás, sillones y consolas .


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Juego de té y café de Nicholls & Plinke, 1839


Además de pinturas, joyas, hermosos vestidos y baratijas (como relojes con sorpresas), las princesas también recibieron varios artículos que realmente podrían usar: patines de hielo, esquís, trineos y libros .

Los niños también podrían hacer una lista de deseos y pedir algo especial para un regalo. Por ejemplo, el hermano de Alejandro III, Vladimir, cuando era niño pedía ostras para Navidad porque le gustaba mucho comerlas. El mismo Tsesarevich Alexander también fue bastante original: pidió una cocina de juguete y un disfraz de deshollinador .

En 1883, Alejandro III ordenó a la Fábrica Imperial de Porcelana la fabricación del Servicio ceremonial de Rafael para 50 personas – el trabajo tomó 20 años y cada año la fábrica enviaba una parte del encargo cumplido justo antes de Navidad.


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Un plato, un plato de caviar y un platillo del Servicio Raphael


Regalos militares para hombres

Los artículos militares eran un regalo tradicional para los hombres reales. Se sabe que la emperatriz en varios años le regaló al heredero al trono, el Gran Duque Alejandro (futuro Alejandro III), un uniforme del Regimiento de la Guardia de Caballeros, un sable turco y placas de porcelana que representan diferentes tipos y tipos de tropas rusas . Sin embargo, ella también le dio un juego de té. De su padre, el emperador, Alejandro recibió, por ejemplo, una caja con pistolas, un busto de Pedro el Grande y libros de historia rusa .

Esta cimitarra con vaina , fabricada en el Imperio Otomano en 1803, fue obsequiada al futuro emperador Alejandro II por su esposa, Maria Alexandrovna, en la Navidad de 1849.


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Cimitarra con vaina. Pavo. 1803


Se sabe que en 1881 el emperador Alejandro III recibió de su esposa un revólver Smith & Wesson con municiones y una funda.

Por lo general, los dulces solo se les daban a los niños, pero los adultos también podían recibir golosinas como regalo, por ejemplo, una caja de costosas ciruelas pasas o albaricoques secos, así como mandarinas .


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Una pintura de acuarela de la Gran Duquesa Olga, la hija del emperador Alejandro III.
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Olga como enfermera de guerra en 1916


Un sorteo para los cortesanos

Durante la Navidad, la familia imperial siempre realizaba una lotería con regalos para los cortesanos. Se regalaron lámparas de porcelana, jarrones, juegos de té e incluso obras de Fabergé . Los niños reales también ayudaron a organizar tales loterías; antes de que comenzaran, pasaban horas poniendo etiquetas con números en los regalos. 

Los miembros de la familia imperial también entregaron regalos a todo su personal y al resto del personal en el palacio. Tampoco repararon en gastos por esto. Un gobernador podría recibir una caja o cubiertos caros; también les dieron perlas y otras 'baratijas' .


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Un árbol de Navidad para los hijos de los sirvientes del zar


La última Navidad de Nicolás II

Nicolás II celebró la Navidad con bastante modestia. Especialmente cuando, a principios del siglo XX, el país vivió tiempos difíciles: revoluciones y guerras.

En el palacio de Tsarskoye Selo , donde vivía la familia imperial, se decoraron tres árboles de Navidad: uno en el gran salón, uno separado para los niños y, finalmente, uno para los sirvientes. Nicolás II anotó sus impresiones sobre la Navidad en su diario. Escribió que después de celebraciones ruidosas y llenas de gente en las que se entregaron regalos en el transcurso de varias horas, también tuvieron una reunión navideña más íntima. “Entonces Alix y yo tuvimos una celebración solo para nosotros dos”.

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Nicolás II con su esposa e hijos

Mientras que Nicolás le regalaba a su esposa un caro huevo enjoyado de Fabergé cada Pascua, le daba regalos más modestos para Navidad. Por ejemplo, le regaló joyas a la emperatriz solo dos veces: un collar de diamantes el año en que se casaron y colgantes de jade para Navidad después del nacimiento de su primer hijo: la princesa Olga.

La última pareja real de Rusia también les dio obsequios modestos a sus hijos. Por ejemplo, el heredero, Alexey, recibió su primer diario de su madre, la emperatriz.

Para la Navidad de 1917, durante su exilio en Siberia, la propia emperatriz Alexandra tejió chalecos de lana para los niños. A su dama de honor y amiga Anna Vyrubova la emperatriz envió un paquete con una bufanda y medias que había tejido (también puso harina, pasta y salchichas en el paquete, artículos que eran un verdadero lujo en la Rusia posrevolucionaria) .

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Jue 14 Oct, 2021 8:17 pm


ALEJANDRA, el fin de la dinastía Romanov (Alix de Hesse)

Alejandra Fiódorovna Románova fue la emperatriz consorte del último zar Nicolás II. Nacida como Alix de Hesse-Darmstadt, nieta de la reina Victoria del Reino Unido, se le dio el nombre de Alejandra Fiódorovna tras ser recibida en la Iglesia ortodoxa rusa.





ANASTASIA, LA ROMANOV QUE SE CONVIRTIÓ EN LEYENDA

Anastasia Nikoláyevna Románova, fue la hija más joven del emperador Nicolás II, el último zar de la Rusia Imperial, y de su esposa Alejandra Fiódorovna. Desde su nacimiento portó el título de Gran duquesa de Rusia. Falleció junto al resto de su familia en Ekaterimburgo. La leyenda de que Anastasia sobrevivió a la Revolución Rusa, ya que varias impostoras afirmaron ser la gran duquesa. El teatro y la gran pantalla la inmortalizaron a La Gran Duquesa.

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Maritxu » Mar 22 Jun, 2021 4:33 pm

ENTREVISTA
La prometida de Jorge Románov nos desvela grandes detalles de su gran boda rusa
El gran duque y Rebecca Bettarini se casan el próximo 1 de octubre en San Petersburgo y están invitados, entre otros royals, los reyes Juan Carlos y Sofía


Por Juanra López
22/06/2021 - 05:00
Era el pasado 21 de enero cuando la Cancillería de la jefa de la Casa Imperial de Rusia, la gran duquesa María Vladimirovna, anunciaba el compromiso matrimonial de su hijo, el gran duque Jorge, con la escritora y consultora italiana Rebecca Bettarini, hija a su vez del embajador Roberto Bettarini, y la noticia no tardaba en dar la vuelta al mundo. La pareja ya llevaba inmersa en los preparativos desde hacía tiempo, pero estaban mediatizados por la gran incógnita de cómo evolucionaría la pandemia. Finalmente, gracias a la rapidez con la que se está procediendo a la vacunación, el enlace se va a poder celebrar el próximo 1 de octubre en San Petersburgo, como era su deseo. Recientemente los invitados recibieron un 'save the date' para el 1 de ese mes para un acontecimiento que se festejará durante tres días, desde la víspera hasta el día posterior, que será el colofón a un acontecimiento histórico en Rusia. El gran duque Jorge Mijáilovich Románov, hijo de la gran duquesa y del príncipe Francisco Guillermo de Prusia, y su prometida nos atendían el pasado mes de enero telefónicamente desde Moscú, donde residen actualmente, y ya nos avanzaban algunos detalles de un enlace que, por sus vínculos familiares, tiene invitados muy ilustres. Entre otros, los reyes Juan Carlos y Sofía, quien es prima del padre del futuro contrayente. Ahora, conforme se acerca la fecha, Rebecca Bettarini tiene la gentileza de atendernos de nuevo para contarnos todos los detalles de un acontecimiento que ha generado unas enormes expectativas dentro y fuera de Rusia, lo que atestigua que vaya ser retransmitido por televisión y se vaya a acreditar a periodistas nacionales e internacionales que contarán lo que allí acontezca. PREGUNTA: Aún quedan algunos meses, pero habida cuenta de la magnitud de su enlace, ¿cómo van los preparativos? RESPUESTA: Van bastante bien, porque todo se está desarrollando paso a paso. De la organización, antes que nada, tengo que agradecer a las autoridades rusas porque desde el primer momento se encargaron de hacer muchísimas cosas. Se puede imaginar que una boda así sin las autoridades detrás no hubiera sido posible, ya que es todo diferente. En otros países europeos puedes hacer una boda en un palacio, simplemente. En Rusia se requieren ciertos permisos para la iglesia o los palacios, así que gracias a ellos nosotros podemos celebrarla así. Luego hay que tener en cuenta las restricciones del covid. Las fronteras están bloqueadas y sin tener un contacto directo con las instituciones nacionales y federales no podría ser posible ni que los invitados pudieran viajar en este momento. Se han encargado de absolutamente todo. Hasta los palacios donde se van a celebrar los distintos actos han sido sugerencia suya. E incluso nos propusieron la mayor catedral de San Petersburgo, que es donde se celebrará la boda. Contamos con su máxima cooperación, al igual que con el Patriarcado de Moscú, así que no podemos estar más agradecidos. P: Son tres días los que durarán los celebraciones. ¿Qué se hará cada una de las jornadas y en qué escenarios? R: El primer día van a llegar muchas personas de instituciones de fuera del país, procedentes de Asia, de Oriente Medio, de Europa, naturalmente, y de América. Por eso hemos pensado ofrecerles un cóctel de bienvenida para que en cuanto lleguen puedan disfrutar de la belleza de algunos de los palacios. El segundo día será la ceremonia religiosa, que tendrá lugar en la catedral de San Isaac, un templo imperial. Insistieron mucho en que nos casáramos allí por su relevancia histórica y su simbología. Es, además, un templo con una inmensa capacidad, para más de 10.000 personas. Ya hemos visto toda la planificación de dónde se van a ubicar los invitados. Por la noche habrá una cela de gala. En cuanto al tercer día, habrá un brunch para todos los invitados que deseen asistir. Va a ser algo más distentido y relajado, sin etiqueta ni dress code, en el que la gente va a poder verse y hablar, algo más informal.

P: ¿Dónde será el banquete nupcial? R: Eso de momento no se lo puedo desvelar porque por motivos de seguridad nos dijeron que no se puede comunicar. De todos los lugares, lo único que estoy autorizada a desvelar es la catedral. Se sabrá en el último minuto. P: Sin embargo, sí tendrán claro el menú, ¿no? R: Hemos visto muchos caterings que son muy muy buenos y pensamos que lo ideal es que nuestros invitados conozcan los mejores platos de la gastronomía rusa. Así que será más bien un menú ruso, pero habrá toques franceses e italianos. De todas formas, hay que tener en cuenta las sanciones, por lo que muchos productos típicos de ciertas zonas no están disponibles en Rusia en la actualidad. O si los hay, están producidos ahí. Para nosotros es muy importante la variedad de los productos que se sirvan, pero también la calidad. Como le digo, tendremos vinos italianos, champán francés y platos rusos porque queremos homenajear a esa cocina que, además, es excelente.

P: ¿Sigue en pie la celebración previa en la embajada italiana en Rusia? R: Sí, estamos viendo cómo hacerlo. En Rusia no hay grandes restricciones porque ya ha llegado la vacuna, aunque hay algunas medidas para restaurantes y teatros, que no son muy estrictas. Sin embargo, en Italia sí hay unas restricciones más severas y en la embajada se siguee ese protocolo. Por lo tanto, como mucho, si no me falla la memoria, se puede reunir un máximo de 20 personas y es difícil acceder al país. Por lo tanto, veremos sobre la marcha cómo podemos arreglarlo para que en septiembre puedan estar también nuestros familiares. Será en fechas muy cercanas a la boda religiosa. El embajador es amigo de la familia y ha estado siempre muy interesado en hacer esta celebración, ya que es costumbre que los hijos de los embajadores italianos se casen en la embajada. Por cuestiones del covid no se ha podido hacer nada todavía en este sentido, mientras que en las cuestiones que atañen a Rusia, sí se han podido celebrar grandes acontecimientos como el Foro Económico, como el día del 9 de mayo, que es una gran celebración por la liberación tras la Segunda Guerra Mundial, y también nuestra boda. Así que no nos estamos preocupando porque todos los eventos que se tenían que realizar se han hecho sin ningún problema. P: Siempre decimos el cliché de que el vestido de la novia es el secreto mejor guardado, pero... ¿qué nos puede desvelar si es que ya lo ha elegido? R: Sí, lo tengo elegido. De hecho son dos. Uno para la iglesia, que es muy clásico, y uno para la noche del mismo diseñador, más de gala. En pandemia no ha sido fácil, porque no se podía viajar y era muy difícil hacer un traje a medida. Así que elegimos un modelo que ya existía y le hicimos algunos cambios.

P: ¿Qué tienen pensado para la luna de miel? R: Nos gustaría hacer un viaje a través de las regiones más lejanas de Rusia en tren, que es algo muy típico. Una especie de Transiberiano. Y aunque hay varias opciones nos gustaría recorrer una zona llegando a Mongolia, pero hay que ver porque ahora con la pandemia no es fácil viajar fuera del país y por determinadas zonas. Habrá que esperar un poco hasta septiembre y lo iremos pensando. P: ¿Están sus respectivos padres involucrados en los preparativos de la boda? R: Tengo que decir que nuestros padres están siempre pendientes y nos aconsejan. Están encantados porque nos ven felices y una boda en cualquier familia siempre es algo alegre. Nos están ayudando desde la distancia con cosas como las invitaciones, por poner un ejemplo. El único que ha podido venir unos días a Rusia ha sido mi padre. Vino y nos ayudó sobre todo para el tema del catering, pues se tienen que hacer diversas pruebas. Siendo un país ajeno para mis padres, también es un poco difícil para ellos aconsejarnos. La gran duquesa, aunque ahora no esté físicamente ahí, sabe muy bien cómo funciona Rusia y conoce a todo el mundo, así que en la distancia nos ayuda muchísimo. Al tratarse de una boda muy protocolaria, las elecciones están limitadas en este sentido. Aun así, entre mis padres, que son embajadores y saben muy bien cómo va el protocolo, y la gran duquesa, que tiene los conocimientos precisos, no ha habido nadie que haya discrepado sobre nada.

P: ¿Va a lucir usted alguna de las joyas de la familia imperial? R: Las joyas de la familia imperial están en el museo del Kremlin desde hace muchísimo tiempo. No pertenecen a la famlia sino al Estado. Honestamente, son joyas muy complicadas, muy antiguas y con un valor enorme. Está bien que estén ahí y sería muy complejo a nivel burocrático moverlas. La firma Chaumet me ha proporcionado una tiara hecha recientemente, que será perfecta. Tiene una relación con Rusia, por su inspiración, pero será más fácil de llevar por todo lo que le comentaba a propósito de las joyas de la familia. Chaumet es una firma de una enorme tradición familiar pues ya hacía joyas para la bisabuela de la gran duquesa (la gran duquesa María Pávlovna). Realizaron unas tiaras espectaculares, que destruyeron los bolcheviques a su llegada. Crearon una especialmente bella que se llama Waterfall, que ya no existe precisamente por eso, aunque existen fotografías de la misma.

La propia casa Chaumet ha descrito esta creación, la tiara Lacis, que lucirá Rebecca Bettarini en la gran boda del año en Rusia en los siguientes términos: "La tiara, hecha de oro blanco y más de 438 diamantes brillantes de diferentes tamaños, presenta una talla ovalada Diamante D VVS1 de más de 5 quilates y diamantes D VVS2 en forma de pera de más de 2 quilates. Es una interpretación moderna de la antigua forma rusa 'kokoshnik', tradicionalmente usada en Rusia, pero es una deconstrucción arquitectónica moderna, utilizando una red de oro blanco entrelazado, soportes para levantar y elevar la galaxia de diamantes brillantes. La tiara utiliza el método de 'fil couteau' o 'filo de navaja' de las piedras para realzar la belleza de los diamantes. Esto es un método de construcción característico de la casa de Chaumet". P: Han invitado a distintos miembros de casas reales, ¿están recibiendo confirmaciones de asistencia en este sentido? R: Pues puedo decir que la mayoría han confirmado, pero no le puedo desvelar los nombres por privacidad de las personas. Se trata de la primera boda Románov después de más de 100 años en Rusia y, por lo tanto, conlleva una fantasía muy grande. También después del covid y un año muy duro para todo el mundo en todas partes, a mucha gente le apetece viajar y venir, además, a conocer el país por primera vez. Estamos teniendo más confirmaciones de las que esperábamos. P: Tengo entendido que han invitado a unas 800 personas, ¿estoy en lo cierto? R: Esos serían solo los europeos, pero la lista es muy grande y va a haber más de 1.000 personas. Va a ser una boda complicada de gestionar, aunque, como le he comentado, nosotros nos ocupamos más bien de los amigos y las personas más cercanas, del resto se ocupa el Gobierno. Menos mal que el mes de octubre no hay mucha actividad, bodas u eventos, así que es más fácil poner a todo el mundo en uno o dos hoteles, lo que facilita la logística. P: ¿Se va a retransmitir por televisión? R: Creo que sí, pero eso debería confirmárselo nuestro equipo de comunicación -se lo consultamos y nos dicen que así es, que no solo con una cadena que trabajan habitualmente, sino que se están negociando con otras también-. Lo que sí puedo confirmar es que habrá un sector dedicado exclusivamente para la prensa.
P: Suele decirse que los nervios no suelen faltar antes de una boda, ¿es este su caso? R: Estamos muy contentos, pero no somos personas que nos agitamos. No somos para nada nerviosos. Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer, todo el mundo está preparado. No te pones nervioso porque es una cooperación entre varias personas, y nosotros nos ocupamos de las cosas que podemos elegir como el vestido, pero no de todo lo demás, como los visados y la organización. Estamos muy agradecidos, insisto, por la gran ayuda que nos están dando las autoridades y la Iglesia ortodoxa. No ha habido ningún problema con nada. P: Que las autoridades estén tan implicadas no deja de ser también un gran reconocimiento a la familia Románov. R: La colaboración suya siempre se ha tenido durante muchos años. La gran duquesa lleva 30 años trabajando en Rusia, llevando diversos proyectos y viajando por todo el país, donde es recibida por la Administración con mucho cariño. Que el Gobierno se haya puesto a nuestra disposición no es algo nuevo. No me sorprende, aunque a decir verdad lo que sí sorprende es que nos están ayudando aún más de lo que nosotros esperábamos -concluye Rebecca, quien en todos los compases de nuestra conversación, en un perfecto español con un ligero acento italiano, se muestra entusiasmada con su futuro y, sobre todo, muy generosa con el entrevistador.

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Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Sab 05 Dic, 2020 9:06 pm

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Mar 28 May, 2019 8:54 pm

Gran Duquesa Olga Nikoláyevna Románova (1895-1918)

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Olga con Tatiana


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Olga y Tatiana con su tutor Pierre Gilliard en Livadia, 1911


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Olga y Tatiana


Olga con sus hermanas

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Olga y Tatiana

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Olga y Maria Romanova

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Olga y Tatiana en Livadia, Crimea

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Gran Duquesa Olga como enfermera en un hospital 1915



Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Mar 28 May, 2019 6:11 pm

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Nikolái Aleksándrovich Románov, último zar de Rusia como Nicolás II de Rusia, hijo de Alejandro III

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Alejandro III, zar del Imperio ruso, rey de Polonia y gran duque de Finlandia de 1881 a 1894. Segundo hijo varón de Alejandro II y de la emperatriz María de Hesse-Darmstadt. En 1865 se convirtió en zarévich al fallecer en Niza su hermano mayor, el zarévich Nicolás, con cuya prometida, la princesa Dagmar de Dinamarca (María Fiódorovna) contrajo nupcias. Asimismo, fue padre del último zar de Rusia, Nicolás II.





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Nicolas II con su familia y la Gran Duquesa Elizabeth Feodorovna in Mosú. Agosto 1914



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Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Mar 28 May, 2019 5:52 pm

Su Alteza Imperial, zarévich y gran duque de Rusia Alexei Romanov, hio de Nicolás II y Alejandra Fiódorovna


Alexei Romanov con Alexandra Feodorovna

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Mar 28 May, 2019 5:05 pm

La Rusia de los Romanov coloreada

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Rasputin and Tsar’s family




Rasputin rodeado de admiradores




Alejandra Fiódorovna Románova, Princesa Alix de Hesse

Alix, Ernst Ludwig and Ella of Hessen, Sankt-Petersburg

Las hermanas Hesse


Princess Elisabeth of Hesse

Las Grandes Duquesas 1912
Anastasia, Maria, Olga of Russia yTatiana

Grand Duke Serge and his wife, Elizabeth Feodorovna

Alekséi Nikoláyevich Románov

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Dom 29 Jul, 2018 3:04 am

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EL RETRATO DE LA MUERTE. Imagen de época del asesinato de la familia Romanov en la ciudad rusa de Ekaterimburgo. La ejecución debía haber durado 30 segundos y se alargó durante más de 20 minutos. Caótica y cruel.


Traición, vodka y deseo: cien años de la masacre de los Romanov en la jaula de Ekaterimburgo

● En la madrugada del 17 de julio de 1918 la familia imperial rusa fue asesinada a tiros en la casa Ipatiev, confiscada por los bolcheviques en la ciudad rusa de Ekaterimburgo

● Allí habían vivido aislados del exterior durante tres meses, humillados por los guardas, sobresaltados por algún romance prohibido y confiados en un rescate que no llegó

"Ninguno de los Romanov esperaba que su encierro terminara así"


XAVIER COLÁS


Dicen que los desterrados a Siberia vuelven la mirada atrás por última vez en Ekaterimburgo, la puerta a Oriente, para recordar la Rusia a la que no volverán.

Tras el éxito de la Revolución de Febrero de 1917 y su abdicación forzada, Nicolás II tenía intención de instalarse en la templada Crimea, donde buena parte de la población le guardaba lealtad. Al caer el gobierno provisional y tomar los bolcheviques el poder, las condiciones de su arresto empeoraron. Llegó a Ekaterimburgo, capital de los Urales rojos, el 30 de abril de 1918 en un tren con las cortinas echadas. La ciudad era un hervidero de desertores, soldados, prófugos y espías. Escuchó a lo lejos campanas, pero era porque esos días se celebraba la principal festividad religiosa. Él y su familia fueron alojados en la casa Ipatiev, confiscada meses atrás y denominada desde entonces Dom Osobovo Nasnachenia: Casa del Propósito Especial.

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Nicolás Romanov había encarado con optimismo el cautiverio hasta después de llegar a Ekaterimburgo. Era apuesto y su fama de débil encubría una personalidad autocrática confiada en su derecho divino. Despreciaba a la clase política y era antisemita. Alejandra y él se habían casado por amor, algo que había repercutido en el carácter abierto de los hijos. Pero el fanatismo místico de ella había hecho entrar en escena durante unos años al monje Rasputín. Para cuando fue aniquilado, el malestar ya había dado cuerda a la revolución.

En la casa Ipatiev (edificada en ladrillo y piedra en el número 49 de la calle Voznesensky) se toparon con el desprecio de los revolucionarios, que hacían dibujos obscenos en los cuartos de baño que los Romanov se veían obligados a compartir con ellos. El zar, su mujer, sus cuatro hijas (Olga, Tatiana, María y Anastasia), el zarevich Alexei y cuatro sirvientes fueron alojados en cinco habitaciones interconectadas.

Los guardas se dejaban sobornar y permitían a algunos vecinos acercarse a observar a los Romanov en cautiverio, como si fuese una visita al zoo. Le gritaban "Nikolashka" y se reían de él. Después se levantaron dos empalizadas de cuatro metros que cegaron la visión del exterior. Se acabaron las cartas. Se les prohibió que hablasen otros idiomas distintos del ruso y sus sirvientes fueron obligados a dirigirse a ellos por sus nombres de pila. Nunca más vivirán como zares, les dijeron. El desayuno pasó a ser té y pan negro. Y sopa con carne el resto del día. La comida que les traían las monjas del monasterio de Novo-Tijvinsky era casi toda aprovechada por las cuatro decenas de guardas -más amigos del vodka que del jabón- que convivían con ellos durmiendo en cualquier pasillo o estancia que quedase libre.

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Las tropas enemigas se acercan con artillería, por seguridad hay que bajar al sótano", les dijeron antes de ser fusilados en esta habitación

Las cuatro grandes duquesas, que firmaban las cartas de manera conjunta como OTMA usando la primera letra de cada uno de sus nombres, pronto sucumbieron al aburrimiento mortal de esa reclusión. Olga, la mayor, pidió a las monjas material para coser. Anastasia, la más pequeña, era la más traviesa y con tendencia al drama. El zar leía el Evangelio en voz alta. Y la zarina se consolaba con dosis de morfina para aplacar su ciática. El heredero, enfermo de hemofilia, cojeaba por culpa de la enésima caída.

El bochorno del verano era insoportable por la prohibición de abrir las ventanas. Así, gradualmente, el exterior fue desapareciendo. Un día pintaron los cristales por fuera, así el paisaje de reclusión quedó sustituido por una luz blanca opaca durante el día. Anastasia, asomó la cabeza por una ventana varias veces, hasta que un guarda disparó a varios centímetros de su mejilla.

Dentro de la casa, en ese ambiente asfixiante, se abrió camino el amor. O por lo menos el deseo. Uno de los episodios menos conocidos del ocaso de los Romanov fue el incipiente pero abrasador affaire de María con uno de los guardas. La historiadora Helen Rappaport cree que fue precisamente "la curiosidad sexual" de la hija del zar la que pudo precipitar el endurecimiento definitivo del régimen de reclusión de los zares, la antesala de su fusilamiento. Ocurrió un 27 de junio, apenas tres semanas antes del desenlace. El jefe militar del soviet, Filipp Goloshchokin, y Alexander Beloborodov, jefe del comité ejecutivo, realizaron una inspección sorpresa y encontraron a María Romanova en el desván con uno de los guardas, un apuesto joven llamado Iván Skorojodov, que había conseguido 'colar' en la casa una tarta y ofrecérsela para celebrar su 19 cumpleaños. Skorojodov fue retirado del servicio de vigilancia y a partir de ese día se introdujeron medidas más restrictivas en la casa. Llegó un nuevo comandante, Yakov Yuroshki, con la tarea de garantizar el orden entre esos muros. Días después, sería Yurovski el encargado de liderar el pelotón de fusilamiento.

Abandonados por sus iguales

El arresto de los zares los llevó de San Petersburgo a Tobolsk, y de ahí a Ekaterimburgo mientras fracasaban los intentos de evacuación. Todavía abundan las teorías sobre por qué Jorge V de Inglaterra no salvó a su primo, el zar ruso Nicolás II, y a su familia. La historiadora Catherine Merridale, autora de Lenin en el Tren, ha sugerido que el monarca británico intentó en secreto ofrecer a su primo un pasaje seguro al Reino Unido con la mediación del embajador británico en Rusia, George Buchanan. Pero el plan fracasó y tres meses después Jorge V retiró su invitación de asilo político "porque se dio cuenta de que, en la mayoría de aspectos, el zar estaba "manchado de sangre", según el biógrafo Theo Aronson. Jorge V, temeroso de su propia situación, abandonó a los Romanov a pesar de los fuertes lazos que les unían.

En en esa casa ya no llegaban noticias del exterior. Ni siquiera de su familia. Como si Rusia se hubiese olvidado de ellos. La guerra civil de rojos contra blancos se expandía por la región de Siberia y complicaba un eventual viaje de vuelta a Moscú para ser juzgados. En la capital, Lenin había dado muchas vueltas a qué hacer con el zar desde el mes de abril. A principios de julio se tomó la decisión de que, si llegaba el momento en el que Ekaterimburgo estuviese a punto de caer (en manos de los monárquicos y las tropas checas que se acercaban por el este) la familia Romanov debía ser liquidada sin que quedase ningún "estandarte viviente", lo que significaba matar también al hijo y a las hijas. Pero esto debería mantenerse en secreto para evitar una ola de indignación internacional.

Durante las últimas noches, mientras Alexandra daba vueltas en la cama intentando zafarse del insomnio, oyó a lo lejos fuego de artillería. Eran los enemigos de la revolución acercándose. Esos disparos no eran el preludio de un rescate, sino que estaban escribiendo la fecha de su sentencia de muerte.

Era la 1.30 de la mañana del 17 de julio cuando Yurovsky llamó a la puerta de las estancias de los Romanov. Abrió despeinado el doctor Botkin que recibió una media verdad: "Las tropas enemigas se acercan con artillería, por seguridad hay que bajar al sótano". Así empieza el capítulo final de 300 años de dinastía de los Romanov. En ese momento están en en marcha dos coreografías ensayadas y contradictorias que chocarán en una nube de tiros: la fuga y la ejecución. Por un lado, el zar y la zarina habían entrenado para un eventual rescate a sus hijas, que bostezando se pusieron sus prendas interiores blindadas por joyas ocultas para, en caso de que el momento hubiese llegado ya, no dejar atrás todas sus riquezas. El zar y el zarevich bajaron vestidos de uniforme, el mismo que debían reconocer como propio las tropas que, ya muy cerca, podían salvarlos: "Bueno, parece que por fin nos vamos de este sitio", dijo Nicolás II a un sirviente en el pasillo. Instintivamente, los Romanov y sus sirvientes bajan los 23 escalones -la misma cantidad de años que estuvo Nicolás II en el poder- por orden jerárquico. Ya en el sótano, son colocados como si les fuesen a tomar una foto.

Pero por otro lado, otra danza está en marcha. En la puerta de la casa está aparcando un camión con la orden de mantener el motor encendido haciendo todo el ruido posible para disimular los disparos. Varias latas de gasolina, dos de ácido sulfúrico y un cargamento de leña se habían colocado en el lugar al que se transportarían los cadáveres. La habitación contigua se va llenando de guardias. Uno lleva tres revólveres en el cinturón. Entre los elegidos hay chequistas, mecánicos, soldadores. Unos convencidos, otros fumando compulsivamente. Hay varias ausencias, porque algunos se han negado a disparar a las chicas.

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Yurovsky leyó la condena y, mientras la zarina y su hija se santiguaban, disparó al pecho del zar. La ejecución debía durar 30 segundos y se alargó 20 minutos

Hay que darse prisa. Estos días en Ekaterimburgo se hace de día a las cuatro y media de la mañana. Son noches demasiado cortas para dudar. Los hombres armados entran en la sala, para sorpresa de los once ajusticiables, que esperan acontecimientos. Yurovsky lee un papel: "En vista del hecho de que sus parientes en Europa siguen con su asalto a la Rusia Soviética (...) y en vista de que (...) puede escapar del tribunal popular, el Presidium del Soviet Regional, cumpliendo con el deseo de la revolución, ha decretado que el antiguo zar Nicolas Romanov, culpable de incontables crímenes sangrientos contra el pueblo, debe ser fusilado".

El zar, pálido, dice no entender lo que pasa y pide que se lo repitan. Yurovsky vuelve a leer el final del texto y, mientras la zarina y Olga terminan de santiguarse, dispara al pecho del zar. Otros le imitan, porque todos quieren cobrarse la misma pieza. Otro pistolero, Piotr Ermakov, comisario bolchevique, dispara su pistola Mauser contra la cabeza de la zarina, que recibe los impactos del resto. Las chicas se tiran al suelo, alguna ya herida por una bala que no era para ella. Cada vez hay más humo en la habitación y los ejecutores se atragantan con la pólvora que hay en el ambiente. Dos de las grandes duquesas seguían respirando 10 minutos después de que el comandante dijera que había revisado sus pulsos. Minutos después comprueban que las duquesas siguen vivas e intentan rematarlas a bayonetazos, topándose con su coraza de joyas. Son rematadas a tiros. Lo mismo ocurrió con el zarevich y una sirviente que se había desmayado herida durante el torpe fusilamiento.

La ejecución debía durar 30 segundos y se alargó hasta 20 minutos, caótica y cruel, un adelanto de las convulsiones que aguardaban al país. La casa quedó en silencio y el imperio también: nadie supo del paradero de los cuerpos hasta la caída de la URSS. Pero sí se entendió que el destino había dado la razón a lo dicho por Rasputín a los Romanov antes de ser asesinado: "Mi muerte será la vuestra".

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Dom 17 Dic, 2017 4:24 pm


EL FINAL DE LOS ROMANOV, LA FAMILIA DEL ZAR NICOLÁS II DE RUSIA, CONTADO EN 7 MINUTOS
El Zar Nicolás II de Rusia y su familia tuvieron un trágico final el 17 de julio de 1918. Tras la renuncia del zar, su esposa la Zarina Alexandra Fiodorovna Romanova y sus cuatro hijas, Olga, Tatiana, María y Alexandra, así como el Zarevich, pasaron en Siberia unos meses antes de perecer bajo las balas

Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Invitado » Sab 08 Abr, 2017 6:16 pm

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La intimidad de los Romanov desde los ojos de la última zarina

Espido Freire presenta Llamadme Alejandra, Premio Azorín, un relato que ahonda en la suerte y desgracia de la última zarina rusa.


Llamadme Alejandra arranca en julio de 1918, ocho meses después de que los bolcheviques tomasen el poder en Rusia. El zar Nicolás II, que abdicó en marzo del año anterior, es prisionero junto con su familia, su mujer y sus cinco hijos. Están desconcertados ante el destino que les espera, un desasosiego que se incrementa cuando, un día, les ordenan que recojan sus pertenencias a toda prisa porque van a ser trasladados.

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Será la propia Alejandra Feodorovna, la última zarina de Rusia, la que rememore su vida anterior ante sus hijas y, en un constante monólogo interior, trate de entender las circunstancias que les han llevado a la situación actual.

Nos han despertado en mitad de la noche a gritos porque nos espera un nuevo viaje. Nicolás se ha levantado, ha abierto la puerta y a través de ella, semicerrada (yo aún en camisón, el Nene asustado y confuso), ha hablado con el comisario Yurovski.

-¿Qué ocurre?

-Nada, no se preocupen, no se alteren. Obedezcan con la mayor presteza posible y todo saldrá bien.


La princesa Alix tomó el nombre de Alejandra al casarse con Nicolás. "Escogí escribir sobre su figura porque es una mujer sin más. Toma su interés cuando la miras, cuando la escuchas", indicó Freire, autora de La diosa del pubis azul (2005) o La Flor del Norte (2011). "Alejandra era una figura despreciada, las nobles consideraban que era vulgar y antipática, su suegra no podía verla. Vivía en una popularidad no deseada y también funciona como una bisagra: carecía de la grandeza de las zarinas. Ha llegado el momento de reivindicar a mujeres que tienen una vida distinta a las que nos han contado", añadió.

La novela avanza salpicada de personajes históricos que marcaron esa época como la reina Victoria, abuela de Alejandra ("Antes, en mi juventud, no era así. Aún contábamos con el respeto del pueblo, y sobre todo, con su miedo… Hay que recordarles con tacto, pero sin cesar, quién manda. Los hombres tienen las leyes, Alix. Las mujeres, sus vestidos"); o Elisabeth de Austria. "Es increíble los consejos que Sissi dio a la zarina", apuntó Freire.

Con apenas veintidós años, Alejandra se casó con Nicolás, el heredero del zar de Rusia. Antes debió convertirse a la religión ortodoxa, la oficial en Rusia. Con la subida al trono de Nicolás tras el fallecimiento del zar Alejandro III, comenzaron los ataques frontales contra lo que para muchos era "un débil carácter". "Necesitaba un poco de ginsen", bromeó Freire. "Era un buen hombre, equilibrado, pero también profundamente mediocre. Fue buen padre, buen esposo, pero no podía ser emperador. Él lo intentaba, pero Alejandra tenía una voluntad mayor".


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Nicolás y la princesa en 1894


La tragedia siempre ha rodeado los Romanov. Durante la ceremonia de coronación, murieron cientos de personas en una avalancha.

Los rumores de mala suerte continuaban y el pueblo comenzaba a culparme de ello a mí, a la zarina extranjera que bailaba mientras los rusos humildes morían. Nunca pude perdonárselo a los tíos, jamás.



Coronación del zar Nicolás II


Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por carmen cortafuego » Sab 26 Nov, 2016 12:32 am

que hermosa familia, sus palacios joyas , ropa, ellos todo.... etc etc etc

Re: Nicolas II el ultimo Zar de Rusia

Mensaje por Assia » Lun 10 Oct, 2016 6:15 am

Gracias Invitado por ese articulo. Desconozco a ese autor. No obstante, he leido 1 par de biografias de esta familia del Zar, como 1 par de biografia de Catalina la Grande.
Assia

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